Recomiendo:
0

El pueblo iraquí atrapado en los enfrentamientos de terroristas de todo signo

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos.

La crisis humanitaria de las personas refugiadas y desplazadas en Iraq, y los crímenes de guerra cometidos por todo tipo de terroristas han empeorado hasta hacer casi imposible cualquier tipo de posibilidad de solución, si es que hay alguna, por parte del gobierno, las ONG o las agencias de la ONU. La reciente caída militar de Ramadi – la capital del gobernorado de Anbar, situado al oeste – en manos del Estado Islámico (EI), el enfrentamiento militar entre las Unidades de Movilización Popular chiíes dirigidas por Irán (PMU [1], por sus siglas en inglés) y fanáticos sunníes de los luchadores del EI en diferentes partes de Salah Addeen y Anbar, los bombardeos diarios por parte de las fuerzas aliadas dirigidas por Estados Unidos, el temor tanto al avance del EI como a las posibles atrocidades de las milicias, y toda la atmósfera de anticipación de lo peor al empezar la Operación Anbar llevó a millones de personas a huir a lo desconocido para salvar la vida, especialmente después de la reciente visita del primer ministro iraquí Haider Abadi a Rusia y Estados Unidos para comprar más armas destinadas a los próximos ataques.

 

El flujo de personas refugiadas que salían de Ramadi las dos últimas semanas provocó una grave crisis, especialmente después de Bagdad y la región del Kurdistán se negaran a recibirlas. Miles de familias se han visto atrapadas en el desierto bajo un sol implacable, con una temperatura que en mayo alcanza los 50˚ C, en el primitivo puente de Bzabiz, donde la policía y el ejército federales les impidió cruzarlo para llegar a la carretera principal (con el pretexto de que podía haber entre ellos combatientes del EI). No podían volver a sus casas en Ramadi después de que el ejército y la policía iraquíes abandonaran la ciudad y esta fuera tomada por el EI, y debido a los continuos bombardeos de la ciudad por parte de las fuerzas aliadas. Las televisiones locales [2], varias organizaciones [3] y los medios de comunicación [4] han informado de noticias dramáticas de familias que habían perdido a sus hijos, de niños que buscaban a sus padres y madres que gritaban histéricas. Probablemente la más trágica de estas historias sea la de un padre que estrechaba el cadáver de su hijo de dos años y se negaba a enterrarlo. Cuando sus familiares y amigos insistieron en enterrar al niño, el padre se arrojó al río en un ataque de desesperación.

«El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó el martes de que las personas refugiadas que huyen de la violencia de Ramadi se enfrentan a muchos problemas, como la escasez de recursos, los checkpoints, las restricciones de entrada y los trámites de seguridad, en su viaje en busca de seguridad» [5]. La policía trató de evacuar a 2.000 personas refugiadas de la zona del puente a Amiriyat al-Fallujah, lo que provocó un caos y una miseria aún mayores. En la ciudad de Niba’i, al sur de Salah Addeen, las PMU desplazaron por la fuerza a 900 familias. Testigos presenciales afirmaron que los soldados y hombres de la milicia habían saqueado las casas, las propiedades, los animales, los vehículos agrícolas, etc., de estas familias. Así mismo, las familias del gobernorado de Diyala esperan en las fronteras del Kurdistán y sufren penalidades aún mayores.

El Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, afirmó que hay 15 millones de personas refugiadas en Iraq y Siria viviendo en unas condiciones extremadamente difíciles [6], lo cual es quedarse corto dada la terrible situación en la que viven estas personas, que carecen de las necesidades más básica, como alojamiento, agua, comida e instalaciones sanitarias, por no hablar de los malos tratos, las humillaciones, los sobornos y los ataques a los que las someten las fuerzas de seguridad. La situación es aún peor en el caso de los más vulnerables, como las personas mayores, los niños y las personas que tienen necesidades especiales. El número de personas desplazadas en la ciudad de Ramadi ha llegado a 200.000. El pasado jueves ACNUR señalaba en un informe que 3.7 millones de iraquíes han sido desplazados internamente en la última década. [7] UNICEF calificó la situación de catastrófica [8] y Human Rights Watch afirmó que «las autoridades iraquíes impiden (ilegalmente) a miles de familias huir de Ramadi para llegar a otros lugares más seguros del país. El gobierno de Iraq es el principal responsable de proteger a las personas desplazadas internas y debería permitir a quienes huyen del peligro en Ramadi o en cualquier otro lugar ir a zonas más seguras.» [9]

La oleada más reciente de éxodo de otra ciudad iraquí (solo en el último año ha ocurrido sucesivamente en Diyala, Salah Addeen y Musol) tuvo lugar el 16 de mayo de 2015 cuando Ramadi cayó en manos del EI después de que el ejército y la policía iraquíes (24.000 policías) desertaran y dejaran tras de sí enormes cantidades de armas y municiones: tanques, coches, vehículos hummers todoterreno, metralletas, etc. (existen diferentes versiones respecto a la cantidad, la mayoritaria es que se trata de 10 tanques Abrams, decenas de vehículos y 6000 armas, además de toneladas de municiones) de las que, por supuesto, se apropió en EI. Pero lo más importante es que dejaron tras de sí a civiles conmocionados viendo cómo las fuerzas armadas se iban sin luchar. Es flagrante la similitud entre esta situación y lo ocurrido en Mosul en junio de 2014. Por otra parte, los civiles están atrapados en el fuego cruzado entre el EI y las milicias sectarias de las Unidades de Movilización Popular. Ambos acusan a los civiles de ser aliados de la otra parte. Se calcula que solo los días 16 y 17 de mayo fueron asesinadas entre 300 y 600 personas.

Se han ofrecido diferentes justificaciones para explicar estas retiradas del ejército antes de luchar. El ministro de Defensa afirma que se debe a una decisión equivocada de un comandante sobre el terreno; el primer ministro Abadi ordenó que el responsable compareciera ante un tribunal militar. Algunos analistas lo achacan al hecho de que las milicias del EI sean tan despiadadas, a sus tácticas, a su brutalidad y al uso de coches bomba y de ataques suicidas en barracas y sedes militares que acaban con la vida de decenas de personas a la vez, etc. El presidente del consejo de gobierno de Anbar, Sabah Kerhut, además de otras muchas otras personas, acusa al ejército de cobardía.

Irónicamente, tanto Estados Unidos como las milicias chíies de los PMU coinciden en que el ejército iraquí carece de moral. Eso es lo que afirmó literalmente el secretario de Defensa estadounidense Ashton Carter que, además, recomendó armar a los gobernorados y tribus sunníes, y a los peshmerga kurdos, en vez de al ejército iraquí para luchar contra el terrorismo, mientras que John Allen, comandante de las fuerzas aliadas en Iraq, criticó al gobierno de Abadi por no controlar a las fuerzas sobre el terreno, en referencia a los crímenes de guerra cometidos por las milicias chiíes en las zonas de combate y al mando iraní en la práctica en las actuales operaciones militares. De hecho, uno de los tres comandantes de alto rango de la Guardia Revolucionaria Iraní, Jassim Nuri, murió en la batalla de Ramadi. Los otros dos, Ridha Husseini y Hamid Taqawi, murieron en Samara.

Dos portavoces de las PMU, Karim al-Nuri y Ahmed al-Assadi, confirmaron más de una vez la participación de las milicias iraníes en los combates. Ambos se unieron a las críticas de Carter sobre la falta de moral del ejército iraquí, se jactaron de la crueldad de sus hombres y de su adoctrinamiento en la propaganda sectaria, y dieron un ejemplo de sus crímenes en otras provincias como Diyala y Salah-Addeen. Los analistas consideran que es inevitable concluir que la situación de retirada del ejército y de avance de las milicias es una invitación indirecta a las PMU dirigidas por Irán a emprender una guerra de limpieza sectaria en los distritos sunníes. De hecho, con la luz verde de los gobiernos iraquí y estadounidense, el pasado 26 de mayo las PMU comenzaron su ataque en Ramadi desde tres frentes diferentes acompañadas por las fuerzas armadas iraquíes y protegidas por lo bombardeos de los aliados.

