En el mundo tan sumamente competitivo de la política internacional, es muy raro que los Estados pierdan la oportunidad de jactarse de sus éxitos. La oportunidad llega en contadas ocasiones, la mayoría de ellas sin hacer nada, y el éxito pocas veces dura; de modo que en cuestión de talento para la actuación en público, […]
En el mundo tan sumamente competitivo de la política internacional, es muy raro que los Estados pierdan la oportunidad de jactarse de sus éxitos. La oportunidad llega en contadas ocasiones, la mayoría de ellas sin hacer nada, y el éxito pocas veces dura; de modo que en cuestión de talento para la actuación en público, el gobierno de Teherán ha marcado un nuevo hito con su actitud reservada.
Según todas las informaciones, Irán ha desempeñado un papel decisivo en la ardua elaboración del acuerdo de paz entre las facciones shiíes de Iraq [1]. El domingo [30 de marzo] terminó una semana sangrienta de muertes en la ribera del Tigris. No obstante, los detalles son confusos ya que proceden de fuentes no iraníes. El gobierno de Teherán guarda silencio sobre su papel en este asunto.
El acuerdo entre las dos facciones shiíes -el partido ad-Dawa y el Consejo Supremo Islámico de Iraq (CSII)-, que han mantenido duros enfrentamientos con el Ejército del Mahdi de Muqtada as-Sáder en el sur de Iraq, se logró tras unas negociaciones en la ciudad santa de Qom, en Irán. Al parecer, el general Qassem Suleimani, jefe de la Fuerza al-Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), responsable de las operaciones del CGRI en el extranjero y una de las figuras más misteriosas de la seguridad iraní, intervino como mediador en las negociaciones entre los shiíes iraquíes.
Los mandos militares estadounidenses suelen culpar a la Fuerza al-Quds de todas sus desgracias en Iraq. El hecho de que los representantes de ad-Dawa y del CSII viajaran en secreto a Qom delante de las narices de los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos y que buscaran la mediación de al-Quds para negociar un acuerdo conlleva un claro mensaje político: Irán pone de manifiesto que las consideraciones de seguridad han sido más importantes que las de índole política o religiosa.
Sin embargo, el sentido político del acuerdo es demasiado evidente. Nuri al-Maliki, el primer ministro iraquí, que acudió al campamento [militar] de Basora y que estuvo supervisando personalmente las operaciones contra el Ejército del Mahdi, no sabía lo que se estaba tramando. Por lo que respecta a George W. Bush, presidente de EEUU, acababa de elogiar a Nuri al-Maliki por librar una batalla «histórica y decisiva» contra el Ejército del Mahdi, lo cual suponía -según sus palabras- «un momento decisivo» en la historia de un «Iraq libre». Tanto al-Maliki como Bush han quedado en ridículo.
Pero ¿por qué el gobierno de Teherán no tiene prisa por proclamar su victoria? Después de todo, el trasunto de la retórica de Irán ha sido poner en entredicho al gobierno de Bush. Quizás, los iraníes hayan parado para celebrar su fiesta anual del Nauroz [Fiesta de la naturaleza], se toman verdaderamente en serio la festiva llegada de la primavera o, tal vez, la intervención de Suleimani convierte el asunto en un tema no apto para el debate público o quizás los iraníes saben mejor que nadie que las rivalidades entre shiíes tienen unas raíces demasiado profundas como para prestarse a un acuerdo amistoso en una negociación de un día.
Una guerra con varias vertientes
La guerra desatada en las regiones shiíes de Iraq tiene varias vertientes: el futuro de Iraq como Estado unitario; los parámetros de un federalismo aceptable, si los hay; la actitud hacia EEUU; el control de la riqueza petrolera; las grandes ambiciones políticas, etc. Todas estas cuestiones están interrelacionadas dentro de un todo complejo. Por ello, la fragilidad de la paz recién acordada es demasiado evidente. Es lógico, pues, que el gobierno de Teherán considere prudente esperar a ver si la paz se asienta en las próximas semanas, que serán cruciales [2].
