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Reseña de Descifrar a Gramsci. Una lectura filológica (Enclave de libros, 2024), de Antonio di Meo, traducción de Fernando Zamorano

Gramsci desde la perspectiva de un historiador de la ciencia y la cultura

Fuentes: Rebelión [Imagen: Mural con la imagen de Antonio Gramsci. Créditos: EspaiMarx]

Antonio di Meo es un reconocido historiador italiano de la ciencia y de la cultura (autor y editor, por ejemplo, de la Storia della scienza publicada por el Instituto de la Enciclopedia italiana), nudo esencial en esta aproximación a Gramsci, de cuya obra es también un gran conocedor. Desde 1980 a 1996 fue subdirector de la Fondazione Istituto Gramsci.

Una observación de Fernando Zamorano, traductor y prologuista, explica esa perspectiva: «El autor realiza un recorrido historiográfico que parte de la aparición de los diferentes conceptos en la esfera política e intelectual italiana [también de otros países] y de los debates que se generaban al hilo de estos, hasta llegar a su recepción y profundización por parte de Gramsci». La obra, observa Zamorano, se mueve en un contexto de historia de las ideas, «situando las cuestiones tratadas por Gramsci dentro de la cultura y los debates de su tiempo, con una intención filológica que pretende servir de ayuda para interpretar y tratar de resolver los problemas de nuestro presente».

Componen Descifrar a Gramsci el prólogo del traductor (que no es citado en el índice y debería ser citado), una nota del autor para la edición y cinco capítulos: 1. Diccionario de hegemonía. Del siglo XIX a Gramsci. 2. Hegemonía, lenguaje y catarsis. 3. La «revolución pasiva» desde Paine a Cuoco y a Gramsci. 4. Procesos moleculares, psicología e historia. 5. Gramsci y las ciencias: entre el nacionalismo y el cosmopolitismo. Lamentablemente no se incluye un índice onomástico. Los tres primeros capítulos se centran en los conceptos gramscianos de hegemonía y revolución pasiva, el cuarto en el de transformaciones moleculares, y el quinto y último en la relación de Gramsci con la ciencia.

El lector puede encontrar un resumen más detallado en las páginas 11-14 del prólogo.

Un ejemplo de análisis del autor del primer capítulo: «Tanto los socialdemócratas como los bolcheviques o Gramsci, hacen suyo el concepto de hegemonía de la misma fuente: la historia antigua y el debate político e historiográfico del siglo XIX, especialmente alemán. En Gramsci, la adquisición se beneficia y refuerza del contexto italiano, es decir, del problema de la formación de un nuevo Estado unitario, que no había existido nunca antes, y de la historia de las fuerzas impulsoras que operaron en ese contexto».

Centrémonos en la nota del autor para esta traducción. Antonio di Meo observa que el título del volumen, una recopilación de distintos escritos que ha ido publicando en los últimos años, es un calco de una importante recopilación de escritos de Cesare Luporini dedicada al poeta y filólogo Giacomo Leopardi, «inaugurando junto a otros estudiosos una nueva versión de estudios sobre el poeta de Recanati». La sugestión del título, prosigue, «radica en que el gran intelectual marxista [Luporini] se presentaba no como un intérprete del pensamiento de Leopardi, sino como un descifrador del mismo: «descifrador de los textos y del ritmo del pensamiento que subyace en ellos». Esa es la intención de Antonio di Meo a propósito del pensamiento de Gramsci. Así lo señala: «si alguna originalidad hay en ellos… esta consiste en el intento de situar algunas de las cuestiones tratadas por Gramsci dentro de la cultura de su propio tiempo y por tanto desde un propósito más filológico y con alguna alusión a la posibilidad de que puedan ayudar a descifrar nuestro presente». Para el autor, la diferencia entre el estilo y el pensamiento de Gramsci y los de otros teóricos marxistas contemporáneos y posteriores radica en su concepción del marxismo como sistema abierto.

Conviene no saltarse las notas al pie de página (algunas, en mi opinión, excesivas en su extensión). No son meras referencias bibliográficas en algunos casos. Por ejemplo (nota 43 del 4º. capítulo: «[…] Las distinciones entre los conceptos de individuo y persona presentes en Gramsci más que el pensamiento cristiano o al personalismo católico de J. Maritain -como afirmaba V. Gerratana en 1987- están ligados a las teorías psicológicas y literarias (Pirandello, Svevo, en Italia) de la época».

Es necesario destacar la magnífica traducción de Fernando Zamorano (en la senda de su traducción de otro gran clásico italiano: Antonio Labriola), con un prólogo que ayuda mucho al lector.

Aunque Di Meo hable en su nota de autor «de la vasta bibliografía gramsciana italiana y mundial, incluida la castellana», lamentablemente sigue habiendo incomunicación o no lectura entre gramscianos hispánicos e italianos. Ni una sola referencia de Di Meo a las aportaciones de, por ejemplo, Manuel Sacristán, Francisco Fernández Buey o Rafael Díaz-Salazar.

Del primero hubiera podido extraer ideas excelentes para su último capítulo, el dedicado a Gramsci y la ciencia.

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