Hace poco, en uno de los muchos discursos en los que mezcla su Guerra Total contra el Terrorismo con su guerra en Iraq, George W. Bush afirmó: «La victoria en Iraq será difícil y exigirá más sacrificios. La lucha allí puede resultar tan feroz como lo fue la de la Playa de Omaha o la […]
Hace poco, en uno de los muchos discursos en los que mezcla su Guerra Total contra el Terrorismo con su guerra en Iraq, George W. Bush afirmó: «La victoria en Iraq será difícil y exigirá más sacrificios. La lucha allí puede resultar tan feroz como lo fue la de la Playa de Omaha o la de Guadalcanal. Y la victoria es tan importante como lo fue en las batallas que la precedieron. La victoria en Iraq desembocará en una democracia amiga de Estados Unidos y en un aliado en la guerra contra el terrorismo. Esa victoria será una derrota aplastante para nuestros enemigos, que tanta resistencia están oponiendo. La victoria en Iraq honrará el sacrificio de los valientes estadounidenses que han dado sus vidas. Y la victoria en Iraq significaría un triunfo importantísimo en la lucha ideológica del siglo XXI.»
Más de tres años después de la invasión, no parece descabellado hablar del Iraq de George Bush. Al propio presidente le gusta referirse al país como «el principal frente de operaciones en nuestra lucha contra el terrorismo»; y una Evaluación de la Inteligencia Nacional (NIE, en sus siglas en inglés ), parte de la cual se ha filtrado recientemente a la prensa, y que después el presidente ha hecho pública confirma que Iraq ahora es precisamente eso: literalmente, un dispositivo para fomentar el terrorismo. Tal como señala el documento: «El conflicto de Iraq se ha convertido en una «causa fundamental» para los jihadíes porque provoca un resentimiento profundo por la intromisión de Estados Unidos en el mundo islámico y el crecimiento de los partidarios del movimiento del jihadismo mundial». Un estudio de un grupo de presión del ministerio de Defensa británico coincide con esta evaluación, y describe Iraq como «un foco de reclutamiento» de extremistas en todo el mundo islámico».
Así que, ¿cuál es el significado de la palabra «victoria» en el Iraq de Bush, 1.288 días después de la invasión del país, iniciada con el ataque «conmoción y pavor» sobre el centro de Bagdad? En los últimos días, ha aparecido en la prensa una sorprendente cantidad de información relacionada con el tema, si bien de forma muy dispersa. Por eso, a continuación, se resume toda ella en 21 preguntas (y respuestas) que ofrecen un panorama tan tenebroso como realista del Iraq de Bush. El intento de recuperar la capital, sumida en un mar de sangre en los últimos meses- o la «batalla de Bagdad», como gusta al Gobierno denominarla-, constituye ahora su centro de operaciones y estrategia militar . Empecemos pues con esta pregunta:
¿Cuántas milicias independientes hay en Bagdad?
Según un veterano militar estadounidense, la respuesta es «23»- así lo han escrito en The New York Times, Richard A. Oppel, Jr. y Hosham Hussein; pero según la Radio Nacional (National Public Radio), «al menos, 23». Antonio Castaneda, de (la) Associated Press, afirma que hay 23 milicias «conocidas». No obstante, sea como sea, es un número considerable sorprendente de milicias, la mayoría chiíes y algunas sunníes, para una gran ciudad.
¿Cuántos civiles están muriendo en la capital iraquí, debido a esas milicias (con frecuencia escuadrones de la muerte vinculados al Gobierno), a la resistencia sunní y al terrorismo de al-Qaeda de estilo mesopotámico?
Según un reciente informe hecho público por la ONU, entre julio y agosto, murieron 5.106 personas. La cifra anterior, aún siendo enorme es considerablemente menor de 3.391, que se dio para esos mismos meses, basada en los cadáveres registrados en la morgue de la ciudad. El informe de Naciones Unidas incluye además las muertes producidas en los saturados hospitales de la capital. Al trasladar el Gobierno de Bush miles de soldados estadounidenses e iraquíes más a Bagdad en agosto, el número de muertos disminuyó algo durante algunas semanas, pero comenzó a subir de nuevo a finales de mes. Las cifras de agosto relativas a los civiles heridos- 4.309- suponen un aumento del 14% respecto de las de julio, y a finales de septiembre los atentados suicidas alcanzaron su máximo nivel desde la invasión.
¿Cuántos iraquíes están siendo torturados en Bagdad en la actualidad?
