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Tregua tambaleante en Nayaf

El líder chiíta pide la renuncia del gobierno iraquí y promete que seguirá luchando «hasta la victoria o el martirio»

Fuentes: IAR

El líder rebelde reapareció con un brazo vendado mostrado por la televisión árabe. Negó las versiones de su rendición propaladas por EEUU y su gobierno títere, y condicionó su retiro de Nayaf a la salida de las tropas norteamericanas de las ciudades chiítas y sus lugares sagrados. Crecientes condenas y manifestaciones de la comunidad chiíta contra EEUU y la administración de Iyav Allawi, cuya gestión se encuentra acorralada y tambaleante

Sorpresivamente, y con un brazo vendado, el líder rebelde chiíta, Moqtad Al Sadr, fue mostrado por las imágenes de la televisión árabe dirigiéndose a sus combatientes y seguidores desde la Mezquita de Alí, el máximo templo de la ciudad sagrada de Nayaf, rodeado desde el jueves por las fuerzas norteamericanas y los sicarios de la policía iraquí.

Después de un día de intensos rumores y de acción psicológica estadounidense anunciando la «rendición» o el retiro del jefe rebelde de Nayaf, su imagen convocando a seguir el combate se esparció por las 7 ciudades chiítas y volvió a fojas cero las versiones del «acuerdo» echadas a rodar por el gobierno títere de Yyav Allawi.

«Aconsejo al gobierno colaboracionista y dictatorial que renuncie, todo el pueblo iraquí exige al gobierno que renuncie, han sustituido a Saddam con un gobierno peor que él«, manifestó el viernes por la noche Moqtada Al Sadar en el interior de la mezquita del imán Ali Ben Talen.

Según varias agencias internacionales y medios árabes, con estas palabras Al Sadr se dirigió a sus leales con los que se atrinchera en el interior de la mezquita desde que el jueves las fuerzas de EEUU lanzaron un sangriento asalto contra el bastión de los rebeldes en la ciudad santa, situada a unos 170 kilómetros al sur de Bagdad.

«Vamos a permanecer aquí defendiendo los santuarios sagrados hasta la victoria o el martirio», añadió Al Sadr según lo relatado a las agencias por sus portavoces.

«No abandonaré esta ciudad sagrada», señaló Al Sadr dirigiéndose a los partidarios quienes coreaban: «no, no a Estados Unidos». «Continuaremos defendiendo los santuarios hasta la victoria o el martirio».

Horas antes Moqtada Al Sadr había condicionado cualquier negociación sobre su retirada de Nayaf, a la salida de las fuerzas de EEUU de esa ciudad y de todos los lugares sagrados.

«Si las fuerzas ocupantes, las fuerzas de seguridad iraquíes y los policías iraquíes se retiran de la ciudad y si la Marjaiya (la principal autoridad religiosa chiíta iraquí) acepta tomar el control de la localidad, entonces el Ejército del Mehdi abandonará Nayaf», señaló Sard según sus voceros.

Las condiciones fueron expuestas por el portavoz de Al Sadr, el jeque Ali Smeisin, en una conferencia de prensa convocada en la ciudad santa, y después de que las tropas de EEUU suspendieran la ofensiva contra los reductos de los combatientes rebeldes, estableciéndose una precaria tregua cuya duración nadie puede preveer.

Al Sadr solo aceptó el cese del fuego luego que las fuerzas de EEUU, permitieran que las ambulancias evacuaran a los milicianos heridos que se encontraban en el interior de la mezquita.

Smeisin indicó que Al Sadr exige también que la policía iraquí -cómplice del ejército de ocupación en la masacre de cientos de chiítas desde que comenzó el levantamiento- salga de Nayaf, para que esta forma la administración de la ciudad pase a manos de las autoridades religiosas.

Según su vocero, el líder rebelde advirtió a sus seguidores que una tregua en la ciudad podría ser una táctica para engañar a sus hombres para que dejen las armas.

