El asesor de Seguridad Nacional del ministerio de Defensa iraquí, Qassem Dawood, cifraba el jueves, 25 de noviembre en 2.085 el número de iraquíes muertos en el asalto a Faluya, ninguno de ellos civil; 1.600 personas habrían sido detenidas, según este responsables [1]. Las cifras de insurgentes muertos aportadas por el Pentágono oscilaban al concluir […]
El asesor de Seguridad Nacional del ministerio de Defensa iraquí, Qassem Dawood, cifraba el jueves, 25 de noviembre en 2.085 el número de iraquíes muertos en el asalto a Faluya, ninguno de ellos civil; 1.600 personas habrían sido detenidas, según este responsables [1]. Las cifras de insurgentes muertos aportadas por el Pentágono oscilaban al concluir el mes de noviembre entre 1.200 y 1.600 [2], si bien los combates aún no han cesado en la ciudad.
Sin cobertura mediática independiente del asalto, los testimonios que comienzan a recogerse de refugiados o de habitantes cercados por los combates desmienten esta aseveración del designado gobierno Alawi. De una estimación provisional y no oficial efectuada por un miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de 800 civiles muertos se ha pasado a la más de 6.000 aportada por el portavoz del Creciente Rojo Iraquí, Muhammad al-Nuri, dada a conocer por un equipo de Naciones Unidas el pasado sábado, 27 de noviembre [3]. La consideración de este organismo sanitario -el primero que logra entrar en Faluya- es que debe haber decenas, si no centenares de personas sepultadas aún bajo de los escombros de los edificios. Las escasas fotos tomadas durante el asalto [4] muestran indudables civiles muertos en las calles, muchos de ellos menores y mujeres.
Hasta 400.000 refugiados
La estimación final del número de iraquíes muertos en Faluya depende además de que se establezca con certeza cuántos habitantes permanecieron en su interior durante el asalto, una cifra que oscila entre 30.000 y 100.000, pero que se basa en cálculos aproximados a partir de una población total de un cuarto de millón de habitantes, cifra probablemente inferior a la real, que según fuentes locales podrán ser del doble. El número de familias refugiadas en localidades próximas a Faluya se estimó inicialmente en 15.000 [5]. Sin embargo, un reciente cálculo de instancias gubernamentales iraquíes eleva la cifra de refugiados a 400.000 [6]. Apenas socorridos en Bagdad y localidades vecinas a Faluya, la situación de estos refugiados empeora de día en día, mientras crece su ansiedad por no poder retornar a la ciudad, aún cerrada militarmente [7].
Un oficial del Cuerpo de Marines, el teniente coronel Dan Wilson, ha afirmado que pasarán semanas antes de que los refugiados puedan retornar a Faluya: «Aún tenemos que registrar alrededor de 50.000 edificios en la ciudad» [8]. Este mando del Primer Cuerpo Expedicionario de Marines reconocía que «los insurgentes están retornando [al interior de Faluya] para hostigarnos». El lunes moría otro marine en un barrio de la capital supuestamente bajo control de los ocupantes [9].
Desde hace una semana, un repentino y casi completo silencio informativo parece pretender ocultar esta nueva fase del combate en Faluya.
Agresiones contra el personal sanitario
El corresponsal de The Nation ha informado del ataque y asalto por parte de los marines de centros de salud y hospitales de la ciudad [10], en uno de los cuales 35 pacientes resultaron muertos durante un bombardeo aéreo el 9 de noviembre contra un centro, según ha informado el doctor Sami al-Jumaili. El mismo medio recoge declaraciones del personal sanitario sobre el asalto y ocupación del Hospital Central de la ciudad que, situado en la margen de Eúfrates, se encuentra fuera de la ciudad y que fue ocupado por las tropas pese a las protestas de su equipo directivo. Su director, el doctor Rafe Chiad, ha denunciado que las tropas estadounidenses impidieron el acceso al mismo de equipos sanitarios desplazados hasta Faluya, así como la confiscación de todas sus ambulancias; las 173 camas del hospital permanecían vacías mientras los heridos morían en la calle sin posibilidad de recibir asistencia. Por su parte, Amnistía Internacional ha informado que al menos 20 trabajadores sanitarios han muerto durante la toma de la ciudad. Antes de iniciar el asalto, el Pentágono cortó el suministro de agua a la población.