Es obvio que las cifras exactas no se facilitan pero cada día se encuentra un gran número de cuerpos sin vida en la capital y en sus alrededores, víctimas de la infausta guerra civil ya en marcha. Tal como los describe Oppel en The Times, los cadáveres habitualmente presentan toda una serie de señales de tortura: globos oculares sacados, heridas en la cabeza y en los genitales, huesos rotos en piernas y manos, quemaduras eléctricas y producidas por cigarrillos, daños ocasionados por ácidos y quemaduras de sustancias químicas, pérdida de la piel, de los dientes, y heridas producidas por taladros eléctricos». El máximo responsable de la ONU en la lucha contra la tortura, Manfred Nowak, cree que la tortura en Iraq hoy no sólo «está fuera de control», sino que de hecho es «peor» que en tiempos de Saddam Hussein.
¿Cuántos civiles iraquíes están siendo asesinados en todo el país?
El Informe de Naciones Unidas da la cifra: 1.493, además de los muertos de Bagdad. Pero estas cifras, seguramente, están por debajo de las reales. Oppel indica, por ejemplo, que las autoridades de la provincia de Al-Anbar, santuario de la resistencia sunní y «una de las regiones más letales de Iraq, no informaron de que hubiera habido muertes en julio.» Mientras tanto, en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad, los muertos no sólo parecen ir en aumento aumentar sino que lo hacen en mayor número que en las estimaciones anteriores. El intrépidoarriesgado periodista británico Patrick Cockburn visitó recientemente la provincia y comentó entre paréntesis que era un lugar en el que uno «no se podía equivocar al consultar un mapa.» (Si entras en la zona equivocada o en sus cercanías, estás muerto). Diyala, informaba, está ahora en su mayor parte controlada por la resistencia sunní, que está a punto de establecer una ‘república Talibán’ en la región.» En relación con las víctimas, escribe: «Según las cuentas de la policía y de los funcionarios del Gobierno, el número de muertos fuera de Bagdad puede ser mucho mayor de lo que se ha dicho.» El presidente del Consejo Provincial de Diyala (que hasta ahora se ha salvado de dos intentos de asesinato) dijo a Cockburn que creía «que una media de 100 personas son asesinadas a la semana en Diyala». («Muchos de los que mueren desaparecen para siempre, lanzados al río Diyala o enterrados en palmerales o huertos frutales»). Incluso con el recuento de muertos del informe de la ONU, estamos hablando de 40.000 iraquíes muertos al año. No tenemos forma de saber cuál sería la cifra real.
¿Cuántos soldados estadounidenses e iraquíes y policías están en estos momentos tratando de recuperar el control de la capital y acabar con la terrible violencia que se produce allí?
Según el Comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Bagdad, general James Thurman, son 15.000 soldados estadounidenses, 9.000 soldados iraquíes, 12.000 policías nacionales iraquíes y 22.000 policías locales, y, aún así, el caos en la ciudad apenas se ha controlado.
¿Cuántos soldados iraquíes han desertado de la campaña estadounidense en Bagdad?
Una vez más, según el general Thurman, quien se los pidió al gobierno iraquí, seis batallones, es decir, 3.000 soldados, al parecer, tropas chiíes de otras provincias que se habían negado a cumplir la orden de trasladarse a Bagdad desde sus zonas de residencia. En la propia capital, se dice que los soldados estadounidenses están profundamente decepcionados con sus aliados iraquíes. («algunos soldados estadounidenses dicen que los iraquíes que trabajan con ellos son de lo peor que jamás se haya visto, y que parecen ser más leales a las milicias que al Gobierno» ).
¿Cuántos árabes sunníes apoyan la resistencia?
Según un estudio del Pentágono, el 75%. En 2003, cuando el Pentágono empezó a pulsar la opinión pública iraquí, el 14% de los sunníes apoyaba la resistencia incipiente contra la ocupación estadounidense.
¿Cuántos iraquíes quieren que Estados Unidos retire sus soldados de su país?
Según un estudio del Departamento de Estado, «basado en 1870 entrevistas personales llevadas a cabo de finales de junio a principios de julio», salvo en las regiones kurdas del norte de Iraq, una abrumadora mayoría de iraquíes de todo el país, chiíes y sunníes, quiere la inmediata retirada de Estados Unidos. En Bagdad, cerca del 75% de los habitantes consultados afirman que «se sentirían más seguros» tras la retirada de Estados Unidos, y el 65% está a favor de una retirada inmediata del ejército del ejército estadounidense y de las demás fuerzas extranjeras. Una reciente encuesta sobre política internacional denominado Program on International Policy Attitudes, PIPA, revela que el 71% de los iraquíes aboga por la retirada de todas las fuerzas extranjeras en el plazo de un año. (Hacer encuestas para Estados Unidos es una empresa peligrosa en Iraq. Como un encuestador anónimo declaró al Washington Post: «si alguien cree que el cliente es el gobierno estadounidense, las personas que hacen la encuesta podrían ser asesinadas»).
