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Derechos Humanos

El Kurdistán iraquí bajo la lupa de la ONU

Fuentes: IPS

La libertad de expresión, los arrestos arbitrarios y las condiciones en que viven las mujeres en el Kurdistán iraquí preocupan a la ONU, según un informe que las autoridades de esa región consideran «exagerado e inexacto». Por el contrario, activistas advierten que «el real alcance de las violaciones de derechos humanos en Kurdistán fue subestimada» […]

La libertad de expresión, los arrestos arbitrarios y las condiciones en que viven las mujeres en el Kurdistán iraquí preocupan a la ONU, según un informe que las autoridades de esa región consideran «exagerado e inexacto».

Por el contrario, activistas advierten que «el real alcance de las violaciones de derechos humanos en Kurdistán fue subestimada» por la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

El informe, elaborado por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Iraq (Unami), cubre los tres primeros meses de este año y dedica todo un apartado a la situación de derechos humanos en el Kurdistán, la región autónoma del norte de este país.

Las áreas kurdas no sufrieron la violencia política con el grado de virulencia que otras zonas de este país. Se la considera la región más segura y próspera, pero el informe de la ONU advierte que, de todos modos, las violaciones de derechos humanos allí constatadas son graves.

Las autoridades autónomas kurdas aseguran que el estudio de Unami carece de información de primera mano sobre los supuestos casos de violación.

«El informe no es exacto porque las investigaciones sobre las que se basa son, en algunos casos, versiones de prensa o documentos elaborados por otras organizaciones», dijo a IPS Dindar Zebari, funcionario del gobierno regional a cargo del vínculo con la ONU.

Zebari recordó que el parlamento regional kurdo aprobó leyes y que la administración implementó reformas de las instituciones estatales para mejorar la situación de los derechos humanos en las tres provincias bajo su control, Arbil, Sulaimaniya y Dohuk.

«Nuestros esfuerzos para evitar la violencia contra las mujeres son enormes. Las personas acusadas de asesinatos por el honor, por ejemplo, no podrán acogerse a las amnistías generales», explicó Zebari.

En cambio, el activista Rebin Rasul Ismael considera que el informe de la ONU no es exacto porque «no menciona todas las violaciones de derechos humanos existentes en Kurdistán y sólo apuntó a las más destacadas».

«La realidad muestra que la situación es muy mala. No soy optimista acerca del futuro de Kurdistán ni del de Iraq», dijo Ismael a IPS.

Los asesinatos por honor, es decir, aquellos en que la víctima es una integrante de una familia y los victimarios miembros de otra que actúan con la intención de «limpiar una afrenta» de la primera, ya no son acontecimientos aislados, sostuvo.

«La situación llegó a un punto en que las mujeres viven en Kurdistán, en general, bajo una gran amenaza», sostuvo.

El informe de la ONU muestra la deteriorada situación de las condiciones de vida de las mujeres en el norte de Iraq. Sólo en la provincia de Arbil, 358 fueron quemadas vivas, y hubo otros 218 intentos de homicidio con ese método.

Otra cuestión preocupante, según el estudio, es la situación de los presos, en especial los acusados de vinculación con el terrorismo.

El informe acusa a las autoridades locales de tortura y maltrato. Muchos detenidos permanecen largos periodos en prisión sin que se les formulen cargos.

«Muchos están detenidos sólo porque se los considera una amenaza. No se puede mantener a la gente tras las rejas por años solo por sospechar que suponen un riesgo para el sistema social y político», subrayó Ismael.

La relativa libertad de expresión, de la cual las autoridades kurdas se ufanaron durante años, fue seriamente puesta en duda en el informe de la ONU.

Desde la guerra del Golfo de 1991 y hasta la invasión de Iraq en 2003, el Kurdistán iraquí fue virtualmente un protectorado protegido por la fuerza aérea británica con total autonomía del régimen de Saddam Hussein.

Varios periodistas fueron detenidos por servicios de seguridad en los últimos años. Otros recibieron amenazas y fueron golpeados por desconocidos.

«Sentimos que, a veces, la vida de los periodistas está sujeta al humor de los servicios de seguridad», dijo a IPS Farhad Awni, presidente del Sindicato de Periodistas de Kurdistán.

El parlamento regional debate un proyecto de ley propuesto por el sindicato, según el cual los mayores castigos contra los periodistas por delitos derivados de su trabajo serán multas y no penas de prisión.

Los casos que involucren a la prensa serán manejados por la policía común y no por los servicios de inteligencia, a cargo de investigar los delitos más graves.

El panorama sombrío que describe el informe de la ONU explica por qué muchos iraquíes están desilusionados con la realidad del país tras la invasión de 2003, a cargo de una coalición militar internacional encabezada por Estados Unidos.

«Por desgracia, y contrariamente a nuestras expectativas iniciales, el Iraq post-Saddam Hussein (1979-2003) no se convirtió en un país que protege y respeta los derechos humanos», se lamentó Ismael.

«La situación es desastrosa. Los nuevos líderes políticos son los responsables», sentenció.