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Se creará un nuevo mando militar para el ciberespacio

Estados Unidos intenta la dominación total del espacio cibernético a escala global

Fuentes: CEPRID

En pocos meses se realizará la Conferencia Mundial sobre los Problemas relacionados con la seguridad del espacio cibernético y el Foro Internacional WWW.2010 bajo el patrocinio de las Naciones Unidas que se propone promover un ambiente internacional informativo que funcione sobre la base de la cooperación, la transparencia y el respeto a los intereses de […]

En pocos meses se realizará la Conferencia Mundial sobre los Problemas relacionados con la seguridad del espacio cibernético y el Foro Internacional WWW.2010 bajo el patrocinio de las Naciones Unidas que se propone promover un ambiente internacional informativo que funcione sobre la base de la cooperación, la transparencia y el respeto a los intereses de todos los pueblos y Estados de la tierra que pretenden ser vulnerados por Estados Unidos que, desde varios ángulos, realiza una serie de tentativas tendientes a la dominación total del espacio cibernético a escala global.

Entre las últimas novedades se conoce que el presidente Barack Obama ha ordenado al Pentágono o Departamento de Defensa planifique la creación de un sistema que restrinja el acceso a los sistemas informáticos del Gobierno y proteja las transacciones de las bolsas de valores, las transacciones bancarias y el tráfico aéreo. Nada de inquietante tendría esta propuesta si el Pentágono no planificara al mismo tiempo, la creación de un nuevo mando militar para el ciberespacio, según informaba a fines de mayo de este año el New York Times, que añadía que el Departamento de Defensa de Estados Unidos está llevando a cabo preparativos en las fuerzas armadas para hacer frente, tanto de forma defensiva como ofensiva, la guerra informática. En otras palabras, ansía dominar el ciberespacio para dominar la tierra. De conformidad con ese diario, Obama firmaría la orden secreta para la creación del cibercomando militar. «Además, Obama divulgará un informe sobre seguridad cibernética que servirá de base para la lucha del gobierno contra los delitos informáticos y el robo de información confidencial». Según las experiencias históricas, las leyes emitidas por los Estados Unidos cuando con ellas pretende defender sus intereses geopolíticos y geoestratégicos, tienen alcance universal y por tanto afectan a todos los habitantes y pueblos del planeta.

Jack Thomas Tomarchio, ex subsecretario de Operaciones y Análisis de Inteligencia en el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) señaló que el peligro para Estados Unidos no sólo está representado por gobiernos espías, sino también por organizaciones criminales que buscan robar información empresarial, industrial y datos personales, lo que significa que «organizaciones criminales» son todas aquellas calificadas de terroristas o narcoguerrillas y todas las organizaciones populares que luchan por la liberación de los pueblos. Para justificar la creación del comando militar cibernético, Tomarchio informaba que en el 2008 hubo más de 60 mil intrusiones cibernéticas y que más de 18 mil afectaron los sistemas del gobierno de Estados Unidos. De conformidad con fuentes militares del Pentágono, el actual Director de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, General Keith Alexander sería el Comandante en jefe del Comando Militar Cibernético. Este General afirmaba que «la rápida expansión y la dependencia global en el ciberespacio ha hecho que el Departamento de Defensa desarrolle una doctrina en que el ciberespacio sea un dominio, como el terrestre, aéreo, naval y espacial». La Casa Blanca en un reciente informe señalaba: «La cibernética plantea algunos de los mayores desafíos económicos y para la seguridad nacional del XXI»

Los problemas del uso del ciberespacio y de los que surgieron con la denominada revolución científico-técnica demandan reglas claras que deben ser dictadas por la Organización de las Naciones Unidas; al decir de Amadeo Mora las palabras claves son: ciberespacio, independencia, represión y redes sociales. Desde luego, las resoluciones de las Naciones Unidas poco o ningún efecto tienen sobre los objetivos de dominación mundial de Estados Unidos, pero si sería una alerta trascendente para los Estados y pueblos que luchan para realizar la vida en patrias soberanas, libres e independientes, y naturalmente para preservar la libertad e independencia del ciberespacio y del internet.

