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Extremistas impulsan la violencia contra las mujeres en Basora

Fuentes: IRIN NEWS

Traducido para Rebelión por Paloma Valverde

La violencia contra las mujeres en Basora, la segunda ciudad más grande de Iraq -situada a 600 kilómetros al sur de la capital, Bagdad- se ha incrementado de manera importante en los últimos meses y ha obligado a las mujeres a quedarse en casa, afirman la policía y las ONG locales.

El general de división Abdel Yalil Jalaf, jefe de la policía de la ciudad, ha declarado en una entrevista telefónica a IRIN que: «[…] Basora se enfrenta a un nuevo tipo de terror que implica un mínimo de 10 mujeres asesinadas al mes, algunas de ellas aparecen después con heridas de bala, decapitadas o mutiladas en los vertederos» y prosigue, «[…] Los asesinos son bandas organizadas que trabajan amparados por su religión haciendo creer que propagan las ideas del Islam pero están muy alejados de esta religión. Intentan imponer un modo de vida prohibiendo a las mujeres el uso de vestimenta occidental u obligándolas a llevar la cabeza cubierta».

«[…] En septiembre, la policía encontró el cuerpo de una mujer decapitada junto con su hija de seis años también decapitada», añade Jalaf. «[…] Creemos firmemente que el número de mujeres asesinadas es mucho mayor debido a que las familias no denuncian muchos asesinatos por miedo a las represalias de los extremistas», lamenta.

La cultura del extremismo

Hablando de forma anónima, una activista de una ONG local en Basora afirma que la situación de seguridad tan deteriorada ha provocado que la provincia sea un estercolero de extremistas». «[…] Extremistas (sunníes y shiíes) imponen una cultura del extremismo en la comunidad de Basora, una nueva cultura en nuestra sociedad, que genera una violencia sangrienta contra las mujeres […] y esta cultura, que vio la luz tras la invasión liderada por Estados Unidos [EEUU] en 2003, añade más violencia a la ya existente en la cultura tribal que permite la violencia familiar contra las mujeres», declara.

Continúa afirmando que las mujeres, amenazadas por los extremistas, ha acudido a las ONG pero éstas no pueden ayudarlas porque no disponen de lugares apropiados en la provincia para darles refugio.

«[…] Las ciudades del sur de Iraq y concretamente Basora no disponen de lugares para acoger a las mujeres, una cuestión que ha desbaratado nuestros esfuerzos por ayudarlas. Así que hemos acudido a la policía local, a dignatarios y dirigentes religiosos para que las protejan. Algunos han aceptado, otros no», manifiesta.

La activista añade que el asunto se ha elevado muchas veces a las autoridades locales de Basora pero la situación de seguridad tan deteriorada en la ciudad hace que los derechos de las mujeres sean los últimos en la lista de prioridades, y «[…] se deja abandonadas a las mujeres, que sólo tienen dos opciones: o se van de la ciudad -si se lo pueden permitir- o se encierran en sus casas».

La otrora pacífica ciudad

Como en otros lugares de Iraq, antes de la invasión liderada por EEUU en 2003, Basora era conocida por su población heterogénea y por una activa vida nocturna con night clubs. Las mujeres de Basora tenían derecho a elegir su propio estilo de vida a pesar de que [Basora] era considerada una sociedad tribal. Pero ahora las calles de Basora están patrulladas por vigilantes en motos o en coches que llevan ventanas con cristales oscuros tintados y sin placas de matrícula. Acosan a las mujeres que no visten la ropa tradicional y no llevan pañuelos en la cabeza -conocidos como hijab-. También atacan a los hombres debido a sus ropas o cortes de pelo demasiado occidentales.

Hana Youssif era uno de los cientos de cristianos que vivía tranquilamente en una ciudad que una vez fue una ciudad mixta, pero la violencia sectaria le ha obligado a marcharse. «[…] Mi familia ha vivido en Basora durante siglos», afirma Youssif, un hombre de 43 años padre de cuatro hijos, «[…] pero la violencia sectaria nos ha obligado a abandonar todos nuestros recuerdos», añade Youssif.

Youssif, que ha terminado en casa de unos familiares en Bagdad, dice que los problemas empezaron en mayo cuando hombres armados le detuvieron cuando iba andando por la calle con su mujer y le preguntaron a ella por su ropa y por qué no llevaba la hijab. «[…] Aquel día, cuando les dije que éramos cristianos, nos golpearon cruelmente y me amenazaron de muerte si no respetábamos el Islam en esta ciudad».

Fuente: www.uruknet.info?p=38414