Es lícito que comparemos los hechos de un periodo histórico con otros, siempre que nuestro objetivo sea el de extraer un resultado, y no una comparación partidista, porque cada periodo tiene sus circunstancias sociales, coyunturales, económicas y políticas; resumiendo, históricas. El objetivo fundamental de la comparación es el desarrollo y crítica de los hechos del […]
Es lícito que comparemos los hechos de un periodo histórico con otros, siempre que nuestro objetivo sea el de extraer un resultado, y no una comparación partidista, porque cada periodo tiene sus circunstancias sociales, coyunturales, económicas y políticas; resumiendo, históricas. El objetivo fundamental de la comparación es el desarrollo y crítica de los hechos del momento actual con otro pasado, la evaluación.
Puede ser que la primera diferencia entre las resistencias iraquí y vietnamita sea la situación del capitalismo mundial en sus respectivos momentos. La importancia objetiva de este análisis histórico no disminuye, por mucho que se oculten la mayor parte de las cuestiones acerca del papel del sistema capitalista mundial y su gravedad. ¿Por cuánto tiempo conducirán su historia al margen de la verdadera realidad histórica y seguirán entrometiéndose con su presencia como si fuera algo natural?
La resistencia vietnamita transcurre durante un periodo en que la brutalidad del capitalismo imperialista se centra en neutralizar a los soviéticos, que en su relación con las luchas internacionales desarrollaba el papel de obstaculizar las ruedas del carro imperialista, con lo cual protegía a numerosos países -dentro de su perímetro- de aquel nuevo arrebato imperialista y apoyaba a muchos de ellos en su esfuerzo de librarse del mismo. Sin embargo la resistencia iraquí se genera a causa de la salvaje incursión del capitalismo en la era de la globalización, incursión que tiene el objetivo de deshacerse de cualquier traba, y que se solidifica en la decisión de la élite capitalista gobernante norteamericana de ocupar Iraq en solitario. La globalización se erige sobre los escombros de la Unión Soviética y su esfera, y sobre la repartición del mundo entre los depredadores imperialistas ( el león americano y algunos de sus hijos, las viejas potencias imperialistas europeas) de esta esfera soviética. Y queda claro: para esta nueva era imperialista el capitalismo de los EE.UU. ha estado concentrando sus terribles fuerzas militares y civiles durante el siglo pasado, con el objetivo de lanzarse sobre el patrimonio del mundo entero. Además se han ido reuniendo apabullantes sumas de pensamiento capitalista, religioso y de derechas para formar la incubadora ideológica de esta brutalidad.
Esto significa, en relación a la resistencia iraquí, que ésta nace en un clima huérfano en el sentido más literal, en ausencia de un eje internacional que rivalice (o que en el peor de los casos dijera al menos algo en contra) con el eje capitalista global. Pero esto no excluye una verdad importante. La resistencia tiene su presencia en la esfera mundial y sin embargo es ignorada, y pide una señal de ánimo. Ésta se encuentra en la resistencia ofrecida en muchas partes del mundo, especialmente en América latina. Pero lo que diferencia a Iraq y a Vietnam en este asunto es la ausencia de alguien que al menos obstaculice la agresión capitalista y se enfrente a ella.
La cooperación de los países árabes con la ocupación
De cualquier modo la situación territorial es diferente en Iraq y Vietnam. Mientras que Corea del Norte y China eran refugios reforzados para la revolución vietnamita, los países árabes que rodean Iraq pertenecen al círculo de regímenes enemigos, encabezado por el gran enemigo anglosajón y seguido de sus servicios secretos, sus corredores, sus riquezas, su ejército, sus espectáculos, desfiles militares… Estos regímenes cooperaron en la mayoría de los ataques contra Iraq sin llegar a penetrarlo, y acostumbran a ser ejércitos marioneta del enemigo iraquí. Esto pone a la resistencia iraquí en una situación difícil que hace que no se pueda comparar con la resistencia vietnamita dada la enorme hostilidad de la posición árabe oficial; pero este desamparo da a la resistencia iraquí muchos más puntos y hace que no se pueda comparar a la resistencia vietnamita.
La verdad de esta hostilidad oficial árabe dirigida contra la resistencia iraquí se explica por una extrema susceptibilidad. Mientras el pueblo árabe en su totalidad se posiciona a favor de la resistencia iraquí, los regímenes temen movimientos parecidos en sus propias calles, contra ellos mismos. De aquí que la participación de estos regímenes en la agresión a Iraq sea el cumplimiento de un papel de marioneta útil que sin embargo pone en peligro la propia existencia y paz de estos.
El capitalismo global, a fin de multiplicar las oportunidades de supervivencia de estos regímenes, los presenta como una «exportación de la democracia» para crear una unión entre estos estados regionalistas y títeres, una unión que sustituya la unidad del nacionalismo árabe que continúa con su objetivo de detener, durante la tercera etapa capitalista, cualquier colonialismo, imperialismo o globalización. En otras palabras, lo que desea el sistema capitalista es prohibir la creación de una unidad árabe. E incluso hoy en día esta prohibida la aparición de una plataforma informativa árabe o un discurso árabe.