Amadeo Mora afirmaba que Jhon Perry Barlow en 1996 lanzó una proclama, la Declaración de la Independencia del Ciberespacio, en carta dirigida a los gobiernos del mundo industrial y por la creación de nuevas estructuras sociales dentro del ciberespacio, sin complejos ni límites predefinidos que nos lleven a un mundo mejor, aunque sea virtual. Barlow pretendía demostrar que, «por su propia estructura, Internet podía ser un canal de comunicación abierto. Esta afirmación era consecuencia de una invasión legislativa del gobierno de los Estados Unidos sobre los derechos a la libertad en Internet».

Mora añadía que el «el propio título del manifiesto era un mal presagio. Aunque es cierto que el contenido de la declaración poco o nada tenía que ver con la carta americana, asociar la independencia de los Estados Unidos a la del ciberespacio establecía paralelismos entre un Estado e Internet y por tanto el control estatal y el que se podría aplicar a la red».

La inmensa problemática surgida de las nuevas tecnologías de la comunicación e información obliga a reflexionar en realidades y posibilidades de la revolución científico-técnica que se desencadenó a partir de la década de los 70 con el desarrollo de la microelectrónica y que incide directamente en los medios de comunicación social y en la redefinición de sus políticas, objetivos y metas. La incidencia de esa revolución en los sistemas de comunicación e información es incontenible y asombrosa. La informática, la telemática, la computación, los microprocesadores, las comunicaciones e informaciones digitales, las autopistas informáticas, la apropiación del ciberespacio, el uso extensivo del internet y el advenimiento de nuevos instrumentos, ahondan las brechas existentes entre países desarrollados y subdesarrollados e incrementan las desigualdades sociales, económicas y políticas. Esta situación exige la formación de un régimen internacional justo de la seguridad informativa para el desarrollo de América Latina que requiere, también, ampliar la resistencia a la dominación imperial y al uso de los productos de la revolución científico-técnica por parte del crimen organizado ligado al terrorismo, al narcotráfico, a la trata de personas que son los pretextos recurridos por Estados Unidos para ampliar su dominio tecnológico, militar, político y económico en nuestras patrias.

No se puede desconocer que los productos de la revolución científico-técnica han potenciado las posibilidades de la información y comunicación e igualmente la capacidad para almacenar datos y procesar informaciones, tanto que desde hace algunos años se habla de la «explosión informativa» y de la «era de la sociedad informatizada». Sin embargo, millones de seres humanos podrían convertirse en víctimas de esa revolución y miles de millones permanecerán en el subdesarrollo, la ignorancia, la miseria, porque quedarán excluidos de los posibles beneficios de esos productos.

Es necesario advertir que las estructuras informáticas de Estados Unidos y de la Unión Europea controlan en conjunto el 80 % de las redes globales. En otras palabras, monopolizan el uso del ciberespacio en detrimento de los demás pueblos de Asia, África y América Latina. La monopolización de las informaciones crea graves problemas para el desarrollo de los pueblos porque impactan en el desarrollo de las culturas nacionales, las alienan, desnaturalizan y desnacionalizan. Es claro que para el uso del ciberespacio se establece un círculo vicioso: mayor subdesarrollo menos uso de las nuevas tecnologías, mayor pobreza menos acceso a las redes informáticas y mayor riqueza mayor dominio del ciberespacio y de las redes informáticas.

Estas realidades y las relaciones entre desarrollo y subdesarrollo deberían servir para consolidar los esfuerzos de los países de América Latina y sus organizaciones como UNASUR, CARICOM, Estados de América Central, Comunidad Andina de Naciones y MERCOSUR, para que en conjunto propongan y establezcan los mecanismos necesarios a nivel internacional que permitan asegurar la cooperación en la esfera de la seguridad informativa que debe ser garantizada en concordancia con las normas del derecho internacional y que garanticen que la UNASUR sea en al práctica y en al realidad una zona de paz según la declaración de Bariloche adoptada el 28 de Agosto que, también, resolvió que las disputas y conflictos sean resueltos por medios pacíficos y de ninguna manera con el uso de la fuerza al tiempo que se decidió respetar el principio de la no intervención, la autodeterminación de los pueblos. Se debe propender al respeto de los derechos y libertades de la persona, la cooperación regional y la no intervención en los recursos informativos de los países, pero al mismo tiempo sería deseable una legislación regional para el uso del ciberespacio y que prevenga o sancione los delitos cibernéticos.

Encrucijada vital

Ciertamente, la humanidad se halla en una encrucijada vital: O aprovecha las innovaciones científicas y técnicas para forjar el bienestar general o se vuelve víctima de los procesos y permite que se incrementen las desigualdades, las injusticias sociales y perennidad del subdesarrollo que degrada hasta el infinito a gran parte de la especie humana.

