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Conferencia internacional sobre el derecho a la educación en países en crisis

«El futuro de Iraq está en peligro. Evitémoslo»

Fuentes: IraqSolidaridad

«Una propuesta de la CEOSI incluida entre las recomendaciones finales de la conferencia, las cuales se elevarán al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas» La CEOSI fue invitada por la UNESCO a participar en la conferencia que tuvo lugar en París del 30 de octubre al 1 de noviembre. El resultado de la Conferencia ha […]

«Una propuesta de la CEOSI incluida entre las recomendaciones finales de la conferencia, las cuales se elevarán al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas»

La CEOSI fue invitada por la UNESCO a participar en la conferencia que tuvo lugar en París del 30 de octubre al 1 de noviembre.

El resultado de la Conferencia ha sido positivo en cuanto que ha servido para reconstruir la red de contactos iraquíes, pero decepcionante, como era de prever, desde el punto de vista político, siendo lo más reseñable el hecho de que entre las recomendaciones finales de esta conferencia, que se elevarán al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, está la propuesta de la CEOSI de instar una investigación internacional independiente sobre el asesinato de profesores y estudiantes.

La Conferencia

La conferencia de la UNESCO se ha desarrollado con dos discursos en paralelo.

Por una parte, la Conferencia oficial estuvo vacía de contenido político y sin intención de establecer los mecanismos para detener la destrucción del sistema educativo iraquí en general y el asesinato de académicos en particular. La tónica general fue la de pasar página y aceptar como hecho consumado la fuga de la mayor parte del estamento de la educación superior.

Por otra parte y paralelamente se produjo un discurso no oficial de denuncia y exigencia de responsabilidades, discurso defendido por la CEOSI, profesores iraquíes y otras organizaciones presentes.

La Conferencia estuvo controlada por los organizadores: el aparato de la UNESCO apuntalado, complementado y hasta controlado por la asociación ICSIA (International Committee for the Solidarity with Iraqi Academics), un grupo de iraquíes exiliados con un discurso «práctico» y bienintencionado hacia el gobierno colaboracionista y las tropas de ocupación. Kais Yewad, su presidente, realizó dos intervenciones públicas relativamente críticas y dignas de mención. Sin embargo, el ala más joven de dicha asociación, encarnada por el profesor Hasni Abidi, director del Centro de Estudios Árabes y Mediterráneos de la Universidad de Ginebra, está claramente posicionada del lado colaboracionista con un discurso posibilista y «pragmático». Dicha asociación sirve a los intereses del poder, tanto del iraquí ligado a la ocupación como del de la comunidad internacional, la cual pretende dar la impresión de que se preocupa por los sucesos acaecidos pero es patente que no quiere profundizar ni en los hechos, ni en las razones, ni en las responsables de quienes los han perpetrado. Durante el transcurso de toda la conferencia, ICSIA pretendió silenciar a los participantes más críticos (entre ellos la CEOSI).

Es importante destacar que la Conferencia ha sido financiada por Sheija Mozah Bint Náser al- Missned, primera dama de Qatar, quien en 2003 creó -con una donación de 15 millones de dólares- el Fondo para la Educación Superior en Iraq. El hecho de que esta Conferencia se haya celebrado tras varios meses de viajes precipitados de mandatarios árabes a Bagdad implica la aceptación definitiva del gobierno colaboracionista iraquí dentro de la comunidad de gobiernos árabes, los cuales se habían mostrado evasivos ante las peticiones iraquíes de apertura de sus embajadas en Bagdad.

Las razones para esta febril actividad diplomática son diversos: desde la necesidad de petróleo barato, como es el caso de Jordania, hasta la idea de que estableciendo embajadas árabes en Iraq los países árabes refuerzan su arabidad ante la fuerte influencia iraní y kurda sobre el gobierno iraquí. El resultado, en cualquier caso, es la legitimación del gobierno colaboracionista en el exterior, a pesar de que esta actuación no cala ni en el interior de Iraq ni el pueblo árabe, que considera a sus gobiernos dictatoriales marionetas plegadas a las presiones de Washington, en esta cuestión como en tantas otras.

