El primer ministro iraquí Nuri al-Maliki compareció ante los medios el pasado 28 de junio para anunciar que su gobierno había aprobado «por unanimidad» el proyecto de ley respaldado por EEUU referente a los vastos recursos petrolíferos iraquíes [1]. Al-Maliki añadió que el parlamento iba a empezar a debatir la ley del petróleo al día […]
El primer ministro iraquí Nuri al-Maliki compareció ante los medios el pasado 28 de junio para anunciar que su gobierno había aprobado «por unanimidad» el proyecto de ley respaldado por EEUU referente a los vastos recursos petrolíferos iraquíes [1]. Al-Maliki añadió que el parlamento iba a empezar a debatir la ley del petróleo al día siguiente. Anunció a bombo y platillo este acontecimiento como un paso clave para ultimar «la ley más importante en Iraq».
Esta ley personifica los criminales propósitos y objetivos de la invasión estadounidense de Iraq hace más de cuatro años. Detrás de las falsas afirmaciones referentes a las «armas de destrucción masiva» iraquíes [2] y a las relaciones de este país con el terrorismo [de Al-Qaeda] las ambiciones de las multinacionales estadounidenses de la energía para acceder a las inmensas reservas del país que se calculan entre 115.000 y 215.000 millones de barriles de petróleo.
Fin del monopolio estatal
Aunque la ley del petróleo tiene varias consecuencias, la principal de ellas es que podría acabar con el monopolio del Estado de Iraq en la explotación de los campos petrolíferos. A pesar de que el pueblo iraquí constitucionalmente sigue siendo «dueño» de los recursos, las compañías petrolíferas extranjeras obtendrán contratos que les otorgarán el derecho exclusivo a la explotación y producción por periodos de hasta veinte años. La ley abre la posibilidad de los denominados Acuerdos de Participación en la Producción (APP) que dan garantías a la compañía inversora ante las pérdidas y que suponen índices aún mayores de beneficios [3].
Por lo que se refiere a Washington, también en muy importante que se anularán todos los contratos firmados por el régimen anterior de Sadam Husein, como los acuerdos con compañías francesas, rusas y chinas. Las compañías estadounidenses podrán instalarse y apropiarse de los derechos de explotación sobre los campos [petrolíferos].
La propaganda en torno a la ley del petróleo es absolutamente cínica. En Washington se presenta ante la comunidad intencional como una política destinada a garantizar que «todos los iraquíes» compartan los ingresos del petróleo. La realidad es que la entrada de EEUU y de otros gigantes de la energía en la industria petrolífera iraquí llevará a un saqueo total de aquéllos. El ministro iraquí del Petróleo ha predicho que 65 de los 80 campos petrolíferos conocidos sin explotar quedarán bajo control extranjero. Si la industria petrolífera se desarrollara hasta su pleno potencial de producción, podría producir seis millones de barriles al día y generar ingresos anuales de más de 130.000 millones de dólares, con un beneficio del 20% para las multinacionales.
Éste es el precio que han costado las vidas de más de 700.000 iraquíes y de casi 4.000 soldados de las fuerzas ocupantes, y que ha devastado la infraestructura del país. La perspectiva de Washington es transformar Iraq en una lucrativa fuente de riqueza para los intereses de las corporaciones estadounidenses y en una base militar en Oriente Medio para extender el dominio estadounidense a toda esta zona rica en recursos. Para lograrlo se requiere tanto una apariencia de legalidad que ha de otorgar el Parlamento títere iraquí en Bagdad como acabar con la resistencia a la ocupación que sacude al país [4].
Los objetivos de la ocupación
El lugar prominente que ocupa la ley del petróleo entre los «parámetros» del gobierno Bush en relación al gobierno iraquí, pone de relieve la importancia que ésta tiene para los objetivos de la ocupación estadounidense. Desde que el 26 de febrero [de 2007] se diera a conocer por primera vez el proyecto de ley, altos cargos del gobierno de Bush, desde la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el vice-presidente Chene, hasta el secretario de Defensa, Robert Gates, han visitado Bagdad para presionar a las diferentes facciones iraquíes en el Parlamento respaldado por EEUU para que aceptaran los términos de la ley. La Casa Blanca está presionando a al-Maliki para que dé paso a la legislación y a otras medidas [legislativas] clave bastante antes de septiembre, momento en que se discutirá en el Congreso estadounidense un informe sobre el último aumento [de tropas] estadounidense [en Iraq] [5].