¿Cuántos iraquíes creen que la administración Bush se irá en algún momento?
Según la encuesta del PIPA, el 77% de los iraquíes están convencidos de que Estados Unidos pretende mantener Bases permanentes en su país. Para confirmar estos temores, esta semana Jalal Talabani, presidente kurdo del Gobierno sostenido por Estados Unidos, instalado en la bien fortificada zona segura (Green Zone), hizo un llamamiento a los iraquíes para que se mantuvieran dos de esas Bases de forma permanente , posiblemente, en las regiones kurdas del país, lo cual motivó rotundas críticas de otros políticos.
¿Cuántos terroristas están siendo asesinados en Iraq (y en otras partes) en la Guerra Mundial contra el terrorismo del presidente Bush?
Según las estimaciones del recién filtrado informe de la National Intelligence, menos terroristas de los que están surgiendo con la guerra de Iraq. Tal como ha escrito Karen De Young en el Washington Post: «Los analistas del servicio de inteligencia estadounidense han llegado a la conclusión de que la guerra de Iraq se ha convertido en el centro principal de reclutamiento de islamistas violentos y extremistas, y ha motivado a una nueva generación de potenciales terroristas en todo el mundo, cuyo número puede incrementarse vertiginosamente hasta desbordar la capacidad de Estados Unidos y de sus aliados para reducir la amenaza.» Merece traer a colación lo que dijo el teniente general en la reserva, William Odom, ex director de la Agencia Nacional de Seguridad, esta semana, a un grupo de congresistas demócratas: que el reclutamiento de efectivos por parte de Al-Qaeda de hecho descendió en 2002, para repuntar de nuevo tras la invasión de Iraq. Carl Conetta, del Project for Defense Alternatives, resume así la situación: «El índice de víctimas del terrorismo durante el período de 59 meses que siguió al 11 de septiembre de 2001 es un 250% superior al de los 44 meses y medio precedentes, incluidos los atentados el 11-S».
¿Cuántas webs extremistas islámicas han aparecido en Internet para colaborar en la comisión de esos atentados terroristas?
De acuerdo con la misma estimación de la Inteligencia Nacional, 5.000.
¿Cuántos iraquíes se estima han tenido que abandonar sus hogares este año a causa de la guerra civil de baja intensidad y de la limpieza étnica de los barrios?
300.000, según el periodista Patrick Cockburn.
¿Qué parte del territorio del Iraq de Bush pueden visitar los periodistas occidentales para informar?
Aproximadamente un 2%, según el periodista del New York Times Dexter Filkins, quien, tras regresar de Bagdad con una beca Nieman de la Universidad de Harvard, afirma que «el 98 por ciento de Iraq, e incluso la mayor parte de Bagdad, se ha convertido en ‘zona prohibida’ para los periodistas occidentales. Hay muchos lugares en Iraq que ‘son demasiado peligrosos hasta para los periodistas iraquíes'». Los periodistas que trabajan para los medios informativos occidentales «viven con el miedo permanente a que se descubra su relación con sus periódicos, porque podría costarles la vida. ‘La mayoría de los iraquíes que trabajan para nosotros no pueden decírselo ni tan siquiera a sus familias’, afirma Filkins.
¿Cuántos periodistas y «trabajadores de apoyo de los medios de comunicación» han muerto en Iraq este año?
20 periodistas y 6 «auxiliares». El primero en morir en 2006 fue Mahmud Za’al, de 35 años, corresponsal de la TV de Bagdad, cuando informaba de un ataque de la resistencia sunní contra dos edificios tomados por Estados Unidos en Ramadi, capital de la provincia de Al-Anbar, el 25 de enero. Se ha dicho que primero fue herido en ambas piernas, y después, según testigos presenciales, asesinado en un ataque aéreo estadounidense (Estados Unidos negó haber lanzado el ataque contra Ramadi ese día). El más reciente fue Ahmed Riyad al-Karbuli, también de la TV bagdadí, y también en Ramadi, asesinado por la resistencia el 18 de septiembre. La última muerte de «personal de apoyo» se produjo el 27 de agosto: «Un vigilante del diario estatal Al-Sabah resultó muerto al explotar un coche bomba en el garaje del edificio». Un total de 80 periodistas y 28 miembros del personal que trabaja para los medios de ocupación han muerto desde la invasión de 2003. Comparen estas cifras con las de los periodistas muertos en otras guerras estadounidenses: II Guerra Mundial, 68; Corea, 17; Vietnam, 71.
