Recomiendo:
0

"Love is in the Air…"

El Día de San Valentín en Bagdad

Fuentes: An Arab Woman Blues

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Bagdad, 14 de febrero de 2007.

Por todas partes se celebra hoy el día de los enamorados.

En todas las páginas de Internet, sin excepción, hay referencias a cajas de bombones virtuales, a rosas virtuales, a postales virtuales… Ahhh, El Amor está en el Aire. Dulzones, sensibleros, sentimentales, lacrimosos corazones representando deseos, aunque a costa del «Amor» se hacen beneficios por millones de dólares, American style, hoy 14 de febrero.

Lo siento, nunca me sentí muy inclinada hacia los romances baratos. No tengo ninguna postal de amor que mostrarles, ninguna canción de amor que cantar y no soporto las flores virtuales. Normalmente, prefiero las cosas reales. Y la única cosa real para mí hoy son mis sentimientos.

Por eso hoy los hago públicos: odio, detesto, desprecio, aborrezco absolutamente a los mullah (*) sectarios aupados hoy al poder en el Iraq «liberado».

Se podría pensar que en este día sobre el amor, debería tratar de sentir al menos un deseo de empatía hacia ellos… pero no… en absoluto. De hecho, muy al contrario. Pensé más intensamente aún, con dificultad, en todo el bochorno que me hacen sentir actualmente y todo lo que deseo hacer es volver atrás, cerrar mis ojos y hacerles desaparecer para siempre… No es tanto el hecho de que sean hombres «religiosos» lo que me hace sentir tan mal. No tengo nada contra la religión per se e incluso me considero «religiosa» a mi manera.

Lo que me molesta y les hace detestables a mis ojos es lo que representan.

¿Y qué es lo que representan? Representan la profunda misoginia que estaba latente en algunos segmentos de la sociedad iraquí y que ahora ha estallado catapultada no sólo por el sectarismo sino también por las más pervertidas interpretaciones de los textos sagrados. Es esa mezcla la que ha hecho que aumente la violencia más grotesca que Iraq ha presenciado en muchos siglos. Y en modo alguno estoy absolviendo a la ocupación estadounidense de ninguna de sus responsabilidades. Ya me he expresado con anterioridad sobre la ocupación y las intervenciones «extranjeras».

Pero hoy me quiero centrar en la «actual» estructura social iraquí (si es que algo así existe aún), sin entrar a considerar nada más.

Conozco muy bien la sociedad iraquí: el Antes y el Después. Actualmente, en algunos momentos, siento que lo conozco todo demasiado bien y que no hay nada positivo, como si el conocimiento me despojara de cualquier ilusión que pudiera secretamente albergar.

Y ya que hoy es el día de San Valentín y es el día de los «intercambios» entre los géneros, debo añadir que también conozco muy bien la psicología de los hombres iraquíes. Y quiero que este artículo de hoy esté dedicado a los hombres «iraquíes», al menos a algunos de ellos.

No a cualquier hombre iraquí. No a los hombres iraquíes que están luchando, no a los hombres iraquíes que están en las cárceles, no a los hombres iraquíes de la resistencia, no a los hombres iraquíes exiliados, sino a los hombres iraquíes que hoy gobiernan en Bagdad. A ellos y a sus seguidores, a cada uno de ellos. Y en aras a facilitar mi «declaración de amor», me centraré en los hombres sectarios a los que he llegado a conocer directa e indirectamente.

Esos fanáticos y los «hombres» que les representan comparten una uniformidad profunda. Su odio y temor a las mujeres. No importa que lleven turbante, vestimenta de clérigo o traje. Puedo reconocerlos normalmente a varias millas de distancia. Les haré unas cuantas sugerencias que quizás les puedan ser de utilidad.

No soy alguien que haga mucho hincapié en los detalles ni me gusta escribir sobre ellos pero, sin embargo, soy una aguda observadora de detalles.

Una no necesita ser una antropóloga especializada para percibir ciertos rasgos comunes en un grupo de gente y, en este caso, en nuestros hombres sectarios.