No obstante, la jugada más importante del gobierno iraní sería no provocar innecesariamente a EEUU recordándole el verdadero significado de lo ocurrido. El gobierno de Teherán se sentiría satisfecho si ha quedado patente que impone respeto y que tiene influencia en Iraq. Cualquiera que conozca el Iraq anárquico de hoy día se dará cuenta de que no hace falta mucho ingenio, fuerza o poder político para provocar una nueva espiral de violencia en ese país. Pero ser capaz de poner fin, de forma inmediata, a la progresiva violencia y lograrlo en 48 horas, es mostrar una impresionante capacidad en términos políticos. En este caso, los iraníes lo han conseguido con extraordinaria facilidad, lo que requiere un gran control sobre los contendientes enfrentados a muerte de Iraq – los señores de la guerra nativos– y una absoluta habilidad para calibrar el fluir de los acontecimientos y controlar a la milésima las posiciones.
Cabe la posibilidad de que el gobierno de Teherán haya decidido, con su sabiduría persa acumulada a través de los siglos, que en la vida es mejor no hablar de ciertas cosas, sobre todo si se trata de éxitos sorprendentes. Además, es mucho más productivo dejar que el gobierno de Washington contemple los hechos y llegue a la inevitable conclusión de que si tienen el coraje para asumir esa crucial elección, Irán puede ser un factor inmensamente valioso para la estabilidad para Iraq.
Pero tampoco ha sido una cuestión de simbolismo político: han intervenido factores tangibles, asuntos de vital interés nacional. Teherán estaba, de forma patente, verdaderamente preocupado por el desarrollo de la situación en el sur de Iraq cercano a su frontera, y veía con gran intranquilidad el estallido de violencia entre las facciones shiíes. Esto fue obvio en el discurso del ayatolá Ahmad Yannati, quien pronunció el sermón de la oración en Teherán el pasado viernes [28 de marzo], y en él lamentaba que «actualmente Iraq está incurso en muchos problemas»; pero Yannati no tomó partido de manera explícita por ninguna de las facciones enfrentadas.
Irán y el Ejército del Mahdi
Por un lado, Yannati aconsejó al Ejército del Mahdi ([por él denominadas] «fuerzas populares armadas iraquíes») y a al-Maliki («gobierno popular iraquí») que se sentaran a dialogar. Pero también aconsejó a las «fuerzas populares armadas presentes en Basora» (es decir, la Organización Badr [rama militar del CSII], ad-Dawa, el pequeño partido Fadhila, etc.) que intervinieran junto con el «gobierno popular iraquí». Por último, Yannati también pidió a al-Maliki que «tuviera en cuenta los puntos de vista de las fuerzas [populares] y resolviera de una vez los problemas de forma satisfactoria para todos».
Curiosamente, [Yannati] criticó el silencio del mundo musulmán, «especialmente de la Organización de la Conferencia Islámica» (OCI), sobre la «enorme brutalidad y opresión existentes en Iraq.»No está claro por qué los Estados musulmanes, especialmente la OCI, no reaccionan frente a tanta injusticia y opresión en Iraq, cuando tales cosas se podrían evitar fácilmente a través de la unidad y la solidaridad», afirmó. Este comentario contenía un dardo apenas disfrazado contra Arabia Saudí por codearse con EEUU (Dick Cheney, el vicepresidente de EEUU, visitó Riyad y Bagdad apenas una semana antes de que al-Maliki lanzara la ofensiva en Basora).
No obstante, Yannati se abstuvo educadamente de expresar la total desaprobación de Irán respecto a la conducta de al-Maliki al llevar a cabo la ofensiva como parte del plan ideado por EEUU para controlar Basora, que es la principal arteria de los magnates del petróleo estadounidenses para sacar el petróleo iraquí. Los seguidores de as-Sáder se oponen a los actuales planes de abrir la industria petrolera iraquí nacionalizada a la explotación extranjera.
Sin embargo, al día siguiente del discurso de Yannati, Mohamed Ali Hosseini, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de iraní, fue muy duro con el gobierno de al-Maliki: deploró el uso de las fuerzas aéreas estadounidenses y británicas contra las milicias de as-Sáder, «oleadas de ataques aéreos estadounidenses y británicos contra civiles»; hizo un llamamiento a las facciones shiíes para que pusieran fin al conflicto puesto que «los continuos enfrentamientos sólo sirven a los intereses de los ocupantes […] y dan pretextos a los ocupantes para continuar su presencia ilegítima» en Iraq. Y lo que es más importante, pidió que hubiera negociaciones -que ya habían comenzado para entonces en Qom- «en un ambiente amistoso y de buena voluntad».
