«En virtud del Derecho Internacional Humanitario, tanto la población civil como los bienes civiles no pueden ser objeto deliberado de los ataques. Los agresores hicieron caso omiso.» En la mañana del 13 de febrero de 1991, justo antes del amanecer, los aviones estadounidenses lanzaron bombas inteligentes de más de 900 kilos de carga explosiva sobre […]
«En virtud del Derecho Internacional Humanitario, tanto la población civil como los bienes civiles no pueden ser objeto deliberado de los ataques. Los agresores hicieron caso omiso.»
En la mañana del 13 de febrero de 1991, justo antes del amanecer, los aviones estadounidenses lanzaron bombas inteligentes de más de 900 kilos de carga explosiva sobre un refugio civil situado en el barrio de al-Amiriya, en Bagdad, que segó la vida de al menos a 400 civiles[1]. El Pentágono era plenamente consciente de que la instalación había sido utilizada como refugio civil durante la guerra irano-iraquí [2] y en ningún momento anunció que el refugio se había dejado de considerar lugar protegido.
La tragedia de al-Amiriya resultó en la mayor pérdida de vidas civiles ocurridas en un sólo incidente en el transcurso de la I Guerra del Golfo liderada por Estados Unidos en respuesta a la invasión de Kuwait por Saddam Hussein. Tras la guerra, Estados Unidos, Reino Unido y Naciones Unidas impusieron las sanciones más brutales de la historia, que se prolongaron durante más de una década, impidiendo la entrada de medicamentos, alimentos, material escolar y otro tipo de productos esenciales.
A lo largo de los casi dos meses que duró la guerra, las zonas densamente pobladas, plantas de tratamiento de agua, puentes, estaciones eléctricas, instalaciones médicas, e incluso otros refugios como el de al-Amiriya, fueron atacadas intencionadamente bajo el pretexto de que servían a las necesidades del ejército iraquí. En virtud del Derecho Internacional Humanitario, tanto la población civil como los bienes civiles no pueden ser objeto deliberado de los ataques. Los agresores hicieron caso omiso.
Lo que ocurrió en al-Amiriya es parte de una política que dura décadas y que en la actualidad sigue afectando a Iraq. Dicha política se perpetúa gracias a una multitud de fuerzas: el gobierno iraquí, las potencias regionales e internacionales, al igual que las milicias y los grupos organizados violentos. Todos ellos reproducen relatos similares al uso de civiles como escudos humanos a fin de eximirse de la responsabilidad de sus ataques destructivos y divisivos. A pesar de todas estas décadas de guerra y muerte, la sociedad civil iraquí persiste.
Es esta perseverancia, la determinación de seguir afirmando nuestra humanidad y exigir nuestros derechos frente a la opresión, la consigna «fuerza frente a los aviones de combate«, es lo que une las luchas de las comunidades marginadas de todo el mundo, desde Palestina a Siria, a Baltimore y a Iraq, donde feministas, sindicalistas, ambientalistas y líderes de los movimientos de protesta están construyendo movimientos y luchando contra múltiples fuerzas de opresión.
El sábado 13 de febrero, el Iraqi Transnational Collective (ITC) [3], un colectivo internacional de base formado por activistas iraquíes que trabajan por un Iraq justo y libre de opresión, rememoró la tragedia del refugio de al-Amiriya en su vigésimo quinto aniversario. El ITC considera que esta conmemoración es solo una pieza dentro de un trabajo más amplio cuya finalidad es destacar la historia resistente de Iraq y de las luchas actuales libradas por los y las iraquíes que piden que no se les victimice sino que se les recuerde y reconozca por su fortaleza a través de la organización comunitaria, la acción colectiva, la preservación de la cultura y el arte, y por su anhelo de un mundo y un Iraq mejor.
Notas de IraqSolidaridad:
1.- Véase Kathy Kelly, Raising Voices, «The children of Iraq 1990-1999 in: Iraq under Siege», edición de Anthony Arnove, South End Press, 2000.
2.- El bombardeo se produjo el 13 de febrero de 1991. Los casi 400 niños que se encontraban refugiados en el refugio de al-Amiriya (uno de los 38 construidos expresamente como defensa de la población civil durante la guerra irano-iraquí, es decir, no eran búnqueres militares) murieron abrasados. porque el refugio se convirtió en un horno crematorio. Sobrevivieron 11 personas tras un calvario de sufrimiento por has heridas físicas y psicológicas que sufrieron. Véase Ibrahim Ebeid «The Massacre of Al-Amiriyah Remembered».
3.- Para unirse a la campaña del ITC basta con compartir su «toolkit» de recursos sobre al-Amiriya, pensado como herramienta de ayuda para organizar eventos y acciones, al igual que para la difusión en las redes sociales. Del mismo modo se puede seguir la conmemoración de al-Amiriya de la ITC, así como sus futuros proyectos en Facebook y Twitter. El ITC utiliza los hashtags: #AlAmiriyah25#RememberingAlAmiriyah#Iraq#العامرية_ملجأ
Texto original en inglés disponible aquí
*Amnah Almukhtar es miembro del Colectivo Iraqi Transnational y graduada en Estudios Internacionales y Oriente Próximo.
Fuente original: http://www.iraqsolidaridad.org/2016/02/en-conmemoracion-del-25o-aniversario-de-la-masacre-del-refugio-de-al-amiriya-en-iraq/