Un año y medio después del asalto militar estadounidense de noviembre de 2004 contra Faluya, los residentes hablan sobre el actual sufrimiento, la falta de trabajo, la escasa reconstrucción y la continua violencia [1]. La operación Furia Fantasmal emprendida por el ejército estadounidense contra la ciudad de Faluya destruyó aproximadamente un 70% de los edificios, […]
Un año y medio después del asalto militar estadounidense de noviembre de 2004 contra Faluya, los residentes hablan sobre el actual sufrimiento, la falta de trabajo, la escasa reconstrucción y la continua violencia [1]. La operación Furia Fantasmal emprendida por el ejército estadounidense contra la ciudad de Faluya destruyó aproximadamente un 70% de los edificios, casas y tiendas, y mató entre 4.000 y 6.000 personas, según la ONG Centro de Estudios para los Derechos Humanos y la Democracia con sede en Faluya (SCHRD, en sus siglas en inglés) [2].
La ciudad sigue sometida a draconianas medidas de seguridad biométricas: cualquier persona que entre en ella se tiene que someter al escáner de retina, toma de huellas dactilares y rayos X. Faluya sigue siendo una isla: ni siquiera se permite la entrada a los residentes de los pueblos y ciudades vecinas, como Karma, Habaniya y Jalidiya, que están bajo jurisdicción administrativa de Faluya.
Cualquier persona que quiera visitar la ciudad necesita una chapa de seguridad. Para conseguir la chapa hay que ser un oriundo de Faluya de una cierta clase. Es decir, si uno es de Faluya y funcionario del gobierno, se le entrega una chapa de clase alta de grado G. Se permite la entrada a los periodistas que tienen una chapa de grado X. A continuación hay chapas de grado B para los hombres de negocios y C para aquellas personas que tienen contratos con el ejército estadounidense en la ciudad. Por último, hay chapas de grado R, con las que no se puede pasar por el control militar principal, situado al oeste de la ciudad, pero que sirven en los controles militares de «segunda clase» de cualquier otra parte de la ciudad.
Casas destruidas
Tras entrar en la ciudad por el control militar principal, lo primero que se ve son las casas destruidas del distrito de al-Askari. Prácticamente todas y cada una de las casas en esta zona están totalmente destruidas o seriamente dañadas. «No pude reconstruir mi casa porque actualmente la reconstrucción es muy cara», afirma a IPS Walid, de 48 años, un oficial del antiguo ejército iraquí. Con tristeza en los ojos cuenta cómo construyó su casa seis años antes. Después de la destrucción, «[…] los estadounidenses nos pagaron el 70% [de la indemnización por] compensación y con el desempleo que hay en la ciudad gastamos la mayor parte de ese dinero en comida y medicamentos. Ahora todo el mundo espera el 30% restante».
Versiones a penas diferentes de esta misma historia cuentan los cientos de personas que perdieron sus casas en los bombardeos de abril y noviembre de 2004.
Al otro lado del río Éufrates está el Hospital General de Faluya [3]. Construido en 1964, el hospital no pudo funcionar durante el asedio porque estaba ocupado por el ejército estadounidense. Los médicos eran reticentes a hablar con IPS a no ser que se les prometiera el anonimato. «Es más un establo que un hospital y no nos sentimos honrados de trabajar en él», afirmó un médico. «Hay una falta de material y equipamiento médico espantosa, y el ministerio de Sanidad no está haciendo mucho al respecto», añade otro médico, que también habla anónimamente.
Cuando IPS mencionó el nuevo hospital que se esta construyendo en la ciudad, uno de los médicos replicó con ironía que la mitad de los habitantes de Faluya estarían muertos antes de que se terminase el proyecto. Declaró que es esencial un plan de emergencia para el hospital ya existente, sobretodo porque la gente tiene mucho miedo de ir a cualquiera de los hospitales de Bagdad para buscar ayuda médica por temor a ser secuestrados y asesinados por los escuadrones de la muerte. La situación se complica aún más por el hecho de que el Hospital General de Ramadi, utilizado a menudo por los residentes de Faluya, ya no es accesible debido al asedio militar estadounidenses que se está produciendo sobre esa ciudad [4].
Mientras entrevistábamos a los médicos, se unieron pacientes y otros médicos y empezaron a quejarse de «la falta de todo» en el hospital. «Vosotros, los periodistas, siempre venís aquí y habláis con nosotros, pero sin resultado», dijo una mujer mayor en tono desafiante. «Si me saca en la televisión le contaré al mundo entero lo mala que es la situación en esta ciudad». Con todo, los médicos entrevistados alabaron el papel de algunas ONG locales e internacionales que en algún momento habían ofrecido su ayuda al hospital.