En cuanto al gobierno de al-Maliki, Hosseini expresó su confianza en que «mostraría sabiduría, cooperación, entendimiento mutuo, paciencia, sosiego y contactos con los dirigentes políticos iraquíes para superar el actual periodo de crisis». Dicho claramente, Hosseini pidió a al-Maliki que no fuera tan estúpido como para someterse a los intereses de EEUU y que se diera cuenta de dónde estaban sus propios intereses políticos. Trazó línea de separación muy clara entre al-Maliki y el poderoso liderazgo shií iraquí.
En las referencias iraníes a los enfrentamientos se ha visto una clara simpatía por la milicia de as-Sáder. Muestra de ello son las afirmaciones de que el Ejército del Mahdi estaba siendo «injustamente situado en el punto de mira» para que lo atacaran las fuerzas gubernamentales; que la disputa de los seguidores de as-Sáder con al-Maliki fue porque éste «se negó a poner una fecha tope para que las tropas estadounidenses y de la coalición abandonaran el país»; que las tropas estadounidenses proporcionaron a las fuerzas gubernamentales «información de inteligencia, vigilancia y algunos ataques aéreos e incursiones ocasionales», y que las tropas iraquíes se negaban a obedecer las órdenes de disparar contra la milicia de as-Sáder. La agencia oficial de noticias iraní citó a Muqtada al comparar a al-Maliki con Sadam Huseín, atribuyéndole la siguiente frase: «Durante el mandato de Sadam, nos quejábamos de cómo el gobierno se distanciaba del pueblo y actuaba de forma dictatorial. Ahora el gobierno también trata a la gente de esa forma».
Controlar Basora, controlar el petróleo
De los sucesos excepcionales de la semana pasada se pueden extraer varias conclusiones. La más importante es que el triunfalismo del gobierno de Bush por la estrategia del incremento de tropas [surge] en Iraq ha resultado ser extremadamente absurdo y, la segunda, que el doble discurso de EEUU ha quedado al descubierto. Lo que llama la atención es que Washington promoviera la última espiral de violencia en Basora, al mismo tiempo que Irán proclamaba un alto el fuego. La influencia y el respeto que impone el gobierno de Teherán han quedado patentes de forma palmaria. ¿Cómo asume Bush esto?
Lo que ha sucedido es, básicamente, que Irán ha frustrado el objetivo conjunto de EEUU y Reino Unido de controlar Basora. Sin este control su estrategia de dominar los fabulosos campos petrolíferos del sur de Iraq fracasa. El control de Basora es un requisito previo para que los magnates estadounidenses del petróleo hagan sus inversiones multimillonarias antes de iniciar la producción petrolera a gran escala en Iraq. La Compañía Petrolera del Sur de Iraq tiene su sede central en Basora y en la región se concentran instalaciones estratégicas, tales como redes de oleoductos, estaciones de bombeo, refinerías y terminales de carga. Los magnates del petróleo estadounidenses insistirán en asegurar estas instalaciones [antes de invertir] [3].
Ahora hay que remodelar el plan para controlar Basora. La idea era apoderarse de Basora, ahora, para impedir que los seguidores de as-Sáder se hicieran con la administración local en las elecciones de octubre; en otras palabras, para asegurarse el apuntalamiento político de Basora. Todo indica que los saderistas gozan de gran apoyo popular. Han sabido captar las aspiraciones de las masas de pobres, oprimidos y desposeídos de la comunidad mayoritaria shií, que son difíciles de reemplazar en unas elecciones democráticas. Los gobiernos de Washington y Londres deben de sentir una frustración muy grande por no haber tomado aún el control de Basora. A Bush se le acaba el tiempo para evitar que su sucesor en la Casa Blanca herede un proceso irreversible en la política estadounidense sobre Iraq.
De hecho, el martes pasado [1 de abril] en sus primeros comentarios, Gordon Brown, primer ministro británico, se negó en un principio a decir si seguían en marcha los planes del gobierno de recortar el número de soldados en Iraq de 4.000 a 2.500. Simplemente dijo que las tropas británicas estaban atravesando «dificultades» en Basora. Después, Browne, ministro de Defensa, afirmó que el regreso esta primavera de 2500 soldados desplegados en el sur de Iraq se había aplazado indefinidamente.
