El pasado 31 de mayo, una serie de atentados dejaron 18 muertos en la capital iraquí. Las explosiones se sucedieron durante tres horas en el norte, oeste y sur de Bagdad, afectando a los barrios de Sulaa, Al-Amriya, Ghazaliya, Yarmuk, Dora y Saidiya. A pesar del descenso en el nivel de violencia en Iraq desde […]
El pasado 31 de mayo, una serie de atentados dejaron 18 muertos en la capital iraquí. Las explosiones se sucedieron durante tres horas en el norte, oeste y sur de Bagdad, afectando a los barrios de Sulaa, Al-Amriya, Ghazaliya, Yarmuk, Dora y Saidiya. A pesar del descenso en el nivel de violencia en Iraq desde 2006 y 2007, los atentados siguen siendo frecuentes. Aunque la política iraquí no debería analizarse exclusivamente desde el punto de vista de las divisiones sectarias, es indudable que este componente es importante para entender la situación actual. Parece que la prolongada parálisis política tras la retirada de las tropas estadounidenses ha provocado una escalada de violencia, que se ha visto reflejada en el aumento en las divisiones sectarias.
En este sentido, siguen creciendo las críticas por parte de la coalición gobernante hacia el primer ministro Nuri al Maliki por considerar que está excluyendo progresivamente a los dos principales grupos minoritarios en Iraq , kurdos y musulmanes suníes, del proceso de toma de decisiones. Esta situación, además, coincide con el juicio contra Tareq al Hashemi , vicepresidente iraquí y miembro del bloque Iraqiya, que comenzó a mediados de mayo en Bagdad.
A nivel regional, además de las presiones internas, el posicionamiento de Iraq en el puzle geopolítico está transformando el panorama geoestratégico en Oriente Medio. El acercamiento de Nuri al Maliki al régimen de Teherán, y su apoyo al sistema que encabeza Bashar al Assad han recibido muchas críticas por parte del presidente turco . Esta situación se une al acercamiento entre Turquía y la región semi-autónoma kurda del norte de Iraq, que se ha visto reflejada en los recientes encuentros entre Recep Tayyep Erdogan y Masud Barzani, presidente de la región kurda del norte de Iraq. El primer ministro turco ha criticado abiertamente el trato que reciben las minorías por parte de Nuri al Maliki, mientras Barzani criticaba a su vez la política hegemónica turca en la región. Este acercamiento entre Masud Barzani y el Gobierno turco se ha visto reflejado a nivel nacional con la suspensión de la exportación de crudo a Bagdad.
Parece que el proyecto de unificación mediante un gobierno de unidad en Iraq ha fracasado, y muchos apuntan a la crítica situación actual, en la que el Gobierno iraquí está al borde del colapso.
Como explican diversos analistas en una entrevista difundida por el canal Aljazeera, el principal problema al que se enfrenta Iraq a nivel político se encuentra dentro del propio país. La influencia del Gobierno iraní en la política interna o las tensiones que ejerce sobre la estabilidad en Iraq el contexto regional quedan en un segundo plano. No hay una intención real por parte de ninguno de los grupos que participan en el gobierno de unidad iraquí, de establecer objetivos comunes en beneficio del Estado, sino que cada grupo mira por sus propios intereses, y está intentando dividir el pastel a su favor. Las divisiones sectarias son demasiado fuertes como para que las diferentes facciones se pongan de acuerdo para construir juntos el Estado iraquí.
Dada la situación actual y la escalada de violencia que está viviendo el país, no parece que esta situación vaya a cambiar en un futuro próximo. El Gobierno iraquí está esperando para ver cómo evoluciona la situación en Siria antes de tomar decisiones sobre su papel en la región. Todo parece indicar, que la estabilidad en Iraq empeorará en los próximos meses.