Sadr arengó e instó a sus partidarios en otras ciudades, en el centro y el sur de Irak, a continuar con la insurrección, diciendo que la tregua solo regía parcialmente en Nayaf.

El ministro de Defensa, Hazem Shalam, viajó el viernes a Nayaf para unirse al consejero de seguridad nacional del Gobierno, Mouwafaq Al Rubaie, quien encabezó las negociaciones, en las que según apuntó Al Zurfi, no participa ningún oficial estadounidense.

En relación a las condiciones exigidas por Al Sadr, el ministro de Estado, Adnam Al Yanabi, señaló que su Gobierno no había recibido una copia oficial con las demandas, aunque precisó que la lista expuesta por el jeque Smeisin contenía «muchos elementos positivos».

Nuevos Bombardeos y más muertos

Miles de iraquíes partidarios del líder radical chií Moqtada Sadr se reunieron en la mañana de hoy a las puertas de la ciudad santa de Nayaf tras la convocatoria de la víspera a «marchar sobre Nayaf», señaló un corresponsal de France Presse.

En tanto, el ejército ocupante de EEUU dijo haber matado el sábado a unos 90 rebeldes en ciudades iraquíes al norte y sur de Bagdad, pese a la tregua vigente en la ciudad santa de Nayaf.

Aviones y helicópteros de de combate de EEUU lanzaron una serie de bombas de 226 kilos, mientras los rebeldes respondían con fuego de fusiles y granadas impulsadas por cohetes, señaló un comunicado del ejército de EEUU recogido por varias agencias, añadiendo que no se habían producido víctimas norteamericanas.

Por su parte la policía iraquí en Samarra dijo que al menos cinco personas murieron y 50 resultaron heridas en las luchas en el área, a 100 kilómetros al norte de Bagdad.

También hubo enfrentamientos entre tropas de EEUU y seguidores de Sadr en la ciudad de Hilla, en el sur del país, durante la noche del viernes. Cuarenta combatientes y tres policías murieron, informó el Ministerio del Interior iraquí a varias agencias.

Reacción en la comunidad chiíta

Pese a que el gobierno desmintió las heridas de al Sadr, la noticia desencadenó la ira de la comunidad chiíta (60% de la población iraquí), que en en Bagdad y en todo el sur de Irak realizó manifestaciones contra las fuerzas de ocupación de EEUU y exigió su retiro de los lugares sagrados.

El levantamiento de Nayaf y la represión sangrienta lanzada por los invasores norteamericanos para aplastarlo, dejó cientos de muertos y heridos y amenaza con desestabilizar el poder del primer ministro interino, Iyad Allawi, un chiíta laico, señalado como traidor y entregador de los combatientes y civiles masacrados por las fuerzas de ocupación.

En Bagdad, un portavoz de Moqtada Sadr, Sayed Hazem al Araji, llamó al viernes a los miles de fieles chiítas a «marchar hasta Nayaf», al término de una manifestación de apoyo al joven jefe rebelde cuya prestigio sigue en suba entre los miembros de comunidad chiíta, no así en el alto clero más proclive a negociar parcelas de poder con la ocupación militar.

«Aquí, en el exterior del cuartel general de los ocupantes que no han traído sino la muerte y la destrucción a este país, les ordenamos que marchen hacia Nayaf a pie», declaró Sayed Hazem al Araji a los fieles congregados para una oración al aire libre junto a la «Zona Verde», donde se encuentran las oficinas del gobierno interino y la embajada estadounidense conducida por John Negroponte.

El viernes, mientras subsistían todo tipo de versiones sobre la tregua y la negociación, el periodista británico del Sunday Telegraph James Brandon fue liberado 24 horas después de ser secuestrado por unos hombres armados en su hotel de Basora, en el sur de Irak, según un fotógrafo de la agencia AFP.

La cadena BBC había emitido un vídeo en el que aparecían el rehén y un encapuchado que exigía el final de la ofensiva en Nayaf a cambio de su liberación.

