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El petróleo de Iraq, botín de guerra

Fuentes: IraqSolidaridad

Si el próximo año se pone en marcha el plan de inspiración estadounidense para entregar la explotación de las reservas de petróleo de Iraq a multinacionales estadounidenses y británicas, los iraquíes se enfrentarán a la terrible perspectiva de perder hasta 200.000 millones de dólares de la riqueza de su país. Un informe elaborado por grupos […]

Si el próximo año se pone en marcha el plan de inspiración estadounidense para entregar la explotación de las reservas de petróleo de Iraq a multinacionales estadounidenses y británicas, los iraquíes se enfrentarán a la terrible perspectiva de perder hasta 200.000 millones de dólares de la riqueza de su país. Un informe elaborado por grupos de opinión de EEUU y Gran Bretaña [1] advierte que Iraq podría caer en la «antigua trampa colonial» si se permite a las compañías extranjeras apoderarse de una parte de sus enormes reservas de energía. El informe, con toda seguridad, va a reavivar las sospechas de que el verdadero objetivo de la guerra de 2003 en Iraq fue que Occidente controlara su petróleo.

El gobierno iraquí ha anunciado que, tras las elecciones generales que se van a celebrar el próximo [15 de] diciembre, tiene proyectos para conseguir financiación externa para la explotación de sus reservas petrolíferas. Iraq tiene unas reservas de 115.000 millones de barriles, que son las terceras en importancia del mundo.

‘Acuerdos conjuntos de producción’

Según el informe, elaborado por organizaciones como War on Want y New Economics Foundation (NEF), la nueva Constitución iraquí abre las puertas a las grandes inversiones extranjeras [2]. Las negociaciones con las compañías petroleras ya se han puesto en marcha antes de las próxima elecciones y antes de que se aprueben nuevas leyes.

Estas organizaciones afirman haber reunido información sobre las presiones de alto nivel que los gobiernos de EEUU y del Reino Unido han ejercido sobre Iraq para que buscara compañías extranjeras que llevaran a cabo la reconstrucción de la industria petrolífera. Asimismo, revelaron que un memorando de actuación del ministerio británico de Asuntos Exteriores difundido el pasado verano indicaba que, cuando menos, se necesitarían 4.000 millones de dólares para recuperar la producción a los niveles anteriores a la Guerra del Golfo de 1990-91. «Habida cuenta de las necesidades de Iraq, no resulta realista recortar el gasto gubernamental en otros sectores, de ahí que Iraq necesite llegar a acuerdos con las compañías internacionales de petróleo que aporten las inversiones exteriores precisas para ello», afirmaba [el documento británico].

El informe mencionado revelaba que el Departamento de Estado estadounidense había propuesto ya antes de la invasión la realización de los denominados «Acuerdos conjuntos de producción» (Production sharing agreements, PSA en la sigla inglesa), adoptados después por la Autoridad Provisional de la Coalición [3]. «El gobierno actual [de Yaafari] está acelerando el proceso y ya negocia contratos con compañías petroleras en paralelo con el proceso constitucional, las elecciones y la aprobación de una ley del petróleo», aseveraba Crude Designs en el documento.

A principios de este año, un informe del programa de BBC Newsnight alegaba disponer de documentos que demostraban que la Administración Bush tenía proyectos para controlar el petróleo iraquí anteriores, incluso, de los atentados del 11 de septiembre en EEUU. Basándose en el estudio de los PSA en siete países, afirmaba que las multinacionales tratarían de conseguir índices de beneficios para sus inversiones que iban del 42 al 162 por ciento, muy por encima de la tasa media del 12 por ciento. Tomando como referencia un precio de 40 dólares el barril -por debajo del actual, que llega casi a los 60 dólares-, y con una duración de los contratos de entre 25 y 40 años, llegaba a la conclusión de que Iraq estaba a punto de perder 194.000 millones de dólares.

Andrew Simms, director de NEF indica:

«Durante el siglo pasado, Gran Bretaña y EEUU han dejado un rastro de conflictos mundiales, de agitación social y de daños medioambientales en su afán de apoderarse y controlar una proporción desmesurada de las reservas de petróleo del mundo. Ahora, parece que están decididos a aumentar sus deudas ecológicas a expensas de Iraq. En lugar de empezar de nuevo, Iraq está siendo atrapada en una antigua trampa colonial.»

Por su parte, Louise Richards, director ejecutivo de War on Want, señala:

«Cada vez más, la gente se da cuenta de que la guerra de Iraq era por el petróleo, por los beneficios y por el pillaje. A pesar de las declaraciones de los políticos que denuncian que se trata de una «Teoría conspiratoria» nuestro informe ofrece pruebas evidentes que demuestran que los beneficios del petróleo de Iraq se encontraban entre los objetivos de las multinacionales del petróleo.»

Triplicar la producción

El gobierno iraquí actual ha anunciado que quiere triplicar la producción desde dos millones de barriles diarios actuales hasta seis millones. El Departamento de Información sobre la Energía de EEUU afirma que un aumento semejante aliviaría «las tensiones del mercado» [internacional] que mantienen el precio alto. Pero los gobiernos y las compañías occidentales han dicho que el informe era una simple hipótesis y que el asunto es una cuestión que sólo concierne al pueblo iraquí, si bien indicaron que Iraq necesita dinero para la reconstrucción del sector.

Un portavoz del Foreign Office ha declarado que la industria petrolera del país necesita urgentemente inversiones tras años de baja inversión, de sanciones de la Naciones Unida, del vandalismo de Sadam Husein, de los muchos sabotajes recientes de la resistencia y del pillaje generalizado. «El gobierno iraquí ha dejado bien claro que la decisión concierne a sus autoridades pero comprende que se necesitaría mucha inversión», declaró. Afirmó, asimismo, que no resultaba sorprendente que Iraq buscara expertos extranjeros que ayudaran a la recuperación de una industria que constituye la principal fuente de ingresos para la reconstrucción del país. «Trabajamos estrechamente con otros ministerios como el de Hacienda, al que prestamos asistencia técnica y asesoría», y añadió que el Foreign Office no estaba llevando a cabo presiones concretas.

Gregg Muttit de Platform, un grupo activista que ha participado en la elaboración del informe, afirma que Iraq dispone de una red de expertos en petróleo -aunque en precarias condiciones- y podría usar los actuales ingresos o nuevos préstamos para financiar las inversiones. El informe da los nombres de varias compañías (entre ellas el grupo Anglo-Ducht) que están tomando posiciones antes de que se elija al nuevo gobierno. En 2003, Walter van de Vijver, entonces jefe de prospecciones y producción de esta compañía, decía que los inversores necesitarían «[] seguridades sobre los ingresos futuros y un acuerdo contractual de base». Este consorcio petrolífero declaró el pasado 21 de noviembre que el nuevo gobierno iraquí habrá de determinar la implicación de las compañías petroleras extranjeras: «Aspiramos a establecer una presencia a largo plazo en Iraq y una relaciones duraderas con los iraquíes, incluido el nuevo gobierno electo».

En la actualidad no existen multinacionales que operen en Iraq debido a la escasa seguridad interna.

Notas de IraqSolidaridad:

1. Dado a conocer el 21 de noviembre.

2. Véase en IraqSolidaridad: Bajo ocupación, sin soberanía ni libertades ciudadanas: No al referéndum sobre la nueva Constitución iraquí

3. Primera administración civil y militar de ocupación hasta junio de 1004 dirigida por Paul Bremer.

Traducido para IraqSolidaridad por Felisa Sastre

IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org).