Pese a estos hechos, ha habido aspectos muy positivos, como el hecho de que asistieran un gran número de profesores iraquíes, tanto del interior como en el exilio, quienes han sido muy críticos y contundentes con el planteamiento oficial de la conferencia.

El discurso oficial (ministros colaboracionistas iraquíes, responsables de la UNESCO ―incluido Koïchiro Matsuura, su director general―, responsables de otras organizaciones internacionales, tales como el Banco Mundial, y representantes de asociaciones afines) ha sido un coro de palabras vacías y recomendaciones ambiguas, que han pretendido dar una visión aséptica y positiva de la terrible situación pretendiendo que las cosas «mejoran». Al mismo tiempo, aprovecharon para solicitar recursos internacionales y la inversión del sector privado. Algunos profesores iraquíes protestaron ante la exposición innocua de los ministros iraquíes y esta actitud pedigüeña y servil con el sector privado, en lugar de exigir responsabilidades a la ocupación y al gobierno títere iraquí por lo que está sucediendo y defender un sistema educativo público e independiente que otorgue igualdad de posibilidades a todos los iraquíes.

La capacidad de los actuales responsables iraquíes para no responder a ninguna de estas críticas, es notoria y digna de reseñar. Desde la mesa de las sesiones plenarias no planteó ni una sola vez la responsabilidad de los ocupantes, a excepción del profesor Saad Yabbar, vicedirector del Center for North African Studies [Centro de Estudios para África del Norte] de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), quien exigió compensaciones a la ocupación por su negligencia y por faltar a sus obligaciones de proteger a los civiles, profesores y alumnado incluido, según establece la legislación internacional.

El tono general de la Conferencia fue el de plantear cuestiones muy básicas y generales tales como la necesidad de apoyar el derecho a la educación, ampliar el acceso a la educación, reformar el currículum existente (pero sin criticar los cambios sectarios introducidos por el actual gobierno), mejorar la planificación del sistema educativo y de las instituciones educativas, aumentar el número de profesores y mejorar su formación. Se pidió asimismo incrementar la seguridad para los ciudadanos en general, en especial para los alumnos y profesores (de nuevo sin apuntar a los culpables).

También se trataron las dificultades que tienen los refugiados en países vecinos para que sus hijos tengan acceso a la educación. La CEOSI exigió que se emprenda una investigación internacional independiente sobre el asesinato de profesores, propuesta que según se recogió en la sesión de clausura será elevada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Muchos de los participantes, tanto individuos como organizaciones, especialmente iraquíes que mostraron defienden con lucidez un proyecto de Estado independiente, fuerte y soberano, frente a un grupo de ministros y bufones grises y sin discurso, han mostrado su respeto y afecto al trabajo y compromiso de la CEOSI durante estos años en general y por la labor realizada en concreto en el campo del asesinato de los profesores, y ello tanto quienes nos conocen desde hace tiempo, como aquellos que no nos conocían personalmente.

Igualmente es destacable el hecho de que varias organizaciones internacionales reconozcan la labor de la CEOSI y estén utilizando nuestra lista de profesores asesinados como referencia en sus conferencias y documentos.

Recomendaciones finales de la Conferencia

 

Entre las recomendaciones finales de esta Conferencia, que se elevarán al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, está la propuesta de la CEOSI que exigió que se lleve a cabo una investigación internacional independiente sobre el asesinato de profesores y estudiantes, propuesta que, tal y como se recogió en la sesión de clausura, será elevada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Esto nos permite urgir al Alto Comisionado para la Educación de la Oficina de Derechos Humanos de NNUU en Ginebra a que visite Iraq y realice un informe sobre el terreno, y reforzar nuestra idea de hacer una investigación propia.

http://www.iraqsolidaridad.org/2008/docs/18_12_conferencia.html