Recomiendo:
0

Entrevista a Juan Carlos Cena, autor de "El Cordobazo. Una rebelión popular"

«En el momento que lo matan a Mena estalla todo»

Fuentes: Rebelión

Mario Hernandez(MH): Una nueva emisión de ¿Sin salida? con la presencia de un invitado muy especial, Juan Carlos Cena, en vísperas de un nuevo aniversario del Cordobazo. Juan Carlos es autor de un libro muy importante que cada vez que lo releo le encuentro cosas nuevas, se trata de El Cordobazo. Una rebelión popular, editado […]

Mario Hernandez(MH): Una nueva emisión de ¿Sin salida? con la presencia de un invitado muy especial, Juan Carlos Cena, en vísperas de un nuevo aniversario del Cordobazo. Juan Carlos es autor de un libro muy importante que cada vez que lo releo le encuentro cosas nuevas, se trata de El Cordobazo. Una rebelión popular, editado al cumplirse 30 años del Cordobazo, en 1999, en el cual participan Osvaldo Bayer, Horacio González, David Viñas, James Petras, Beba Balvé, entre otros intelectuales y trabajadores que tuvieron participación directa como Jorge Canelles, miembro del Partido Comunista (PC) y del gremio de la construcción, Felipe Alberti, de Luz y Fuerza, el «Goyo» Flores de Sitrac-Sitram, fallecido recientemente y otros. Además Juan Carlos escribe un cuento, «La conspiración de los iguales» que me tomé el atrevimiento de hacérselo conocer al sobrino-nieto de Agustín Tosco, Tobías, realizador de publicidades y cineasta, diciéndole ‘te voy a dar un guión de cine’. A los pocos días me hizo saber a través de mi hija Ana Laura que efectivamente tenía razón, así que si algún día lo filma ya sabés de quién fue la culpa.

Hoy vamos a estar hablando del Cordobazo pero también de un artículo que escribiste con Elena González Bazán en oportunidad de la muerte del genocida Videla en el cual, al mejor estilo de nuestra común amiga Beba Balvé, a quien conocí por tu intermedio, vinculan el Codobazo con el golpe de estado de 1976. También vamos a escuchar a Rodolfo Walsh hablando del Cordobazo, quien al igual que Beba, sostenía que las luchas no comenzaban de cero sino que hay una continuidad, hay que analizar los procesos y para mí hay una estrecha relación entre ambos acontecimientos.

Juan Carlos Cena (JCC): Yo creo que el Cordobazo fue parte de un proceso de lucha de los trabajadores. En el caso particular de Córdoba se remonta a la resistencia a la opresión en América Latina, Argentina y el mundo. En Córdoba tiene una particularidad porque se expresa con la Iglesia reaccionaria de la provincia y se inicia en 1917 con la Reforma Universitaria, a través de una fuerte unidad obrera-estudiantil y donde se funda la CGT cordobesa de la mano de Miguel Contreras, Bustos y otros compañeros.

Esa experiencia se repite en 1958 con las grandes manifestaciones por «Laica o Libre» cuando la Iglesia pretendía reinstalar la enseñanza católica en las escuelas a través del gobierno de Arturo Frondizi.

Hay que aclarar que en Córdoba la polémica no era anarquismo o socialismo sino clericales o anti-clericales porque ese fue el vector que dividió a la provincia aunque había compañeros que eran muy progresistas y paralelamente muy católicos. No nos olvidemos que durante el Virreinato tuvo al único Tribunal de la Santa Inquisición. La derecha católica era y sigue siendo muy fuerte en Córdoba.

Podemos hablar del Cordobazo pero partiendo de la Resistencia después del golpe de 1955. La primera gran huelga contra el golpe gorila de Aramburu y Rojas se hizo en Córdoba, uno de los organizadores fue el «flaco» Canelles que rompe con la política del PC y hace una alianza con «los negritos» del Alto como los llamaban en ese momento a los miembros de la Resistencia Peronista. Eran de Alto Alberdi, hinchas de fútbol del club Belgrano.

La Marina interviene la UOCRA en el momento que se estaban construyendo las fábricas automotrices en la provincia. La Siemens construía Kaiser, Fiat, Perkins, era una empresa constructora alemana. El paro era muy fuerte, no tenían local sindical pero, como decimos nosotros, tener local es una circunstancia y entonces se reunían en los montes. Fue un gran paro a partir del cual comienzan toda una serie de resistencias obreras en Córdoba y aparecen nuevos activistas en Fiat, en SMATA, en ferrocarriles, en la fábrica militar de aviones, que eran los lugares de mayor concentración obrera.

