Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Bagdad parecía una ciudad fantasma después que se prohibiera todo el tránsito para impedir ataques suicidas en la votación de hoy de un parlamento que elegirá el primer gobierno iraquí soberano elegido por todas las comunidades desde la invasión.
Hubo poca gente en las calles ayer aparte de la policía y los soldados. El rugir de los generadores, esenciales debido a la escasez de electricidad, fue el único sonido que reverberó por las calles vacías. Se espera que los árabes suníes, que forman el núcleo fundamental de la resistencia armada, voten esta vez, a diferencia de su boicot de la elección parlamentaria del 30 de enero. Algunos grupos insurgentes han llamado a que haya una gran participación suní e incluso los que exigen un boicot no amenazan con atacar a los votantes.
Se espera que la mayoría de los votos para los 275 escaños del parlamento sea favorable a los partidos que representan a un solo grupo étnico o religioso. Una vez más es probable que la Alianza Unida Iraquí (UIA), la coalición de los partidos religiosos chiíes, obtenga el mayor número de asientos. Si le va bien es posible que renueve su alianza con los dos principales partidos kurdos que participan en la elección en conjunto.
«Los kurdos consideran que su combinación con los partidos religiosos chiíes es una alianza estratégica que no deben abandonar aunque estos últimos no les gusten mucho,» dijo un comentarista kurdo. Pero los kurdos quisieran actuar como elementos decisivos en la formación del poder y diluir su dependencia de los partidos clericales chiíes a través de la introducción de árabes suníes y dirigentes laicos como Iyad Allawi, el ex primer ministro, cuando se forme un gobierno.
La actual elección difiere de manera significativa de la elección en enero. Los suníes están votando. Probablemente obtendrán unos 55 escaños en comparación con los 17 obtenidos la última vez, cuando boicotearon la votación.
Pero representan a sólo un 20 por ciento de la población y, aunque su representación pueda aumentar, seguirán siendo una minoría. Saben que el verdadero motivo por el que Washington y Londres se interesan por sus puntos de vista es que han matado o herido a 17.000 soldados usamericanos. La resistencia armada seguirá siendo su carta política más efectiva. No renunciarán a ella si no es a cambio de un acuerdo de USA para su retiro del país.
El presidente George Bush defendió ayer la decisión de invadir Irak, aunque admitió que «es verdad que gran parte de la información resultó ser errónea». Habló en el último de una serie de eventos públicos antes de la elección.
«Mi decisión de derrocar a Sadam Husein fue correcta. Sadam era una amenaza y el pueblo usamericano y el mundo están mejor si no sigue en el poder,» dijo.
Los términos para una retirada de EE.UU. serán probablemente el tema central en la política iraquí de los próximos dos años. Los militares de USA han contenido pero no pueden aplastar la insurrección suní. El presidente Bush dice que las fuerzas usamericanas se quedarán hasta que el ejército y la policía iraquíes estén capacitados y equipados para vencer a los insurgentes.
Es poco probable que esto ocurra, sin embargo, ya que el ejército iraquí está dividido entre suníes, chiíes y kurdos. La dificultad no reside en la falta de personal o de pericia militar, sino de lealtad hacia el Estado. Si utilizan unidades suníes contra insurgentes suníes éstas podrían amotinarse. Si despliegan unidades chiíes o kurdas sin restricciones de parte del ejército de USA, pueden provocar un levantamiento aún más amplio. Si no logran sofocar por la fuerza la insurgencia, un cese al fuego tiene que ser el resultado de un acuerdo. El precio suní por un tal acuerdo para terminar con la resistencia armada sería la retirada de USA.
El grado de éxito del señor Allawi también será importante para el futuro de Irak. Sus consignas en la campaña subrayan que es un nacionalista laico, un hombre fuerte capaz de proveer la seguridad que los iraquíes ansían. Muchos bagdadíes entrevistados esta semana en la calle, se sienten atraídos por estas declaraciones. «Votaré por Allawi», dijo el suní Laith Ismail Ibrahim. «Es un hombre que viene de la seguridad, y es un antiguo baazista.»
Un problema para el señor Allawi es que podría ocurrir que el voto laico y nacionalista no sea suficientemente numeroso. USA, Gran Bretaña y los estados del Golfo quisieran que le fuera bien, pero la organización política en Irak, fuera de Kurdistán, depende en gran medida del clero y de las mezquitas locales. Ahmed Chalabi el otro candidato laico – aunque chií – también podría tener dificultades para movilizar votos.
La Alianza Unida Iraquí, la coalición chií, ha cambiado desde la última elección con la adhesión del clérigo Muqtada al-Sadr y su poderosa mezcla de nacionalismo y religión. El eje de la alianza sigue siendo el Consejo Supremo por la Revolución Islámica en Irak y el partido Dawa. Hay mucha gente desilusionada con la actuación de estos partidos en el gobierno, pero tienen apoyo masivo.
http://www.counterpunch.org/patrick12152005.htmlDecember 15, 2005