Los voceros políticos de Moqtada Sadr negaron tajantemente el viernes cualquier implicación en el rapto y pidieron a los secuestradores que liberaran «inmediatamente» al periodista.

«Al principio me maltrataron pero cambiaron de actitud cuando oyeron el llamamiento de Moqtada Sadr», señaló Brandon en una conferencia de prensa improvisada tras su liberación.

En Basora, un vocero del movimiento rebelde exhortó a la policía iraquí y a la guardia nacional a que se unan al Ejército del Mehdi en Nayaf y convocó tres días de huelga general en solidaridad con la ciudad santa.

«O están con nosotros o en contra», advirtió Ahmed al Maliky durante la oración del viernes, que tuvo lugar frente a al cuartel local de Moqtada Al Sadr.

En la ciudad rebelde de Faluya, al oeste de Bagdad, unos 1.500 sunitas enarbolaron retratos de Sadr y llamaron a la «yihad» tras la oración.

«Faluya con Nayaf, el objetivo es Estados Unidos», «Sí, sí al islam, sí a la yihad, los sunitas y los chiítas están unidos», gritaban los manifestantes.

Condenas en Irán

En Teherán, convocados por el clero gobernante , varios miles de personas se manifestaron a la salida de la gran oración del viernes a gritos de «muerte a Estados Unidos» y «Defendamos el mausoleo del imán (Alí en Nayaf) con nuestra sangre».

«Hoy el pueblo musulmán de Irán manifiesta de nuevo su apoyo al pueblo inocente de Irak, que ha sido víctima de crímenes y de la ocupación de los invasores estadounidenses», decía un comunicado leído por representantes de los congregados al término de la manifestación.

El prominente clérigo iraní, ayatolá Ahmed Yanati, condenó el viernes «el silencio» de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) frente al ataque militar lanzado por Estados Unidos contra Nayaf.

El Ayatolá Yanati, secretario general del influyente Consejo de Guardianes de la Revolución iraní, manifestó esta opinión en el sermón de la oración comunitaria del viernes ante los miles de fieles congregados en la Universidad de Teherán, la principal tribuna política del país, según informó la agencia EFE.

«¿Por qué los líderes del mundo islámico no adoptan medidas frente a lo que sucede en Irak? ¿Acaso esperan que la situación se deteriore más de lo que está?», se preguntó el clérigo durante su discurso. El ayatolá subrayó que la reciente escalada de violencia en Nayaf nunca hubiera estallado si el Gran Ayatolá Ali Sistani, máximo líder espiritual de los chiítas iraquíes, hubiera estado en la ciudad.

Yanati expresó su deseo de que Ali Sistani se recupere pronto y regrese a Irak, ya que es «el protector del pueblo iraquí».

«Los cementerios iraquíes están llenos por la democracia de Estados Unidos y las calles de Nayaf son escenario de la democracia occidental», señaló el alto funcionario religioso iraní.

Finalmente el ayatolá Yanati responsabilizó al Gobierno interino iraquí de haber dado la luz verde a las tropas norteamericanas para que lanzaran su campaña militar contra Nayaf.

Faluya

Por otra parte, los aviones de Estados Unidos bombardearon varios blancos en la ciudad sunita de Faluya, al oeste de Bagdad, por segundo día consecutivo, dijeron testigos.

Allí murieron como consecuencia del ataque cuatro personas, incluyendo dos niños, dijeron testigos y personal de hospitales.

Los militares de Estados Unidos dijeron que no tenían información sobre los ataques contra Faluya, un centro de resistencia antiestadounidense.

En Kufa, una ciudad del sur, a 10 kilómetros de Nayaf, las fuerzas iraquíes de seguridad mataron a varias personas en una incursión contra un bastión de Sadr, dijo a la CNN Carrie Batson, una capitana de los marines.

Por otro lado, siete iraquíes murieron y 34 fueron heridos el viernes al amanecer en ataques de las fuerzas norteamericanas contra supuestas posiciones de Moqtada Sadr en Kut (centro-este).