Se da un fenómeno particular con la Universidad donde concurrían jóvenes de toda América Latina por su calidad y excelencia, los que más incidieron fueron los peruanos que introdujeron a José Carlos Mariátegui que desembarca en Córdoba y también en La Plata de la mano de los estudiantes. Había 60.000 estudiantes universitarios, de los cuales trabajaban 11.000. Además, un gran sector de la clase obrera cordobesa estudiaba. Había una mixtura, un entrecruce. Los obreros tenían que estudiar por la tecnología de punta que llegaba a Córdoba y no existía en el resto del país. La Fábrica Militar de Aviones fabricaba aviones a chorro, el Rastrojero, la moto Puma, pega un salto con los Pulqui I y II, que eran aviones supersónicos. La tecnología de punta en América Latina estaba ahí. Cuando Lula conoció la Fábrica Militar de Aviones dijo ‘ojalá algún día la tengamos nosotros’, y ahora la tienen, es Embraer y nosotros la transformamos en un tallercito.

El Cordobazo tiene que ver con la reconversión del capitalismo en el mundo. Se acabó la acumulación y entonces había que derrotar a la clase obrera. En ese contexto se da el estallido popular más grande de la historia argentina que es el Cordobazo y donde se da la unidad entre obreros, estudiantes y vecinalistas.

Estos últimos son un fenómeno nuevo, 150 centros vecinales cuyo referente se llamaba Vicario. Cuando los reprimen en una manifestación se refugian en Luz y Fuerza al igual que los estudiantes cuando les cierran los centros. Luz y Fuerza se transformó en la Jabonería de Vieytes porque iba todo el mundo a discutir de todo. Y también se da un fenómeno en la clase obrera, por primera vez el peronista vota a la izquierda como a Tosco y la izquierda hace lo propio con un peronista como el «Negro» Atilio López, el Secretario General de la CGT cordobesa.

Hay un fenómeno diferente en el peronismo y la izquierda. La izquierda de Córdoba es diferente, incluso el PC y también aparece una corriente nueva dentro del movimiento obrero que es el guevarismo. No nos olvidemos que muchos cordobeses participaron del primer «foco» guerrillero en Salta. Son estudiantes y trabajadores guevaristas que se identificaban con el pensamiento del Che.

Otro fenómeno nuevo que aparece son los Sacerdotes del Tercer Mundo con el cura Naser a la cabeza que lo rescató y guardó a Tosco durante la represión. Todos estos fenómenos se dan antes de que estalle el Cordobazo. Cuando la CGT nacional lanza un paro general para el 30 de mayo de 1969, un paro «matero», un viernes, los cordobeses deciden que basta de paros materos y salen el 29 desde las fábricas. A partir de ese momento se empiezan a organizar en todos lados. No podemos decir que íbamos a tirar pétalos de rosas, se armaron molotovs, miguelitos, se hace la unidad entre Tosco y Elpidio Torres, que hacía años que no se hablaban, se hace de todo. No se puede decir que la clase obrera fue a enfrentar a la policía, que ya los había reprimido, con las manos vacías. Se estudia hasta la forma de tomar los puentes, porque Córdoba está rodeada por la Cañada y tomar los puentes era estratégico para encerrarte o liberarte.

Así estalla el Cordobazo que iba a ser una simple marcha pero en el momento que lo matan a Mena estalla todo. Mena era un estudiante de la Universidad Católica y obrero y lo matan como a Darío Santillán, lo buscan y le pegan un tiro, cerca de la terminal de ómnibus. Aunque no existían los celulares ese papel lo cumplen los estudiantes con sus motos que circulaban permanentemente por donde venían las columnas organizadas. Cuando matan a Mena nadie puede parar nada, pero a pesar de eso no hubo saqueos ni quemazón, salvo la Citröen de la firma Juan Estabio que ahora son los testaferros de los curas, la Xerox que representaba a las firmas del imperialismo estadounidense y se meten en la Confitería Oriental. Ahí solo entraba la oligarquía por bien vestido que te presentaras. Estaba en frente de la Plaza Colón, una confitería histórica de principios del siglo XX. La gente entra y come de todo. Eso fue parte de la rebelión. También toman el barrio Clínicas y entonces interviene el Ejército.

Fue una experiencia insurreccional donde la centralidad la tiene la clase obrera con un altísimo grado de ingenuidad porque al otro día los dirigentes se reúnen para hacer un balance y cae la policía y los detiene. Estaban todos reunidos en Luz y Fuerza, ni siquiera pasaron a la clandestinidad. Se reunieron a plena luz del día en un lugar público y se los llevaron a todos, incluso a Elpidio Torres.

