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El ejército estadounidense amplía su ofensiva a la ciudad norteña de Mosul

Fuentes: WSWS

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

Desde el 1 de enero las fuerzas estadounidenses y del gobierno iraquí han estado llevando a cabo una importante ofensiva, llamada Fénix fantasma, contra grupos de resistencia de base árabe sunní en el norte de Iraq. Las operaciones ya se han llevado a cabo en la provincia de Diyalah y en el distrito Arab Jabour al sur de Bagdad. Se han caracterizado por los bombardeos aéreos más intensos de la guerra y redadas masivas de cualquier persona que fuera acusada de ser miembro o simpatizante de la organización fundamentalista sunní que se autodenomina al Qaeda en Iraq.

Las autoridades estadounidenses han aprovechado las actividades de este grupo para calificar de terrorismo toda resistencia de base sunní a la ocupación extranjera. El pasado 20 de enero el contraalmirante Gregory Smith declaró a los medios de comunicación que la última ofensiva había provocado la muerte a 121 «terroristas» y la detención de 1.023.

Las muertes y la represión se están extendiendo ahora a Mosul, una antigua metrópolis en las riberas del Tigris y la segunda ciudad más grande de Iraq después de Baghdad. Mosul es la capital de la provincia de Ninevah, que limita con Siria al oeste, con la región autónoma kurda al norte y este, y con las provincias predominantemente árabes sunníes de Anbar y Salah Ad Din al sur. Se calcula que tiene una población de 1.700.000 habitantes. La mayoría de la población es árabe sunní, pero conviven con comunidades kurdas, turcomanas y de cristianos asirios.

Desde la invasión de 2003 la ocupación estadounidense se ha enfrentado con una continua resistencia en [la provincia de] Ninevah. Durante 2007 varios grupos y tribus de resistencia árabe sunní de la provincia de Anbar y de Bagdad llegaron a acuerdos con el ejército estadounidense y dejaron de atacar a las fuerzas estadounidenses y del gobierno iraquí, pero esto no ha ocurrido en Mosul. Los distritos predominantemente sunníes de la ciudad siguen siendo plazas fuertes de la guerrilla.

El ejército estadounidense afirma que la mayoría de los combatientes de Mosul han huido de las zonas en las que ha aumentado el número de soldados estadounidenses a consecuencia de la «oleada» de tropas enviada por la administración Bush, o de las zonas en las que se han establecido «grupos de ciudadanos» sunníes y han empezado a colaborar con la ocupación.

Se espera que unos 5.000 soldados estadounidenses y hasta 18.000 soldados del ejército del gobierno iraquí participen en la campaña para tomar Mosul. Se han destinado a la zona más de 2.000 soldados predominantemente kurdos de la Tercera División Iraquí, que luchó junto con las tropas estadounidenses en Bagdad. El primer ministro iraquí Nouri al-Maliki declaró la semana pasada: «Nuestras fuerzas se están desplazando hoy hacia Mosul. Lo que hemos planificado en Nineveh será lo último. Será una batalla decisiva».

Se prevén difíciles combates urbanos contra la resistencia. Un comandante estadounidense en la zona, el teniente coronel Michael Simmering del Tercer Regimento Armado de Caballería, declaró esta semana a los periodistas: «El problema con la resistencia de Mosul es que tiene muchas facetas diferentes. Esta va a ser una ofensiva larga y prolongada por parte de las fuerzas de la coalición y, lo que es más importante, por parte de las fuerzas de seguridad iraquí, para restablecer la seguridad. Si ustedes están esperando un gran acontecimiento culminante, nunca lo verán. Yo lo llamo ‘la campaña por Mosul'».

Los pasos iniciales de la campaña estadounidenses dentro de la cuidad empezaron en los barrios residenciales del sur hace una semana. El 23 de enero explotó un alijo de armas de la resistencia escondido en un edificio abandonado de un barrio residencial cuando se aproximaban las tropas del gobierno. La enorme explosión, que dejó un crater de 10 metros de profundidad, destrozó los edificios circundantes, mató al menos a 60 personas e hirió a más de 280. Las autoridades iraquíes lo calificaron rápidamente de atrocidad terrorista, pero las causas de la explosión no están claras. Al parecer los habitantes de la zona culpan a las fuerzas de seguridad del gobierno. El jefe de policía de la provincia de Ninevah, Salah Mohammed al-Jubouri, fue apedreado por una destrozada multitud cuando vistió el lugar al día siguiente y fue asesinado por un suicida cuando intentaba huir hacia su vehículo.

El pasado lunes [28 de enero] cinco soldados estadounidenses murieron a consecuencia de una bomba en la carretera y el resto de su unidad entabló un combate cuando trataba de conquistar una mezquita controlada por la resistencia en el sudeste de Mosul. Las guerrillas se retiraron antes de ser atacadas por los bombardeos aéreos estadounidenses y por un ataque por tierra a la mezquita por parte de soldados del gobierno. Las víctimas hicieron que el número de bajas estadounidenses en el mes de enero ascendiera a 36 y que la cifra total de muertes estadounidenses desde que empezó la invasión sea de 3.940. Este mes también han muerto decenas de soldados y policías [iraquíes]. Una patrulla de policía sufrió una emboscada el lunes pasado, que dejó dos muertos.

En los próximos días y semanas, las tropas estadounidenses y del gobierno iraquí tendrán que avanzar hacia zonas en las que la resistencia ha tenido años para hacerse fuerte, dejar trampas bomba y ocultar posiciones para disparar. Es probable que se produzca un incremento repentino de las bajas estadounidenses, especialmente cuando las guerrillas iraquíes se vean obligadas a oponer resistencia. Sin embargo, en la provincia de Diyala la principal táctica de la resistencia ha sido evitar choques frontales con el mucho mejor equipado y armado ejército estadounidense. En vez de ello, han tratado de pasar desapercibidos entre la población civil y confiar en la simpatía popular para vivir y luchar un día más.

El resultado para el ejército estadounidense es una guerra frustrante, que les destroza los nervios e interminable. Según el general estadounidense Mark Hertling sólo en este mes en Diyala sus soldados han tenido que desactivar 386 bombas colocadas a la orilla de las carreteras, 28 coches bomba y 38 «casas» bomba. Han muerto quince soldados, incluyendo seis que murieron al entrar en un edificio en el que había una bomba trampa.

En la zona de Arab Jabour al sur de Bagdad – una zona con pueblos pequeños, canales de regadíos y huertos – las fuerzas aéreas estadounidenses están bombardeando continuamente para tratar de limpiar las bombas y minas a la orilla de las carreteras. El 20 de enero se bombardearon treinta objetivos con 20.000 libras de bombas altamente explosivas, después de que los días 10 y 16 de enero se bombardearan 99 objetivos con más de 99.000 libras de bombas.

Las tácticas estadounidense se basan cada vez más en intensos ataques aéreos combinados con la detención indiscriminada de sospechosos de pertenecer a la resistencia. Según las cifras proporcionadas por el contraalmirante Smith en la reunión informativa para la prensa celebrada en el Pentágono este mes, durante 2007 el ejército estadounidense detuvo a 8.800 supuestos «terroristas de al Qaeda en Iraq» y mató a 2.400. Estas cifras no incluyen a los miles de supuestos combatientes nacionalistas sunníes o miembros chiíes de las milicias contra la ocupación que fueron detenidos o que murieron. Hay al menos 35.000 presos detenidos en campos dirigidos por los estadounidenses dentro de Iraq y otros tantos en instalaciones dirigidas por el gobierno iraquí.

Enlace con el original: www.wsws.org/articles/2008/jan2008/mosu-j30.shtml