Faluya, destruida en un 70% durante el asalto de 2004 (en la imagen), permanece sin reconstruir
Lucha por la supervivencia
Los habitantes de Faluya están luchando por sobrevivir en medio del desempleo galopante, la falta de suministros y la actual violencia de la ciudad [5]. En un mercado de alimentación, encontramos otra faceta de la historia. Haji Majeed al-Jumaily, de 64 años, era herrero antes de que se le debilitaran las manos. Le preguntó al tendero una docena de veces cuánto costaba un producto antes de decirle: «Sólo puedo gastar 2.000 dinares [menos de un dólar y medio] y no sé qué comprar. Todo es tan caro y tengo que alimentar a los nueve miembros de mi familia». Al-Jumaily contó a IPS que hace dos años asesinaron a sus dos hijos con balas perdidas del nuevo ejército iraquí. «Ahora tengo que ocuparme de sus dos viudas y de seis niños, así como de mi esposa», afirma. El mercado estaba lleno de gente pero la pobreza es obvia por la manera como la gente deambulaba de un lado a otro tratando de sopesar qué comprar con el dinero que lleva.
«El desempleo en Faluya es el principal problema que hay que abordar», comenta Jassim al-Muhammadi, abogado: «La situación económica se desmorona cada día y la gente no sabe qué hacer. El asedio está empeorando mucho este problema».
Ali Ahmed, un estudiante de 17 años, interrumpe:
«En esta ciudad no necesitamos comunicados de prensa, señor. Lo que realmente necesitamos es una solución para el eterno problema de esta ciudad […] Los estadounidenses e iraquíes en el poder nos acusaron de terroristas, mataron a miles de los nuestros y ahora se limitan a hablar de reconstrucción. Bien, todos ellos son unos ladrones a los que sólo les preocupa lo que pueden atrapar de las fortunas iraquíes. Dígales únicamente que nos dejen en paz porque no queremos su fraudulenta reconstrucción.»
Ahmed añadió que los soldados estadounidenses siguen asesinado y deteniendo personas con cualquier motivo y, a veces, sin motivo alguno.
Las infraestructuras en Faluya son sencillamente tan malas como en cualquier otra parte de Iraq. Los suministros de agua, electricidad, gas doméstico, gasoil, teléfono y telefonía móvil son muy malos. Todos los residentes entrevistados se quejaron de la actitud indiferente del gobierno respecto a ellos. La mayoría creía que era por razones sectarias, aunque algunos pensaban que estaba ocurriendo lo mismo por todo Iraq.
El alcalde de Faluya no estaba disponible para la entrevista, pero en su última aparición en la televisión anunció su dimisión. En su declaración televisada del 14 de junio, declaró firmemente: «Los estadounidenses no cumplieron lo que me habían prometido y por eso dimito». El 21 de mayo, la Red de Naciones Unidas de Información Regional Integrada (IRIN, en sus siglas en inglés) emitió un informe de similares conclusiones sobre la situación en Faluya: «Según funcionarios locales, los progresos en los temas humanitarios siguen siendo lentos». El informe afirma que dos tercios de los residentes de la ciudad han retornado, pero el 15% sigue desplazado por los alrededores de Faluya, «[…] y viven en escuelas abandonadas y en edificios del gobierno».
«Aproximadamente unas 65.000 personas siguen desplazadas de Faluya», informó Bassel Mahmoud, director de los proyectos de reconstrucción de la ciudad.
El informe de IRIN, similar a lo que IPS averiguó, afirma:
«A pesar de que Bagdad destinó 100 millones de dólares para la reconstrucción de la ciudad y 180 millones de dólares en compensaciones por las viviendas [destruidas], se ve muy poco a simple vista en las calles de Faluya en cuanto a la reconstrucción. Hay edificios destruidos prácticamente cada calle. Las autoridades locales afirman que en torno al 60% de todas las casas de la ciudad quedaron totalmente destruidas o gravemente dañadas, y hasta el momento se han reparado menos del 20% de ellas […] Los sistemas eléctrico, de tratamiento del agua y el alcantarillado siguen sin funcionar adecuadamente y muchos distritos de la ciudad están sin agua potable.»
Los habitantes se quejaron a IPS de que tenían menos de cuatro horas al día de electricidad y de que había una gran frustración por el hecho de que al menos el 30% de los fondos destinados a la reconstrucción se hubieran desviado para pagar más controles militares y patrullas de seguridad en la ciudad.
