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Asesinatos, secuestros, campos de concentración...

El «Nuevo Iraq» de Estados Unidos: «Venganza más allá de la muerte».

Fuentes: Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

» ¿Cómo fluye la sangre de un fantasma?», ( They Didn’t Ask: What’s After Death? , Mahmoud Darwish, 1942-2008.)*

» Desde las Cruzadas no nos había ocurrido nada tan terrible «, Un amigo iraquí.

En noviembre de 2010 el ex ministro de Asuntos Exteriores y vice Primer Ministro de Iraq Tareq Aziz, que se encontraba bajo la amenaza de ser ejecutado, pidió a su abogado ser enterrado en Jordania y volver a su patria «después de que Iraq sea liberado». Temía que su cuerpo fuera profanado o exhumado por el gobierno títere de Iraq.

El respeto a cualquier persona, por no hablar de los muertos, no ha sido un atributo por el que haya destacado el gobierno cliente a medida de Estados Unidos del «primer ministro» Nuri al Maliki

En mayo de 2006 el canal de TV al-Arabiya mostró un vídeo de lo que afirmaban eran los restos del ex Primer Ministro (1991-1993) Muhammad Hamza al Zubaydi golpeados y su cabeza pateada repetidamente por un grupo de personas. Encarcelado bajo custodia de las fuerzas estadounidenses el 21 de abril de 2003, su muerte de un «ataque al corazón» en un hospital militar estadounidense se anunció el 5 de diciembre de 2005, aunque había muerto tres días antes, el 2 de diciembre. Tenía sesenta y siete años.

La letanía de pogromos en Iraq desde la invasión y derrocamiento de Saddam Hussein (bajo la ocupación y el deplorable «Consejo de Gobierno», después la ocupación y los dos predecesores de al Maliki, luego la ocupación y al Maliki, y a ahora bajo el vengativo régimen de al Maliki en solitario) se ha igualado a otros de triste fama, desde Varsovia a la Kristallnacht.

No se usa la palabra «pogromo» a la ligera. Un pogromo se caracteriza por asesinatos, destrucción de casas, propiedades, negocios y centros religiosos, junto a detenciones arbitrarias y campos de concentración.

Desde la destrucción en 2006 de las cúpulas doradas de la mezquita Askari de Samarra en la que se cree que están enterrados dos imanes, Ali Al-Hadi y su hijo Hassan Al-Askary, por toda la nación se han reducido a cenizas, quemado y bombardeado mezquitas tanto sunníes como chiíes, iglesias cristianas, además de templos y mezquitas yazidi y de otras minorías. La democracia estadounidense y británica en Iraq dio lugar a un pogromo muy democrático en el que no se excluye ninguna religión u origen étnico.

También desde la invasión es desconcertante el hacho de aterrorizar, ya sea por razones religiosas, para pedir un rescate, para arreglar cuentas o por razones incomprensibles. Y ello en un país donde durante generaciones se había convivido.

Literalmente de la noche a la mañana Iraq cambió de ser una tierra en la que en general una persona podía pasear sola con toda seguridad por las calles de ciudades y pueblos, de día o de noche, a un país que se despertó para encontrar a familias enteras en las morgues con heridas que indicaban torturas inimaginables. Despertó a cuerpos decapitados arrojados a basureros y a padres e hijos decapitados arrojados en los caminos de entrada a las casas o en los jardines de estas.

Iraq también despertó a secuestros, extorsión, destrucción de casas, de locales y de negocios gratuitos, o a la toma de estos por la fuerza.

Los «aliados» que traían la libertad crearon campos de concentración en Abu Ghraib y Camp Bucca, en el aeropuerto de Bagdad y en otros gulag que parecen ser once mil aunque al parecer ser incontables.

Pero, de hecho, en el Nuevo Iraq la venganza va más allá de la muerte. El 29 de marzo Nuri al Maliki albergó la primera Cumbre Árabe en Bagdad en veinte años, para la que gastó mil millones de dólares, en los que se incluía el gasto de reemplazar las palmeras destruidas por los estadounidenses y ofrecer un banquete con dátiles envueltos en hojas de oro.

Eso mientras los iraquíes luchan por conseguir una electricidad mínimas, agua limpia y servicios básicos. Los bagdadíes tuvieron los móviles desconectados una semana y las fuerzas de seguridad garantizaron que estuvieran atrapados en el tráfico durante horas, sin poder llegar al trabajo, si es que tenían alguno, cautivos en su ciudad «liberada».

