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Haditha: el recuerdo de que en Iraq la justicia no existe

Fuentes: Los Angeles Times

El veredicto de culpabilidad [1] contra un marine estadounidense por incumplir gravemente con sus obligaciones da carpetazo al asesinato de 24 iraquíes y, además, subraya lo que los iraquíes consideran la impunidad estadounidense. Omer Chasib perdió a su padre en el asalto de los marines a Hadiza, que se cobraron la vida de 24 civiles […]

El veredicto de culpabilidad [1] contra un marine estadounidense por incumplir gravemente con sus obligaciones da carpetazo al asesinato de 24 iraquíes y, además, subraya lo que los iraquíes consideran la impunidad estadounidense.

Omer Chasib perdió a su padre en el asalto de los marines a Hadiza, que se cobraron la vida de 24 civiles iraquíes desarmados. (Foto: Hadi Mizban, Associated Press, 24 de enero de 2012)

El profesor aún conserva las fotos de los muertos de su familia, momentos visuales de unas vidas segadas por una incesante lluvia de proyectiles. «[…] Los estadounidenses asesinaron niños que estaban escondidos dentro de los armarios o debajo de las camas», cuenta Rafid Abdul Mayid Hadizi, profesor de la ciudad de Hadiza de 43 años, que fue testigo del asalto que los marines estadounidenses llevaron a cabo en 2005 arrebatando la vida a 24 iraquíes civiles desarmados. «[…] ¿Este marine ha sido acusado de incumplir gravemente con sus obligaciones porque no asesinó a más personas? ¿Es tan barata la sangre iraquí?

En Estados Unidos, la brutal saga de Hadiza ¾entre los asesinados había siete niños, incluido un bebé, tres mujeres y un hombre en silla de ruedas de 76 años¾ podría concluir el lunes (30 de enero) con Frank Wuterich, sargento de los marines, condenado por incumplimiento de sus obligaciones. El jueves pasado, un juez militar dijo que Wuterich no servirá en la brigada, de acuerdo con los términos de la sentencia negociada entre la fiscalía y la defensa.

Previamente, se formularon acusaciones contra otros seis involucrados en los hechos de la ciudad del valle del Éufrates; el séptimo fue absuelto. La sentencia da carpetazo a una acusación política que suscita el debate sobre la forma en la que las tropas estadounidenses reaccionan en el ‘fragor de la batalla’ y con las tensiones del combate.

Sin embargo, para muchos iraquíes Hadiza sigue siendo un recuerdo visceral de los aspectos más conflictivos de la invasión estadounidense de Iraq en 2003 y de la subsiguiente ocupación de su territorio.

Junto con la cárcel de Abu Ghraib, en la que la policía militar estadounidense torturó a los detenidos, y la plaza Nisour de Bagdad, en la que empleados de la subcontrata estadounidense Blackwater dispararon a bocajarro a 17 iraquíes en 2007, Hadiza sigue siendo un vergonzoso icono de la invasión.

El legado, que expone y mantiene la negación de justicia, probablemente aceleró la salida de las tropas tras más de ocho años en Iraq. Los nuevos dirigentes del país, que fundamentalmente deben su posición a la invasión estadounidense que derrocó a Saddam Husein, optaron finalmente por rechazar un trato de inmunidad para las fuerzas estadounidenses que permanecían en Iraq. La Casa Blanca entonces ordenó su salida.

La reacción general sobre la sentencia de Wuterich pareció silenciada, de alguna manera, el martes lo que refleja ¾dicen los iraquíes¾ una profunda sensación ya arraigada de escepticismo sobre el sistema de justicia estadounidense. Los iraquíes, además, están distraídos por una crisis política que algunos temen pueda dar como resultado el avivamiento de una crisis sectaria. El martes, al menos diez personas fueron asesinadas como consecuencia de los bombardeos que se produjeron en el vecindario bagdadí de Ciudad Sadr, un bastión shií.

Sin embargo, el desenlace legal de esta semana ha revuelto amargos recuerdos para algunos y ha aflorado un nuevo sentido de ultraje sobre lo que muchos iraquíes consideran la impunidad estadounidense.

«[…] Este es el mensaje equivocado», afirma Yasin Mehdi, ingeniero y activista por los Derechos Humanos. «[…] No buscamos compensaciones económicas, queremos compensaciones éticas».

