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Identidad sincrética de resistencia en la obra de Diego Rivera

Fuentes: Rebelión

En la obra del muralista mexicano Diego Rivera podemos ver una carga semántica del resultado de una hibridación cultural, producto de la necesidad de un cambio social para la época, cambio social que se ha expandido, pero sigue siendo la necesidad fundamental de los pueblos del mundo. La combinación de dos visiones del mundo en […]

En la obra del muralista mexicano Diego Rivera podemos ver una carga semántica del resultado de una hibridación cultural, producto de la necesidad de un cambio social para la época, cambio social que se ha expandido, pero sigue siendo la necesidad fundamental de los pueblos del mundo.

La combinación de dos visiones del mundo en donde los dominantes y los dominados son los protagonistas, y la mezcla de la fuerza de resistencia y necesidades de cambio social de las distintas poblaciones crean una síntesis en la identidad cultural de la región latinoamericana, como producto resultante de la múltiple influencia de otras regiones de las que hemos sido objeto, y a la que podemos llamar sincretismo cultural latinoamericano, caracterizado por la resistencia al colonialismo, imperialismo y a cualquier modo de explotación, sustentado por la lucha a los deberes y derechos de un hombre libre e independiente: salud, tierra, trabajo, alimentación y educación. Sincretismo expresado en cada obra de Rivera, siendo fuertemente influenciado por las resistencias indígenas, obreras y las luchas Zapatistas de la Revolución mexicana, quienes promovían la lucha por un mundo nuevo.

Un factor determinante en la vida de Rivera, que indiscutiblemente contribuyó a la construcción de su identidad como artista, fueron sus relaciones y el momento histórico en que transcurrieron esas relaciones, válgase la oportunidad para destacar dos personajes importantes: León Trotsky y Frida Kahlo, el primero quién representa su relación con la Unión Soviética y a quién ayudo para su posterior asilo en México, y la segunda su compañera sentimental con la que compartía ideologías y pasiones.

La identidad sincrética de resistencia plasmada semánticamente en la obra de Diego Rivera la podemos ejemplificar en el mural titulado «El Hombre en el Cruce de los Caminos» o el Hombre Controlador del Universo (1934), elaborada a solicitud para una de las máximas representaciones del capitalismo mundial: el «Rockefeller Center», ubicado en la quinta avenida de New York, y que dentro de la simbología de la obra, el autor decidió representar la lucha obrera plasmando el rostro de Lenin, teniendo como consecuencia la destrucción del mural por órdenes de John Rockefeller Jr. El mural en sí, representa la dualidad antagónica que dividía y dividen al mundo en lo político, social y económico: el capitalismo y el socialismo, y a la dominación para la época de los primeros (capitalistas) sobre los segundos (socialistas), así como la represión del pensamiento libre, aplastando todo el que piense diferente y representando al socialismo como garante de justicia, libertad y paz.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.