Los adelantos en radio celular y digital, en televisión satelital y digital, en prensa teleimpresa, en telefoto, teletexto, en informática y bancos de datos, la conquista del ciberespacio, las máquinas que permitirán la traducción automática de los idiomas, la proyección de imágenes en tercera dimensión, el advenimiento del mundo virtual, la transmisión instantánea de los hechos y acontecimientos en video, audio, ambientación a full color y full ecosistema, ocasionarán en el futuro inmediato mayores problemas que los existentes y sin duda modificarán conductas y comportamientos individuales y colectivos, los modos de producción y los modos de vida. La persona humana no será la misma que conocemos ya que sufrirá cambios fundamentales en la mismidad de su ser.

La persona humana será el resultado de la era informatizada, pero esa será una persona privilegiada porque tendrá acceso a volúmenes gigantescos de información y lo será en tanto miles de millones de seres humanos serán analfabetos informáticos.

Así como se han incrementado los delitos informáticos también se han potenciado las posibilidades de la realización de la justicia y de las aplicaciones de las Ciencias del Derecho e igualmente la capacidad para almacenar datos y procesar informaciones. El abogado venezolano Andrés J. Hernández afirma que «actualmente estamos atravesando un desarrollo tecnológico tan potencial que ha cambiado totalmente el panorama de la tradicional sociedad donde vivimos, ahora, gracias al aporte dado por las nuevas tecnologías de la comunicación, podemos referirnos a ella como la Sociedad de la Información o Tecnosociedad».

En la «Era de la Información», según Amadeo Mora en los «albores de Internet se establecieron las bases ideológicas fundacionales de las comunidades virtuales donde el conocimiento se generaba, compartía y distribuía libremente, traspasando las fronteras existentes en el mundo real. Lo que comenzó como un intercambio de programas entre informáticos, una colaboración desinteresada entre navegantes, listas de correo donde se solucionaban preguntas puntuales, y la creación de incipientes comunidades virtuales han ido evolucionando dando lugar a las denominadas redes sociales. De origen técnico y destino en lo universal, las redes sociales constituyen el mayor obstáculo para la implantación del pensamiento único por parte de los gobiernos industriales y los poderes que lo soportan.». Sin embargo existe el peligro real de que el mundo se convierta en posesión del Gran Hermano, según profetizaba George Orwell. Para bien o para mal, el ciberespacio las redes informáticas o Internet son una realidad de la que no escapan los pueblos.

Por lo expuesto se podría coincidir con el pensamiento de la abogada argentina Cinthia Lorena Savino, Especialista en Derecho de Alta Tecnología de la Universidad Católica de Buenos Aires, cuando expresa: «Somos testigos de cómo Internet nos abrió nuevos espacios en el modelo social, todo se ha vuelto casi instantáneo, es por eso que el Derecho también debe volverse más eficaz y los profesionales que de alguna u otra manera interactuamos con la justicia, debemos asumir el compromiso de adecuarnos a la nueva realidad y solamente va a ser a partir del conocimiento y capacitación que podremos dar soluciones útiles y confiables» y añade «ante todo debemos comprender que el Derecho Informático, no es una rama jurídica, sino que va más allá de ello. El espectacular desarrollo de la tecnología informática ha abierto las puertas a nuevas posibilidades de delincuencia antes impensables, por ejemplo la manipulación fraudulenta de los ordenadores con ánimo de lucro, la destrucción de programas o datos y el acceso y la utilización indebida de la información que puede afectar la esfera de la privacidad, son algunos de los procedimientos relacionados con el procesamiento electrónico de datos mediante los cuales es posible obtener grandes beneficios económicos o causar importantes daños materiales. Además de ello se suma el anonimato ya que en su gran mayoría va a ser más difícil descubrir su autoría. Se trata de una delincuencia de especialistas capaces muchas veces de borrar toda huella de los hechos»

Además, la revolución científico-técnica genera profundas insatisfacciones por los efectos negativos que ocasiona: la masificación de la persona, el surgimiento de neoservidumbres y la cosificación del ser.