El día anterior a este bacanal derroche, siguiendo las instrucciones de Maliki se envió a un alto cargo al gobernorado de Salahuddin, donde nació Saddam Hussein en el pueblo de Awja y donde fue llevado para enterrarlo después de su linchamiento respaldado por Estados Unidos y el chocante trato que se le dio después a su cuerpo. Sus dos hijos, matados sumariamente a tiros por las tropas estadounidenses en Mosul en julio 2003, junto con su nieto de quince años, también están enterrados ahí.

El enviado de Maliki ordenó al jefe del clan al-Bu Nasir de Saddam, Hassan al Nada, cerrar la tumba y trasladar los restos del ex presidente a otra parte (i).

¿Acaso no son los dictadores y los déspotas quienes ordenan y mandan, mientras que los Primeros Ministros elegidos democráticamente debaten y deciden por consenso?

«Es extraño que se ordene cerrar la tumba, especialmente dado que acoge los cuerpos de Abdul Rahman Arif y Abdul Karim Kassem», comentó Nada.

Arif, un apasionado panarabista, fue presidente entre 1966 y 1968. Como soldado de carrera que era entonces, había apoyado el sangriento derrocamiento de la monarquía impuesta por los británicos en 1958, después como presidente envió tropas iraquíes a luchar contra Israel en la Guerra de los Seis Días de 196. Murió en el exilio en Amman, Jordania, en 2007 tras de abandonar Iraq después de la invasión.

Kassem dirigió la revolución del 14 de julio de 1958, fue el primer Primer Ministro postrevolucionario (1958-1963) y acabó con la política de puertas abiertas que había facilitado los monopolios que, en palabras de los iraquíes, «saqueaban las riquezas iraquíes y ataban Iraq a las alianzas imperialistas».

Como siempre, la historia iraquí se repite, y se pagan las «ataduras» y «saqueos». Iraq está clasificado como el tercer país más corrupto del mundo y según Ekurd.net (iii) al Maliki es el primero de los diez políticos iraquíes que llegaron a Iraq con los tanques invasores y esperaban hacerse millonarios en diez años. La mayoría de los iraquíes se enfrentan a diario a privaciones que hacen que les parezca benigna la miseria absoluta que habían padecido durante el embargo.

A pesar de ser chií y también Secretario General del Partido Islámico Dawa y nieto de un clérigo chií, Maliki ha abrazado claramente la cruzada estadounidense que va desde el castigo hasta el llenarse los bolsillos y la falta de respeto, incluso a los muertos (piensen en los restos desaparecidos de Bin Laden, el desconocido lugar en el que descansa el general Gadaffi, si es que lo hace en algún lugar). Maliki la sigue fielmente.

«Ordenó que se desenterraran los cuerpos, se destruyeran las tumbas y se sacara a los muertos de sus tumbas», escribió Thomas Asbridge en su autorizada historia de las Cruzadas (ii). Escribía acerca del año 1098. No se ha llevado a Iraq cien años atrás desde la invasión, como repiten los iraquíes, sino, según parece, casi mil de años atrás.

Tras la caída de Iraq, simbolizada de forma escalofriante por la cara de la estatua de Saddam Hussein tapada con una bandera estado, el 9 de abril de 2003, y el derrocamiento de este, al Maliki se convirtió en el segundo responsable de la Comisión Nacional Suprema de Desbaathificación (encargada de purgar de sus empleos a todos los antiguos miembros del Partido Baath, defensores del panarabismo).

La tumba del cofundador del panarabismo, el filósofo y sociólogo Michel Aflaq (1910-1989) fue arrasada y borrada por los bulldózeres estadounidenses.

En 1991, después de la masacre de la carretera de Basora**, el general Norman Schwarzkopf anunció que «no quedaba nadie que matar». Como se acerca el 9 de abril, noveno aniversario de la destrucción de la estatua y de Iraq, parece que al Maliki ha superado a Shwarzkopf: ha evolucionado a atacar a los muertos.

Este noveno aniversario cae en el fin de semana de Pascua. Los iraquíes e Iraq (donde según los creyentes nació, en Ur, al sur del país, Abraham, padre de la cristiandad, del islam y del judaísmo) también necesitan una resurrección y un milagro.

Notas:

* http://www.bloodaxebooks.com/titlepage.asp?isbn=1852247886

i. http://english.alarabiya.net/articles/2012/03/28/203749.html

ii. http://www.amazon.com/The-Crusades-Authoritative-History-Holy/dp/0060787287

iii. http://www.ekurd.net/mismas/articles/misc2012/3/state6023.htm

** Masacre cometida por las fuerzas estadounidense entre las tropas iraquíes en retirada después de la rendición de Iraq en 1991 y entre civiles que huían en esta carretera; véase de la misma autora http://www.aporrea.org/tiburon/a50693.html (N. de la T.)

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=30189