Y mientras los ciudadanos siguen esperando los prometidos fondos de compensación, de los 81 proyectos de reconstrucción aprobados para la ciudad, se han terminado menos de 30 y muchos otros muy posiblemente se cancelarán debido a la falta de fondos, según afirma un miembro del Ayuntamiento de Faluya, que habló con IPS manteniéndose en el anonimato.
¿Reconstrucción?
Actualmente se estima que la cantidad necesaria para reconstruir Iraq está entre los 70.000 y 100.000 millones de dólares. Solo el 33% de los 21.000 millones de dólares inicialmente destinados por EEUU para la reconstrucción no se han invertido. Según un informe del inspector general estadounidense para la reconstrucción en Iraq, los funcionarios fueron incapaces de decir cuántos de los proyectos programados podrían acometer, ni tampoco hay una fuente clara de financiación para los miles de millones de dólares anuales necesarios para el mantenimiento de los proyectos que se han terminado.
Y respecto a Faluya en particular, la seguridad se ha comido hasta el 25% de los fondos de reconstrucción, pero se dice que incluso más ha sido desviado por la corrupción y el sobreprecio de los contratistas.
El año pasado se estableció un grupo de inspección del Congreso de Estados Unidos para controlar la reconstrucción en Iraq. El 1 de mayo este grupo publicó un cáustico informe sobre el fracaso de los constructores estadounidenses para llevar a cabo proyectos por valor de cientos de millones de dólares. El informe indicaba también que se habían perdido cerca de nueve mil millones de dólares en ingresos del petróleo iraquí que desembolsaron a los ministerios.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Sobre Faluya, el asalto estadounidense de 2004 y la visita de la delegación de la CEOSI en abril de 2005 a la ciudad puede leerse en IraqSolidaridad: Faluya: uso por EEUU de bombas de fósforo y de fragmentación durante el asalto de noviembre de 2004 Carta de un ‘marine’ desde Faluya: «Esto no era una guerra, ¡era una masacre!» La delegación de la CEOSI se entrevista con su director y entrega una primera partida de ayuda sanitaria. Faluya (I): Visita al Hospital General Informe sobre la actual situación en la ciudad de Faluya durante el período del 1 de enero al 25 de marzo de 2005 – Report on the current situation in the city of Fallujah for the period of 1st January to 25th March 2005 Las organizaciones de Faluya remiten sendos informes sobre la violación de derechos humanos durante el asalto y ocupación de Faluya y la situación de los refugiados de esta ciudad Informe sobre la violación de los Derechos Humanos en Iraq bajo la ocupación – Report on Violations of Human Rights in Iraq under occupation 2. Su director Mohamad Tareq al-Darraji ha visitado el Estado español en 2005 invitado por la CEOSI en dos ocasiones, con motivo del Tribunal Internacional de Barcelona (Barcelona: Tribunal Internacional de Iraq) y en una nueva gira en noviembre y diciembre para denunciar el uso de armamento prohibido por parte de EEUU contra Faluya (‘Faluya, Crimen de Guerra’: Gira por el Estado español de Muhamad Tareq al-Darraji). 3. Sobre la ayuda de la CEOSI librada al Hospital General de Faluya, véase en IraqSolidaridad: La CEOSI ha destinado 47.000 euros a hospitales y refugiados de al-Anbar. Completada la entrega de material sanitario donado por Asturias al Hospital de Faluya y enlaces relacionados. 4. Véase en IraqSolidaridad: Dahr Jamail y Ali Fadhil: Ramadi: La lucha por la supervivencia de sus habitantes. Francotiradores estadounidenses disparan contra civiles Mohamed Tareq al-Darraji: ‘Ramadi: Crímenes de Guerra’. Los ‘marines’ han forzado la salida de 1.500 familias de la ciudad – Ad-Duluiyah, ocupada por tropas estadounidenses Salam T. Ismael: Graves carencias sanitarias afectan a la ciudad de Ramadi y a los refugiados Noticias relacionadas con las tropas de ocupación en Iraq 5. El pasado 4 de julio era asesinado un miembro de la Asociación de Ulemas Musulmanes (AUM) en Faluya, el sheij Mohamad al-Jimaili por hombres armados. La AUM ha acusado a EEUU y las tropas iraquíes de la inseguridad que vive la ciudad (Kuna, 4 de juli, 2006).
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Beatriz Morales,