Hay empresas que devoran datos y que toman su desayuno cada vez que instalas ciertos programas o haces compras por Internet. Esa información que suministras se convierte en un nuevo producto con una gran demanda. No son pocos los que pagan por conocerte, estudiarte y encasillarte. Si los numeritos de las estadísticas no mienten, tu […]
Hay empresas que devoran datos y que toman su desayuno cada vez que instalas ciertos programas o haces compras por Internet. Esa información que suministras se convierte en un nuevo producto con una gran demanda. No son pocos los que pagan por conocerte, estudiarte y encasillarte. Si los numeritos de las estadísticas no mienten, tu dirección tiene el precio de medio dólar y, si no es época de rebajas, siete con noventa y cinco es lo que vale conocer tu estado civil. En el mundo del todo se vende y del todo se compra la privacidad es una mercancía, el anonimato una utopía y la intimidad un delirio.
No son solo las empresas, el gobierno, que se cree el papá de los ciudadanos, está dispuesto a fisgar en las habitaciones de sus hijos para asegurarse de que no van por el mal camino ni se juntan con malas compañías. Controlar a todos los descarriados que en el mundo son, no es tarea fácil y se necesitan sofisticados sistemas de espionaje global. Uno de ellos es el «proyecto Matrix». Este programa informático que analiza, cruza y evalúa información extraída de bases de datos públicas y privadas tiene como objeto identificar y seleccionar a los ciudadanos «potencialmente terroristas». La empresa Seisint Inc., que es la que ha desarrollado este software de peliculero nombre, ha recibido 12 millones de dólares del gobierno de EEUU y, aunque por ahora solo actúa en algunos de sus estados, supongo que tiene, como toda arma de control, vocación planetaria.
Al igual que hacen ciertas empresas con las muestras de champú que echan en los buzones como promoción de sus productos, Seisint ha lanzado a los cuatro vientos una prueba de la eficacia de su sistema con una primera lista de 120.000 personas que han sido acusadas por un ordenador de tener el «cociente terrorista». La lista ha sido puesta en manos del gobierno de Estados Unidos y las primeras investigaciones y detenciones basadas en este proyecto ya se han realizado. Tu etnia, religión y sexo te delatan y Matrix sabe si escondes un terrorista en tu interior. Cuidado también con tu historial de conducción porque de él también depende que sumes puntos al terrorista potencial del año.
Barry Steunhardt, director del programa de privacidad y tecnología de ACLU (Unión de Derechos Civiles de América) afirma que «estar asociado a una lista de terroristas va a hacer miserable la vida de la gente». Como muchos imaginarán aparecer en una lista de potenciales terroristas no es la más recomendable de las distinciones para buscar empleo, hacer amigos o pedir un billete de avión con destino a Nueva York. Tampoco consigue esa lista multiplicar el número de probabilidades que tienes de conseguir la custodia de tus hijos o una cita para el sábado por la noche. Según informa «El País» asociaciones de derechos civiles estadounidenses han denunciado que a algunas de las personas que han entrado a formar parte de esa lista se les prohíbe viajar en avión o se les niegan créditos sin motivo. En lo que respecta a las posibilidades de encontrar empleo parece que ser sospechoso de terrorismo no ayuda. Para ratificarlo, el 25 de mayo, envié un correo electrónico a cinco empresas de trabajo temporal en el que les preguntaba si «se sale del perfil del empleado ideal alguien que pudiera ser potencialmente un terrorista». Ninguna de ellas me contestó pero no me cabe duda de que la respuesta habría sido afirmativa. De hecho creo que por hacer esa pregunta de chiflado yo mismo ya consto en alguna lista.
Este sistema de control que, como la mayoría, se alimenta de pánico, se creó tras la destrucción de las Torres Gemelas. Hank Asher, arquitecto de Matrix, decidió elaborar su producto porque tras el atentado pensó «que estábamos en medio de una guerra mundial». El terror hace que vendamos baratas las libertades y los días siguientes al 11 de Septiembre eran propicios para crear al Gran Hermano que todo lo ve, que todo lo escucha y que todo lo espía.
George Orwell demostró tener más de Nostradamus que Nostradamus cuando escribió su libro «1984». En esta novela publicada hace más de medio siglo se relata un mundo futuro en el que el gobierno observa y controla a cada ciudadano. En la primera página del libro llama la atención una advertencia escrita en mayúsculas por el autor: EL GRAN HERMANO TE VIGILA.
David Bravo Bueno ( http://filmica.com/david_bravo/ )
Publicado en la revista @rroba