Según fuentes fidedignas iraquíes en Londres y Amman, se está dando a conocer de manera muy rápida una historia secreta de la estrategia de retirada diplomática de los Estados Unidos de Iraq. A continuación se relatan los principales hechos: En primer lugar, James Baker le dijo a uno de los abogados de Saddam Hussein que […]
Según fuentes fidedignas iraquíes en Londres y Amman, se está dando a conocer de manera muy rápida una historia secreta de la estrategia de retirada diplomática de los Estados Unidos de Iraq. A continuación se relatan los principales hechos:
En primer lugar, James Baker le dijo a uno de los abogados de Saddam Hussein que a Tariq Aziz, ex-vice primer ministro, se liberaría a finales de este año, con la esperanza de que él pueda negociar con el gobierno de los EE.UU. en nombre de la dirección del Partido Baath. Según el diario iraquí al-Quds al-Arabi, hace poco tuvo lugar el debate en Amman.
En segundo lugar, la secretaria de estado Condoleeza Rice pidió personalmente al Consejo de Seguridad del Golfo en octubre servir como intermediarios entre el gobierno de los EE.UU. y los grupos armados de resistencia sunita (sin incluir al Qaeda), al designar a un mediador estadounidense para que negociara con ellos a cualquier hora y en cualquier lugar. Según diplomático árabe en sesión cerrada, en las conversaciones a principios de octubre, Rice dijo en broma que si el entonces secretario de defensa Donald Rumsfeld «me escuchara en estos momentos, me haría la guerra más violenta y más candente que la que desató en Iraq».
En tercer lugar, hubo una reunión secreta «sin precedentes» de estadounidenses y representantes de alto nivel de «una parte importante de la resistencia iraquí» hace dos semanas y duró tres días. Como resultado, según datos filtrados del Jordanian press y al-Quds al-Arabi, los iraquíes se comprometieron a reanudar el diálogo en las próximas dos semanas con una respuesta para la parte estadounidense.
En cuarto lugar, transmisiones detalladas de correos electrónicos con fecha 16 de noviembre revelan una labor activa entre bambalinas por parte de los estadounidenses para lograr un acuerdo de paz con los líderes de la resistencia iraquí, un complot que podría incluir un golpe político contra el primer ministro Nuri al-Maliki.
En quinto lugar, el consejero en asuntos de seguridad de Bush, Stephen Hadley, llevó un mensaje con seis puntos para funcionarios iraquíes en su reciente viaje a Bagdad:
- incluir la resistencia iraquí y los líderes de oposición en cualquier iniciativa encaminadas a la reconciliación nacional; amnistía general para los combatientes armados de la resistencia;
- disolver la comisión iraquí encargada de prohibir el Partido Baath;
- comenzar la disolución de las milicias y los escuadrones de la muerte;
- cancelar cualquier propuesta de federalismo de dividir a Iraq en tres regiones y combinar la autoridad central con el gobierno central con un mayor gobierno autónomo para los gobernadores locales;
- distribuir los ingresos provenientes del petróleo de forma justa para todos los iraquíes, incluidos los sunitas en cuyas regiones no hay ese recurso.
El primer ministro Al-Maliki no pudo aceptar las propuestas de los estadounidenses por su filiación institucional con los partidos chiítas quienes consideran que su momento histórico ha llegado después de mil años de dominación sunita. Este rechazo chiíta ha acelerado las labores secretas por parte del gobierno estadounidense para presionar, reorganizar o sacar del poder al electo régimen de al-Maliki.
Antecedentes de la historia
Tres preocupaciones del gobierno estadounidense subyacen en estos acontecimientos: primero, el creciente atolladero y los conflictos sectarios en el campo de batalla; segundo, las elecciones estadounidenses a mitad de año en el que los electores repudiaron la guerra; y tercero, la preocupación estratégica de que el nuevo Iraq ha entrado en la órbita de Irán. Queda por ver si Irán ejercerá influencia sobre sus aliados chiítas en Iraq (el Gran Ayatolah Sistani nació en Iraq y el principal bloque chiíta se creó en Irán por los exiliados iraquíes). Sin embargo, esa es la línea que sigue el Grupo de Estudio sobre Iraq de Baker y el ex director de la CIA John Deutch en un editorial del New York Times. El rumbo principal de los Estados Unidos, además de un plan de retirada declarado deberá ser trabajar para que Irán no se inmiscuya, al menos por un tiempo, según Deutch.
Este posible final ha estado en gestación por algún tiempo. Hasta hace dos años, funcionarios estadounidenses estaban investigando contactos con grupos de la resistencia iraquíes diferentes al de al-Qaeda. Encuestas recientes anuncian un sesenta por ciento del apoyo iraquí por la resistencia armada contra los Estados Unidos, mientras que aproximadamente el ochenta por ciento de los iraquíes apoya algún programa para la retirada, indicador indispensable para que los insurgentes iraquíes depongan algunas armas.
Aun antes de la invasión estadounidense del 2003, grupos pacifistas como Global Exchange y el recién constituido Code Pink enviaron delegaciones para crear relaciones interpersonales con los opositores de la ocupación y miembros de la sociedad civil iraquíes. Este escritor se reunió con exiliados iraquíes en Londres, quuienes sugirieron celebrar otras reuniones en Amman. El ex diplomático jordano Munther Haddadin facilitó esos contactos en el 2005, fue quien también apoyó debates abiertos con los iraquíes en el exilio, con el príncipe heredero de Jordania Hassan y con intermediarios de la insurgencia quienes hicieron peligrosos viajes en autos por 15 horas de Bagdad a Amman en más de una ocasión. Rob Collier, reportero del San Francisco Chronicle, también entrevistó a insurgentes iraquíes y ayudó a establecer contactos. A comienzos de este año, una delegación pacifista estadounidense, incluida Cindy Sheehan, participó en una reunión que duró dos días con iraquíes de cada tendencia política. El congresista estadounidense Jim McDermott (demócrata por Washington) fue decisivo en la conciliación de estos esfuerzos. Dal Lamagna, autoproclamado «pacifista frustrado», hizo ambos viajes a Amman y ofreció a este escritor videos y transcripciones de las entrevistas en el que se basa este artículo.
Se debe enfatizar que no hay motivos para creer que estas acciones de los Estados Unidos son nada más que tanteos, en el espíritu histórico de divide y vencerás, antes de intensificar la guerra en Irak con una ofensiva a Bagdad. La credibilidad del rechazo, dígase el misterio maquiavélico, sigue siendo la política de seguridad de los Estados Unidos, entendible si bien las razones son poco democráticas.
Sin embargo, los estadounidenses que votaron en las elecciones de noviembre por la fuerte creencia que un cambio de gobierno en Washington podría poner fin a la guerra tienen derecho a saber que sus votos contaron. Los Estados Unidos no han abandonado toda su estrategia en Iraq, pero está ofreciendo importantes concesiones sin el conocimiento de sus propios ciudadanos.
Tom Hayden fue líder del movimiento en contra de la guerra durante la era de Vietnam. Se ha alistado como cronista de los planes del gobierno para Iraq y autodenominado estratega de internet en pos del movimiento en contra de la guerra desde el 2003. Se le puede contactar en www.tomhayden.com
Traducción: Cubadebate