La «Operación Lebeika Ya Hussein» [10] (un nombre que tiene unas fuertes connotaciones sectarias con lo que el primer ministro Abadi lo cambió oficialmente por «Lebeika Ya Iraq» [11] ) es una batalla decisiva para ambas partes. El EI no tiene vuelta atrás y el gobierno está preocupado por Bagdad, situada a 100 kilómetros al este. Con todo, aún no se ha anunciado la hora cero, pero mientras tanto, Ramadi se encuentra bajo a asedio y sometida a bombardeos continuos, el EI está bombardeando con dureza la estratégica base militar y aeropuerto de Habbaniya lo que ha provocado la muerte de decenas de personas, al tiempo que tienen lugar duras operaciones en la zona de Aljizeera (un triángulo estratégico entre los gobernorados de Andar, Salah Addeen y Nínive) para cortar el suministro de Ramadi (véase el mapa más abajo). Varias pueblos y ciudades de Aljizeera han sufrido duros combates, destrucción y desplazamiento desde todas partes. Aunque las cifras de bajas difieren según las fuentes, se cuentan por cientos.

 

Uno de los crímenes culturales más trágicos es la destrucción del emplazamiento arqueológico asirio de la ciudadela de Al-Shirqat (Asuur Gatt o Puerta del Dios Assur), al norte de Tikrit, que se remonta al año 3.000 a. C. y que la UNESCO ha calificado de patrimonio de la humanidad. Se afirma que el EI ha destruido las puertas de piedra con enormes cantidades de explosivos. La ONU lo calificó de crimen de guerra contra el patrimonio cultural iraquí, no menos importante que el asesinato de personas. Hace tres meses el EI ya había destruido al antigua ciudad de Nimrud.

Resulta más fácil decirlo que verlo. Muchos canales de los medios y redes sociales mostraron cómo los hombres del EI herían al soldado iraquí Mostafa, le hacían prisionero de guerra, lo torturaban y colgaban, y luego mostraron a un joven sunní iraquí quemado por los hombres de las PMU chiíes en Garma, cerca de Falluya, además del bombardeo que mató a más de 95 civiles la mañana del 31 de mayo. Muchos analistas consideran que la batalla de Ramadi (lo mismo que las de Salah Addeen y Diyala) es un ataque de venganza con el pretexto de luchar contra el terrorismo.

Los medios de comunicación mundiales aplauden la guerra contra el terrorismo dentro de Iraq como una guerra de civilización contra el atraso y el terrorismo islámico por medio de la lucha contra el llamado ISIS o ISIL (siglas en inglés de Estado Islámico en Iraq y Siria [o Levante]), o DAISH, como se le denomina por sus siglas en árabe. En las noticias no se dice mucho, solo unos segundos de imágenes de vehículos militares iraquíes circulando por calles polvorientas, soldados iraquíes, hombres de negro y pocas palabras de una guerra para liberar Iraq de los terroristas islámicos.

Mientras tanto, en todas las formas de las redes sociales circulan por internet decenas de vídeos [12] que muestra a hombres con el uniforme del ejército iraquí u otros hombres armados con diferentes símbolos, consignas y discursos pertenecientes a las milicias chiíes. Se ve a estos hombres en incidentes de asesinatos, decapitaciones, apuñalamientos, matanzas, ahorcamientos o golpes hasta la muerte de hombres, solos o en grupos, a plena luz del día y a la vista de todos.