En esa época hay una polémica muy sana con el «Gringo» Tosco por haber hecho la unidad con Torres que era un burócrata. El gráfico Raimundo Ongaro, fundador de la CGT de los Argentinos, lo critica y Tosco le contesta: «la unidad había que hacerla aunque sea por 24 horas». Después del Cordobazo, Ongaro visita Córdoba y públicamente se autocritica. Eso ahora no ocurre, imaginate a un tipo de su envergadura diciendo públicamente ‘me equivoqué, el «Gringo» tenía razón’. Lo dijo en un acto, ahora es imposible que suceda algo así.

A partir de ese momento a la clase obrera no pudieron doblegarla porque continúan las luchas en el Gran Buenos Aires y el interior. Por eso, la represión no comienza con la dictadura del ’76 sino con Isabelita, López Rega, Balbín, el líder de la Unión Cívica Radical (UCR), que denunciaba a la «guerrilla fabril», las AAA, etc.

MH: El artículo que publicaste el pasado 20 de mayo y al que hacía referencia al comenzar el programa señala: «Para el dirigente radical Ricardo Balbín los sucesos de Villa Constitución (20.3.1975) fueron necesarios para erradicar la subversión industrial» y Guillermo Walter Klein, socio de Martínez de Hoz, años después fue mucho más contundente frente al embajador de los EE. UU.: «Quédense tranquilos, todos los activistas gremiales de Villa Constitución ya están bajo tierra». Eso escribiste.

JCC: Tengo las declaraciones guardadas en mi archivo.

MH: En seguida vamos a hacer una pausa pero no quería dejar pasar esto porque leyendo el artículo recordaba al que escribió Beba Balvé para tu libro donde cita al general López Aufranc cuando se reunió con Miguel Gazzera del gremio fideero y las 62 Organizaciones en oportunidad de la decisión de la CGT nacional de realizar un paro general con movilización el 1 y 2 de octubre de 1969 que culminaría con una gran concentración el 17 de octubre en Plaza de Mayo. A tal efecto se reúne el Consejo General de Seguridad compuesto por generales en actividad y López Aufranc, que luego será directivo de Acindar en Villa Constitución, fue el encargado de hablar con Gazzera y le dice: «o se levanta el paro o tendremos que matar 3000 negros el 1 y 2 de octubre para evitar 30.000 el 17». Y dice Beba: «ya manejaban la cifra de los 30.000 desaparecidos en octubre de 1969». Luego continuamos.

[…]

MH: Escuchábamos a Rodrigo, quien hubiera cumplido 40 años. Nos estamos dando un baño de Córdoba.

JCC: De peperina.

MH: También escuchamos audios de la movilización contra la instalación de Monsanto en Córdoba en el marco de la jornada internacional. La lucha continúa por reivindicaciones distintas que las del Cordobazo. Revisando tu libro, que me decías estás preparando una segunda edición.

JCC: Ya está terminada esperando que el Banco Mundial la financie.

MH: Decía que en el prólogo de tu autoría, en 1999, y abonando la idea de que la historia no empieza todos los días hacés referencia a una serie de luchas que se dan en los ’90 como el Santiagueñazo, Cutral Có, Plaza Huincul, Mosconi. Lo recalco porque estás anticipando lo que sería el Argentinazo en diciembre de 2001, prefigurado en estas primeras movilizaciones que se dan en el interior contra las políticas de desempleo y marginalidad que afectan, sobre todo, a las poblaciones donde estaban instaladas las grandes empresas estatales como YPF. Aquí hay una continuidad de treinta y pico de años y más porque vos empezaste hablando de Córdoba en 1955, de la huelga contra la Libertadora y en El Cordobazo, en el prólogo escrito en 1999, estás anticipando lo que pasaría dos años después.

Antes de continuar vamos a escuchar un audio sobre lo que escribió Rodolfo Walsh sobre el Cordobazo.

[…]

Volviendo a «Jorge Rafael Videla y la naturaleza del golpe de estado», hacen referencia a otro hecho que se da paralelamente con la asunción a la presidencia de Héctor J. Cámpora el 25 de mayo de 1973. Se trata de la reunión del Grupo Perriaux, ¿podrías explicar quiénes eran y para qué se empiezan a reunir prácticamente al mismo tiempo que el peronismo está asumiendo el gobierno?