Otros han lamentado lo que ven como una falta de arrepentimiento. «[…] Al menos, el responsable de tales crímenes debería haber pedido perdón a los familiares de las víctimas», afirma Ashwaq Jaff, miembro del comité de Derechos Humanos del Parlamento. No duda de que casos como el de Hadiza refuerzan la percepción de que las fuerzas estadounidenses que salen indemnes por el asesinato o la tortura de iraquíes fomentan la imagen mancillada de Estados Unidos.

«[…] Se produjo una reacción muy negativa como consecuencia de estos hechos», afirma Jaff, kurdo ¾uno de los grupos étnicos iraquíes que dieron la bienvenida a la invasión estadounidense¾. «[…] Esto hace que la calle iraquí rechace la continuidad de la presencia estadounidense en Iraq».

El martes pasado, Wuterich afirmó que acepta la responsabilidad por las muertes. «[…] Las palabras no pueden expresar mi lamento por la vida de vuestros seres queridos», dijo como disculpa a las familias de los 24 iraquíes asesinados. «[…] Sé que no hay nada que pueda decir que alivie vuestro dolor».

Muchos han visto una aguda contradicción entre el resultado judicial de los asesinatos de Hadiza y la preocupación pública de Washington por los Derechos Humanos, especialmente mientras el mundo árabe, desde Damasco hasta Túnez, es un grito de protesta y agitación política por la justicia.

«[…] Estados Unidos necesita reformar el aspecto ético de su sistema judicial e iluminar con ello al mundo» afirma Mehdi, el activista bagdadí.

La sentencia de Hadiza y otros casos de crueldad en zonas de guerra podrían aumentar la desconfianza sobre la presencia de Estados Unidos en otros países en guerra como Afganistán, afirman los abogados de los Derechos Humanos.

Algunos observadores estadounidenses han atacado lo que denominan una acusación defectuosa, aunque otros consideran los asesinatos fundamentalmente como un caso de estudio de lo que puede ir mal cuando se lucha contra un enemigo impreciso en un «entorno moralmente traumático», como señaló un oficial de los marines.

Incluso después de los asesinatos, los marines afirman que se ganaron el respeto de los oficiales de Hadiza y de los sheiks. Esto es así, dicen los marines, porque arriesgaban a diario sus vidas para limpiar la zona de resistentes que,de forma habitual, convertían en objetivo a los civiles y los asesinaban.

«[…] Los marines saben que son los mejor entrenados, hombres y mujeres líderes en el mundo, pero el caldero de la guerra es lo más intenso que los humanos pueden experimentar y, este caso cae en el extremo del espectro», afirma el marine coronel Willy Buhl, veterano en Iraq: «[…] Estoy aliviado de que el caso se haya cerrado con una resolución emanada del sistema judicial militar».

Sin embargo, el caso no está cerrado para iraquíes como Zair Zabit Hadizi, fotógrafo de 41 años, que llegó a la escena del crimen poco después de que se produjeran los asesinatos. El martes recordó el implacable y endemoniado tiroteo, una víctima herida sangrando hasta morir en la puerta de su casa, las bolsas de nylon negro en las que los marines metieron los cadáveres.

El cuerpo de marines en un principio dijo que 15 iraquíes habían sido asesinados en un atentado y que los otros habían muerto como consecuencia del tiroteo subsiguiente. Nada de eso era verdad. Hadizi dijo que tenía fotografías espeluznantes de la escena del crimen, las cuales mostraban la devastación y el baño de sangre en un barrio pobre. El fotógrafo dijo que huyó a Siria, por temor a que le detuvieran una vez que los marines supieran que tenía imágenes que contradecían la versión oficial de los hechos.

«El crimen [de Hadiza] ha cambiado la opinión de los iraquíes hacia los estadounidenses», afirma Hadizi «[…] Teníamos la idea de que los estadounidenses respetaban los Derechos Humanos y la humanidad, pero parece que no lo hacían».

Notas de IraqSolidaridad

1.- La condena ha sido de tres meses de cárcel que finalmente no cumplirá.

*Los enviados especiales Salman y MacDonnell informan desde Bagdad y Beirut respectivamente. Tony Perry en San Diego y Scott Gold en Los Ángeles contribuyeron con este artículo.

Fuente: www.uruknet.info?p=85131

Traducido por Paloma Valverde para IraqSolidaridad: http://iraqsolidaridad.wordpress.com/author/iraqsolidaridad/