Bush todavía no se ha pronunciado. Robert Gates, secretario de Defensa de EEUU, adoptó una postura valiente al afirmar que la información de primera mano era muy limitada, pero que basándose en ella, «parece ser que las tropas iraquíes han hecho un buen trabajo». Lo cierto es que Cheney debe de estar furioso porque el gobierno de Teherán ha desbaratado toda la estrategia estadounidense para el emporio del petróleo. Ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en llevar hasta este punto a los regímenes árabes pro-occidentales de la región, especialmente a Arabia Saudí.
Además, nada enfurece más a Cheney que el hecho de que ataquen los intereses petroleros estadounidenses; de modo que puede que hayan dado comienzo las semanas más cruciales en todas las relaciones de punto muerto entre EEUU e Irán que han existido desde hace décadas. La semana pasada, cinco antiguos ex secretarios de Estado, tanto de gobiernos demócratas como republicanos (Henry Kissinger, James Baker, Warren Christopher, Madeline Albright y Colin Powell) se reunieron en Atenas y llegaron a un consenso para instar al próximo gobierno de EEUU a que abra una vía de diálogo con Irán [4].
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Robert Dreyfuss: Irán promueve el acuerdo de alto el fuego entre las fuerzas confesionales shiíes enfrentadas Las lecciones de Basora y enlaces relacionados.
2. Los diarios al-Qabas y Awan (http://www.roadstoiraq.com/) confirman el retorno de as-Sáder a Nayaf con vistas a mantener una entrevista personal con el ayatolá as-Sistani tras las presiones recibidas por Irán para que logre un total control sobre su milicia y acabe con los disidentes contrarios a su desarme y disolución, que serían los responsables de los enfrentamientos mantenidos esta semana en el barrio de Medina as-Sáder de la capital con fuerzas iraquíes y estadounidenses pese al alto el fuego logrado por Irán entre las fuerzas confesionales shiíes. El portavoz de as-Sáder, Abdul-Hadi al-Muhammadaui, indicaba el viernes 11 abril la disponibilidad de esta corriente a lograr una reconciliación efectiva con al-Maliki a través del diálogo político (UPI, 11 de abril de 2008: http://www.metimes.com/). Durante sus comparecencias ante las cámaras estadounidenses la semana pasada, el general Petraeus calificó a la corriente de as-Sáder «como un movimiento político muy importante y legitimo». El máximo mando militar de EEUU en Iraq ha urgido al primer ministro al-Maliki a «trabajar» con as-Sáder (Bloomberg News, 11 de abril de 2008: http://www.philly.com/philly/)
3. Véase en IraqSolidaridad: Kamil al-Mehaidi: La distribución geográfica de los campos petrolíferos y su gestión bajo ocupación. El futuro del petróleo iraquí , James Cogan: El gobierno iraquí aprueba un nuevo borrador de la ley de petróleo , Christian Parenti: ¿Controlarán las grandes compañías extranjeras el petróleo de Iraq? y Greg Muttitt: Los Acuerdos de Participación en la Producción y el petróleo iraquí .
4. El embajador estadounidense en Bagdad reiteraba la disposición de EEUU a un diálogo con Irán, según informa la agencia china de noticias Xinhua el 11 de abril. Con anterioridad, el lunes 7 de abril en Teherán, según informa la agencia de noticias oficial iraní IRNA, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de iraní, Mohamed Ali Hosseini, consideró positiva la propuesta realizada por el Secretario de Defensa Robert Gates de reanudar el diálogo bilateral tras las tres reuniones mantenidas en Bagdad en 2007, los días 28 de mayo, 24 de julio y 6 de agosto. Ali Hosseini indicó que el gobierno iraní había recibido una nota oficial de EEUU en tal sentido. Una cuarta reunión entre EEUU e Irán sobre la situación en Iraq prevista en la capital iraquí para el 6 de marzo fue cancelada por parte estadounidense por «cuestiones técnicas» (Payvand’s Iran News, 7 de abril de 2008). Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: El presidente iraní Ahmadinejad visita el Iraq ocupado Irán legitima la ocupación de Iraq y Robert Dreyfuss: EEUU e Irán compiten y dialogan sobre el futuro del país ocupado ¿Está Irán ganando la guerra de Iraq? .
M K Bhadrakumar, ha ejercido la carrera diplomática en el Ministerio de Asuntos Exteriores de la India durante 29 años y entre los puestos que ocupó destacan los de embajador de la India en Uzbekistán (1995-1998) y en Turquía (1998-2001).
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Consuelo Delgado
www.atimes.com
http://www.iraqsolidaridad.org/2008/docs/13_04_Iran_EEUU.html