¿Cuál es el significado inmediato de la -ciertamente- trascendental visita que el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad efectuó a Iraq los pasados domingo, 2 y lunes, 3 de marzo?: la legitimación por parte de Irán de las instituciones creadas por los ocupantes y, con ello, el reconocimiento y la aceptación de la propia ocupación de este […]
¿Cuál es el significado inmediato de la -ciertamente- trascendental visita que el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad efectuó a Iraq los pasados domingo, 2 y lunes, 3 de marzo?: la legitimación por parte de Irán de las instituciones creadas por los ocupantes y, con ello, el reconocimiento y la aceptación de la propia ocupación de este país, de la que Teherán se apresta a sacar beneficios. Y, ¿cuál es el significado último de la visita?: la definitiva escenificación internacional de que EEUU acepta reconocer y otorgar a Irán un papel estratégico en el futuro de Iraq -una fórmula de condominio-, asunción ya puesta de manifiesto más discretamente en las tres rondas conocidas de conversaciones bilaterales mantenidas en Bagdad a lo largo de 2007 [1].
Hasan Kazemi Qomi, embajador iraní en Iraq, ha calificado la visita como la «evidencia de la fuerte voluntad política de Irán de apoyar a este gobierno [el de Nuri al-Maliki] y a Iraq», tras enfatizar que el presidente iraní ha sido el primer dirigente internacional «oficialmente invitado y oficialmente recibido por el gobierno iraquí» [2]. Ciertamente, excepto el primer ministro Blair y el presidente Bush -y ambos siempre a hurtadillas-, ningún dirigente regional o internacional había viajado Iraq desde el inicio de la ocupación; tampoco ningún gobierno árabe ha reabierto su embajada ni destacado embajador en Bagdad, si bien algunos países árabes mantienen misiones diplomáticas de rango inferior.
Por su parte, y antes de la llegada de Ahmadinejad a Bagdad, portavoces estadounidenses en Washington y Bagdad informaron de que EEUU no había jugado ningún papel en la visita del presidente iraní y que no estaba previsto que sus tropas participaran en su protección, a menos que Irán así lo solicitara [3], reiteración rutinaria por parte estadounidense -a ver si alguien logra creérselo- de que las instituciones iraquíes son soberanas. Podrá argumentarse que lo sucedido es una prueba más de la extrema debilidad de EEUU en Iraq, pero no cabe imaginar que la visita de Ahmadinejad a Iraq no haya contado con el visto bueno de Washington: ¿es necesario recordar que el presidente de Irán ha llegado a un país bajo un régimen de ocupación, con 159.000 soldados estadounidenses sobre el terreno (decenas de miles de ellos en la capital), que aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Bagdad, punto de entrada al país bajo estricto control militar estadounidense, y que sus citas oficiales con los dirigentes iraquíes se tuvieron que limitar finalmente a la Zona Verde de la capital, un perímetro fortificado al estilo medieval, también bajo control de EEUU dado que alberga las embajadas de los países ocupantes y las instituciones iraquíes?
Distintos portavoces gubernamentales estadounidenses han enfatizado el interés de EEUU de que Irán e Iraq mantengan «buenas relaciones», al mismo tiempo que reiteraban la exigencia de que Teherán ponga fin a su apoyo a «elementos extremistas» iraquíes. Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado, ha declarado que EEUU «espera que Irán juegue un papel positivo tanto en el presente como en el futuro de Iraq» [4]. Por otra parte, Ali al-Dabbagh, portavoz del gobierno iraquí, indicaba el jueves anterior a la llegada de Ahmadinejad a Bagdad que esperaban que Iraq pudiera jugar un papel clave en promover las relaciones entre EEUU e Irán y terminar con la enemistad recíproca que se procesan los dirigentes de Washington y Teherán [5].
Ciertamente, el intercambio de papeles ha sido portentoso: antagonistas internacionales cortejándose y un gobierno títere oficiando como mediador entre uno y otro.