Y sí, el diablo se esconde en los detalles.

Tomemos por ejemplo a Sistani, Al Hakim, Muqtada Al Sadr, Hassan Nasrallah y Fadlallah. ¿Qué tienen en común además de sus turbantes? ¿Alguna vez les miraron las manos?

Bien, todos ellos llevan un anillo de plata con una piedra o en el dedo meñique o en el anular.

Pueden estar pensando, bien, ¿y qué? Controlen la curiosidad y tengan paciencia…

Ahora tomemos a Al-Yaafari, Al Maliki, J. Bolani, M. Al Rubaie, K. Shahpour, o cualquiera de los «iraquíes» sectarios en el poder, o cojan a los representantes libaneses de Hizbollah y, ¿qué tienen en común?

Por supuesto, el anillo proverbial, ¿y qué más? Todos ellos llevan la misma indumentaria. Una barba de tres días, sin corbata normalmente y una camisa abotonada hasta el cuello, entre otras cosas, y me olvidaba, el famoso «rosario» (Gracias a Dios, Hamas aún no ha adoptado la indumentaria oficial).

Cada vez que veo todo ese lote, no puedo sino fijarme en ese «aspecto» común en todos. Como si fuera algún tipo de uniforme.

¿Quién se viste de esa forma? Los funcionarios iraníes.

Obsérvenles la próxima vez que enciendan su televisión y observen el anillo. El anillo está hecho en Qom.

Vds. podrían protestar, bueno, ¿y qué? ¿Qué tiene que ver con los intercambios de género? Y les responderé: ¡todo! Por supuesto, a condición de que hagamos un análisis más profundo.

Es difícil explicarlo con palabras sencillas sin tener que acudir a un extenso análisis sociológico. Pero me abstendré de meterme en esos análisis y me concentraré tan sólo en mis sentimientos viscerales, ese «lugar» que las mujeres necesitan pararse a escuchar más a menudo.

Personalmente, creo que es ese el lugar desde el que «el Espíritu» nos habla.

Por eso voy a intentar poner en palabras esos sentimientos viscerales profundos e intentar darles forma y coherencia.

La ocupación de Iraq sacó a la superficie a todos esos que me gusta denominar como renegados retrógrados. Los reaccionarios, los fascistas «religiosos».

Un comentarista les llamó el lumpemproletariat, quizá una descripción aguda pero, en este contexto, dejaré fuera esas etiquetas. Me gustaría concentrarme aquí en las dinámicas masculina/femenina, lejos de los análisis de clase, a pesar de las objeciones teóricas que puedan Vds. tener.

Ese grupo de hombres, desde los ministros a los mullahs, hasta los hombres de clase media que se convirtieron en sectarios, hasta los menos privilegiados, tienen un hilo conductor que les une. Actualmente no es un hilo, es una cuerda: su odio profundo hacia las mujeres. Y explicaré por qué.

Al igual que arriba está sobre abajo, el microcosmos refleja el macrocosmos.

Intenten imaginar a los hombres en el poder hoy en Iraq como un microcosmos y a sus seguidores como un macrocosmos. Uno es espejo del otro. Y a su vez ellos son un espejo para los grandes poderes, su auténtica Madre, la concubina Irán, la única mujer a la que han prometido lealtad bajo la apariencia del chiísmo político.

Tampoco utilizaré aquí la palabra Islam, porque creo que el verdadero Islam está lejos de esos clérigos y del fascismo reaccionario.

En el Iraq anterior a la ocupación estadounidense, las mujeres iraquíes figuraban entre las más libres del mundo árabe. Tenían acceso a la educación, al empleo y se gobernaban por leyes civiles que se oponían a las leyes religiosas. Por ejemplo, las universidades tenían un 50% de estudiantes femeninas, el 38% de los doctores iraquíes eran mujeres, el 70% de las mujeres trabajadoras estaban empleadas por el gobierno en actividades públicas civiles.

