Traducido del inglés por Alejandro Veiga.
‘Maliki es un mentiroso’ es el canto que llevan entonando durante años los iraquíes en sus manifestaciones para demostrar su rechazo hacia el primer ministro Nuri Al-Maliki quien recientemente ha visitado los Estados Unidos. Sin embargo, la mayor amenaza es el propio gobierno de Maliki que por medio de sus servicios criminales al gobierno norteamericano e iraní, ha permitido a ambos destruir Iraq.
Iraq, bajo la administración de Maliki, se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del planeta, especialmente para periodistas y profesionales. Durante los primeros diez meses del 2013 alrededor de 7.000 civiles han sido asesinados, y el triple, heridos y mutilados. Maliki asegura que es Al-Qaeda quien está detrás de estas masacres. Y aunque es cierto que, después de la ocupación, Iraq se ha convertido en el lugar ideal para grupos armados, las sectas militares afectas al gobierno están causando estragos contra el pueblo iraquí a plena luz del día.
Hombres armados patrullan las calles identificados con insignias sectarias. Existen al menos cinco milicias armadas que trabajan en colaboración con las fuerzas de seguridad iraquíes, sin tomar en cuenta las unidades especiales que dependen directamente de la oficina del primer ministro. Incluso el hijo de Maliki, Ahmed, tiene su propio grupo armado y conduce operaciones militares, a pesar de no tener asignado ningún tipo de cargo militar o policial.
Según Navi Pillay, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las ONU, en Iraq se violan de manera generalizada los derechos humanos. El sistema legal iraquí, bajo el mandato de Maliki, ni tan solo obedece las más simples normas mundiales. Desde enero hasta octubre del 2013, 140 iraquíes han sido ejecutados por el Ministerio de Justicia, haciendo oídos sordos a todas las llamadas, por parte de múltiples organizaciones internacionales en defensa de los derechos humanos, a una moratoria en la aplicación de la pena de muerte.
«La ley se ha convertido en una espada que pende sobre los cuellos de los y las iraquíes» afirmó el presidente del Parlamento iraquí Osama Nujaifi.
Fuentes oficiales del gobierno aseguran que 30.000 iraquíes habitan sus prisiones, de los cuales 17.000 languidecen en ellas sin haber sido juzgados. Los arrestos arbitrarios son una práctica común en las calles de Irak. Horribles historias de tortura y muerte en estas prisiones han sido filmadas y documentadas, repitiendo sin fin las tristemente famosas torturas de Abu Graib. Muchos de los detenidos desaparecen sin que sus familias logren saber si están vivos o muertos.
Maliki afirma que lidera una democracia floreciente, aunque encabeza un régimen autoritario y monopoliza simultáneamente los siguientes seis altos cargos gubernamentales: primer ministro, ministro de Defensa, ministro del Interior, director de la inteligencia y director de la seguridad nacional. Incluso sus compañeros de la alianza chiita han sido excluidos, por no mencionar a sus oponentes suníes. El primer ministro está respaldado por los teócratas iraníes y apoya al régimen sirio, una de las más infames autocracias de la zona. En una entrevista televisada, Maliki amenazó con liquidar a aquellos que se manifestasen por una justicia y servicios mejores, calificándoles de «burbuja apestosa». De hecho, sus fuerzas SWAT han utilizado, en repetidas ocasiones, armas letales contra manifestaciones pacíficas. Por ejemplo, el pasado mes de abril, al menos cincuenta hombres desarmados fueron masacrados en la ciudad de Hawija. En otras ciudades como Basora, Nassyria, Fallujah, y Mosul, manifestantes han sido golpeados, arrestados y liquidados.
Iraq figura entre los países más corruptos del mundo. La corrupción se ha institucionalizado en todos los ámbitos de la vida a través del nepotismo, el chantaje, los sobornos, y la cleptocracia, un término que se vuelve cada vez más recurrente en los medios de comunicación nacionales. Escandalosas historias de miles de millones de dólares que desaparecen en una vertiginosa vorágine de negocios falsos (desde construcciones de escuelas hasta compra de armas) se han vuelto cada vez más comunes. Incluso las prisiones se han convertido en un prolífico negocio donde el personal de seguridad chantajea a las familias de los reclusos por miles de dólares.
En una carta abierta al primer ministro, el decano de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Bagdad ha dicho que los puestos gubernamentales están reservados para personas relacionadas con los partidos y las milicias fanatizadas, como sucede con los asientos reservados en los vuelos. Según Transparencia Internacional (TI), cada semana se transfieren ochocientos millones de dólares al extranjero. Lo más alarmante es el reiterado reconocimiento por parte de Maliki de estar perfectamente al tanto sobre estas prácticas corruptas y su vinculación con la violencia y el terrorismo, pero prefiere ignorarlos ¡para mantener la estabilidad política!
Una de las mayores mentiras del primer ministro es el supuesto crecimiento económico de casi un 10% debido a los esfuerzos para reconstruir las infraestructuras, los sistemas educativo y sanitario. Existen pocos datos para refutar estas afirmaciones, pero la sombría realidad iraquí muestra una historia diferente: madres vendiendo a sus hijos por una miseria, aumento de la prostitución y la mendicidad, el creciente uso de mano de obra infantil, un paro que supera el 30%, el analfabetismo es superior al de los últimos cincuenta años, y la salud junto al sistema educativo están en ruinas. Incluso los tejidos culturales y sociales han sido destrozados, como se puede observar en los muros que ahora dividen Bagdad en guetos de comunidades fanatizadas.
El hecho es que el régimen sectario de Maliki es el responsable por esta caída libre, junto a la invasión liderada por EEUU e Irán. Además, el Primer Ministro está utilizando cínicamente su fracaso en la seguridad nacional para justificar otros fracasos. Creer en sus mentiras y apoyarle militarmente significa simplemente fomentar estas violaciones. Y todo ello ¿para qué? ¿No ha hecho EEUU suficiente daño a Iraq? Obviamente, la respuesta es no, no lo han hecho.
Fuentes:
http://www.hrw.org/world-report/2013/country-chapters/iraq
http://www.transparency.org/whatwedo/answer/iraq_overview_of_corruption_and_anti_corruption
http://www.amnesty.org/en/news/iraq-executions
http://www.nytimes.com/2013/10/11/world/middleeast/iraq-42-prisoners-executed-this-week.html
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