Compartiendo socios
Todo ello ha sido posible debido a un hecho llamativo: EEUU e Irán comparten socios internos en Iraq, las figuras y las formaciones dominantes en las nuevas instituciones creadas bajo la ocupación. Jalal Talaban, presidente de Iraq y líder de la Unión Patriótica del Kurdistán, (el encargado de recibir a pie de escalerilla a Ahmadinejad en el aeropuerto de Bagdad) es una vieja figura opositora al depuesto régimen iraquí, auténtico funámbulo que durante décadas compatibilizó sin inmutarse magníficas relaciones con EEUU e Israel, por una parte, y antes y después del triunfo de la Revolución Islámica, con Irán, a cuyo régimen apoyó durante la guerra irano-iraquí de 1980 a 1988.
Por su parte, Nuri al-Maliki, primer ministro de Iraq, encabeza un gobierno que -al igual que el parlamento- está dominado por las formaciones del confesionalismo político shií, al que el gobierno Bush otorgó el papel predominante tanto en los preparativos de la invasión de Iraq como desde el inicio de la ocupación, y ello pese a sus fuertes vínculos con Irán [6]. La situación interna de al-Maliki, representante de ad-Dawa -partido menor dentro del confesionalismo político shií- puede ser precaria, pero tanto el poder formal que le otorgan los ocupantes como el que ejerce brutalmente en la calle conjuga aún en su figura el complejo equilibrio de intereses que recorre las dos alas de la coalición electoral Alianza Unida Iraquí: el Consejo Supremo Islámico en Iraq (CSII, denominado hasta 2007 Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq) de Abul Aziz al-Hakim y la corriente del clérigo Moqtada as-Sáder, quien a su vez se disputa los favores que históricamente Irán ha otorgado al CSII, formación opositora al régimen de Sadam Husein creada en suelo iraní y cuya rama militar, la Organización Badr, estaba integrada en la Guardia Revolucionaria iraní y combatió del lado iraní en la Primera Guerra del Golfo.
La hegemonía de las nuevas instituciones iraquíes por parte del confesionalismo político shií ha otorgado al régimen iraní la posibilidad de presionar a EEUU en Iraq. El objetivo es claro: que Washington reconozca a Teherán como interlocutor regional obligado, como en principio parece estar ya ocurriendo. El mecanismo para lograrlo es igualmente claro: el CSII y su rama militar Badr apuntalan las nuevas instituciones iraquíes y sus aparatos de seguridad, mientras que la corriente de as-Sáder, igualmente miembro del gobierno y del parlamento [7], utiliza su Ejército del Mahdi para quemar la hierba bajo los pies de los ocupantes por medio de la violencia sectaria y social (sobre todo en Bagdad) y la confrontación directa con el CSII y al-Fadil (otro partido menor confesional shií de Basora) por el control de las provincias del centro y sur del país [8], mientras amaga -sólo amaga- con su anti-americanismo.
EEUU mantiene hoy en Iraq 159.000 soldados. Según el Pentágono, este año EEUU no podrá reducir este número hasta el del contingente previo al incremento de tropas de enero de 2007
La tregua de as-Sáder y el balance de 2007
Pocos días antes de la llegada de Ahmadinejad a Bagdad, portavoces de as-Sáder anunciaban su decisión de prolongar durante seis meses más la tregua en las actividades del Ejército del Mahdi, vigente en Bagdad desde el inicio del incremento de tropas de EEUU en la capital de enero-febrero de 2007 y ampliada a todo el país en agosto, tras los fuertes enfrentamiento mantenidos en Kárbala con las fuerzas de seguridad locales, controladas por el CSII [9]. Este anuncio muy posiblemente ha sido esencial para que la visita del presidente de Irán pudiera materializarse: implícita o explícitamente, todas las partes implicadas han adjudicado a Irán la autoría de la decisión de as-Sáder: un guiño hacia EEUU.