El hombre, está sometido a las innovaciones científico-técnicas y en el proceso puede perder la esencia de lo humano y más aún, el imperio yanqui podría consolidarse para mayor tragedia de la humanidad y para mayor perjuicio de pueblos, naciones y Estados que, bajo el influjo de las ciencias y tecnologías, serán más neodependientes y neocolonizados al perder libertades, soberanías e independencias, a pesar del Derecho Informático y de los principios del Derecho Internacional. Si América Latina y los países del Tercer Mundo decidiesen practicar la independencia en el uso del ciberespacio y del Internet, sería deseable que con el auspicio de la ONU se cree el Instituto Internacional para la regulación del Ciberespacio-Internet en el que los países adopten decisiones multilaterales regidas por el Derecho Internacional. En este campo América Latina y, en particular, la UNASUR podrían consolidar los esfuerzos de los Estados de la región en el avance de las iniciativas que garanticen la transparencia de la comunidad informativa, el acceso y la posibilidad de adquirir nuevas tecnologías cibernéticas, en especial aquellas que permitan resolver los problemas que surjan de las redes informáticas, de las bases de datos y de la información y sobre todo permitan superar, mitigar, prevenir y sancionar los delitos que se cometen en el ciberespacio y cuan deseables serían que las nuevas tecnologías aceleren los procesos de desarrollo de los pueblos.

Era de esperarse que la más formidable revolución científico-técnica que ha conocido el mundo, fuera capaz de impulsar los procesos de innovación, cambio y transformación para beneficio de la humanidad. Era de pensar que por fin los procesos de comunicación e información podían permitir la satisfacción de necesidades y de mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos, que iban a posibilitar el acceso al desarrollo y progreso de la humanidad. Por desgracia, la revolución científico-técnica ha servido como inapreciable instrumento de poder hegemónico mundial, para aumentar hasta el infinito, los procesos de dominación y someter a los pueblos a nuevas realidades de colonialismo y dependencia en lo económico, social, político, cultural, científico y tecnológico. Finalmente el mundo es una aldea global con dueños propios: el imperio estadounidense y sus seis aliados que son los países más ricos, poderosos e industrializados. De ellos es el mundo y sus riquezas en tanto que la pobreza y el subdesarrollo son del resto de la tierra y sus seis mil millones de habitantes.

En el comienzo del tercer milenio, la humanidad se encuentra sometida a lo que se ha dado en llamar la «explosión informativa» que, en cada decenio duplica las informaciones como para satisfacer el derecho de los pueblos a la información y a la comunicación; pero el volumen no satisface, ni lejanamente, la necesidad de entender y comprender la complejidad de esa revolución científico-técnica y menos los hechos sociales, económicos, políticos y culturales que se suceden unos a otros con extraordinaria continuidad. Pueden asombrar los cambios y adelantos tecnológicos, pero ya no sorprende la falta del uso de la razón, del análisis, de la reflexión y la crítica en centenares de millones de seres humanos diseminados en toda la epidermis terrestre que permanecen adormecidos por el impacto de esa explosión informativa y tecnológica. Es un contrasentido que en la era de las comunicaciones, en la que el ser humano depende cada vez con mayor fuerza de las informaciones, éstas no satisfagan su sed de conocimiento, sencillamente porque los sistemas de comunicación e información están diseñados para incrementar y mantener la neodependencia económica, científica, tecnológica, política y cultural.

La influencia y los efectos que producen los sistemas de comunicación son profundamente negativos. Los pueblos están sometidos a procesos de aculturación, alienación, deshumanización y desnacionalización; procesos que son apuntalados y consolidados por la revolución científico-técnica que ha logrado mayor impacto y directa incidencia -a través de los medios masivos de comunicación-, en la vida de millones de seres humanos.

La «explosión informativa» no ha permitido que se produzca el tan anhelado intercambio de los resultados de la ciencia y la tecnología, el enriquecimiento mutuo de las culturas nacionales, regionales o zonales, el desarrollo socio-económico de los países que propendan al bienestar de los pueblos y menos aún ha permitido que se avance en la construcción de la justicia social, de la paz, de la profundización de la democracia, de la vigencia plena de los derechos humanos, de la cooperación internacional con respeto a la libertad y soberanía de los Estados.

El mundo está inundado de imágenes informativas y entre miles de ellas que se difunden en cada hora, es imposible separar el grano de la paja, separar la verdad del engaño y la mentira. La verdad es un problema que afecta a toda la humanidad porque es pertinaz y continuamente tergiversada, manipulada, ocultada o negada por parte de sistemas y subsistemas de comunicación social en poder del capitalismo mundial, y, consecuentemente de los intereses económicos y políticos imperiales.