El enemigo de la resistencia de ambos países es el mismo, los Estados Unidos de América. Y aunque hereda el imperialismo capitalista europeo (inglés en Iraq y francés en Vietnam) es a los EEUU a quienes les explota la resistencia en la cara. Este asunto debería hacer pensar a los pueblos del mundo sobre el peligro de este sistema criminal, con toda la cautela posible, con un latido comprometido, y con la reflexión de que este bárbaro ataque es un ataque contra toda la humanidad. Es importante señalar que ambas resistencias pertenecen a países que están en la periferia del sistema enfrentados a una potencia, o más bien a la Potencia, por lo que se confirma una verdad internacional: La potencia dominante agredirá a los países menos poderosos en cualquier periodo y circunstancia. Y esto exige solidaridad popular a nivel mundial por la salvaguarda de la humanidad.
Hay algo distinto entre los dos países y es que medio Vietnam estaba emancipado del colonialismo francés, y presentó oposición a la agresión imperialista, igual que lo hizo media Corea, la del Norte. Mientras que Iraq es una parte de la nación árabe pero su ocupación ocurrió después de la inclinación de todos los regímenes árabes a favor de la ocupación americana, a pesar de que varios de ellos aspiran a ser estados independientes. Esta situación es el colmo del desamparo para el trabajo revolucionario.
En lo referente al territorio también existen diferencias entre los dos países. Mientras en Vietnam cuentan con la ventaja de un territorio cubierto de bosques que lo convierte en ideal para la lucha de guerrillas, el corte del terreno iraquí que ocupa la resistencia es tierra llana, sin oportunidades para esconderse, bajo elevadas temperaturas. En lo que se refiere a las zonas montañosas, los senderos escarpados y el hielo se encuentran en manos de gobiernos autónomos locales contrarios al nacionalismo árabe hasta el punto de convertirse en una herramienta del enemigo ocupante y del ente sionista soñando con la creación de un Israel kurdo en el Norte de Iraq.
Pero los acuerdos interiores contra la revolución no se limitan a las zonas de nacionalismo kurdo, también el sur de Iraq esta tomado por el sectarismo religioso y quien guía este sectarismo (capitalista, religioso y cultural) en las sombras, son por supuesto los tanques ocupantes de ingleses y estadounidenses y no parece que esto vaya a cambiar a corto plazo.
No se debe, ya que hay un amplio sector popular contrario a la revolución o más bien una contrarrevolución, escatimar medios ni reformas. Por que la verdad es que esta división se encuentra raramente en la historia de la resistencia contra la colonización, y es más bien un fenómeno que ocurre a partir de la globalización, y está relacionado con el hundimiento de la revolución mundial y más tarde la globalización de la resistencia local o de su equivalente internacional en lugar de su internacionalización.
Por tanto es inexorable la disolución del antagonismo burgués entre los dos pueblos, el árabe y el kurdo en Iraq ya que las clases populares de ambos pueblos no practican la represión y la explotación contra los otros, sino que se arriesgarían incluso a dar un paso hacia la igualdad, pero la influencia sectaria del estamento shií sobre los árabes de Iraq, es una defecto del que tampoco se libran los sunníes de Iraq; es un asunto que no esta en el campo de su tolerancia.
Y estas características son las que confirman la importancia de la resistencia en Iraq, ya que ésta aúna intelectuales, islamistas e izquierdistas impulsando el progreso de las relaciones y construcciones nacionalistas e islamistas. La resistencias no se consolidará hasta triunfar sobre estas construcciones y relaciones.
Los posicionamientos ideológicos de la resistencia
Y esto nos lleva hacia los posicionamientos ideológicos de la resistencia. Mientras que en Vietnam el frente nacional esta dirigido desde antes por el partido comunista que formaba su columna vertebral, la resistencia iraquí es una unión entre nacionalistas e islamistas con una cierta inclinación hacia la izquierda. Sin embargo, el Partido Comunista de Iraq se ha convertido en un movimiento aparentemente de izquierdas pero en esencia chií y conectado al imperialismo. Nuestro deber es acabar con esto último a la espera de la formación de un autentico frente político nacional Iraquí capaz de aunar toda esta fuerza.
Para la CIA ambas resistencias son la misma dentro de su clasificación. Podemos poner como ejemplo a Samuel Hungtinton y hasta a Bernard Lewis. Dentro del proselitismo de esta nueva ola de agresividad capitalista, la afirmación de Hungtinton de que el occidente capitalista ha de llevar a cabo una guerra de culturas o civilizaciones contra los musulmanes (y entre ellos Iraq) y contra los asiáticos (entre ellos Vietnam), puede considerarse una agresión contra la humanidad. Podríamos creer que el fondo o la motivación fuera la guerra religiosa, ¡pero no hay aquí nada que una al Islam y al Budismo, excepto lo que une al Islam con el Cristianismo que es la amplitud de su ámbito! Esto asegura la semejanza entre los dos países, que es que ambos son objetivos del imperialismo capitalista que teme y mucho la apariencia de los discursos.