Cuando se cumple ahora un año del incremento de tropas estadounidenses en Iraq, la Casa Blanca necesita demostrar que la estrategia presidencial ha sido un éxito, después de que la escalada de violencia de los paramilitares y los escuadrones de la muerte shiíes cuestionara gravemente la credibilidad nacional e internacional del presidente Bush. Al concluir 2006 los máximos mandos militares de EEUU dieron por fin su visto bueno a un nuevo incremento de tropas en Iraq, respaldando así, aunque a regañadientes, el plan del presidente Bush de relanzar la guerra en la capital y en su periferia oeste y norte. La denominada «Nueva estrategia para Iraq» contradecía abiertamente lo recomendado por el Grupo de Estudios de Iraq demócrata-republicano (la denominada Comisión Baker-Hamilton), así como por diversas instancias internacionales, que coincidían en su diagnóstico de que EEUU no puede ganar militarmente la guerra de Iraq [10].
En las primeras semanas de 2007 se desplegaron en Iraq más de 21.000 nuevos efectivos, de los cuales 17.500 iban destinados a Bagdad y el resto a la provincia de al-Anbar (al oeste de la capital). En febrero de ese mismo año se produjo un incremento final de 30.000 soldados más, con lo que el número de tropas de EEUU mantenidas en Iraq a lo largo de 2007 alcanzó los 170.000 combatientes, la cifra más alta desde el inicio de la ocupación del país [11] (en la actualidad su número es 158.000).
Oficialmente, el incremento de tropas en Iraq tenía como objetivo poner punto final a la violencia sectaria que había afectado esencialmente a la capital, una limpieza étnica y social que desde mediados de 2005 -antes por lo tanto de la voladura de la cúpula de la mezquita de Samarra en febrero de 2006 a tribuida a Al-Qaeda- habían desarrollado impunemente ante las tropas estadounidenses los escuadrones de la muerte asociados a las formaciones del gobierno de al-Maliki y sus nuevos cuerpos de seguridad. Pese a la fijación mediática centrada en Bagdad sobre los atentados indiscriminados atribuidos a la red Al-Qaeda en Iraq, a lo largo de 2006 el 77% de los asesinatos de civiles en la capital era obra de escuadrones de la muerte paragubernamentales, en una última etapa sobre todo vinculados al Ejército del Mahdi de as-Sáder, según medios iraquíes a veces amparados por fuerzas estadounidenses e iraquíes [12].
Sin embargo, desde las primeras operaciones desarrolladas por el Pentágono en Bagdad, en enero de 2007, quedó patente que las tropas de ocupación tenían como objetivo cercar y aislar los barrios que aún estaban fuera del dominio de las milicias paragubernamentales, es decir, culminar la fragmentación sectaria de la capital y el aislamiento de ésta de su periferia, de muy fuerte implantación resistente. Como hemos indicado, el Ejército del Mahdi es considerado el principal actor del terrible remonte de los asesinatos sectarios y selectivos de 2006, cuyo balance -oficial- era de 100 cadáveres diarios hallados en las calles de la capital o flotando en el Tigris, cuerpos torturados, con las manos atadas y las cuencas de los ojos vacías -la firma de los paramilitares. Particularmente en Bagdad, los escuadrones de la muerte del Ejército del Mahdi habían sustituido a los grupos parapoliciales de la Organización Badr en la tarea de exterminar el campo civil anti-ocupación, sirviéndose para ello incluso de las dependencias del Ministerio de Sanidad y los hospitales públicos [13].
En su edición del 16 de enero de 2007, el diario árabe al-Hayat informaba que los dirigentes del Ejército del Mahdi habían recibido órdenes de eludir el enfrentamiento con las tropas de EEUU en Bagdad e incluso de retirarse fuera de la ciudad [14]. Al mismo tiempo, portavoces de la corriente de as-Sáder anunciaron, en una rueda de prensa celebrada el 21 de enero en Bagdad, el fin de su boicot parlamentario, iniciado en protesta por la reunión de Bush y al-Maliki en Amán de últimos de noviembre de 2006. Finalmente, tras los fuertes enfrentamientos ocurridos en el verano entre milicianos del Ejército del Mahdi y fuerzas oficiales vinculadas al CSII en Kárbala, as-Sáder anunció el 29 de agosto un alto el fuego renovado, como decíamos, en febrero de 2008.