La estructura de los sistemas de comunicación social es total y absolutamente antidemocrática. «El imperialismo impide la instauración de relaciones justas, pacíficas y democráticas entre los pueblos en la esfera económica y política, igual que en las informaciones, ya que la misma esencia de este sistema, vinculada a la explotación, la expansión, el dictado y la violencia, es antidemocrática y socialmente injusta. Para ocultarla y para hacer frente a la resistencia enérgica de los pueblos contra su procedimiento, el imperialismo se ve obligado a tergiversar ésta y otras realidades, impide que la gente se dé cuenta de ellas en su plenitud y no puede deducir las conclusiones prácticas para su actuación», sostenía el periodista checo Jaroslav Kúcera.

El problema de la práctica de las doctrinas de dominación se agrava con la intensi¬ficación del uso de la comunicación digital. Ahora, términos tales como ciberespacio, superautopista de la información, internet, realidad virtual, E-Mail, World Wide Web se han apoderado de nuestra cultura, léxico y sobre todo, de nuestra propia forma de hacer comunicación, afirma el ensayista ecuatoriano Ugo Stornaiolo.

Nuevas tecnologías y control de la mente

Hoy las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC) se han «apoderado de nuestras mentes». «La industria de la Información On Line -que incluye el internet- está en expansiva explosión» en tanto que los medios tradicionales están en peligro de desaparecer sino se adaptan a las nuevas tecnologías de la comunicación e información. El peligro de la dominación tecnológica se agrava si advertimos sobre el sistema de propiedad de esas tecnologías. ¿Quiénes son los dueños y beneficiarios de ellas? ¿A quiénes sirve y para qué fines? ¿Quiénes tienen acceso a las nuevas tecnologías de comunicación e información y quiénes ni siquiera conocen de su existencia?

Es posible que la Tercera Ola de la que hablaba Alvin Tofler haya comenzado su carrera. Unos pocos países, en especial los que forman el Grupo de los Siete, han entrado ya en el post industrialismo, en la era de la tecnología digital, en los bytes, en el imperio de la red. Los países con menores recursos, los desposeídos de los avances de la revolución científico-técnica ven incrementada la dependencia y de hecho son recipiendarios de tecnologías en desuso o desechas por el reemplazo de tecnologías de punta.

Otra preocupación se centra en el futuro incierto de los medios impresos, incluidos los libros. Al respecto, el escritor Miguel Donoso Gutiérrez, sostiene que a pesar del internet, el libro seguirá siendo valioso en varios sentidos: «Uno de ellos es que es tuyo, único, exclusivo y en él tu puedes subrayar si quieres hacerlo mientras lo lees en la punta de una montaña o en un barco en alta mar. También considero que tener el libro por internet tendrá un costo si tú quieres imprimir ese libro para leerlo en donde tú quieras y no necesariamente frente a tu computadora. Con un libro podrías leer poesía con tu amante, desnudos en la cama, lugar donde una computadora es poco maniobrable.,. el libro impreso siempre tendrá la virtud de que uno lo haga suyo, íntimamente tuyo, ya que ese libro te puede acompañar bajo el brazo a dónde tu quieras para abrirlo y meterle en un mundo diferente al que te encuentres dónde estés. No creo que todo el mundo pueda tener una Power Book para llevarla de un lado a otro y en todo caso les pesará más que un libro de páginas amarillitas impregnadas de tus huellas y las del tiempo…»

Sin embargo, las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación cada vez son más impactantes, cercanas y lejanas al mismo tiempo. Es una realidad su importancia económica en el ámbito mundial, pues, las empresas dedicadas al hardward, al software y Microsoft se han convertido en altamente rentables, hasta lograr que las Bolsas de Valores salten sus límites tradicionales. Bill Gates es el hombre más rico de la tierra y continua siéndolo a pesar de los conflictos legales.

