El referéndum nacional iraquí sobre el acuerdo de seguridad con EE.UU. firmado el año pasado está previsto que tenga lugar el 30 de julio. Según las leyes iraquíes, si los votantes rechazan el acuerdo, que prevé la retirada de todas las tropas estadounidenses el 31 de diciembre de 2011, Washington debería retirar sus soldados 17 […]
El referéndum nacional iraquí sobre el acuerdo de seguridad con EE.UU. firmado el año pasado está previsto que tenga lugar el 30 de julio. Según las leyes iraquíes, si los votantes rechazan el acuerdo, que prevé la retirada de todas las tropas estadounidenses el 31 de diciembre de 2011, Washington debería retirar sus soldados 17 meses antes, es decir, el 30 de julio de 2010. Si el referéndum tiene lugar en la fecha prevista es prácticamente seguro que los iraquíes, masivamente, rechazarán el acuerdo.
Washington, por supuesto, no tiene intención alguna de acatar un referéndum popular, de ahí que quiera evitarse la vergüenza política de un amplio rechazo a su ocupación por parte del rico país petrolero. «Los diplomáticos estadounidenses están presionando sin hacer ruido al Gobierno para que no convoque el referéndum», destacaba el New York Times. Estados Unidos ha justificado durante mucho tiempo su invasión y ocupación de Iraq- que ha ocasionado la muerte de más de un millón de iraquíes y convertido en refugiados a millones más- como un desinteresado ejercicio para instaurar la «democracia».
El año pasado, una gran mayoría del parlamento iraquí aprobó el pacto de seguridad, y el Acuerdo sobre el Estatuto de la Fuerzas Armadas, pero atenuado por unas normas adicionales, entre ellas una medida que establecía la celebración de un referéndum nacional sobre el Acuerdo. La medida, lo que el Times califica de «algo poco comentado pero una poderosa píldora envenenada», se añadió para apaciguar el masivo odio popular a la ocupación estadounidense.
Hasta el momento, los intentos estadounidenses para evitar o retrasar el referéndum han tenido escaso éxito. El Times decía » Quizás como deferencia hacia la preocupación estadounidense» el gobierno iraquí «el martes hizo una declaración en la que expresaba su deseo de retrasar la votación seis meses, y así tuviera lugar al mismo tiempo que las elecciones generales de enero, ‘para ahorrar dinero y tiempo'». Una nota del Wall Street Journal era más categórica al asegurar que el referéndum ya se había retrasado y que «es posible que la votación no se lleve a cabo».
Cambiar legalmente el referéndum previsto, sin embargo, requiere una largo proceso parlamentario, e destacados diputados iraquíes declararon al Times que creían era muy poco probable que se produjera. Un miembro del Dawa Party, formación chií en el partido gobernante, declaró que «la fecha es parte esencial del acuerdo de seguridad». El presidente del Parlamento, Ayad al-Sammaraie, de un partido sunní iraquí, dijo que «nadie puede decir que no quiere el referéndum, se trata de una ley».
El martes, el gobierno iraquí asignó 99 millones de dólares para el referéndum, y se espera que el Parlamento apruebe las normas complementarias para su organización.
Los parlamentarios iraquíes temen la reacción popular si torpedean el referéndum. «Nadie quiere decir ‘sí, aceptamos el acuerdo de seguridad.'» Ghassan al-Attiya, director de la Iraq Foundation dor Democracy and Developement de Londres, financiada por Estados Unidos, declaraba al Times: «Es un año electoral en Iraq, y nadie quiere dar la impresión de que está apaciguando a los estadounidenses. El anti-americanismo ahora es muy popular en el país».
La mayoría de los grupos políticos sunníes van a hacer campaña en contra del pacto, como lo hará el movimiento chií de Muqtada al-Sadr. En cuanto al primer ministro, Nuri al -Maliki, es «poco probable que se pronuncie a favor del acuerdo de seguridad por miedo a que sus adversarios lo utilicen contra él», se dice en el Times. Maliki trabajará en secreto con EE.UU. para dar marcha atrás en el plebiscito.
Los altos responsables militares estadounidenses se pronuncian despectivamente en relación con el derecho al voto de los iraquíes sobre la ocupación de EE.UU., funestamente denominada «Operation Iraqi Freedom», de la misma manera que se oponen al derecho de los iraquíes a conocer las pruebas de las torturas infligidas a los presos iraquíes- hombres, mujeres y niños- por militares estadounidenses.
De hecho, la decisión del presidente Obama de oponerse a la orden judicial de hacer públicas las pruebas fotográficas secretas de militares, torturando a presos iraquíes, se ha basado, en parte, en el posible impacto que podría tener si se celebraba el referéndum. El 28 de mayo, el general David Petraeus, comandante en jefe de las tropas estadounidenses en Oriente Próximo y Asia Central, presentó una alegación ante la Sala Segunda del Tribunal de Apelaciones advirtiendo que si se publicaban las fotos «la presión sobre el primer ministro se intensificará para que se celebre el referéndum nacional sobre los Acuerdo de Seguridad y del Marco Estratégico». El general Raymond Odierno, comandante en jefe en Iraq, también presentó otra alegación, en la que decía: «la publicación de las fotografías puede soliviantar a la opinión pública iraquí y provocar que se pierda el referéndum».
El primer ministro Maliki le hizo en privado similares advertencias sobre la publicación de las fotos. En su alegación al tribunal, Odierno afirma que «funcionarios iraquíes» de alto nivel le advirtieron de que la publicación de las fotografías podría aumentar la resistencia entre «los elementos de la oposición» contra «un gobierno que se ha alineado con el país que ha cometido esos maltratos». Un alto responsable militar estadounidense declaró a un periódico de la cadena McClatchey que cuando Maliki supo que Obama iba a permitir la publicación de las fotos «se puso pálido.» Maliki le avisó que, si las fotos se hacían públicas, en Iraq estallaría la violencia y que los iraquíes exigirían un referéndum sobre el Pacto de Seguridad estadounidense. » Bagdad arderá», se dice que fueron las palabras de Maliki al militar.
Como muestra de la violencia existente en Iraq, el líder del Accordance Front, el mayor grupo sunní del parlamento iraquí, fue asesinado al salir de una mezquita el viernes. Harith al-Obeidi y su grupo anunciaban su oposición a la ocupación estadounidense. El miércoles, un coche bomba explotó en Bathaa, en la zona de mayoría chií del sur de Iraq, matando a 32 personas. En casi un año, mayo, con 28 muertos, ha sido también el mes más mortífero para los soldados estadounidenses en Iraq.
[Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre]