La escritora Haifa Zangana (Bagdad 1950) lamenta la ocasión perdida para impulsar un proceso político pacífico tras la prohibición del Gobierno español de celebrar un encuentro de la resistencia iraquí en Asturias. DIAGONAL: Finalmente las amenazas lograron su objetivo. ¿Qué le ha parecido la actitud del Gobierno español? Haifa Zangana: Un gran error, ha mostrado […]
La escritora Haifa Zangana (Bagdad 1950) lamenta la ocasión perdida para impulsar un proceso político pacífico tras la prohibición del Gobierno español de celebrar un encuentro de la resistencia iraquí en Asturias.
DIAGONAL: Finalmente las amenazas lograron su objetivo. ¿Qué le ha parecido la actitud del Gobierno español?
Haifa Zangana: Un gran error, ha mostrado una gran carencia de visión estratégica y ha perdido una gran oportunidad de tomar parte en un diálogo productivo. Rechazar la conferencia es dar una negativa al futuro del pueblo iraquí. Lo peor es la decepción. El mismo Gobierno que sacó las tropas de Iraq en 2004 ahora se niega apoyar la existencia de un proceso político pacífico.
D.: Visto lo visto, ¿se estrecha el margen para la resistencia política?
H. Z.: Es demasiado pronto para emitir un juicio. Hay personas en organizaciones europeas e iraquíes que no quieren tirar la toalla, pero debemos ser conscientes del cambio que se está produciendo en Iraq para encontrar nuevos caminos. Los iraquíes estamos más acostumbrados a las amenazas de muerte pero para los compañeros europeos es algo que, con la experiencia de Gijón, ha ocurrido por primera vez.
D.: ¿A qué y a quiénes nos referimos cuando hablamos de resistencia iraquí?
H.Z.: Suelo hablar de distintos niveles de resistencia. La básica es la supervivencia diaria y en ella están todos los iraquíes, con el apoyo mutuo en sus barrios, donde las mezquitas juegan un papel importante. Después está la sociedad civil: organizaciones de mujeres, de padres y madres de escolares, sindicatos, como el de Trabajadores del Petróleo del Sur. En otro escalón está la resistencia política. Yo trabajaba en Bagdad con varias organizaciones para publicar un periódico, el Rayal al Arab. El editor, Saad Shalash, fue asesinado junto a su mujer, en un ejemplo de que el gobierno no acepta el menor tipo de oposición. En ese sentido sí es cierto que ya no hay espacio para una oposición política. Queda la resistencia armada que, debemos insistir, es legal de acuerdo con las resoluciones de la ONU. Cualquiera que diga que la resistencia armada es terrorismo miente. Ningún grupo de la resistencia armada jamás ha tenido como objetivo a la población civil, ni siquiera a estadounidenses civiles en Iraq. Es más, hay personas a las que protege la resistencia armada.
D.: ¿La presencia de al-Qaida en Iraq está sobredimensionada?
H.Z.: Si aceptamos los informes del Pentágono, el porcentaje de combatientes extranjeros es del 5%. No podemos explicar todo lo que ocurre en Iraq nombrando a al-Qaida. Por otra parte, yo en los años 70 apoyé la lucha armada dentro del movimiento palestino. Como combatiente extranjera, ¿debería haber sido acusada de formar parte de un al-Qaida palestino?
D.: ¿Cómo ha evolucionado en estos siete años la situación de la mujer en Iraq, como víctima y como resistente?
H.Z.: La mujer iraquí pierde en dos niveles. En sus derechos como ciudadana (salud, educación…) lo hace en la misma medida que los hombres. Pero está más expuesta a los abusos físicos, sexuales. En Bagdad los muros levantados dividen la ciudad en 50 secciones, con 1.400 check points donde se acosa a las mujeres sistemáticamente. Además, la pobreza ha aumentado por primera vez la prostitución. Este panorama no significa que la mujer iraquí se resigne. Al contrario, se percibe un posicionamiento que se traduce en una mayor presencia de las mujeres en todos los niveles de la resistencia, incluida la lucha armada.
D.: ¿Obama es sólo un rostro amable o supone un cambio respecto a la Administración Bush?
H.Z.: Para los iraquíes ese cambio no ha modificado la catástrofe diaria de la ocupación: allanamiento de viviendas, arrestos arbitrarios, secuestros, asesinatos por mercenarios ‘empleados de seguridad’, coches bomba… El ACNUR estima que más de 4,7 millones de iraquíes han dejado sus casas. Respecto a la cacareada retirada de las tropas de EE UU en 2011, no se trata de un logro de Obama. Sucede al compás de los acuerdos firmados por Bush y Al Maliki en 2008, el Estatuto de las Fuerzas Armadas (SOFA) y el acuerdo Marco Estratégico. Según el SOFA, los soldados de EE UU deben salir antes de finales de 2011. La realidad es diferente. En el Pentágono, el general Ray Odierno afirmó el mes pasado que quedarán en Iraq 50.000 soldados, 94 bases y más de 65.000 contratistas trabajando con las tropas. Y no hay que olvidar su nueva embajada, de 736 millones de dólares, construida sobre un terreno casi cuatro veces el tamaño del Pentágono y que es una fortaleza neocolonial. Cameron Munter, número dos de la embajada, afirmó recientemente que «los esfuerzos no estarán en el orden de magnitud (ni en cifras ni en dinero) de los del período militar pero, no obstante, serán extraordinariamente sustanciosos».
D.: ¿Qué importancia da a la presencia de Irán en Iraq?
H.Z.: Mucha, en cierta medida ha jugado un papel similar al de EE UU. Está convirtiendo Iraq en un campo de batalla, emplea su influencia en Iraq como carta para compensar la presión de EE UU. La soberanía de Iraq está amenazada tanto por la ocupación de EE UU como por la manipulación iraní. Pero muchos iraquíes opinan que debemos ver a Irán como un oponente, no como un enemigo. Irán seguirá siendo un país vecino después de que las tropas de EEUU hayan abandonado Iraq, así que debemos encontrar vías para convivir pacíficamente.
D.: ¿El petróleo aún marca el paso o cobran relevancia otros intereses?
H.Z.: El petróleo y la protección de Israel son los puntos clave. Iraq es el tercer país con mayores reservas conocidas y debe ser controlado a cualquier coste. En una reciente entrevista, Issam Chalabi, ex Ministro del Petróleo, advertía de que «lo importante para EE UU y el libre comercio es que el petróleo deje de estar bajo el control del pueblo y de compañías estatales».
- TRAYECTORIA. En los 70, tras pasar por la cárcel por su oposición al gobierno iraquí, Zangana trabajó en Siria y en Líbano para la OLP como responsable de la unidad farmacéutica. (Foto: P. Menéndez)
D.: ¿Por dónde pasa hoy la estrategia contra la ocupación? ¿Cuáles son las tareas más urgentes?
H.Z.: El fin de la ocupación bajo todas sus formas (asesoramiento, entrenamiento, fuerzas especiales, seguridad y mercenarios); el fin de la injerencia extranjera en los asuntos iraquíes, incluida su industria petrolera; la compensación y reparación por los países responsables de la guerra y las sanciones; una acción urgente contra la crisis humanitaria que vive el pueblo iraquí y la persecución de los responsables de los crímenes de guerra y el latrocinio de los recursos de Iraq.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-mismo-Gobierno-que-saco-las.html
rCR