Por otra parte, «el sistema mundial de redes de comunicación, conocida como la Telaraña Informativa o World Wide Web, gracias a la red de redes (Internet) ha convertido al mundo en una «Aldea Global», ya preconizada en los años 60 por el comunicólogo estadounidense-canadiense Marshal MacLuhan. La que antes fue una red militar de espionaje de Estados Unidos en la década de los 60, es hoy una insuperable fuente de conocimientos, pero también de muchas libertades no siempre aceptables». Nuevamente se podría cuestionar a la red. ¿De quién es y a quién sirve? Pero más aún, la red informativa puede constituirse en un peligro para la humanidad y en especial para las capas poblacionales más vulnerables: niños, jóvenes y también adultos tercermundistas y alienados por el sistema capitalista mundial, porque ya es evidente que la comunicación digital (Internet) provoca estados de adicción. Naturalmente que el costo de las tecnologías impide que las grandes mayorías accedan a ese sistema, por lo que quedarían excluidas de esos procesos.

En la actualidad existen unos cien millones de computadores en el mundo y la mitad de ellos están en Estados Unidos. De estos, un 70% está conectado a alguna red o «servidor» y son el correo electrónico o E-mail, e-bussiness, e-commerce, los sectores de mayor crecimiento. Hoy los negocios se realizan por Internet. Se trata de intercambios entre productores y comerciantes poderosos que inciden en la conformación de la deshumanizada sociedad de consumo.

La «Sociedad de la Información» tendrá que adaptarse a nuevos modelos y formas de vida en espacios vitales como las interacciones que posibilitan la cohesión social y cada grupo de conformidad con su realidad histórica, cultural, política, ideológica, económica y geográfica, tendrá que adaptarse y readaptarse a las nuevas formas de comunicación e información y más aún, casi inevitablemente tendrán que readecuar comportamientos sociales y conductas individuales. Con las nuevas tecnologías, el drama humano recién comienza.

El problema socio-económico-político se incrementará al automatizar los procesos productivos que reducirán costos en la misma medida en que reduzcan el uso de la mano de obra. La robótica es una realidad. Lo virtual se convierte en real. Se incrementará la división socio-económica y se ahondará la brecha entre clases sociales. Unos pocos tendrán acceso a las nuevas tecnologías porque sólo las élites económicas tienen capacidad para pagar los elevados costos que demandan y esos constituirán la primera clase que se podría llamarse la de los alfabetos tecnológicos y los más serán de segunda, tercera o cuarta clase y esa masa será la de los pobres y de los analfabetos ó iletrados tecnológicos. Los primeros tendrán todas las ventajas y los segundos serán unos parias del tercer milenio.

Existe la «explosión informativa» que es un exceso de información que colma las autopistas virtuales. El efecto es el congestionamiento, a tal punto que se habla ya de una «cibercontaminación»; pero al mismo tiempo la información será un poder si quien la posee tiene los medios para utilizarla: por desgracia con fines políticos o personales, generalmente carentes de principios éticos. La información no es simplemente saber, sino el cómo usarla y para qué usarla. Allí radica el poder de la información.

Otro grave problema es el de la privacidad. «Ya no estamos solos ni en la intimidad del hogar». La situación se torna conflictiva y preocupante con la actuación de los «ciberfundamentalistas» dedicados a robar información de la red para usarla con fines que envilecen los principios del humanismo. Los hackers informáticos son los ciberpiratas. «Sin duda, el «Gran Hermano» del que hablaba Orwell hace casi setenta años en su novela profética 1984, ya está aquí: Se llama Netscape, Internet Explorer, Bill Gates, que más da…», advierte Ugo Stornaiolo.

Las nuevas tecnologías causan desazón, vértigo, pesimismo. Al iniciarse el milenio los usuarios de Internet oscilan entre los 200 millones y mil millones. Naturalmente esa cifra dependerá de quienes tengan la capacidad económica para acceder al sistema. Se calcula teóricamente que una octava parte de la población mundial estará accesada a la comunicación digital. Solía afirmarse que el ser humano es esencialmente un ser comunicador; pero a pesar de ello es un mal comunicador y la comunicación entre máquinas o cibernética podría ser más intensa que la humana y por desgracia mientras más comunicada digitalmente esté la especie humana, más lejos estará de la realidad y más cerca del mundo virtual.

