En Irak hay 140.000 soldados norteamericanos, pero su comandante cree que no serán suficientes. Tampoco piensa que hagan falta más. «La acción militar es necesaria para mejorar la seguridad… pero no es suficiente», ha dicho. Es imprescindible una gestión política hábil, y sobre todo hablar y reconciliarse con «algunos de los que sienten que no […]
En Irak hay 140.000 soldados norteamericanos, pero su comandante cree que no serán suficientes. Tampoco piensa que hagan falta más. «La acción militar es necesaria para mejorar la seguridad… pero no es suficiente», ha dicho. Es imprescindible una gestión política hábil, y sobre todo hablar y reconciliarse con «algunos de los que sienten que no había un lugar para ellos en el nuevo Irak».
David Petraeus ha ofrecido hoy su primera conferencia de prensa en Bagdad desde que asumió el mando de las tropas norteamericanas en ese país el mes pasado. «No hay solución militar para un problema como el de Irak con la insurgencia», ha reconocido el general, que ha propuesto un plan alternativo de acción para el Gobierno de Nuri al Maliki: identificar a aquellos grupos rebeldes sensibles a la «reconciliación» y unirlos al proceso político.
En su opinión, hay grupos terroristas como Al Qaeda que han intensificado sus ataques para provocar una espiral de violencia que paralice los avances políticos. Los «ataques sensacionalistas» continuarán así en los próximos meses pese al despliegue militar conjunto de Irak y Estados Unidos en Bagdad. Y pese a ello, Petraeus percibe signos esperanzadores de progreso que se traducen en un notable descenso de los asesinatos sectarios.
Petraeus dice haber discutido con sus subordinados si cuentan con tropas suficientes como para llevar a buen término su misión: «Ahora mismo, no vemos necesario pedir más tropas. Eso no quiere decir que las misiones futuras no lo vayan a hacer necesario, pero si es así ya las pediremos a su debido momento». El presidente norteamericano, George W. Bush, envió a 21.500 nuevos soldados (la mayoría a Bagdad) el mes pasado, coincidiendo con el nombramiento de Petraeus para desarrollar sobre el terreno su nueva estrategia para Irak. ¿El objetivo? Frenar la carnicería diaria de atentados y asesinatos entre chiíes y suníes. Desde la invasión norteamericana de 2003, al menos 3.188 soldados estadounidenses han muerto en Irak.
Lo que parece tener claro Petraeus es que esos refuerzos deberán quedarse en Irak al menos hasta después del verano. Luego decidirá si pueden regresar o no. Desde que se puso en marcha el despliegue adicional en Bagdad, la cifra de cuerpos sin vida encontrados en las calles ha caído de medio centenar a apenas un puñado al día. Sin embargo, nada parece ser suficiente para frenar los atentados con bomba como el que hace dos días mató a unos 150 peregrinos al sur de la capital.