Al parecer, la tregua del Ejército del Mahdi de as-Sáder ha ido acompañada de una firme purga interna en un intento por acabar con los elementos «incontrolados» de la milicia [15]. Al tiempo que procuraba limpiar su imagen, as-Sáder otorgaba así al primer ministro al-Maliki (su gran valedor) y a las tropas de ocupación un respiro en la escalada de violencia sectaria, respiro que ha permitido al Pentágono centrar su mortífera actuación en los barrios resistentes de la capital y al presidente Bush presentar su nueva estrategia de incremento de tropas como un éxito. En reconocimiento de ello, el general Jeffery W. Hammod, comandante de las tropas estadounidense en la capital, calificaba a comienzos de 2008 as-Sáder de «honorable» [16].
Para el pueblo iraquí el balance del año 2007 en muertos, refugiados y desplazados y presos ha sido terrible. Los asesinatos sectarios en Bagdad se han reducido respecto al año anterior, pero siguen apareciendo diariamente cadáveres con signos de tortura, según testimonio anónimo de responsables hospitalarios de la capital [17]. La reducción del número de asesinatos en Bagdad se debe, en buena medida, a que ya a comienzos de 2007 Bagdad estaba segmentada en cantones que redistribuían a las comunidades sunníes y shiíes a uno y otro lado del río Tigris, proceso culminado por las tropas estadounidenses con la erección de muros de hasta cuatro metros de altura en torno a los barrios o distritos aún sin controlar (como el de Adamiya). En la actualidad tres cuartas partes de Bagdad están bajo control de los paramilitares shiíes [18].
La denominada «Nueva batalla por Bagdad» ha provocado además un incremento en el número de desplazados internos y refugiados exteriores. Ya en agosto de 2007 el Creciente Rojo Iraquí señalaba que la reactivación de la guerra en la capital había determinado que desde febrero de ese año el número de desplazados se duplicase, alcanzando una media de 100.000 al mes [19]. A comienzos de 2008, el doctor Said Hakki, presidente de esa institución, informó de que uno de cada cuatro residentes de la capital había tenido que abandonar su hogar (lo que supone al menos 1,2 millones de personas) [20]. El 64,3% de todos los desplazados internos iraquíes son de Bagdad [21], y el 78% de los refugiados en los países vecinos son árabes sunníes provenientes de la capital [22].
Asimismo, el número oficial de presos bajo control estadounidense se duplicó en 2007 [23].
Una nueva fase
Para el Pentágono, la estrategia de terrorismo sectario de las milicias confesionales shiíes favorecía el aislamiento de Bagdad de su periferia -bajo control de la resistencia iraquí- y ha servido para destruir el tejido civil asociativo anti-ocupación. Para los paramilitares de la Organización Badr o del Ejército del Mahdi, el objetivo era convertir en minoritaria a la comunidad sunní y aniquilar a los sectores laicos de la ciudad, lo que les permitiría incorporar Bagdad, centro político y de comunicaciones del país, al área centro-sur y sur del país de mayoría shií, que ha de acceder a un régimen de autonomía en el marco del nuevo modelo federal previsto en la Constitución de 2005 y que sin embargo el parlamento iraquí aún no ha logrado concretar. Ahora se trata de que unos y otros conjuguen sus intereses.
Tras la notable reducción de tropas de Reino Unido de las provincias iraquíes del sur (solo quedan 4.000 efectivos acuartelados en Basora), el gobierno Bush está buscando una salida pactada del país, para lo que ensaya fórmulas que le permitan asegurar un rédito mínimo ante lo que ya es una derrota reconocida por la clase política estadounidense. A lo largo de 2008, EEUU e Iraq habrán de alcanzar un acuerdo para establecer un marco de relaciones bilaterales formales que sustituya a la actual cobertura de legitimación de la ocupación otorgada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 2003. Este acuerdo se basaría en el documento suscrito por el presidente Bush y el primer ministro al-Maliki en noviembre de 2007 [24], texto que incluye explícitamente el compromiso de EEUU de garantizar la seguridad de Iraq a cambio de ventajas para las empresas estadounidenses inversoras en el país, particularmente en el sector de los hidrocarburos. El domingo, 9 de marzo se reinician las negociones bilaterales en Bagdad entre los ocupantes (encabezadas por el embajador Ryan Crocker) y el gobierno colaboracionista iraquí a fin de establecer este marco bilateral definitivo, negociaciones que han de incluir el tema del «establecimiento de una base legal para la permanencia de tropas de EEUU en Iraq», según un portavoz del Pentágono [25].