A pesar de las diferencias regionales, culturales, sociales, económicas, políticas, las redes de información serán cada vez más asequibles. La misma ONU auspicia la implantación de un lenguaje universal para Internet. «El idioma del Internet se volverá uniforme y los dolores de cabeza de las traducciones serán cosa del pasado» se dice en Vanguardia de Barcelona. Se trata de UNL, un idioma para ordenadores que reduce las ambigüedades en el significado de los textos y permite la traducción automática a cualquier lengua. La idea de una máquina de traducción automática es desarrollada por el científico Hiro-shi Uchida, director del proyecto UNL, de la United Nations University de Japón. «El gran problema de los sistemas automáticos de traducción es que no pueden luchar contra las ambigüedades de cada idioma, en el que hay términos que significan una cosa totalmente distinta, según el contexto», explica Uchida y advierte que el UNL «usa un lenguaje que permitirá comunicarse sin barreras». El UNL está concebido como una lengua intermedia de uso para los ordenadores y que tiene la ventaja de eliminar ambigüedades. Su funcionamiento es sencillo. El usuario escribe un texto en su idioma nativo. Por Internet, el sistema UNL lo traduce y lo visualiza mediante el grafísmo del inglés (gato será «caí», por ejemplo). Automáticamente, el sistema formulará en el idioma nativo del usuario las preguntas necesarias para eliminar las ambigüedades. Esto se traduce en un listado en pantalla en el que aparece gato como un animal y como herramienta para cambiar la rueda. El usuario marca la opción correspondiente y a partir de ahí se crea un texto en UNL». Asombrosa la propuesta y será de inestimable ayuda en los procesos informáticos que requieren de traducción; pero ¿cuántos millones de seres humanos quedarán al margen del fabuloso invento?

De hecho, la revolución científico-técnica incidirá en profundas variaciones de las relaciones sociales y humanas. Se podrían crear empresas virtuales que se concretarán en el «Home o Hot Desking» (escritorio en casa) que reduce costos, pues un empleado puede desempañar sus tareas sin moverse de su casa. Pero esta situación podría convertir al hombre del tercer milenio es un ser aislado y solitario y la soledad, eventualmente, destruiría al ser humano. Herbert Marshal MacLuhan fue profético al describir la «Aldea Global»; pero algunas de sus teorías han sido superadas por la realidad, como aquella tesis del «medio es el mensaje» ya que el medio está sujeto a múltiples condicionamientos materiales, económicos; políticos, sociales, culturales, técnicos. El contenido del mensaje es más importante que el medio, si ese contenido supera las barreras de los medios y las barreras semánticas.

El aforismo del «medio es el mensaje» sólo se reduce a un aforismo que tiene su importancia en privilegiar la tecnología que incluso puede influenciar en el modo de pensar y vivir del ser humano: pero hasta ahora ningún aparato o máquina por maravilloso que sea, ha sido capaz de remplazar al ser humano. Felizmente y si la tecnología es un valioso instrumento que hasta puede volverse en extensión del ser humano, no hay mano o pie artificiales que sean más trascendente que la mano o pie, o cualquier otra extensión orgánico-funcional de la persona humana y eso -inclusive- cuando el ser humano puede acceder al amor o al sexo virtual.

La visión de MacLuhan o la de Orwell o Verne y hasta el «Mundo feliz» de Hugley están instaladas en el mundo de estos tiempos, con todos sus peligros como la tan cacareada «globalización» que hasta pretende que todos «pensemos igual, hablemos igual, nos vistamos igual» ; y estas propuestas, en esencia, podrían interpretarse como intentos de hipnosis colectiva; pero la globalización lo que ha hecho es globalizar la pobreza, inundar al mundo con los productos de la industria cultural llena de basura intelectual, ahondar la brecha entre países ricos y pobres, tanto como el neo liberalismo que ha sido capaz de «privatizar la riqueza y socializar la miseria».

La comunicación trasciende las fronteras y con sus estrategias propende a consolidar los sistemas de dominación. Hoy se habla de «soberanía limitada» en lo político, económico, social y cultural y la comunicación adquiere espacios vitales y estratégicos con el uso de tecnologías de punta que ha convertido «al mundo en un pañuelo». Al mismo tiempo incorpora nuevos términos y el léxico tecno-científico se transforma en telarañas inexplicables e incomprensibles para la inmensa mayoría de seres humanos, léxico que a menudo esconde intereses contrarios a la esencia de la especie humana y sus más elevados valores. Además, la tecnología crea nuevas realidades a las que tiene que enfrentarse la persona y readaptarse a sus múltiples modificaciones con diversas consecuencias para la sociedad, la cultura, la economía, la política.