En cuanto a la división de clases a nivel mundial ambas resistencias son a su vez diferentes. Y esto nos deja claro la diferencia principal entre el periodo de la globalización y el del imperialismo. Ya que mientras lo popular se sitúa en los países del centro capitalista durante el periodo capitalista colonial y capitalista imperial , como soporte de las clases burguesas dominantes y agresivas, que se concentran en rechazar a los partidos comunistas revolucionarios verdaderos aquí y allá, actualmente se da un evidente desarrollo en estos mismos países a nivel mundial. Y la esencia de este desarrollo es el principio de la división del mundo entre lo popular y lo oficial, pero que una autoridad que promueve una sociedad de ciudadanos del mundo, mientras que no se libera de la idea de ser de aquí o de allí, es algo que sigue girando sobre los fundamentos del nacionalismo.
Así la cuestión de la sociedad civil se mueve entre la difamación de un lado y una peligrosa deformidad moral por el otro. Estas deformidades se solidifican en la debilidad de estas sociedades enclavadas entre la realización de su propia civilización y el salvaje papel de agresor colonialista de sus regímenes para con los países menos poderosos. Y la impresión última que produce el levantamiento de estos regímenes en defensa de un status represivo, injusto y me atrevería a decir casi brutal, aplicado a los países menos desarrollados es una defensa del conducto por el cual los países capitalistas extraen las riquezas de estos hacia sí mismos, este conducto es la relación secreta entre unos y otros.
Oposición anticapitalista y anti-EEUU
Otra vez, el ataque contra Iraq es rechazado por amplios sectores populares en el mundo capitalista y por los que se oponen a la guerra. En esencia esta oposición es una oposición contra el capitalismo y concretamente contra los EEUU. Y ciertamente se dio en su momento un gran incremento a nivel mundial de la simpatía popular hacia Vietnam, y en el caso de Iraq se llegó a niveles sorprendentes, cuando se salió a las calles para defenderlo contra la guerra. Con todo, este movimiento perdió continuidad y aunque demostró su honradez, quedó patente su incapacidad para evitar la agresión y conseguir la marcha atrás de la invasión de Iraq y Afganistán, bien que quedó demostrada la cordialidad de la «democracia» y de lo que llaman sociedad civil.
Parece pues que la verdadera división a nivel mundial sigue su cauce. Cualquier giro o polarización popular tiene su contrapeso oficial y cualquier polarización oficial tiene su contrapeso popular como la humanidad tiene su contrapeso en el capital. Ésta es la verdadera cara de la revolución mundial.
La continuidad de la intimidación terrorista capitalista es la última de las semejanzas entre las dos resistencias. Los sacrificios e inmolaciones de los vietnamitas tenían como objetivo intimidar al enemigo norteamericano haciéndole temblar en el campo de batalla, y esto mismo es lo que sucede en Iraq. Igualmente se dan un gran número de bajas por causas psicológicas entre los soldados americanos, además de negativas a ir a Iraq y solicitudes de asilo. El miedo a la muerte y a los hijos de la muerte provoca una gran tensión en la ciudadanía que acabó presionando a los capitalistas, pidiendo la retirada en Vietnam en su momento, y ahora en Iraq.
El capitalismo no retrocederá por esto. Al contrario, EEUU guía a Europa cuando ésta recluta voluntarios para volver a la conquista de la nación árabe. Ellos ordenarán a Siria la retirada del Líbano y pedirán que la ocupación de Iraq sea considerada como algo normal, realista, como un viejo asunto a solucionar, como lo de Palestina. ¡Es que puede haber una insolencia mayor! Seguro que George Bush como representante de las viejas potencias imperialistas europeas seduce a éstas para saquear el mundo árabe, diciéndoles: El mundo árabe es nuestra finca, sus gobiernos un fruto descompuesto para sus países, pero maduro para nuestro provecho. Ellos nos cambiarán sus tronos por oro, diversión y lujo ¡Vamos juntos a saquearles y ocuparlos!
Los gobiernos de Occidente se lanzan, y entre ellos cabe destacar a la rapaz Bélgica, a participar en el desangramiento de nuestra patria. Sin embargo, huirían espantados ante una comunidad unida. No se cómo se podría conseguir, pero muchas naciones no se atreverían a llevar a cabo este terrorismo capitalista con una resistencia fuerte en todas las regiones de Iraq.
Adel Samara es economista palestino residente en Ramala y editor de Ka’ana Bulletin, una publicación dependiente del Centro para el Estudio Cultural y del Desarrollo al-Mashriq al-A’mil (Ramala, Palestina Ocupada) y de ‘Palestine Research and Publishing Foundation’ (EEUU). Samara ha participado en diversas iniciativas organizadas en Madrid por el CSCA y ha publicado en Nación Árabe, núm. 42, otoño de 2000: «Paz y globalización: un modelo liberal para Palestina».
www.nodo50.org/csca
Traducido del árabe por Alberto Aranda