Urgido de hacerse el simpático con todo aquello que lo confirme como buen gerente neo-liberal, Nicolás Sarkozy agita las banderas del «progreso» burgués tecnificado. El G8, un club privado de empresas y gobiernos, se reúne ahora, también, para»decidir» sobre el futuro de Internet. Se reúne ahora para exhibir sus fuerzas y avanzar en su tarea […]
Urgido de hacerse el simpático con todo aquello que lo confirme como buen gerente neo-liberal, Nicolás Sarkozy agita las banderas del «progreso» burgués tecnificado. El G8, un club privado de empresas y gobiernos, se reúne ahora, también, para»decidir» sobre el futuro de Internet. Se reúne ahora para exhibir sus fuerzas y avanzar en su tarea de cerrar toda posibilidad de una red -WEB- democrática, libre y abierta. Los poderosos del Internet, muchos de ellos asociados con los monopolios mediáticos trasnacionales, despliegan una retórica plagada con ambigüedades y advertencias. Se trata de consolidar las ideas y las operaciones neoliberales en materia de Internet para que las asimilen y entiendan los «Jefes de Estado» y estos tomen medidas de «control» contra todo lo que haga sombra a los negocios. Con máscara de filosofía sesuda, de advertencia y de instructivo, el contenido de las intervenciones de los empresarios será transmitido a los políticos del G8 para que operen de inmediato en sus funciones gerenciales. El negocio de Internet relacionado con teléfonos, publicidad, comercio de redes sociales… requiere acuerdos internacionales y convenios multi-laterales que garanticen «manos libres».
Existe, entre otros, un «giro militar» (político militar) en tecnología que se convirtió, como en la invasión a Irak, en sello de influencia para el desarrollo tecnológico general y para los medios de comunicación en particular. Tal «giro» tuvo y tiene en la industria de Internet, ejemplos muy claros y tiende puentes muy diversos con otros medios y modos (como la televisión), gracias a ciertas «filosofías de la tecnología», puestas de moda para convertir en fetiche de estatus los aparatos que conectan con la WEB. Injerencias digitalizadas.
Los dueños de las empresas encargaron a Nicolás Sarkozy la organización del primer ‘e-G8’ dedicado a la influencia de Internet en el mundo de hoy. Sarkozy, inauguró el encuentro y produjo un llamado a los actores de Internet para asumir una «responsabilidad colectiva» pertinente a la idea de «libertad», mercantil, que esos empresarios profesan. «Los pueblos de los países árabes mostraron al mundo que Internet no pertenece a los Estados, la opinión internacional pudo constatar que Internet se convirtió para la libertad de expresión en un vector con una potencia inédita «, dijo relamiéndose sin dejar de pensar en el petróleo de Libia. Agregó: «no dejen que la revolución que lanzaron vehicule el mal, sin trabas ni contención. No la dejen convertirse en un instrumento en manos de los que quieren afectar nuestra seguridad y, por lo tanto, nuestra integridad». Mientras, manda aviones a bombardear al pueblo libio.
Para el pensamiento neoliberal, y su exquisitez tecnológica, algunos gobiernos han debido enfrentar, en varias «desagradables» ocasiones, veleidades de libertad infiltradas en Internet, como, según ellos, es la difusión de los telegramas diplomáticos secretos de Estados Unidos por el sitio WikiLeaks. Sarkosy horrorizado, no deja de cumplir sus tareas de gerente y exige protección para «los derechos de autor» y la protección de los datos personales (especialmente de aquellos que compren por Internet). También clama contra la censura. Sarkozy dijo a los magnates de Internet que «los Estados desean iniciar con ustedes un diálogo para que una voz equilibrada pueda un día hallarse entre vuestros intereses, los de los usuarios de internet que los plebiscitan a diario y los de, finalmente, los ciudadanos y contribuyentes de cada Nación».
Habló Sarkosy a los ejecutivos y a los dueños de las empresas Mark Zuckerberg, de Facebook; Eric Schmidt, de Google; Jeff Bezos, de Amazon; o John Donahoe, de eBay y Rupert Murdoch, dueño de News Corporation, que incluye a Fox News y el Wall Street Journal… quienes lo miraron complacidos mientras en España acampan miles y miles de usuarios que no serán escuchados. Los ejecutivos se reúnen para imponer y defender su reino en Internet y el modelo económico que garantice su desarrollo y su perennidad.
Este e-G8 fue organizado por Sarkozy para halagar a la cumbre de jefes de Estado con un bocadillo de futuro tecnológico ideal para nuevas formas de hacer campañas publicitarias, espionaje, marketing y «guerra de cuarta generación». Ni más ni menos. La novedad es que en el menú de este club G8 el platillo llamado Internet figura por primera vez. Mmmmm. Para abrir boca, noticias sobre el impacto de Internet en la economía fueron exhibidas por la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde. Ella ve a Internet como un «acelerador de crecimiento»… creador de empleos y de pequeñas estructuras que favorecen la actividad de los empresarios. Y apareció toda la verdad: La consultora McKinsey mostró estudios en los que Internet representa un 3,4% del PIB en 13 países (los del G8 -Francia, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Japón, Canadá y Rusia, más Brasil, China, India, Corea del Sur y Suecia) y contribuyó en un 21% de su crecimiento en los últimos cinco años. Lindo ¿no?
