El gobierno iraquí ha anunciado el despido de 1.300 soldados y policías que se negaron a combatir recientemente al Ejército del Mehdi, la milicia del movimiento al-Sadr, durante la ofensiva para conquistar Basora y otras ciudades del sur del país. El portavoz del Ministerio del Interior iraquí, Abdel Karim Jalaf, indicó que «los miembros de […]
El gobierno iraquí ha anunciado el despido de 1.300 soldados y policías que se negaron a combatir recientemente al Ejército del Mehdi, la milicia del movimiento al-Sadr, durante la ofensiva para conquistar Basora y otras ciudades del sur del país.
El portavoz del Ministerio del Interior iraquí, Abdel Karim Jalaf, indicó que «los miembros de las fuerzas de seguridad que no hicieron su tarea en Basora y Kut fueron despedidos». Jalaf cifró en más de 900 los uniformados relevados de sus cargos en Basora, donde las fuerzas gubernamentales, con apoyo de la fuerza aérea estadounidense y la artillería británica, fueron incapaces de conquistar la ciudad.
El resto de los militares fue despedido en Wasit, una provincia habitada principalmente por musulmanes chiítas, que también constituyen la mayoría en el país invadido.
Petróleo e Irán
Informes independientes comienzan ya a arrojar luz sobre el fracaso de este operativo, que tenía como objetivo principal desalojar al pujante movimiento al-Sadr de esta estratégica zona petrolífera antes de las elecciones provinciales de octubre.
El movimiento liderado por el joven Moqtada al-Sadr se opone a los planes de entregar la industria petrolera iraquí a los intereses extranjeros, principalmente estadounidenses. Paralelamente, informes recientes destacan el papel mediador jugado por Irán para forzar a la tregua en los combates entre el Ejército de El Mehdi y las fuerzas regulares, cuyo mando está en manos de las Brigadas Badr, de la también chiíta Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII) y la mayoría de cuyos líderes se exiliaron a la vecina Irán en los últimos años de la era Saddam.
Habría ejercido como mediador el general Qassem Suleimani, jefe de la Fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán. Al Quds (Jerusalén) es considerada la responsable de las operaciones de la Guardia Revolucionaria en el extranjero.
Tras el fracaso en Basora y otras ciudades del sur, EEUU ha concentrado sus esfuerzos en Medina al-Sadr, gigantesca barriada bagdadí en manos del movimiento anti-ocupación.
Una tensa calma reinaba ayer en este sector tras una semana de enfrentamientos -seis chiítas muertos la víspera en un bombardeo de castigo.
El barrio -2 millones de almas- seguía sitiado por las fuerzas ocupantes, que insisten en que su único objetivo sería asegurar el perímetro de la Zona Verde, objetivo de ataques diarios con fuego de mortero desde que estalló la última crisis con el movimiento al-Sadr.