Ciertamente hay dudas más que razonables de que EEUU pueda mantenerse sólidamente en Iraq si no es a través de acuerdos con los países vecinos, en particular con Irán. La idea de un diálogo directo entre EEUU e Irán para tratar exclusivamente -se ha repetido- sobre la seguridad en Iraq se remonta, como mínimo, a marzo de 2006, diálogo que finalmente se materializó a lo largo de 2007 en tres encuentros bilaterales celebrados en Bagdad (ello sin contar los contactos en las citas multilaterales sobre Iraq u otros temas [26]). Este hecho es particularmente significativo si se tiene en cuenta que EEUU e Irán tenían rotas sus relaciones diplomáticas desde la toma de los rehenes de la embajada estadounidense en Teherán de 1977 y que estos encuentros se han llevado a cabo a pesar de la crisis sobre el desarrollo nuclear iraní, que se desarrollaba al mismo tiempo.
La cuarta cita bilateral, prevista para el 15 de febrero, fue anulada unilateralmente por parte iraní, pero el embajador iraní en Iraq, pocos días antes de la llegada de Ahmadinejad a Bagdad, declaraba que la visita del presidente iraní «refleja el apoyo de Irán al gobierno popular (sic) de Iraq, como [lo hace igualmente] la participación de Irán en conversaciones trilaterales con EEUU [más el gobierno iraquí] sobre Iraq» [27]. El propio Ahmadinejad ha indicado que las conversaciones bilaterales están contribuyendo a mejorar la seguridad en Iraq [28].
Estos encuentros han otorgado a Irán la categoría de socio en el futuro de Iraq, un éxito notorio para el régimen iraní, no menor del que podría suponer la aceptación por parte de la comunidad internacional de su derecho a desarrollar un programa nuclear civil. Irán contempla el inicio de la negociación con EEUU sobre Iraq como el primer paso hacia el reconocimiento de su papel de potencia emergente en Oriente Medio, incluido el espacio árabe. A los regímenes árabes, débiles, deslegitimados y serviles, no les queda más que aceptarlo y acomodarse a ello, como ya están haciendo. El regalo anticipado de Irán al gobierno de George W. Bush ha sido el reconocimiento de la legitimidad de las nuevas instituciones iraquíes establecidas por los ocupantes a partir de 2003: Irán fue el primer gobierno internacional en hacerlo y la visita de Ahmadinejad lo ha ratificado de manera enfática. Con ello, Irán acepta el carácter irreversible de la invasión de Iraq, de la que puede ser finalmente su principal beneficiario (sin duda más que Israel).
Por su parte, Washington anhela obtener de Irán una mínima estabilización que le permita mantenerse en el país hasta el cambio de inquilino en la Casa Blanca, a fin de que el siguiente gobierno estadounidense pueda retirarse honorablemente, tras haber pactado acuerdo en el campo energético. Mientras que el gobierno Bush combate brutalmente a la resistencia (en 2007 el Pentágono multiplicó por cinco los bombardeos aéreos), esta estabilización no pueden otorgársela sino los socios internos de Irán en Iraq, es decir, los que son, al mismo tiempo, los suyos, lo que la invasión aupó al poder: los partidos confesionales shiíes. Oligárquicas y mafiosas, confrontadas entre sí pero monopolizadoras de las instituciones, las formaciones del confesionalismo político shií comparten con Irán un mismo designio para Iraq, y su fuerza es tal que niegan a EEUU la posibilidad de incorporar en los nuevos aparatos de seguridad a las nuevas milicias sunníes Sahwa (Despertar), que combaten a Al-Qaeda con ayuda estadounidense en provincias al oeste y norte de la capital.
