Traducido para Rebelión por Paloma Valverde
Nuri al-Maliki en una sorprendente actuación, decidió integrar a 18.000 miembros de las milicias sectarias en el ejército y en los servicios de seguridad. Fuentes iraquíes afirman que los miembros de las milicias provienen del Partido al-Daawa de al-Maliki y del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII). A los miembros de las milicias les han asignado puestos, de rango entre teniente y comandante, en los Ministerios de Interior, Defensa y Seguridad Nacional. La decisión se produjo tras el acuerdo cuatripartito recientemente firmado entre el Partido al-Daawa, el CSRII, el Partido Democrático del Kurdistán y la Unión Patriótica del Kurdistán.
Varios partidos y bloques políticos, incluido el Frente del Acuerdo Iraquí (FAI) de Adnan al-Duleimi, y la Lista [Nacional] Iraquí de Iyad Allawi declararon su oposición a la integración de miembros de las milicias en el ejército y en las instituciones de seguridad, haciendo alusión a la anterior implicación [de los miembros de las milicias] en atrocidades criminales. Un antiguo responsable policial afirmó que había dimitido como protesta por las frecuentes violaciones cometidas por los hombres de las milicias integrados en los servicios de seguridad. Añadió que la mayor parte del personal de seguridad acusado de corrupción y tortura provenían de las milicias.
En Kerbala, a 110 kilómetros al sur de Bagdad, se incrementaron las tensiones entre los grupos armados de las milicias del Partido de al-Daawa y el Ejército del Mahdi de Moqtada as-Sáder. La televisión al-Sharqiya emitió un reportaje sobre los miembros de una familia pertenecientes al Ejército del Mahdi, quienes afirmaban que habían sido torturados por policías afiliados a al-Daawa. A una de las víctimas, una joven de 18 años, le habían sacado los ojos. Mientras tanto, la Policía de Kerbala distribuyó fotografías de cadáveres de personas que se creía que habían sido asesinadas por el Ejército del Mahdi. El ministro del Interior, como es habitual, prometió investigar estas afirmaciones.
Hace unos días, responsables estadounidenses e iraquíes se reunieron en Jordania, cerca del Mar Muerto. En la reunión, a la que asistieron representantes de la oposición, grupos armados y el disuelto Partido del Baaz, se discutieron las fórmulas para lograr la reconciliación nacional en el país. Poco después, al-Maliki aceptó la dimisión de cinco ministros pertenecientes al FAI. El hecho, afirman los analistas, podría dinamitar los actuales intentos de reconciliación.
En su intervención en una rueda de prensa del domingo [11 de noviembre] el Primer ministro defendió su decisión de aceptar la dimisión de los cinco ministros y de un viceministro: «[…] Cuando un responsable dimite debe permanecer en su puesto hasta que su dimisión sea aceptada. Si ese responsable no es capaz de informar sobre su trabajo durante más de diez días consecutivos, se le debe cesar». Al-Maliki prometió cubrir los puestos con personas provenientes del mismo espectro político de los ministros dimitidos, es decir, árabes sunníes.
Se siguen realizando intentos por solucionar el enfrentamiento entre al-Maliki y el FAI. El FAI sacó a sus ministros del gobierno como protesta por la incapacidad de al-Maliki de declarar una amnistía general, liberar a los detenidos no condenados y ampliar el panorama de la participación política. Al-Maliki dio a conocer que el presidente Jalal Talabani le pidió que esperara antes de aceptar la dimisión de los ministros, de forma que hubiera tiempo para una reconciliación política. «[…] Queremos que los hermanos vuelvan al gobierno, pero al final nos dimos cuenta de que no tenían intención de hacerlo, por tanto aceptamos su dimisión». El primer ministro declaró que a pesar de que los ministros dimisionarios no tienen derecho por ley a recibir una compensación económica, haría en este caso una excepción.
Durante la misma conferencia de prensa, al-Maliki afirmó que el embajador estadounidense en Iraq se negó a entregar al gobierno a los condenados en el juicio de al-Anfal para llevar a cabo la sentencia de muerte contra ellos. El primer ministro acusó al consejo de gobierno iraquí de violar la constitución por no ratificar las sentencias de muerte dictadas contra Ali Hassan al-Maguid y Sultan Hashem.
Tareq al-Hashimi, el vicepresidente, apeló a la suspensión de la sentencia de muerte contra Sultan Hashem, ex ministro de Defensa, al declarar que la sentencia no sería válida hasta que no fuera ratificada por el consejo de gobierno. El mes pasado, al-Hashimi apeló a la embajada estadounidense para que no entregaran a los hombres condenados al gobierno antes de que se tomara una decisión sobre su ejecución.
Entretanto, Talabani expresó su enérgica oposición a la ejecución de Sultan Hashem: «[…] Este hombre no merece ser ejecutado. Fue un oficial iraquí capaz que llevaba a cabo las órdenes de Sadam. Como militar no podía negarse a obedecer órdenes». El FAI, además apeló a una suspensión de la ejecución de Hashem, exigiendo al gobierno que mostrara respeto por los oficiales capaces y patriotas.
Mientras la operación ‘Martillo de Hierro’ seguía en marcha en Kirkuk y Mosul, el consejo de gobierno empezó a redactar un nuevo acuerdo de seguridad alargando la presencia de las fuerzas estadounidenses en el país. Fuentes cercanas al consejo afirman que el gobierno pretende solicitar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que alarguen la misión de las fuerzas multinacionales lideradas por Estados Unidos [EEUU] hasta finales de 2008, fecha tras la cual iraquíes y estadounidenses firmarían un acuerdo a largo plazo que definiría la forma en la que las tropas estadounidenses abandonarían el país.
Se espera que las conversaciones entre EEUU, Iraq e Irán se reanuden en pocos días a pesar de que los iraníes quieren que todos sus detenidos bajo custodia de las fuerzas estadounidenses sean liberados primero. Lobeid Abbawi, viceministro de Asuntos Exteriores afirma: «[…] EEUU e Irán reanudarían las conversaciones por invitación del gobierno iraquí. Las conversaciones podrían estar centradas en la situación de seguridad del país y en la revitalización del comité de seguridad que se creó el pasado mes de julio». El viernes [16 de noviembre] los estadounidenses liberaron a nueve detenidos iraníes en lo que Abbawi describió como una «[…] señal clara y positiva» hacia los iraquíes. Los estadounidenses aún retienen a 11 detenidos iraníes. Abdul-Aziz al-Hakim, dirigente del CSRII afirma que el embajador estadounidense en Bagdad prometió liberar a los restantes detenidos iraníes.
Las fuerzas estadounidenses acusan a los iraníes de formar parte de las Brigadas de al-Quds enviadas a Iraq para entrenar a las milicias locales. Un alto responsables estadounidense afirmó que los componentes iraníes en los explosivos iraquíes está aumentando a pesar del descenso en el número de ataques. Rick Lyinch, teniente general responsable de las operaciones en el sur de Bagdad, Najaf y Kerbala, declaró que la amplia influencia de Irán en Bagdad es aún visible a pesar de las señales de que las tensiones entre Washington y Teherán se están rebajando. Agregó que sus tropas estaban tras 20 iraquíes shiíes que trabajaban para las Brigadas de Al-Quds de la Guardia Revolucionaria Iraquí. Lyinch señaló el pasado mes de agosto que 50 miembros iraníes de la Guardia Revolucionaria estaban en el sur de Iraq entrenando a las milicias de la Shía.
El juez Wael Abdul-Latif, un parlamentario de la Lista Nacional Iraquí afirmó que la situación de seguridad estaba mejorando en Bagdad y en al-Anbar pero se estaba deteriorando en las zonas centro y sur del país. El empeoramiento, prosiguió, se debía a las luchas por el poder entre los partidos islámicos. Cada uno de ellos interfiere en Iraq, afirmó Abdul-Latif, desde los Emiratos Árabes Unidos hasta la Inteligencia palestina, «pero la mayor interferencia es la iraní».
A pesar de las 250 cámaras de vigilancia que se han instalado en Bagdad, la policía aún busca cadáveres no identificados en las calles de la ciudad. Los profesores siguen siendo el objetivo fundamental de los asesinatos. Durante las dos últimas semanas han asesinado en Bagdad a tres profesores, uno de ellos delante de sus alumnos. En Kirkuk, un grupo armado secuestró al jefe de estudios de un colegio. El grupo tomó un autobús y libero a todos los ocupantes, excepto al jefe de estudios a quien llevaron hacia un lugar desconocidos. Un profesor universitario fue secuestrado y después asesinado en Kirkuk, supuestamente por un grupo kurdo.
Un reciente estudio de Naciones Unidas informa que los ataques contra estudiantes y profesores en todo el mundo han aumentado de forma dramática durante los últimos tres años, una tendencia que es más visible en Iraq que en ninguna otra parte. El sistema educativo iraquí está «a punto derrumbarse», señala el estudio.
Fuente: weekly.ahram.org.eg/2007/871/re72.htm
Paloma Valverde es miembro de Cubadebate, IraqSolidaridad y Rebelión.