Durante la última semana ha habido pocos progresos. Los partidos kurdos, shiíes y sunníes antes presentes en el gobierno [iraquí] continúan discutiendo sobre aspectos de la ley, ya que cada uno trata de asegurarse una porción del botín económico. La ley no se podrá llevar al parlamento sin la aprobación del gobierno. Sin embargo, en los dos últimos meses dos de los oponentes clave a la ley, la corriente shií de Moqtada as-Sáder y el Frente de Acuerdo Iraquí (una coalición de partidos árabes sunníes), han retirado del gobierno a sus ministros en protesta contra la ocupación y [la actuación de] el gobierno [6]. El 28 de junio al-Maliki se aprovechó de ello para dar paso a la ley en una sesión a la que sólo asistieron 24 de los 37 ministros
El presidente Bush estaba tan satisfecho por el resultado que llamó personalmente a al-Maliki para felicitarle. Al-Maliki se está jugando el que los boicots sadrista y sunní posibiliten que la ley del petróleo se estrelle también en el Parlamento. Es poco probable que a las sesiones programadas para debatir el proyecto de ley esta semana asistan más de 150 de los 275 legisladores elegidos en diciembre de 2005. Además de los más de ochenta boicoteadotes, decenas de diputados iraquíes viven fuera del país debido a la falta de seguridad. Se han cancelado varias sesiones previas al no haber conseguido alcanzar el quórum de 138.
Sin embargo, está lejos de lograrse que la ley pase por el parlamento. El hecho de que la legislación no se presentara ayer [4 de julio], como se había prometido, sugiere que el toma y daca, la presión y el soborno continúan garantizando que las demás facciones que asisten al parlamento la aceptan. Según los últimos informes, se presentará hoy [5 de julio] y se enviara a un comité de revisión al menos durante una semana.
Hegemonía shií
La Casa Blanca depende de los partidos shiíes fundamentalistas que siguen siendo sosteniendo el gobierno de al-Maliki [ad-Dawa y el Consejo Supremo Islámico de Iraq] y de los partidos nacionalistas kurdos que gobiernan el norte de Iraq a través del Gobierno Regional Kurdo [la Unión Patriótica del Kudistán del presidente nacional Talabani y el Partido Demócrata del Kurdistán del presidente regional Barzani]. Sin embargo, los partidos kurdos insisten en que Gobierno Regional Kurdo, y no el gobierno de Bagdad, mantenga el poder sobre la explotación petrolífera en su territorio [7]. El Gobierno Regional Kurdo advirtió el pasado jueves que no aceptaría la nueva legislación si ésta se apartaba del documento original de febrero que consagraba las demandas kurdas.
Bajo la presión de Washington, un comité de revisión del gobierno introdujo anexos en el documento que reducían sustancialmente el poder de las regiones y provincias sobre el petróleo. Los anexos buscaban dar garantías financieras a los partidos [colaboracionistas] sunníes como parte de una serie de intentos de acercamiento que tenían el objetivo de convencer a parte de la resistencia armada sunní de que llegaran a un acuerdo con la ocupación.
La mayor parte de petróleo sin explotar está en el norte kurdo y en las provincias del sur de mayoría shií. Un factor que está detrás de la resistencia armada es el temor de la [la nueva] élite sunní [vinculada a las instituciones creadas por los ocupantes]…», de que el regionalismo lleve a la marginación y empobrecimiento de las regiones centrales y del este, con una densa población sunní y pobres en petróleo. El movimiento de as-Sáder, shií, con su principal base de poder en Bagdad, también ha mantenido sistemáticamente el control central sobre la producción de petróleo.
Si al-Maliki ha suprimido los anexos como parte de un trato con los partidos kurdos, esto aumentará dramáticamente las divisiones entre las facciones rivales. Jalaf al-Ilyan, un representante del Frente de Acuerdo Iraquí, sunní, declaró a la televisión iraquí: «Cualquier proyecto de ley que se apruebe en ausencia de Frente de Acuerdo Iraquí representa únicamente a los grupos que lo aprueban. Si hay algunos que quieren callar las voces de la mitad del pueblo iraquí, entonces ellos asumen la responsabilidad». El movimiento de as-Sáder ha pedido deliberadamente la inserción de una nueva cláusula que prohíba la firma de contratos con cualquier compañía que esté basada en un país que tenga tropas en Iraq.