La constitución de 1970 afirmaba que todos eran iguales frente a la ley sin importar el género. La ley laboral de 1971 estipulaba que hombres y mujeres debían recibir igual salario, ambos tenían derecho a presentarse como candidatos en las elecciones, podían adquirir negocios y tenían igualdad de oportunidades en todas las esferas de la vida. En 1993, ¡durante los años de las sanciones! UNICEF informó: «Las mujeres del mundo árabe raramente disfrutan de tanto poder y apoyo como las de Iraq…»

De hecho, cualquiera que conozca la historia contemporánea iraquí, afirmará que las mujeres ya eran activas en 1920, se comprometieron en la lucha contra la ocupación británica, se implicaron en la revolución de 1958, participaban plenamente en la vida política de su país… hasta…

Hasta que los estadounidenses aterrizaron trayendo a sus retrógrados renegados con ellos y colocándoles en el poder con las bendiciones aparentes de los iraquíes. ¿Recuerdan aquellas famosas elecciones?

Se cambiaron las leyes civiles y de familia, a las mujeres les arrancaron los muchos derechos que tenían durante la «dictadura», como a Vds. les gusta tanto denominarla, fueron borradas de la vida pública y de las calles…

La ocupación con sus inseguridades, su brutalidad y su pauperización de las mujeres recibió más impulso aún porque arribaron al poder una pandilla de reaccionarios, de matones retrógrados proporcionados por cortesía de Irán.

Al igual que Vds. tienen sus neo-nazis, nosotros tenemos nuestros neo-fascistas (por no mencionar a nuestros ladrones) «graduados» de Qom, Teheran, Nayaf y Kerbala…

Sus neo-nazis se estrechan las manos con nuestros neo-fascistas y nosotras, mujeres, pagamos el precio y continuamos siendo eso, el precio de su romance amoroso.

(A propósito, la concubina (Irán) y el Sultán (EEUU) están juntos de nuevo, sólo tienen que seguir con más cuidado las noticias, pero yo no tengo deseo alguno de conectarlas esta noche).

Ni siquiera puedo empezar a contarles lo duro que es para mí esta cuestión de las mujeres. Cuán indignada y triste me hace sentir al mismo tiempo y de cuánta rabia me desborda, no puedo siquiera empezar a describir…

Esa es una de las razones por las que no he escrito hasta ahora como lo estoy haciendo en estos momentos y siento que debo elegir cuidadosamente mis palabras si no quiero, y me sería tan fácil, volver a encender los fuegos del infierno con mi lengua. Por eso estoy tratando de contenerme y dejar que se deslice gota a gota, con suavidad.

Como decía antes, además de la ocupación, las mujeres iraquíes han tenido que sufrir lo peor del fascismo religioso político al estilo iraní. (Sigan revisando las sugerencias que les hice arriba…) No sólo los hombres en el poder tenían su propia indumentaria sino que nosotras, mujeres, teníamos que llevar lo mismo también.

Una «safira» significa que una mujer que no va tapada es rechazada hasta el punto de ser expulsada de su trabajo. Tengo muchos, muchos ejemplos en mente.

Y no tan lentamente, incluso las mujeres que iban cubiertas fueron relegadas al reino doméstico; el ambiente de la esfera pública, del lugar de trabajo, fue haciéndose intolerable para quienes ellos consideraban el sexo «más débil», hasta dejarnos reducidas al silencio…

Pero como he afirmado antes, no van a silenciarme. Ni ellos ni sus seguidores aquí o en el extranjero. Seguiré denunciándoles hoy, mañana y más allá de mi tumba hasta el día del juicio.

Además de la tortura, violaciones y masacres soportadas por las mujeres iraquíes por parte de las fuerzas de la ocupación, llegó la violación, la tortura y la carnicería de nuestros «nuevos hombres» en el poder y sus chicos.

Además de las Fátimas y las Zeynabs de Abu Ghraib que golpearon sus cabezas hasta matarse o se suicidaron, además de las Abirs, llegó la violación y tortura por parte de mujeres iraquíes que incumplían y/o que pertenecían a la secta equivocada.

