Traducido para Rebelión por Paloma Valverde
Las noticias sobre Iraq están empezando a recordar a los veteranos analistas políticos de los sucesos de hace cuatro décadas en el sur de Vietnam mientras sucesivos gobiernos marionetas de Estados Unidos se desintegraban bajo el peso del tremendo sentimiento popular con una guerra de liberación llamando a la puerta.
Los servicios secretos estadounidenses conspiraban y ejecutaban goles para eliminar a algunos dirigentes marionetas desacreditados, ineptos y muy odiados. Sus sustitutos no fueron denunciados ante el mundo por su corrupción, favoritismo y brutalidad que muy pronto los haría igual de ineptos y odiados. Sólo 500.000 tropas estadounidenses más los podrían mantener en el poder más de una semana.
En Iraq hoy, con la ocupación estadounidense, lista para el debate, las grietas quedan patentes en el régimen títere. La visita sorpresa de Bush humilló a Bush, a la ocupación y al dirigente marioneta, Nuri al-Maliki. En unos días, la facción de Maliki detuvo a 24 altos mandos militares. El régimen de al-Maliki filtró al The New York Times que las acusaciones contra los detenidos eran las de ser baazistas, miembros del partido que gobernaba Iraq antes de la invasión estadounidense, que preparaban un golpe de Estado.
Es cierto que muchos agentes de la resistencia iraquí se infiltraron para controlar las maniobras militares. Pero los baazistas, que forman parte de la resistencia, han afirmado que no creen que un golpe en contra del deseo de las fuerzas de ocupación estadounidenses pudiera tener éxito. Esperan que la resistencia desgaste a las fuerzas estadounidenses hasta que éstas se retiren. La historia del «complot» es, por tanto, rocambolesca.
Sin embargo, dos días después de que el Times publicara la noticia, los militares iraquíes que acusaron a los 24 los llamaron «oficiales patriotas». Una agencia de seguridad, instaurada por Maliki, fue la que acusó y detuvo a los «patriotas oficiales». Ahora, el propio al-Maliki está bajo sospecha.
Debido a su relación amistosa con Irán, al-Maliki ha perdido el favor de Washington. Si hay un «complot golpista», probablemente Estados Unidos esté detrás.
Dejando de lado las especulaciones, hay algunas cuestiones, lo que también fue cierto en el Sur de Vietnam, que estos sucesos han resaltado:
- El régimen marioneta es inestable, incluso más de lo que lo ha parecido hasta ahora, y está desgarrado por sus contradicciones internas.
- A pesar de toda la propaganda sobre que el incremento de tropas estadounidense funciona, no hay un gobierno pro-imperialista viable que pueda gobernar Iraq sin una gran cantidad de tropas estadounidenses de un ejército de ocupación.
- De una forma u otra, la soberanía de Iraq, se reafirmará en sí misma. No hay forma posible de que el pueblo iraquí, a pesar del espantoso daño causado por la invasión y la ocupación estadounidense, se rinda.
- Estados Unidos es incapaz de encontrar un dirigente político iraquí honesto, valiente y capaz de liderar un gobierno marioneta. Cualquier iraquí de esas características se unió a la resistencia hace mucho tiempo.
- Al movimiento contra la guerra le ha llegado la hora de actuar decisivamente.
- La única salida es la retirada total de las fuerzas estadounidenses, el reconocimiento de la resistencia iraquí y el pago de las compensaciones adecuadas al pueblo iraquí.
* John Catalinotto es un destacado miembro de la organización International Action Center, fundada en 1992 por Ramsey Clark, ex-fiscal general de Estados Unidos.
** Paloma Valverde es miembro de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI, www.iraqsolidaridad.org)
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