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El Pentágono exonera a los altos cargos del escándalo de Abu Ghraib

Fuentes: Gara

Doce meses después de que estallara el escándalo de las fotos de las torturas perpetradas en la prisión iraquí de Abu Ghraib, los únicos que han pagado por esas prácticas son soldados de bajo rango, a pesar de haberse comprobado sobradamente que no fue un incidente aislado. El Pentágono exoneró el pasado viernes al general […]

Doce meses después de que estallara el escándalo de las fotos de las torturas perpetradas en la prisión iraquí de Abu Ghraib, los únicos que han pagado por esas prácticas son soldados de bajo rango, a pesar de haberse comprobado sobradamente que no fue un incidente aislado. El Pentágono exoneró el pasado viernes al general Ricardo Sánchez, ex comandante de las tropas de EEUU en Irak, de toda responsabilidad en ese escándalo, así como a otros tres altos oficiales.

A modo de cierta compensación, el Ejército despojó de mando a la general Janis Karpinski, comandante de la brigada que controlaba la prisión, por negligencia en el cumplimiento del deber. Pero en la exoneración emitida por una comisión investigadora del Ejército también resultaron beneficiados otros tres altos oficiales.

El 28 de abril de 2004 se filtraron a la prensa las primeras imágenes de detenidos en posiciones vejatorias y siendo víctimas de maltrato en esa cárcel.

Las autoridades castrenses eran conscientes de los abusos desde meses antes. A finales de 2003, los oficiales dijeron a la tropa en Abu Ghraib que destruyesen cualquier imagen de los prisioneros, según dijo a Efe Aidan Delgado, soldado destacado en la prisión. El trabajaba como mecánico y no tenía contacto con los detenidos, pero confesó no haberse sorprendido por lo que salió a la luz. «Vi que los trataban duramente y los insultaban, que los agarraban y los zarandeaban», dijo Delgado, que fue eximido del Ejército el año pasado tras declararse objetor.

Las imágenes dañaron la reputación de EEUU en el mundo. La Casa Blanca insiste en que los culpables de los abusos fueron «unos pocos» y sobre ellos ha hecho caer el peso de la justicia militar. En total, catorce soldados han sido condenados por las torturas, según Human Rights Watch, pero ninguno de rango superior al de sargento.

No obstante, ésta y otras asociaciones afirman que la culpa va más allá. «Un muro de impunidad envuelve a los arquitectos de las políticas que fueron responsables por el patrón más amplio de abusos», denunció HRW. Esta asociación pidió una investigación independiente del papel de Rumsfeld y del ex director de la CIA, George Tenet.

La Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) y Human Rights First demandaron en enero pasado ante una corte federal a Rumsfeld en nombre de víctimas presuntamente torturadas por fuerzas de EEUU. Le acusaron de autorizar «técnicas ilegales» para los interrogatorios y de no frenar las torturas.

Lo que ha quedado claro desde que se filtraron las fotos es que los malos tratos no fueron hechos aislados. El Departamento de Defensa ha reconocido que 24 prisioneros bajo su custodia en Irak y Afganistán podrían haber sido asesinados por soldados de EEUU desde 2002. Además, la Cruz Roja y el FBI han constatado que detenidos de Guantánamo sufrieron palizas y asfixias, y se les colocaron cigarrillos encendidos en los oídos.

Nadie ha sido enjuiciado por esos malos tratos y ningún alto funcionario de EEUU ha asumido responsabilidad por los abusos en general. Al contrario, Bush les ha premiado.