¿Cuántos soldados estadounidenses hay en Iraq hoy?
Unos 147.000, según el general John Abizaid, jefe del Mando Central estadounidense, número significativamente mayor del que había en abril de 2003 al iniciarse la ocupación. Abizaid no prevé que estas cifras disminuyan antes de «la próxima primavera» (lo que en la jerga de la administración Bush es lo mismo que decir «nunca»). Incluso, no excluye el envío de más soldados. «Si es necesario hacerlo porque la situación militar en el terreno así lo exige, lo haremos». Encontrar esos soldados es asunto muy distinto.
¿Cómo consigue el Pentágono mantener el potencial de tropas en Iraq?
Los 4.000 soldados de la Primera Brigada de la Primera División Armada, que opera cerca de Ramadi y que está a punto de terminar su año de servicio rotatorio, acaban de ser informados de que permanecerán en Iraq al menos 6 semanas más. Según Robert Burns de (la) Associated Press, no se trata de un caso único. También se están enviando unidades a Iraq antes de lo previsto. La política del ejército ha sido mantener a los soldados un periodo de dos años en casa entre misiones. Sólo durante este año, el período (de permiso) entre un servicio y otro se ha reducido de 18 a 14 meses. «En el caso de la Tercera de Infantería, escribe Burns, parece ser que al menos una de las Brigadas sólo tendrá 12 meses porque va a ser destinada a Bagdad para reemplazar a la Brigada ampliada de la Primera División Armada». Y cabe que este tipo de situaciones , cada vez más, acaben por sentar la norma. Según el analista de Rand Corporation, Lynn Davis, autor principal de «Strectched Thin», informe sobre los despliegues del ejército, «se prevé que los soldados de las brigadas armadas y mecanizadas de asalto -que son las más solicitadas – estén lejos de sus hogares»un poco más del 45 por ciento de su tiempo de servicio» .
Asimismo, el Ejército ha mantenido sus efectivos gracias al enorme apoyo de los reservistas y de la Guardia Nacional y con el despliegue forzoso de reservistas de la Ready Reserve. Tom Shanker y Michael R. Gordon del New York Times informaban hace poco de que el Pentágono está considerando de nuevo movilizar un número importante de reservistas y de Guardias nacionales para prestar servicio en Iraq. Y, como ha escrito Jim Lobe, a pesar de «las promesas anteriores del gobierno de Bush de restringir el despliegue de la Guardia Nacional en el exterior». (Una decisión tan impopular que, seguramente, no se hará pública hasta pasadas las elecciones de noviembre).
A día de hoy, escriben Shanker y Gordon, «según un general retirado, hay tantos (soldados estadounidenses) desplegados o vueltos recientemente del campo de batalla que sólo dos o tres brigadas de combate- quizás entre 7.000 y 10.000 hombres- están totalmente disponibles para responder en caso de crisis imprevistas.»
¿Cuántos soldados en servicio activo se han desplegado en Iraq?
Según con Peter Spiegel de Los Angeles Times, aproximadamente 400.000, de un total de 504.000 efectivos en servicio activo, han realizado ya una misión en Iraq, y más de una tercera parte de ellos ya han sido enviados dos veces.
¿En qué medida Iraq está afectando al equipamiento del Ejército?
El analista Carl Cornetta decía en «Fighting on Borrowed Time» que en la primavera de 2005 el Ejército «había rotado ya el 40% de sus dispositivos en Iraq y Afganistán. Los Marines estimaban que, a mediados de 2005, el 40% de sus equipos terrestres y el 20% de sus activos aéreos se estaban utilizando para apoyar las operaciones en curso». En el duro clima de Iraq, el desgaste de los equipos ha sido enorme. Cornetta considera que, cuando quiera que finalicen las guerras en Iraq y Afganistán, la factura para la reposición del equipamiento del Ejército y la Marina será del orden de entre 20.000 y 40.000 millones de dólares.
¿Cuántos dólares extra dice necesitar en el próximo presupuesto de Defensa un ejército desesperadamente desbordado, principalmente, por el desgaste sufrido en Iraq?