La lógica de la división «suave» (es decir, no formal) [29] de Iraq emerge así inevitablemente, y con ello cobra sentido estratégico la extremada violencia que ha sufrido el país. ¿Es preciso insistir en que tras ello está la gestión de los recursos petrolíferos del país, especialmente los del sur? El petróleo de la región de Basora aporta el 90% de los ingresos del gobierno iraquí y alberga el 70% de las reservas probadas de Iraq. Las compañías petrolíferas extranjeras (también la española Repsol-YPF) están a la espera de la ratificación de la nueva ley de hidrocarburos por el parlamento y de la resolución de la violenta confrontación entre las fuerzas shiíes locales para acceder a la zona [30].
Por lo pronto, y con motivo de la visita del presidente Ahmadinejad, Irán es el principal socio económico de Iraq, tras la firma de siete acuerdos -secretos, por cierto-, un proyecto de reconstrucción de Bagdad y un memorando de entendimiento bilateral, engrasado todo ello con un préstamos iraní de mil millones de dólares al gobierno colaboracionista iraquí, todo ello según IRNA, la agencia oficial iraní de noticias. Está asimismo prevista la construcción de un oleoducto entre Basora y la ciudad iraní de Abadán.
Según el Creciente Rojo Iraquí, uno de cada cuatro residentes de la capital ha tenido que abandonar su hogar: abrumadoramente son árabes sunníes
Ahmadinejad se equivoca
Durante su visita, el presidente iraní ha llegado a afirmar literalmente que Iraq e Irán «son las naciones que se sitúan a la vanguardia del establecimiento [internacional] de la justicia, la moralidad y la bondad» [31]. En lo que respecta a Iraq la apreciación es cuanto menos insultante: Iraq es el tercero país del mundo en corrupción (tan solo aventajado en ello por Myanmar y Haití) [32], lo que se refleja, por ejemplo, en unas de las tasas mundiales más altas de mortalidad infantil o materna, o en el más rápido retroceso mundial en la tasa de escolarización; con dos millones y medio de refugiados externos y otros tantos desplazados internos, Iraq aventaja ya a Colombia en porcentaje de población que ha tenido que abandonar sus hogares; hasta un millón de personas han muerto violentamente en Iraq desde el inicio de la ocupación [33], la mayoría de ellas como consecuencia del uso extremo y generalizado de la fuerza por parte de los ocupantes o como resultado de la actuación de los escuadrones de la muerte paragubernamentales; finalmente, con una cifra indeterminada de decenas de miles de detenidos políticos, el gobierno colaboracionista iraquí gestiona con los ocupantes uno de los sistemas carcelarios más opaco, generalizado y atentatorio de los derechos humanos del mundo.
Con su respaldo, el régimen iraní obvia -por intereses propios- que el gobierno de Bagdad es un gobierno colaboracionista e ilegítimo en tanto que fue establecido y es mantenido por EEUU y Reino Unido gracias a una guerra de agresión contraria a la legalidad internacional. Ciertamente, como ha afirmado Ahmadinejad, los gobiernos ocupantes son los responsables últimos de lo que ocurre en Iraq. Pero ello no exime de responsabilidad a las nuevas instituciones iraquíes que, aun sin soberanía efectiva, comparten con los ocupantes la culpabilidad por los crímenes y el desposeimiento a los que desde hace cinco años está sometido el pueblo iraquí. Los socios internos que comparten EEUU e Irán son los integrantes de los escuadrones de la muerte, son los clérigos reaccionarios que anulan los derechos civiles básicos (en primer lugar, los de la mujer), es la nueva oligarquía mafiosa que se muestra favorable a privatizar el petróleo.
