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Reseña de Del olvido a la memoria. La esclavitud en la España contemporánea (Icaria, 2022), de Martín Rodrigo y Alharilla (ed.)

España actor histórico relevante

Fuentes: Rebelión [Imagen: Una representación de una plantación de tabaco en Cuba con mano de obra esclava, hacia 1840. Créditos: Bettmann Archive]

Primer libro publicado en «Esclavitudes», una colección de la editorial Icaria que, en mi opinión, será una colección histórica imprescindible al alcance de la ciudadanía interesada no especialista.

Componen Del olvido a la memoria la presentación del editor Martín Rodrigo y Alharilla [MRA] y trece capítulos. Cinco son los territorios españoles analizados: Madrid, Cataluña, Andalucía, las Islas Baleares y el País Vasco. Una sucinta descripción de los trabajos en las páginas 10-14; un breve curriculum de los autores en pp.339-344. El editor es profesor titular de Historia Contemporánea en el Departamento de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, coordinador del GRIMSE (Grupo de Investigación en Imperios, Metrópolis y Sociedades Extraeuropeas) y autor, entre numerosos ensayos y artículos, de Los Goytisolo, una próspera familia de indianos (2016) y Un hombre, mil negocios. La controvertida historia de de Antonio López, marqués de Comillas (2021).

Falta un índice nominal que hubiera sido muy útil en este caso y en absoluto sobran las interesantes y significativas imágenes incorporadas.

Los cálculos más actualizados, nos recuerda MRA, también los más conservadores, «hablan de, al menos, 12,5 millones de cautivos africanos (hombres, mujeres, niñas y niños), que fueron embarcados contra su voluntad en algún puerto del continente africano para ser vendidos como esclavos en el Nuevo Mundo». Probablemente otros dos millones más «murieron por efecto directo del tráfico de esclavos (en el momento de ser capturados, mientras eran conducidos por tierra hasta las factorías de la costa, mientras aguardaban su forzado embarque en dichas factorías o en el momento de ser embarcados).»

España es pieza nada secundaria en la barbarie, en el tráfico transatlántico de africanos esclavizados. Entre 1525 y 1867 llegaron a los dominios españoles en América un total de 2.072.300 cautivos africanos. Eso coloca a España, señala MRA, como el segundo actor más importante de la trata atlántica, solo superada por Brasil. Más de un millón de cautivos africanos fueron embarcados en buques de pabellón español. Un 10% de todos los cautivos africanos que sufrieron la trata, entre los siglos XVI y XIX, lo hicieron en buques españoles. De hecho, la implicación de los buques españoles aumentó notablemente en su última fase, a partir de 1821, en un momento en que el tráfico de esclavos en el Atlántico era ya una actividad ilegal (tanto para la legislación española como para la mayor de los países implicados). Entre 1821 y 1867 arribaron al continente americano un total de 1.898.600 africanos; casi el 30% de esos cautivos (563.100) se transportaron en buques armados por comerciantes españoles.

Algunos ejemplos para abrir su apetito lector, incluidos silencios y tergiversaciones:

1. «La memoria de la esclavitud en el País Vasco, o mejor dicho, el modo en el que se generalizó y aceptó una visión del pasado vasco que excluía la existencia de la institución de la esclavitud en el territorio vasco, constituye sin duda uno de los principales problemas con los que nos encontramos cuando queremos indagar sobre dicha memoria. Porque, en el fondo, nos encontramos con una memoria inexistente, o dicho de otro modo, con la memoria de la inexistencia» (p. 278)

2. «Uno debe ser honesto en reconocer los motivos que llevan a estudiar un tema en concreto, especialmente este proceso histórico entre memoria e historia de la esclavitud en un lugar concreto con vinculaciones transoceánicas. En mi caso, he vivido en los municipios de Sitges y Vilanova, donde el relato de la grandeza del mundo indiano siempre ha estado presente. Siempre se me explicó, desde etapas escolares, las grandes obras públicas que realizaron, la llegada del ferrocarril, los nuevos movimientos artísticos, las grandes inversiones industriales… y ni una sola palabra del sufrimiento y dolor que arrastraban todas esas “proezas”… Para desarrollar sociedades más justas y cosmopolitas debemos también afrontar cómo construimos la memoria de nuestro pasado.» (pp. 113-114).

3. «Está claro, no obstante, que esos veinticinco, o más, personajes que relacionamos aquí [los hermanos Antonio y Claudio López, Pedro Mas Roig, “el Pigat”, José Mataró Doménech, Mariano Flaquer,…] no agotan, ni muchos menos, el fenómeno. Para que no haya ninguna duda: en esta investigación no se relacionan ni describen a todos los barceloneses implicados en el comercio atlántico de esclavos. Aun así puedo afirmar que, por lo menos, los hombres y mujeres que aquí se describen sí que participaron en lo que David R. Murray (1980) definió como «odioso comercio». Y puedo afirmar además que todos ellos han dejado un notable rastro en Barcelona, un rastro que perdura hasta hoy día. Todos ellos han legado, de hecho, unos vestigios materiales, los cuales se pueden y se deben identificar y recordar, y cuyo conocimiento puede ayudarnos a reflexionar en torno a un doloroso y ominoso aspecto de nuestra historia más o menos reciente» (p. 93)

4. «La sección [del Museo Marítimo barcelonés] dedicada a los prohombres capitalistas barceloneses los presenta como adorados héroes de la industrialización con la apuesta por el uso del valor: Miquel Badia es presentado como «antiguo piloto y navegante», iniciador de la línea ferroviaria entre Barcelona y Mataró, mientras que a Joan Güell se le presenta como «otro antiguo piloto y emprendedor de Cuba», fundador de la Barcelonesa y la Maquinista Terrestre y Marítima. No se menciona la participación del primero en la trata y explotación de esclavizados africanos ni del segundo en la comercialización de los productos fabricados por aquellos o en la defensa de la institución de la esclavitud.» (p. 295)

En síntesis: lean, horrorícense en ocasiones, tomen nota de los procesos reales de acumulación capitalista, liguen muchos nombres con prohombres de nuestra actualidad… y recomienden, por favor, a amigos y familiares.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.