25.000 millones más de lo presupuestado por el secretario de Estado Donald Rumsfeld para este año; 40.000 millones más que el año pasado. La cantidad que el Ejército dice necesitar ahora, sólo para mantenerse a flote, representa un aumento del 41% sobre su actual asignación en el presupuesto del Pentágono. En señal de «protesta», el Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Peter Schoomaker, decidió no presentar siquiera el presupuesto a Rumsfeld en agosto. Según LA Times’ Spiegel, «el general ha dicho a los congresistas que asignan el presupuesto que el próximo año necesitará 17.100 millones para reparaciones, casi el doble de lo asignado este año, y más de cuatro veces lo gastado hace dos años.» He ahí un vivo ejemplo del desgaste literal que está causando la actual guerra (y la guerra civil) de Iraq.
¿Cómo se está llevando a cabo la reconstrucción de Iraq?
Más de tres años después de la invasión, la red nacional de distribución de electricidad sólo puede suministrar electricidad a la capital, como término medio, una de cada cuatro horas ( y eso los días buenos). A principios de septiembre, el ministro del petróleo de Iraq hablaba con esperanza de aumentar la producción de petróleo del país hasta alcanzar los 3 millones de barriles diarios para finales de año. Esa optimista previsión supondría simplemente llevar la producción más o menos a los niveles en los que se encontraba cuando la administración Bush, resuelta a pagar la ocupación de Iraq con el «mar» de petróleo del país, lo invadió. De acuerdo con un estudio del Pentágono, «Measuring security and stability in Iraq», publicado en agosto, la inflación en Iraq se encuentra en el 52,5%. (Damien Cave, del New York Times, sugiere que la cifra está más cercana al 70%, con los precios de los carburantes y de la electricidad por encima del 270% respecto del año anterior); el mismo estudio del Pentágono estima que «alrededor del 25,9% de los niños iraquíes examinados tenían atrofia de crecimiento» debido a la malnutrición que sigue creciendo en Iraq.
¿Cuántos discursos ha pronunciado George W. Bush en los últimos meses alabando su Guerra contra el Terrorismo y su «frente principal» en Iraq?
Hasta ahora, 6, sin incluir las conferencias de prensa, los comentarios hechos al recibir a líderes extranjeros, y similares: el 31 de agosto al dirigirse a la American Legión National Convention; en un discurso por radio dirigido al pueblo estadounidense el 2 de septiembre; en un discurso sobre su Guerra Global contra el terrorismo ante la Military Officers Association el 5 de septiembre; el 7 de septiembre en otro sobre los «progresos» en la Guerra Total contra el Terrorismo, en la Georgia Public Policy Foundation; en una intervención televisada a la nación en memoria del 11 de Septiembre y en su discurso ante la ONU el 19 de septiembre.
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Esta semana la cifra de muertos estadounidenses en Iraq ha superado los 2.700. Las muertes iraquíes son incontables. Iraq es la tragedia de nuestra época, un suceso que ha sacado lo peor que hay en nosotros, y lo seguirá haciendo. Es la encarnación del exterminio. Cada vez que el presidente menciona la «victoria», debería venir a nuestras mentes la palabra «pérdida».Unas cuantas victorias más semejantes a ésta y el mundo se convertirá en un lugar inimaginable. Ya en 2004, el presidente de la Liga Árabe, Amr Mussa, advertía de que «En Iraq se han abierto las puertas del infierno». Entonces sólo se trataba de una simple metáfora. Pero, ironías de la vida, nos han bastado escasamente dos años para llegar a esas puertas donde, se dice, está inscrita la frase: «Los que entréis aquí, abandonad toda esperanza».
(Nota para los lectores: De entre los muchos sitios que he encontrado de suma utilidad para redactar este artículo, quiero recomendar especialmente (como hago con frecuencia) los comentarios bien documentados de Juan Cole (http://www.juancole.com/), Antiwar.com, y the War in Context. Todos ellos de inestimable valor.
Tom Engelhardt, que dirige la página Tomdispatch.com del Nation Institute (un antídoto periódico contra los medios de información convencionales), donde se publicó inicialmente este artículo, es cofundador del the American Empire Project y autor de The End of Victory Culture- historia del triunfalismo estadounidense durante la Guerra Fría, la novela The Last Days of Publishing, y en otoño publicará Mission Unaccomplished (Nation Books), una primera recopilación de entrevistas de Tomdispatch.
- Título original: George Bush’s Iraq in 21 questions
- Autor: Tom Engelhart
- Origen: ZNet/Iraq, 29 de septiembre de 2006
- Traducido por Felisa Sastre y revisado por Jain Alkorta