«Cuando Weston se fue de su casa , su arte creció uniendo sus pasiones cámara y amor.» (Charis Wilson) Cuando se habla de arte casi siempre hay una referencia a la pintura francesa o norteamericana. Poco sabemos de lo que hacen los chinos, los árabes, los japoneses y los australianos, a pesar […]
«Cuando Weston se fue de su casa , su arte creció uniendo sus pasiones cámara y amor.» (Charis Wilson)
Cuando se habla de arte casi siempre hay una referencia a la pintura francesa o norteamericana. Poco sabemos de lo que hacen los chinos, los árabes, los japoneses y los australianos, a pesar de la globalización.
Como artista soy defensor de la libertad total y la expresión libre. Las obras de arte de la pintura, la escultura, la literatura y la música nunca pasan de moda, ni caducan, ni cansan al público. Por esta razón las colecciones permanentes de los museos se ven obligados a depurar sus muestras porque sencillamente aquellas obras que adquirieron presencia en el mundo del arte por moda y por fabricación artificial decaen por las debilidades artísticas de su composición.
La abstracción, un derecho de quien la elija, deja cada vez más de atraer público y tiene cada vez menos artistas.
En un artículo aparecido en una revista especializada en arte, se cuenta cómo en los primeros años del siglo XX Los Rockefeller se implicaron a fondo siendo ellos dueños del MoMa en New York.
The Congress for Cultural Freedom, un frente de la CIA, patrocinó más de una docena de periódicos y revistas de arte y les dio mucho dinero a pintores que, como Mark Rothko, se declaron abiertamente anticomunistas. Particularmente, no creo que las »obras» de Rothko podrían haber sido realizadas sin ese apoyo. Y eso es un índice interesante, un artista hace su obra tenga o no apoyo financiero. El Guernika de Picasso contra los horrores de Franco y su fascismo fue una inspiración que le salió de las entrañas como todas las grandes obras de arte.
Con el apoyo financiero al movimiento abstracto se pretendía demostrar que Estados Unidos poseía una mayor tolerancia a la libertad de expresión, cosa que »no ocurría» en la CCCP (por sus siglas en ruso). Decía el artículo que en esos documentos, desclasificados hoy día, aparecen una cantidad considerable de pintores que fueron beneficiados por ese presupuesto, sin el cual jamás hubiesen osado realizar tantas »obras». Era la época del dripping o chorreado y de dejar a un lado el caballete.
Si por un lado es cierto que la Unión Soviética gastó más dinero en cohetes y armamentos, no menos cierto es que el nivel cultural allí era muy superior en todos los aspectos: pintura, baile, música y educación general. Aunque no fuesen capaces de fabricar un envase de yogurt ni unos calzones de fuerte azul.
Sin embargo el dominio mediático por la prensa norteamericana y occidental, en general, bloquea y sigue bloqueando lo que realmente allí ocurre. A pesar, por ejemplo, de que el llamado movimiento impresionista nació en Francia, su duración fue muy efímera por la aparición del arte moderno a principio del siglo pasado. ¿Cuántos pintores rusos impresionistas conocemos ? ¿Cuántas obras se difundieron ? Ninguna. Lo único que aprendimos fue que allí eso no ocurría por la opresión del comunismo. Ilya Repin, Sergei Bongart, Boris Kustodiev y Vasily Polenov son sólo algunos de los pintores rusos «ocultos».
En todas las antologías de arte se incluyen solamente los pintores rusos que vivieron en París como Kadinski, Chagall, Soutine y otros.
De las inmensas obras de arte de los museos Hermitaño o Pushkin nadie habla para que no crean que se esta defendiendo el comunismo, pero al callarse se unen a los que lo atacan. ¿Ignorancia o terrorismo mediático?
La batalla en el campo del arte ha sido siempre intensa en cualquier régimen llámese »democrático» o »comunista» porque no sólo se enfrentan criterios políticos atrasados sino que se levantan posiciones artísticas y filosóficas de la vida, de la belleza, del ser humano con la propuesta siempre de pasearnos por un espectáculo visual fortificante y gratuito.