El presidente iraní falsea a conciencia la realidad al afirmar que la solución a los problemas de Iraq es el fin de la ocupación: lo será únicamente si el fin de la ocupación se produce junto con el desmantelamiento total de las estructuras y de la lógica -sectarias, mafiosas, regresivas- impuestas por los ocupantes y encarnadas por las actuales autoridades colaboracionistas iraquíes; lo será únicamente si la recuperación de la soberanía de Iraq va unida a una reconstrucción democrática e integradora del país, respetuosa de los derechos civiles de sus ciudadanos y defensora de la gestión social de los recursos. Y esa doble tarea le corresponde y la encarna el pueblo iraquí y su legítima resistencia, no Irán.
El peso de Irán entre los países productores de petróleo, su gran capacidad financiera, su activa diplomacia (particularmente en América Latina) y su desafiante discurso anti-estadounidense y anti-sionista convierten la abierta alianza del régimen de Teherán con las nuevas instituciones iraquíes surgidas de la ocupación en un freno al compromiso internacional con el pueblo y la resistencia iraquíes, que rechazan que su país sea el terreno dónde, a costa de su propio proyecto soberano, deba dirimirse la confrontación entre EEUU e Irán.
Notas:
1. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: EEUU e Irán inician en Bagdad negociaciones sobre Iraq y Gareth Porter: EEUU abre contactos con Irán y la resistencia iraquí y enlaces relacionados.
2. L. Fadel, «Iranian Pres. Ahmedinejad’s Visit to Iraq May Upstage U.S.», McClatchy Newspapers, 28 de febrero de 2008.
3. M. Abbas, «Iran Leader’s Iraq Visit Eclipses US, Arab Ties», Reuters, 2 de marzo de 2008.
4. Reuters, 14 de febrero de 2008.
5. IRNA, 26 de febrero de 2008.
6. Véase en IraqSolidaridad: Tom Lasseter: Irán gana influencia y poder en Iraq a través de las milicias. La organización Badr utiliza el ministerio de Interior para perpetrar asesinatos sectarios y Mahan Abedin: Badr, Irán y los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes. EEUU ha aceptado a la milicia chií como un componente esencial de la lucha contrainsurgentey Robert Dreyfuss: ¿Está Irán ganando la guerra de Iraq?
7. Por su antagonismo con el CSII, as-Sáder ha sido el principal apoyo del primer ministro al-Maliki. La corriente de Moqtada as-Sáder (que no es formalmente una organización o partido político) ostenta 30 de los 275 escaños del parlamento iraquí y sigue ostentando in absentia seis ministerios en el gobierno de al-Maliki.
8. Véase en IraqSolidaridad: Ghaith Abdul-Ahad: «Bienvenidos a Teherán»: Irán asume el control de Basora, Pedro Rojo y Carlos Varea: Las milicias chiíes se disputan Basora, mientras Irán bloquea la negociación con EEUU sobre Iraq.
9. As-Sáder había exigido al gobierno de al-Maliki como condición para renovar su alto el fuego que purgara de «bandas criminales» los cuerpos de seguridad iraquíes, clara alusión a la milicia rival de Badr del CSII de al-Hakim.
10. Véase en IraqSolidaridad: Peter Grier: El Partido Demócrata y la Administración Bush buscan un consenso sobre la continuidad en Iraq y Joe Kay: Antes que una retirada o reducción de tropas, se prevé un incremento de hasta 30.000 efectivos
11. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Fuertes combates en Bagdad anticipan la aplicación del nuevo plan de Bush y Thomas E. Ricks y Ann Scott Tyson: El plan de Bush prefigura una intensificación de los combates en las calles de Bagdad .
12. Según señala el analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington Anthony Cordesman en su informe Iraqi Forces Development and the Challenge of Civil War de noviembre de 2006.Véase en IraqSolidaridad: Andrew Buncombe y Patrick Cockburn: El responsable de NNUU para los Derechos Humanos vincula directamente al ministerio del Interior con los Escuadrones de la muerte, que estarían alentando la guerra sectaria, Dahr Jamail y Ali al-Fadily: El 70% de las fuerzas de la policía iraquí está infiltrado por milicias sectarias y mafias , Peter Symonds: Según Naciones Unidas, al menos 100 iraquíes mueren al día violentamente y Nota Informativa de la CEOSI: Los ‘escuadrones de la muerte’ causan nueve veces más víctimas que los atentados atribuidos a Al Qaeda.