En otros vídeos se ven a otros hombres de las milicias saqueando casas y tiendas y quemándolas después, o transportado pilas de cadáveres. En todos estos ritos de muerte se oyen claramente voces jurando vulgarmente venganza sectaria contra los sunníes. Estos vídeos también muestran decenas de ciudades, pueblos y aldeas iraquíes abandonados, lugares que supuestamente el ejército iraquí ha «liberado» del DAISH con la ayuda de la coalición occidental para luchar contra el terrorismo. Pero probablemente el vídeo más monstruoso es el vídeo de un aterrorizado niño de 10 años sentado en el suelo, rodeado de varios soldados iraquíes que le pinchan y abofetean durante un rato, y luego se oyen algunos disparos y se ve al chico muerto en el suelo, lo que recuerda de forma grotesca a Muhammad Al-Durrah, el niño palestino que al que los soldados israelíes dispararon en Gaza en septiembre de 2000 mientras se protegía en el regazo de su padre.

Estos actos horribles no se publican en las páginas web del EI o de ningún otro grupo opuesto al gobierno iraquí, de hecho se publican en páginas web relacionadas con el ejército iraquí y las milicias sectarias que se jactan de cometerlos. Estas fuerzas han sido adiestradas, financiadas y armadas por Estados Unidos, el gobierno iraquí e Irán. Según Human Rights Watch: 

Durante el año pasado, mientras Estados Unidos seguía enviando ayuda militar a Bagdad, Human Rights Watch documentó abusos incalificables de las fuerzas leales al gobierno de Maliki: ataques aéreos indiscriminados que mataron a cientos o incluso miles de civiles en las zonas sunníes, tortura y asesinatos extrajudiciales en las cárceles, un sistema de justicia que exponencialmente parecía más agresivo que justo y, más recientemente, la incorporación por parte de Maliki de la milicia chií en las fuerzas de seguridad del gobierno hasta el punto de que ahora es imposible distinguir entre una y otra. [13]

De hecho, se pueden distinguir, cuando menos por la brutalidad de la que están muy orgullosos y por su lealtad a Irán. Queda una pregunta por contestar: ¿por qué Estados Unidos y Rusia insisten en solucionar el problema por medio de la guerra y enviando más armas después de que en repetidas ocasiones se haya demostrado que es la solución equivocada? ¿Por qué no tratar de encontrar una solución política por medio de negociaciones? ¿Por qué no tratar de convencer a Irán de que salga de Iraq? ¿Acaso los terroristas iraníes y su imperio Persa son más civilizados que el EI? ¿O se trata de una guerra de desgaste por ambas partes y los iraquíes están pagando el precio?

 

Notas

[1] Las Unidades de Movilización Popular, unas unidades paramilitares adoctrinadas en la propaganda chií y dirigidas por milicias iraníes de la Guardia Revolucionaria, fueron creadas por el ex primer ministro Nuri Al-Maliki, según un decreto del ayatolá Al-Sistani.

[2] Entre otras al-Sharqiya, al-Taghyear, al- Jazeera, al-Arabiya, RT.

[3] UNHCR, Human Rights Watch, Amnesty International, Al-Rafidein Research Center …etc.

[4] Al-Meda daily, Washington Post, New York Times, por mencionar solo unos pocos .

[5] http://www.unhcr.org/553644e69.html y http://www.unhcr.org/555341a023.html

[6] Citado en Al-Teghyear TV.

[7] Véase n. 4

[8] www.unicef.org/Iraq

[9] http://www.hrw.org/news/2015/05/29/iraq-curbs-put-war-s-displaced-risk

[10] Literalmente, «A su disposición, Imam Hussein»

[11] Sobre las pancartas y banderas continúa escrito el nombre de Lebeika Ya Hussein y en las fotos se ve que la más alta autoridad religiosa iraní, Khamene’i, ignora públicamente la decisión del primer ministro iraquí.

[12] Solo hay que buscar «Iraqi militias’ crimes in liberated areas» [crímenes de las milicias iraquíes en las zonas liberadas] y encontrará infinidad de vídeos de este tipo.

[13] http://www.hrw.org/news/2014/09/28/defeat-isis-us-needs-hold-iraqi-government-accountable-too; consultado el 17 de marzo de 2015.

 

Eman Khammas es una periodista iraquí, autora entre otros libros de Crónicas de Iraq, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.