Los neoliberales quieren tirar abajo todas las «fronteras» que limiten sus cruzadas mercantiles y claman para que el G8 apoye el desarrollo de un Internet «seguro» para, por ejemplo, YouTube, Skype… y se garantice el crecimiento de Internet con espacio para los creadores e inventores que, claro, siempre tienen derecho a una indemnización. Como en las burbujas inmobiliarias. Hay que terminar con lo que ellos llaman la «piratería» a la que tratan igual que al «terrorismo» y necesitan políticos serviles que hagan leyes, reglamentos y sanciones «ejemplares». Necesitan vigilar contenidos, y vigilar que nadie use las WEB sin pagar y sin publicidades… los neoliberales están exultantes con Internet.
Hablan de «reglar» neoliberalmente. Los gobiernos deben garantizar el acceso público a Internet, pagado o subsidiado, pero regulado bonito. Legislar modernamente, dicen… hay que apoyarse en tecnologías que existen para «resolver problemas», por ejemplo, tecnología que se mueve más rápido que la legislación, por ejemplo, tecnologías que identifican el contenido de «piratas» cuando se presente en línea. Entonces, seguirlos y sancionarlos. La banda ancha es un filón promisorio y el capitalismo intuye márgenes comerciales jugosas.
Facebook es, por ejemplo, un paraíso para los sueños publicitarios. Cada mensaje, cada correo, cada página son promesas tentadoras para la publicidad y las ventas. Salivan emocionados Groupon, Reuters y Orange / France Telecom, Twitter, Google. Dicen que quieren «neutralidad» pero ya sabemos que en un mundo donde la mayoría de los seres humanos vive en condiciones inhumanas… no hay «neutralidad» que valga. Iphone, Ipad… y todos sus nuevos imitadores o socios no son, no han sido, no serán «neutrales» jamás. Todo lo contrario, son ellos quienes preocupados por su «Propiedad Intelectual», sus negocios burgueses y su cultura en la «Era Digital» diseñan una geometría latifundista de la Web y sus herramientas.
El Foro e-G8 es enemigo de las más avanzadas ideas en materia de democratización de las herramientas de comunicación y procesamiento de información. Es un gesto para cerrar puertas, sellar pactos, instituir defensas y profundizar métodos centralistas, monopólicos y mercantiles burgueses. Es un mensaje cancelatorio de toda participación de las fuerzas más avanzadas que impulsan el desarrollo tecnológico, educativo, científico a nivel mundial, especialmente en el ámbito del desarrollo de Internet. El Foro eG8 está organizado por y para las mega industrias que ya tienen una influencia desproporcionada, irracional y parasitaria en las políticas públicas. Los gobiernos asisten para decorar una reunión que pertenece a los empresarios del G-8, van sólo a obedecer ordenes de sus jefes para que ejecuten una agenda global con políticas mercantiles relacionadas con Internet. Sarkosy se exhibe como un gerente voluntarista con iniciativas muy modernas que dan voz a los deseos más secretos de sus jefes empresarios que, además de urgencia por el petroleo de Libia, tienen urgencia de controlar conciencias.
La discusión que debemos sostener tiene como eje el repudio al uso de la tecnología para la explotación humana y la producción de sentido para la esclavitud de las conciencias. Sea con tecnología sofisticada o sin ella, vernácula o multinacional. Hay aquí una discusión filosófica revolucionaria que debe darse sobre las ciencias y la tecnología como herramientas del capitalismo para generar miseria y explotación. Debate Filosófico sobre la tecnología para la libertad contra la alienación, para la libertad de la expresión humana sin sujeciones al control económico dominante, hoy en una de sus fases de crisis más agudas.
Hay gobiernos que firman contratos fantásticos para equipar con la «tecnología más avanzada» establecimientos educativos para que «todos puedan entrar al futuro con Internet». No basta la crítica a la corrupción que a veces impide la llegada de la tecnología a quienes realmente la pagan. Detrás está una alianza empresario-gubernamental con un sólo aparato ideológico, armado con medios de todo tipo, para convencernos de que, corrupto y todo, esto es lo que siempre quisimos, lo que merecemos, y que el sueño del progreso durará poco, hasta el contrato próximo.
Sin pedirnos permiso nos imponen la tecnología que les da la gana. Jamás nadie hizo plebiscito, en país alguno, sobre la incorporación de las redes Internet, la legitimidad de su discurso «globalizador», sus usos y fines, su ética y estética. Jamás nadie consultó sobre los costos y requerimientos en infraestructura y capacitación necesarios para el uso productivo democrático de una red mundial de comunicaciones que, además, debe dejarnos participar activamente en su concepción, diseño y aplicación. ¿Debemos resignarnos? El tercer mundo paga muy caro el costo de Internet y el costo de la tecnología toda. En términos generales la entelequia de «un mundo que avanza», «mundo que se globaliza», mundo fetiche con poderes metafísicos, funciona como eufemismo publicitario para decir que las industrias tecnológicas dominantes quieren que les compremos permanentemente sus juguetes nuevos con precios nuevos, aunque algunos pasen, con dificultades, exámenes de calidad rigurosos. Como Microsoft… y otras.
La tecnología del capitalismo, con sus dispositivos, máquinas y substancias, para actuar en el mundo material, no produce tantas respuestas de beneficio colectivo como es de esperarse y exigirse. ¿Por qué?. ¿Acaso porque su filosofía de las ciencias esté mayormente dominada por la filosofía de la acumulación del capital y en el debate capital trabajo prefieran estar al lado del capitalismo?. Marx pensó en una tecnología como motor de la emancipación humana y el desarrollo histórico, ¿es esto posible?. Esto no termina aquí. Línea por línea el conjunto de presencias tecnológicas en la vida cotidiana está plagado de vicios y contradicciones. Está impregnado de confusiones y problemas que, además de ser costosos, fortalecen a uno de los males ideológicos centrales que más padecemos, fiel y realmente: El fetichismo burgués de la tecnología.
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