13. Los escuadrones de la muerte trasformaron en centros clandestinos de detención, tortura y asesinatos muchos hospitales de la capital (véase: D. Murphy, Sadr’s Militia Tightens Grip on Healthcare, The Christian Science Monitor, 25 de mayo de 2006). De hecho, el único proceso abierto en Iraq en estos años por la actuación de los escuadrones de la muerte tuvo como procesados a dos ex altos cargos del Ministerio de Sanidad de la corriente de as-Sáder, finalmente exculpados sin cargo alguno en marzo de 2008 (BBC News, 3 de marzo de 2008.)
14. Véase en IraqSolidaridad: Liz Sly: La corriente de as-Sáder negocia con los ocupantes su despliegue en barrios shiíes y Carlos Varea: La corriente as-Sáder retorna a las instituciones colaboracionistas para desactivar el conflicto con EEUU.
15. Voices of Iraq, «Mahdi Army Enforces Cease-Fire with Wide-Scale Purfe», VOI, 22 de febrero de 2008.
16. A.R. Paley, «Sadr’s Militia Enforces Cease-Fire with a Deadly Purge», The Washington Post, 21 de febrero de 2008.
17. En enero de 2007 el número de cadáveres hallados en Bagdad fue de 321, una cifra que descendió a 294 en febrero, a 272 en marzo y a 182 en abril, para aumentar de nuevo en mayo y junio, mes en el que fueron recuperados hasta 453 cuerpos de víctimas no identificadas, una cifra cuatro veces superior a la ocasionada por los coches-bomba y atentados suicidas atribuidos a Al-Qaeda en Iraq.
18. P. Cockburn, «Sunni vs. Shia: the real bloody battle for Baghdad», The Independent, 5 de febrero de 2008.
19. J. Glanz, S. Farrell, «More Iraqis Said to Flee Since Troop Increase», The New York Times, 24 de agosto de 2007.
20. Recogido en A. al-Fadhily, D. Jamail, «Iraq: In Tatters Beneath a Surge of Claims«, IPS, 24 de febrero de 2008.
21. IMO Emergency Needs Assessments, International Organization Migration in Iraq (www.iom-ira.net), Biweekly Report, 1 de febrero de 2008.
22. Second IPSOS Survey on Iraqi Refugees (31 de octubre -25 de noviembre de 2007). Final Results.
23. Véase IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Iraq: 24.000 presos bajo control de EEUU y hasta 400.000 en centros iraquíes.
24. Declaration of Principles for a Long-Term Relationship of Cooperation and Friendship Between the Republic of Iraq and the United States of America, 26 de noviembre de 2008, documento disponible en la web de la Casa Blanca.
25. R. Burns, «US-Iraq Talks to Start Saturday», AP, 7 de marzo de 2008.
26. El último celebrado en enero en París, encuentro de representantes gubernamentales y de Bancos Centrales sobre financiación del terrorismo: M. Lee y A. Gearan, «US Secretly Met Iran Banking Officials», AP, 15 de febrero de 2008. 27. IRNA, 14 de febrero de 2008.
28. Recogido por la agencia oficial iraní y reproducido por AP, 2 de marzo de 2008.
29. E.P. Joseph, M.E. O’Hanlon, The Case for Soft Partition in Iraq, The Saban Center For Middle East Estudies at the Brookings Institution, Analysis Paper, Num. 12, Junio de 2007 (http://www.brookings.edu/).
30. D. Smith, «Oil Giants Area Poised to Move into Basra», The Observer, 24 de febrero de 2008.
31. W. Mohammed, «Ahmadinejad says Iran and Iraq Tops in Morality», Reuters, 3 de marzo de 2008.
32. Índice de Percepción de la Corrupción 2006, Transparency International. El informe de 2006 está disponible en español en http://www.transparency.org/.
33. Véase en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Más de un millón de iraquíes han muerto desde el inicio de la ocupación.
http://www.nodo50.org/iraq/2008/docs/09_03_Nota_Carlos.html