JCC: El golpe de estado de 1976 no fue espontáneo, fue planificado. Tuvo que ver con el proceso que veníamos marcando de manifestaciones y resistencias obreras y, fundamentalmente, lo que señaló Ricardo Balbín, que había que doblegar a la clase obrera. Una palabra que no me gusta pero digamos que se tenía que cambiar de paradigma en Argentina, pasando de un país industrial a una cultura financiera porque en el mundo comenzaba la globalización que nos cambiaría el perfil, ya no seríamos un país semi-industrial, independiente. Eso se terminaba. Se volvía atrás del primer gobierno de Perón. Volvíamos a ser un país colonial, colonizado y el verdadero inconveniente que se interponía a todo esto eran los trabajadores porque en la lucha por sus reivindicaciones indirectamente defendían esa «vieja» estructura socio-económica. La Triple AAA del gobierno de Isabel no fue capaz de doblegar a la clase obrera y entonces vino el golpe de estado a derrotarla.

El Grupo Perriaux planifica los primeros pasos y procedimientos que va a tener el golpe. Participaban Martínez de Hoz, Guillermo W. Klein, entre otros. Los militares fueron ejecutores de esos factores de poder. Son sus representantes. Para cambiar el modelo necesitaban de la represión en gran escala y vino cruelmente como nunca había ocurrido antes en nuestro país.

Los militares argentinos no solo se entrenaban en la Escuela de las Américas. Acá vienen los militares franceses, los torturadores de Argelia, vienen a enseñarles las técnicas de tortura. Hay que ver «La Batalla de Argelia» de Gilo Pontecorvo para entender cómo actuaban.

El 24 de marzo tenían las listas de la gente que iban a secuestrar, los allanamientos, todo. Nada se hizo por casualidad. Se llevaron a los miembros de comisiones internas enteras, el Ejército entró a la Ford, a Mercedes Benz, a Kaiser y Fiat en Córdoba, a Perkins, entraron directamente a ocupar las fábricas.

Cuando algunas organizaciones de Derechos Humanos obvian estos hechos tienen una conducta pequeño-burguesa frente a los mismos. Los están ocultando. Cuando voy a las marchas por el aniversario de los 24 de marzo, hay muy pocos retratos de trabajadores. Esta también es una crítica para la izquierda porque hay muchos compañeros de los partidos políticos de izquierda desaparecidos, pero no están en los carteles. Hay que llevar todos los carteles. ¿Por qué ocultamos a la clase obrera? Fueron 30.000 desaparecidos y el 70% eran trabajadores. No lo digo yo sino la Comisión Provincial por la Memoria de La Plata, y se tiene una estimación que de ese total el 56% eran peronistas. ¿Qué dicen los peronistas? Nada, porque también fueron cómplices.

Los ferroviarios tenemos 111 desaparecidos. El primero fue un miembro de la Resistencia Peronista durante el gobierno de Isabel Perón. La represión vino porque la ordenaron los factores de poder, no importa quién ocupe la Casa Rosada.

El Grupo Perriaux fue el corazón de la planificación de la represión, de la deuda externa, de la estatización de la deuda privada con Cavallo, etc., fue un proyecto, un plan para el cual había que doblegar a la clase obrera.

Recuerdo que al término de la dictadura le pregunté a don Américo Cattáneo, un anarquista que teníamos en el ferrocarril, un intelectual de alto fuste, qué vendría después de la dictadura y me contestó: no te olvides que después de la Comuna de París, en 1871, asesinaron a 30.000 en una noche y luego 100.000 más y sobre Francia después vino un gran manto de mediocridad. Acá pasó lo mismo. Fijate que la mediocridad no solo está en el gobierno sino también en la oposición. Balbucean, han transformado la teoría política en un consignismo pueril, llenos de pavoneo y con un ego que los mata a todos. Es parte de la mediocridad, de la que encima se sienten orgullosos. Son militantes de la mediocridad.

Esto hay que decirlo y sin el ánimo de favorecer a la derecha sino para que seamos honestos con nuestro pensamiento y reflexivos. Tenemos que ponernos a estudiar, la realidad se estudia, es como la olla llena de polenta que revienta por todos lados pero si lo queremos ver, ahora si lo que te interesa es el dólar blue te aclaro que a los de abajo les importa tres pepinos porque la cosa pasa por otro lado, por el hambre, al hombre que no puede darle comida a los hijos no le vengan con versos ni banderitas.

Entonces, se ha instalado la mentira como costumbre y es parte de la mediocridad. Cuando me hablan de la nacionalización del ferrocarril Belgrano y nombran al frente a un abogadito que no sabe dónde está parado, me están engrupiendo. No solo el gobierno sino también la oposición con su silencio. Por eso tenemos que ser reflexivos y batallar contra la mediocridad y reivindicar a fondo a todos los compañeros, que independientemente de su idea política, fueron luchadores y coherentes.

MH: Se nos fue el programa. Te agradezco mucho que te hayas acercado hoy a recordar el Cordobazo pero encuadrado en el análisis de todo un largo período de la historia del movimiento obrero argentino, no como efemérides.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.