El pasado miércoles un político kurdo, Firyad Rwandzi, declaró al diario The Washington Post que confiaba en que «[…] las cosas están avanzando y no hay problema alguno» entre al-Maliki y el Gobierno Regional Kurdo. Con oponentes regionalistas tanto sunníes como shiíes boicoteando el Parlamento, puede que el gobierno Bush haya dado instrucciones a al-Maliki de que rectifique y otorgue a las regiones y provincias iraquíes jurisdicción sobre la nueva producción.
En última instancia, lo que fundamentalmente preocupa a la Casa Blanca no es qué capas de la elite iraquí local recibe una participación menor en los beneficios del petróleo iraquí, sino crear el marco político y legal para la explotación y saqueo de estos beneficios por parte de los intereses de las empresas estadounidenses.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Christian Parenti: Las ambigüedades de la nueva ley del petróleo abren las reservas energéticas a su privatización. ¿Controlarán las grandes compañías extranjeras el petróleo de Iraq?, Kamil al-Mehaidi: La distribución geográfica de los campos petrolíferos y su gestión bajo ocupación. El futuro del petróleo iraquí y Greg Muttitt: La titularidad estatal de las reservas no impedirá su control privado por compañías extranjeras. Los Acuerdos de Participación en la Producción y el petróleo iraquí y enlaces relacionados.
2. En los primeros días de julio, el Consejo de Seguridad disolvía definitivamente la comisión encargada de verificar que en Iraq no había armas de destrucción masiva. Apenas ha habido de ello comentario alguno internacional, pese a ser éste el motivo formal de la invasión del país en 2003.
3. Véase en IraqSolidaridad: Greg Muttitt: La titularidad estatal de las reservas no impedirá su control privado por compañías extranjeras. Los Acuerdos de Participación en la Producción y el petróleo iraquí .
4. La resistencia iraquí es responsable de la casi completa paralización de las exportaciones de petróleo por el norte hacia Turquía por sus acciones de sabotaje. Véase en IraqSolidaridad: Mike Whitney: Guerra de guerrillas por el petróleo iraquí. La producción se reduce a menos de la mitad del nivel previo a de la invasión .
5. Además de los 21.000 soldados ya enviados en los primeros meses de 2007, otros 28.500 efectivos llegarán a Iraq este verano con destino Bagdad y sus alrededores (The Washington Post, 29 de junio, 2007).
6. 13 de los 34 ministros han dimitido de sus cargos, seis de la corriente as-Sáder, otros seis del Frente de Acuerdo Iraquí (o Nacional) y el de Justicia.
7. Las autoridades kurdas ya están firmando acuerdos con compañías extranjeras al margen de Bagdad. Véase en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: El PDK y la petrolera noruega DNO alcanzan un acuerdo de perforaciones en Zakho. Primer acuerdo de intervención de una compañía petrolífera extranjera en Iraq desde la invasión.
James Cogan, de origen australiano, es periodista y colaborador de ‘World Socialist Web Site’ desde 1998. Férreo opositor de la guerra y la invasión de Iraq, ha dedicado todos sus esfuerzos a documentar desde el principio las atrocidades llevadas a cabo por el ejército estadounidense, y sus aliados, en Iraq. En 2004 fue diputado nacional del Partido Igualitario Socialista australiano, opuesto a los laboristas de Meter Garret. De Cogan puede leerse en IraqSolidaridad: El clérigo as-Sáder se ofrece para desempeñar un papel más relevante en el Iraq ocupado. Moqtada as-Sáder: Nadar y guardar la ropa y Las medidas del Fondo Monetario Internacional causan estragos en el pueblo iraquí. La tasa oficial de inflación saltó en enero del 5,8% al 22%, y el precio medio de los alimentos aumentó un 24%
World Socialist Web Site (www.wsws.org)IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org)
Traducido del inglés para Iraq Solidaridad por Beatriz Morales Bastos