Aquellas que no accedieron fueron acosadas y acosadas y acosadas más aún, hasta que huyeron del país:

Fawzia, es una bailarina que se convertido en manicura en un salón de peluquería en Ammán. Salma, una doctora en ingeniera química, pasa sus días pelando patatas (lo único que se ha podido permitir) en un diminuto apartamento lleno de humedad en El Cairo. Lutfiyah, una profesora de Historia del Arte está ahora trabajando como supervisora en una guardería en Ammán. Sumaya, una artista brillante pasa sus días dando clase a los niños bien del Golfo para que aprendan a hacer dibujos para ocasiones especiales como San Valentín. Najwa, un doctora con dos especialidades de post-graduado de Inglaterra, está ahora trabajando como asistenta en alguna clínica remota de Dios sabe qué pueblo en Siria… y los ejemplos abundan.

Las más jóvenes que dejaron el instituto son cooptadas en otras capitales árabes como «chicas de vida alegre».

Las mayores, viudas e indigentes, como las Umm Husseins y las Umm Ibrahims intentan salir adelante vendiendo bolsas de basura y cigarrillos, durmiendo en las sucias aceras de Ammán, El Cairo y Damasco, comiendo las sobras y el pan duro que les dan los transeúntes…

A propósito, estos ejemplos se refieren tanto a mujeres sunníes, chiíes o cristianas.

Por otra parte, las «educadas» mujeres kurdas apenas tienen preocupaciones. Están siendo enviadas afuera con rapidez por Al-Zibari, el ministro kurdo de asuntos exteriores, para cubrir los puestos de las embajadas iraquíes en el exterior aunque ni siquiera puedan hablar árabe ni inglés. Pero estamos más que seguros que representan a Iraq. ¡Qué bien saber eso! Ya podemos dormir en paz.

Aquéllas que se quedaron atrás y no pudieron escapar recibieron el real trato de los mullah.

No sólo necesitan taparse y convertirse de nuevo en seres invisibles, moviéndose sin ser percibidas, de incógnito, para no molestar a esos que odian a las mujeres, sino que también son objeto de persecución deliberada.

Tienen que abandonar sus puestos de trabajo, dejar de acudir a escuelas o universidades y aquellas que necesitan trabajar son acosadas a diario.

Si pertenecen a la secta o religión equivocada, sunní o cristiana, sus vidas son un infierno total.

Una mujer cristiana, Batul, una ex diseñadora gráfica, abrió un salón de peluquería sólo para mujeres, utilizando todos sus ahorros porque no pudo aguantar más la atmósfera en el trabajo. Pero un día llegaron los matones de la milicia Sadr a cerrárselo y a amenazar con quemarla a ella y a su establecimiento. ¿Por qué? Por que tenía fotos de mujeres con la cabeza descubierta en el antepecho de las ventanas.

Sherin, licenciada en económicas, es acosada día tras día en su puesto de trabajo y hasta la han llegado a acusar de robo, aunque ha estado trabajando en ese mismo puesto durante los últimos diez años. ¿Por qué? Porque es sunní. Sherin dejará su trabajo a fines de mes. Madiha fue obligado a dejar el hospital donde trabajaba aunque era una cirujana muy cualificada. ¿Por qué? Era sunní y el hospital y el ministerio de sanidad fueron asumidos por los de Sadr. Además, rechazó taparse.

Ya que pertenecen a la secta equivocada, estas mujeres se han convertido en kosher, tanto a los ojos del ocupante como a los ojos de los fascistas que deambulan por las calles de Bagdad. (No quiero ni pensar cómo será la situación en Basora, otro baluarte fascista) Si no son acosadas, son raptadas, secuestradas, violadas, mutiladas en sus genitales, asesinadas y arrojadas a las calles.

Las que pudieron escapar de la muerte, se suicidaron o desaparecieron para que no se las viera nunca más.

¿Por qué precisamente se han convertido en blanco las mujeres educadas trabajadoras? Porque sucede que son educadas, que tienen conocimientos, que son inteligentes, activas, creativas, expresivas… Y esos mullah y sus seguidores no pueden soportar nada de eso. Estas mujeres son su antítesis. Esas mujeres representan todo lo que ellos odian en el sexo femenino.