Tiempos de náusea y desprecio

El pensador italiano Norberto Bobbio, sostenía: «En estos tiempos neoliberales la principal característica es la defensa a ultranza de la libertad económica que asume la libertad política sólo como corolario…El salto tecnológico es equiparable al que se produjo con la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII». Sólo que esta revolución científico-técnica, si no se la controla y administra con valores éticos, puede resultar totalmente perjudicial para la humanidad hasta sumirla en modelos de neo servidumbre, en paradigmas alienantes y despojados de valores morales. El libre mercado global es una demostración de la carencia de la ética en los negocios multinacionales o transnacionales que prescinden de políticas sociales. Las denominadas «tecnocracias» o «tecnoburocracias» que asumen poderes políticos y administrativos de los Estados, evidencian la falta de ética social y negación de los valores del humanismo. Ciertamente que la revolución científico-técnica y su aplicación ideológica en el neoliberalismo económico y político, conduce a la humanidad a vivir en tiempos de náusea y desprecio.

La tecnología, diosa del modernismo, exige eficacia y resultados y se olvida del hombre como sujeto de los procesos productivos y de la historia. El ser humano se convierte en un tornillo del proceso económico y al perder su dignidad intrínseca pierde su identidad en el tráfago de los intereses capitalistas que reemplazaron a la solidaridad y al humanismo con el valor dinero.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU el 10 de diciembre de 1948, en el artículo 19 dispone: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, de investigar y de recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión». Este principio de la ONU es de vital importancia porque reconoce el derecho a la libre expresión del pensamiento y el derecho de los pueblos a la información; pero las nuevas tecnologías aplicadas a las estructuras de los «mass media» ponen en peligro ese esencial principio ya que los procesos de tergiversación de los hechos, de manipulación de las informaciones y opiniones se globalizan, con graves consecuencias para los pueblos del mundo. «Se erosiona el Estado (con las regionalizaciones y autonomías) y de esta manera, también, se pierde el control de las comunicaciones dentro de la Aldea Global».

«El objetivo de las viejas élites políticas y económicas de manipular a través del poder de la comunicación se ven frenadas por el auge del globalismo», expresa Ugo Stiornaiolo, pero el neoglobalismo informativo y comunicacional tiene otros beneficiarios de la manipulación y éstos son los que tienen el poder mundial de los oligopolios de la información que son los mismos que poseen los oligopolios económicos.

Las nuevas tecnologías y el modelo económico del «capitalismo salvaje» deterioran aceleradamente las concepciones del Estado tradicional «obeso y paquidérmico» en la interpretación del mexicano Octavio Paz que, en sus últimos años de vida, se convirtió al neo liberalismo ortodoxo. Todo se cuestiona: lo mismo a la burocracia que al Estado «protector y paternalista» y se le niega el derecho a regular el mercado y su obligación a intervenir en los procesos comunicacionales para que adquiera preeminencia la cibercomunicación que no admite cuestionamientos sino adhesiones cuasi fanáticas como los que constituyen los poderosos holdings y lobbys.

La humanidad se encamina a un mundo virtual que tendrá pocos beneficiarios porque más de tres mil millones de personas ni siquiera conocen el teléfono y más de las tres cuartas partes no tienen idea de lo que es el Internet y seguramente nunca tengan acceso a un computador. Lo único cierto parece ser que unos pocos serán dueños de todo y hasta de la vida misma de millones de seres humanos.

De allí surge la importancia de llegar a acuerdos internacionales bajo el patrocinio de las Naciones Unidas que garanticen el mantenimiento del acceso sin discrimen al ciberespacio e internet. A fin de proteger a los países y pueblos del Tercer Mundo de las agresiones imperiales a través del ciberespacio, es imprescindible que se suscriban acuerdos entre los gobiernos y los propietarios de las grandes corporaciones que controlan el ciberespacio y las que producen tecnologías a fin de controlar y prevenir los delitos tecnológicos, erradicar la vulnerabilidad de la información sensible a nivel de Estados y suprimir las organizaciones ilegales que funcionan dentro de las estructuras del ciberespacio y autopistas informáticas que difunden productos ilegales y delincuenciales.

Los nuevos convenios internacionales y las nuevas legislaciones referidos al internet y demás tecnologías deben orientarse a proteger a los más débiles, necesitados, pobres y grupos vulnerables de las sociedades nacionales. América Latina, el Caribe y los pueblos de Asia y África tienen el deber ético de fortalecer sus legislaciones regionales para protegerse del nuevo dominio imperial que nace desde el ciberespacio.

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Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article602