El portavoz del Creciente Rojo Iraquí en Bagdad, Abdel Hamid Salim, ha indicado a la agencia IPS que ya cuando buena parte de Faluya se afirma está en manos de las tropas de EEUU, éstas no están permitiendo la entrada de sus convoyes con material sanitario y alimentos: «Aún hay intensos combates en Faluya», confirma Salim [11]. La situación al comenzar el mes de diciembre no es muy distinta, pese a que el Creciente Rojo ha podido establecer un centro de atención ya en el interior de la ciudad [12]. El doctor Ibrahim al-Kubaisi ha informado a al-Jazeera de que fuerzas estadounidenses habían impedido la entrada en la ciudad de un convoy con ayuda humanitaria [13].
Según Albasrah.net de 25 de noviembre, el ministerio de Sanidad iraquí ha prohibido al personal de los hospitales y centros sanitarios de Bagdad que atiendan a heridos provenientes de Faluya «por razones de seguridad». Dhar Jamail, de Inter Press Service, recoge el 30 de noviembre en su crónica la «perplejidad» del personal sanitario de Bagdad por la nula atención que las autoridades sanitarias iraquíes están deparando a los residentes y refugiados de Faluya, y confirma la orden del ministerio de no proveer de apoyo sanitario a Faluya. El ministerio está bajo control de las organizaciones confesionales shí’ies, al-Dawa y el Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq.
Asesinatos de civiles y uso de gases y ‘napalm’
Kim Sengupta, corresponsal en Bagdad de The Independent, recogía en su crónica del 24 de noviembre diversos testimonios de residentes de Faluya sobre asesinatos de civiles desarmados por parte de los marines, en algunos casos (por ejemplo, el de una familia completa de siete miembros, incluido un bebé de tres meses) reconocidos por los mandos militares estadounidenses, quienes han asegurado el pago de compensaciones.
Por su parte, vecinos del barrio de Julan han denunciado el uso de gas tóxico por parte de las fuerzas estadounidenses, describiendo ataques en área urbana con bombas que incluían pequeños artefactos que, como las bombas de fragmentación, se desperdigaban sobre sus cabezas dejando una cola de humo en su caída, formándose un hongo denso sobre la zona bombardeada [14]. Está asimismo ya bien acreditado por diversos medios internacionales y declaraciones de vecinos y personal sanitario de la ciudad el uso por EEUU de una variante de napalm de fósforo blanco en el asalto a Faluya, ya apuntado en las primeras horas de asalto por la propia prensa estadounidense [15].
Carlos Varea es coordinador de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Sobernía de Iraq (www.nodo50.org/iraq)
Notas y referencias:
1. Associated Press, 25 de noviembre de 2004.
2. Reuters, 26 de noviembre de 2004.
3. Al-Jazeera, 27 de noviembre de 2004.
4. Véase en IraqSolidaridad http://fallujapictures.blogspot.com/.
5. Inter Press Service, 26 de noviembre de 2004.
6. Inter Press Service, 30 de noviembre de 2004.
7. Naji Z y Ali H, «Refugies Await Return to Faluyah», IWPS, 30 de noviembre.
8. Ídem.
9. Associated Press, 29 de noviembre de 2004.
10. Al-Jazeera, 29 de noviembre de 2004.
11. Schuman M, «Falluja’s Health Damage, The Nation, 13 de diciembre de 2004.
12. Inter Press Service, 26 de noviembre de 2004.
13. Associated Press, 29de noviembre.
14. Associated Press, 28 de noviembre.
15. The Washington Post, 10 de noviembre de 2004. Usado asimismo en la toma de Bagdad, al sur de la capital, durante al invasión de 2003 El uso de napalm está prohibido internacionalmente desde 1980.