Exmo Sr. José Luis Rodríguez Zapatero Presidente del Gobierno de España Sr. Presidente: Los firmantes de esta carta somos algunos de los millones de españoles que nos manifestamos contra la guerra y el genocidio de Iraq, y nuestra indignación ante la voluntad manifestada por los señores Bush, Blair y Aznar de provocar la guerra, desoyendo […]
Exmo Sr. José Luis Rodríguez Zapatero
Presidente del Gobierno de España
Sr. Presidente:
Los firmantes de esta carta somos algunos de los millones de españoles que nos manifestamos contra la guerra y el genocidio de Iraq, y nuestra indignación ante la voluntad manifestada por los señores Bush, Blair y Aznar de provocar la guerra, desoyendo la opinión de sus ciudadanos, nos llevó a formar parte de las brigadas por la paz, viajando a Bagdad durante las semanas anteriores al inicio de los bombardeos masivos e indiscriminados, con los que comenzó un terrible genocidio
La condena a la horca del Sr Tariq Aziz, decretada por un gobierno absolutamente responsable del caos de muerte y corrupción que se sigue dando en Iraq, donde no existe un sistema de garantías jurídicas, y que es el segundo país del mundo en la ejecución de la pena de muerte, resulta un hecho más, que nos recuerda a los tribunales franquistas, en la abominable cadena de sufrimiento humano desencadenada en Iraq desde la ocupación militar.
Se ha derramado tanta sangre desde la ilegal invasión de Iraq que se hace difícil respirar tan sólo de pensarlo, con estimaciones de cifras de víctimas que llegan hasta a 1,4 millones de muertos desde 2003; casi cinco (4,7) millones de personas desplazadas, dentro y fuera del país, según el ACNUR; un millón de viudas y cinco millones de huérfanos, según las agencias de las Naciones Unidas, y a la luz de las espantosas revelaciones que estos días WikiLeaks acaba de ponernos delante. Por supuesto, WikiLeaks ha revelado también todo el terrorismo sobrevenido sobre el pueblo de Iraq por parte de las fuerzas del actual gobierno de Iraq, impuesto y tutelado por las tropas estadounidenses y británicas. La acusación presentada contra el ex Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores de Iraq alega discriminación religiosa. ¡Qué ironía! Medio millón de cristianos iraquíes han tenido que huir ante la persecución sufrida desde que se produjo la invasión, asesinándose a innumerables de ellos. Siempre habían convivido pacíficamente con la población mayoritaria musulmana desde que, al parecer en el año 33 d.C., se fundó el cristianismo en Mesopotamia. La acusación está relacionada con un intento de asesinato contra Aziz y Sadam Husein en Dujail, Iraq, en 1982,(en plena guerra Iran-Iraq) por parte de un grupo de afiliados del partido Dawa, partido que cuenta con apoyo del gobierno iraní. La represión llevada a cabo en Dujail debe ser rechazada y condenada sin duda alguna. Sin embargo, puesta en contexto, palidece frente a la masacre perpetrada en 2004 por las fuerzas estadounidenses contra la población de Faluya en venganza por el asesinato de cuatro mercenarios y por la resistencia ante los soldados de EEUU que habían asesinado hombres, mujeres y niños sin justificación ni explicación alguna desde la invasión. El derramamiento de sangre en Iraq está manchando las manos de todos los ciudadanos de EEUU, del Reino Unido y de España (hasta el 2004). Vivimos con ello dondequiera que vamos, con la vergüenza y desgracia de las acciones de nuestros gobiernos. Además, no hubo inmunidad presidencial para el gobierno ilegalmente derrocado de Iraq, una norma jurídica habitual, porque las fuerzas dominantes podían haber detenido sus asesinatos. Como fuerza dominante que sigue perpetuando la ocupación, EEUU es ahora responsable de cada violación de los derechos humanos Tariq Aziz se entregó de buena fe a las autoridades estadounidenses. Esa buena fe ha resultado violada. Es un anciano y tenía ya una salud precaria desde mucho antes de la invasión. De esto fuimos testigos unas semanas antes de la invasión cuando pudimos expresarle la voluntad de Paz los grupos de españoles que viajamos a Iraq para manifestar nuestra oposición a la guerra.
El Sr. Aziz es un patriota, y podía haber huido, pero eligió permanecer en Iraq porque ante todo se sentía profundamente iraquí, no como el actual gobierno, con sus lealtades y pasaportes extranjeros. Tariq Aziz se dirigió al Vaticano antes de la invasión para ver al Jefe de la Iglesia en la que él, durante toda su vida, había puesto su fe para pedirle que interviniera para detener la destrucción de su pueblo y de la tierra de Ur de los caldeos, tierra que aparece repetidas veces en la Biblia. Su ruego cayó en oídos sordos.
De todas formas, los estados invasores nunca podrán en modo alguno lavar la sangre de sus manos. Pero «salvar a un ser humano es como salvar a toda la humanidad», esa es una creencia común a todos los credos.
Sr Presidente le honró el haber cumplido la promesa electoral de retirar las tropas españolas de Iraq. Pero seríamos igualmente responsables, Ud en primer grado, si permanecemos pasivos ante el genocidio que se sigue produciendo en Iraq, y en este momento frente al linchamiento contra todo derecho del Sr Tarik Aziz.
Sr Presidente, Ud puede manifestar su posición, sin duda importante, ante el Presidente actual de Iraq y el de Estados Unidos de Norteamérica, bajo cuya custodia permaneció el Sr Aziz, para que a este le sea concedido el indulto.
En esa espera, le saludan atentamente
Jesus E. Iglesias Gonzalez
María Teresa Lorenzo
Miguel San Miguel
María Leontina Roces Parajón
Manuel García Fonseca
Santiago Alba Rico