No pueden aniquilarlas para que sean meros «útero», meras maquinas reproductoras, ni encajan en la imagen de hembras reducidas a las que pueden fácilmente hacer callar…

Estas mujeres representan un igual, si no más, y nuestros sádicos sexuales, violentos y brutales no pueden soportar nada que no sea su propia mediocridad, tanto espiritual como intelectual.

Estas mujeres representan un desafío auténtico para ellos, tienen una individualidad y por tanto hay que silenciarlas con el exilio o la muerte.

¡Qué ironía! En la «nueva democracia», ya no se tolera a la mujer «individual». Pero, y ese es el lado oscuro, oscuro de la ecuación, esas mujeres que no han trabajado nunca y que están en una situación desesperada son tomadas en contratos temporales de matrimonio a cambio de unos cuantos dólares, otra forma de prostitución «permitida» por estos hombres «valientes», para poder ser los únicos «jugadores» incontestados en las esferas pública y privada.

Algunos de Vds. pueden argüir que el fascismo religioso político no tiene nada que ver con eso. Vds. pueden exclamar: «Pero, mira Irán, las mujeres trabajan allí y no son acosadas. Les responderé que es verdad (y quizá no tanto, pero Irán no me preocupa).

Pero, ¿desde cuando los colonizadores y los potenciales combatientes imperiales quieren que sus súbditos destaquen en nada? Sólo desean que sigamos dependiendo, dependiendo totalmente de su voluntad.

Destroza la estructura social y elige como blanco a las mujeres y habrás conseguido tu propósito.

Si hasta ahora todavía no se han dado cuento de todo esto, entonces es que no han comprendido nada sobre colonialismo occidental u oriental.

Por eso las mujeres iraquíes se han escondido en el silencio, en la oscuridad, en las sombras cegadoras; hemos luchado tan duro durante siglos para quitarnos los grilletes… Todo ello envuelto en un silencio ensordecedor.

¿Dónde están las Laylas Ahmad, las Nawal Al Saadawi, las Aminas Wadud, las Fátimas Mernissi, las Kates Mollet, las Glorias Steinem, las Bettys Friedman, las Germaines Creer de este mundo?

Ni una voz, ni un artículo, nada. Nada por parte de ninguna de todas esas «famosas» feministas árabes y occidentales.

Si por casualidad se encuentran con ellas, díganles que no queda «Mística Femenina» en Iraq, que no hay feminidad en Iraq, que no hay feministas en Iraq, que ya no hay nada que remotamente recuerde a una «mujer» viva en Iraq.

Díganles que nos hemos convertido en sombras de la oscuridad cuando solíamos volar libres bajo la luz del sol.

Díganles que hemos perdido nuestra voz y nuestra alegría.

Díganles que hemos perdido nuestra creatividad y nuestro empuje interior.

Díganles que nos han amordazado degollándonos, lanzándonos al exilio, violándonos, torturándonos y masacrándonos.

Díganles que ni Agape ni Eros están con nosotras esta noche. Que no contamos más que con Thanatos como compañero seguro.

Díganles que en este día de San Valentín, no hay lugar para el amor en Iraq.

Los amantes han sido silenciados, el poeta ha muerto y la música ha callado.

P.S.: He dicho que no había visto un solo artículo de mujeres últimamente pero he olvidado mencionar que encontré un hermoso artículo de un hombre árabe, iraquí, en honor de las mujeres iraquíes. Quizá él es un buen hombre… quizá, solo quizá, nuestra salvación vendrá de manos de los auténticos hombres iraquíes que resisten tanto a los fascistas como a los nazis.

P.S.S.: Sigan observando esos anillos y las barbas de tres días. ¡Muchos «escondidos» pretenden que lo son cuando no lo son!

N. de T.:

(*) mullah: clérigo islámico.

Texto original en inglés:

http://arabwomanblues.blogspot.com/2007/02/love-is-in-air.html

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión