Escribo este artículo, bastante preocupado al ver una serie de señales que perturban a muchos camaradas de las comunidades de software libre venezolanas. A uno, como persona que apoya a este proceso de cambios, que cree en lo imprescindible del mismo para el sostenimiento de nuestro país e incluso para definir el futuro de la […]
Escribo este artículo, bastante preocupado al ver una serie de señales que perturban a muchos camaradas de las comunidades de software libre venezolanas. A uno, como persona que apoya a este proceso de cambios, que cree en lo imprescindible del mismo para el sostenimiento de nuestro país e incluso para definir el futuro de la Humanidad, se le hace difícil convencer, a medida que pasan los días, a miembros de nuestras comunidades tecnológicas para que le den apoyo.
No se trata sólo de cosas incoherentes con nuestra propia posición política, como la compra de 205 mil licencias de Windows para su venta por parte de Cantv, que aún no ha sido explicada por las autoridades. O que el plan de gobierno 2013-2019 que se ha divulgado no mencione el uso de las tecnologías libres para el logro de los objetivos estratégicos, algo fundamental si queremos lograr una verdadera independencia en materia científica y tecnológica.
Pero el asunto va más allá. Va al hecho de que las tecnologías libres están casi completamente invisibilizadas en nuestros medios públicos, mientras que las controversiales empresas transnacionales de redes sociales reciben una desproporcionada, monstruosa e innecesaria publicidad desde ellos.
De allí que muchos camaradas se preguntan: ¿El gobierno bolivariano rompió con las comunidades de Software Libre?
Lo notas cuando prendes el televisor y sintonizas VTV y Telesur, que son los dos caballitos de batalla del Sistema Nacional de Medios Públicos. Además de información, imparten los lineamientos y la ideología al pueblo que cree en la revolución bolivariana.
Desde hace un tiempo, se ha observado en numerosos programas de estas televisoras la excesiva e innecesaria promoción a empresas estadounidenses de redes sociales e Internet, como Twitter, Facebook, Youtube (propiedad de la transnacional Google), Microsoft y muchas otras. Lo que comenzó como una forma de interacción con los usuarios de la televisora, pronto pasó a convertirse en una competencia entre programas para ver cuál imponía trend topics más rápidamente. El logo de Twitter aparece de forma destacadísima en cintillos ubicados casi permanente en programas de una o dos horas, así como en monitores en los escenarios y en los iPads de los presentadores.
En un monitor de varios metros de ancho, las y los conductores caminan mientras se proyecta la pantalla de un computador bajo Windows XP (ayer era una Apple y la semana pasada era Windows 7). Se muestran videos grabados por los mismos periodistas, pero que escogieron mostrar desde dentro de la página web de Youtube, haciéndole una innecesaria promoción. Y, peor aún, muestran los banners de publicidad que la propia empresa Google suele colocar a la derecha del video. Algún día podremos ver en VTV un banner que diga «Enlargue your penis«. Sólo trato de imaginarme a la mesa de creativos de VTV que plantearon esa idea, jurando que «así atraeremos a la juventud»…
Termina un programa y llega otro, a imponer un nuevo «hash tag», y se aplauden a sí mismos cuando lo colocan como «tendencia global», como si hubiera gente en Mozambique hablando del asunto. No se entiende contra quien compiten; ¿contra Globovisión? ¿Contra CNN? Esas televisoras usan estrategias totalmente distintas. ¿Contra el programa que les precedió en VTV? Quiero creer que no.
¿Por qué se aplauden a sí mismos? ¿Cuál es el logro? En Venezuela hay unos 6 millones de usuarios de Twitter, pero 25 millones de personas o más tienen acceso a un televisor. ¿Tiene algo de impresionante el que usemos una televisora nacional de alto rating y 47 años al aire, para decirle a la gente que se meta en Twitter e impongan una etiqueta? ¿Necesita la revolución bolivariana ser sometida al «medidor de popularidad» de los trend topics de la empresa Twitter, que usa algoritmos que no conocemos, no tiene por qué darnos explicaciones y no tiene transparencia alguna?
Para colmo, las promociones o anuncios que nos invitan a ver estos programas, están llenos de logotipos de Twitter y Facebook que vuelan de un lado para el otro, y el canal las repite cada 20 minutos.
No creo que esté mal usar a Twitter para hacer cosas que la televisión tradicional no puede hacer (por ejemplo, recibir mensajes enviados por las y los televidentes). Al igual que un narrador puedo tener un celular para hacer y recibir llamadas. Pero eso no significa que ese narrador va a estar promocionando a la operadora de su celular, o que va a poner un cintillo de Digitel en su programa de TV.
Nosotros como revolucionarios sí debemos usar las redes sociales para llegar a la gente, transmitirles nuestros argumentos, informarles de nuestros logros y convencer a la mayoría de apoyar esta revolución. Eso está muy bien. Pero, al no saber cómo dirigir las cosas, estamos haciendo las cosas al revés. En vez de usar a Twitter para impulsar a la revolución, terminamos usando a la revolución para impulsar a las empresas estadounidenses de redes sociales. Hacemos que nuestros usuarios las vean como algo deseable, algo maravilloso, algo imprescindible, algo que todos deben tener. Y el que no la tenga es un viejo aburrido y amargado, pasado de moda. No eres cool, no estás en nada… #MeIriaDemasiado
El posicionamiento a las marcas comerciales de las empresas estadounidenses antes citadas rompe con nuestra posición como anticapitalistas, como personas que creemos en un sistema distinto por una infinidad de razones. La reacción que tendremos de los partidarios de las tecnologías libres y socialistas, es la misma reacción que tendremos de los nutricionistas si en nuestras escuelas públicas comenzamos a abrir McDonald’s; o la de nuestros campesinos si el Ministerio de Agricultura y Tierras comienza a hacer convenios con Cargill o Monsanto; o la de nuestros cultores si permitimos que Sony y Pepsi Music decidan qué música sonará en Radio Nacional de Venezuela; o la de los colectivos feministas si empezamos a colocar muchachas buenotas a bailar en poca ropa durante el noticiero, para aumentar su rating.
El que empresas transnacionales estadounidenses sean promocionadas tan fuertemente en las pantallas de nuestros medios públicos, mientras que Canaima GNU/Linux y otras tecnologías libres que se desarrollan en nuestro país son prácticamente desconocidas, es algo que nos debe hacer reflexionar muchísimo.
Con frecuencia, los partidarios de las tecnologías libres relatan cómo los gobiernos de Estados Unidos e Israel usaron virus y troyanos para infiltrar equipos en Irán, robarles información estratégica y sabotear sus plantas nucleares, retrasando su programa atómico y poniendo la vida de millones en riesgo. Citan a The New York Times, probando que el propio Barack Obama fue quien autorizó el uso de estas «cyberarmas». Citan a la revista Wired, que cuenta cómo la National Security Agency construye en Utah el mayor centro de espionaje y vigilancia de Internet del mundo: sí, la misma Internet que usamos día a día a través de Google, Gmail, Youtube, Facebook y Twitter. Las mismas empresas que promocionamos a través de los medios públicos. Pero raras veces llamamos a tener cuidado con los datos personales que allí colocamos. Mucho menos nos hemos dedicado a ofrecer alternativas fiables.
Los panas de las comunidades de tecnologías libres nos llaman a abrir los ojos y ver la estupidez de que toda nuestra plataforma informática se la hemos comprado a nuestros enemigos, quienes de un momento a otro podrían infiltrarla para sabotearnos, si es que ya no lo han hecho.
Pero es difícil que esos llamados calen y surtan efecto, si nuestros medios públicos de más audiencia están concentrados en hipnotizar a las y los usuarios de VTV con los logotipos de Twitter, Microsoft y Youtube, que ven por horas y horas. No nos preocupemos en tomar acciones defensivas ante la cyberguerra electrónica que impulsan Estados Unidos e Israel; ¡lo prioritario es imponer una etiqueta en Twitter, porque así ganaremos las elecciones!
Igualmente, hay quienes dicen que Twitter y las redes sociales «cambiaron para siempre» la interacción y la comunicación social. ¿Es eso cierto?
Lo que hoy hacen en VTV con Twitter, lo hubieran podido hacer hace 10 ó 15 años con los emails comunes y corrientes. Sólo hacía falta decirle a la gente desde cualquier programa de VTV: «Escríbenos qué opinas sobre Capriles a nuestro correo [email protected] y leeremos tus comentarios, máximo 3 líneas». Y a los cinco minutos tendrías cientos de emails en tu buzón de correo. No tendrías que someter a una señora a la tortura de escribir un mensaje de únicamente 140 letras. Podrías pedirles que manden sus fotos, sus videos.
O puedes pedir que te envíen mensajes de texto desde un celular, como se hacía en el pasado… un método que posteriormente se desechó. Antes, cualquier persona con teléfono celular podía mandar un comentario a VTV*, pero ahora tienes que tener Twitter a juro.
Si ellos hubieran querido, hubieran montado un foro de discusiones, como lo es NoticieroDigital. La gente se registra, escribe, sube fotos, y la televisora lee los más oportunos. ES TUYO. ESTÁ EN TU PAÍS. Lo montas en tu servidor web. Le pones los colores, diseños y logotipos que tú quieras poner. Puedes ponerle plugines y jueguitos para hacerlo más divertido. Un foro de discusiones al estilo NoticieroDigital, pero promocionado por VTV, tendría en este momento uno o dos millones de usuarios.
¿Qué faltó? La iniciativa. El uso de Twitter fue asimilado como una orden que vino desde el Presidente Chávez, lo cual estuvo bien. Pero hubo quien no supo dónde detenerse, y llegamos al absurdo de que algunos entes públicos intentaron usar Twitter para brindar atención a la ciudadanía, aunque la taquilla fuera un desastre o nunca te respondieran los emails. En cierto medio del Estado incluso nombraron una «Gerencia de Twitter». ¿Qué es eso?
La comunicación a través de Twitter y Facebook debe ser un complemento, no una obligación, y mucho menos cuando el Estado es dueño de una poderosa plataforma tecnológica. Si no fuera así, Chávez no hubiera nacionalizado Movilnet ni Cantv. Al tener tu propio plataforma, la puedes promocionar con más orgullo, pues será algo Hecho en Venezuela. Sólo tienes que destinarle más recursos al departamento web de tu canal de televisión, contratar 2 ó 3 desarrolladores y ponerlos a programar todo lo que necesites.
¿Tenemos que esperar a que el Presidente Chávez nos dicte línea para todo? Pues ya lo hace: en todos sus discursos cita a Simón Rodríguez cuando dice: «O inventamos, o erramos». Pero seguimos con el miedo a inventar. Y de eso se tratan las tecnologías libres: de inventar y crear lo nuestro.
Pero, en vez de inventar y crear, preferimos comprar. «Ir de shopping«, pues
Mediáticamente hablando, las menciones a tecnologías libres son escasísimas en nuestro Sistema Nacional de Medios Públicos, y se limitan a algunos funcionarios del gobierno, como Jorge Arreaza o el hoy ex ministro Eduardo Samán. Pero no se percibe como una política de Estado. Pareciera que fuera una raya para algunos. Por ende, la resistencia a la migración a software libre cada vez es más fuerte. En la mayoría de nuestras universidades experimentales se da poca instrucción sobre el tema a nuestros estudiantes, quienes salen al mercado laboral tan reacios a usar tecnologías libres como lo hacen los egresados de universidades privadas.
Muchos en las comunidades de Software Libre continuaremos con el Presidente Hugo Chávez pase lo que pase, pues sabemos quién es, coincidimos con su forma de pensar y sabemos que jamás traicionará a su pueblo. Pero cada día se nos hace más difícil tratar de convencer a muchos compañeros valiosos dentro de las comunidades tecnológicas, que no ven a Chávez de la misma forma que uno, pues crecieron en otros ambientes y tienen su propio modelo mental. Sienten que hay algo bueno de este lado pero, al mismo tiempo, ven que cometemos muchos errores, ven incoherencias como las arriba mencionadas y se topan con diferencias grandísimas entre el discurso de nuestro líder y los hechos que hacen algunos de sus funcionarios, voceros y líderes mediáticos.
Por ahora, lo que les digo a esos panas a quienes quisiera tener de nuestro lado, es que no vean VTV, excepto cuando aparece Chávez en pantalla. Que es a él a quien deben creerle. Que la revolución no la hacen determinados programas de televisión, o determinados funcionarios chimbos que hay en los ministerios. La revolución la hace el mismo pueblo en la calle, y es a ese pueblo al que nos debemos.
Es por esto que manifestamos esta alerta. Por enésima vez: ¡demostremos que somos coherentes como revolucionarios! Y que la respuesta a la pregunta formulada al comienzo sea: ¡jamás! Porque en Venezuela, todas y todos sabemos que nunca podremos construir un país libre, independiente, socialista y soberano si no logramos plena libertad en la divulgación del conocimiento y la cultura libre.
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* Se argumentaba que una empresa intermediaria cobraba una comisión de Bs. 0,50 por mensaje, lo que hacía que el mensaje de texto saliera más caro. Pero el Estado, a través de Molvinet o Cantv, pudo montar su propio sistema de recepción de mensajes y evitarse estos costos.
Fuente: http://lubrio.blogspot.com.ar/2012/06/el-gobierno-bolivariano-rompio-con-las.html