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Iraq bajo ocupación: el reto y la esperanza de la resistencia

Fuentes: Hoja de Ruta

Con la ocupación como trasfondo, Iraq es hoy el escenario de Oriente Medio donde más nítidamente -y con más violencia- se enfrentan dos proyectos sociales antagónicos, una confrontación de cuyo resultado final no solo dependerá el futuro de los iraquíes sino del conjunto de la región. Los ocupantes de Iraq, recuperando una vieja lógica colonial, […]

Con la ocupación como trasfondo, Iraq es hoy el escenario de Oriente Medio donde más nítidamente -y con más violencia- se enfrentan dos proyectos sociales antagónicos, una confrontación de cuyo resultado final no solo dependerá el futuro de los iraquíes sino del conjunto de la región. Los ocupantes de Iraq, recuperando una vieja lógica colonial, han desmantelado el Estado iraquí y sus instituciones, han alentado el germen del sectarismo y el confesionalismo, han favorecido el afianzamiento de corrientes destructoras de un tejido social antaño bien tramado y muy secularizado.

Hoy, cuando en estas fechas se cumplen cinco años de la invasión de Iraq, el país vive la mayor crisis humanitaria de la Historia contemporánea, ya más grave que la de los Grandes Lagos de África del Este (2,7 millones de desplazados internos y al menos 2,2 refugiados externos, hasta un millón de muertos), y parece abocado a una partición territorial que, antes que favorecer el reconocimiento y el ejercicio de los derechos de grupos étnicos y minorías históricamente marginadas, se basa en la limpieza étnica y es la expresión de la lógica centrípeta de nuevas oligarquías locales emergentes, asociadas a los intereses mercantiles de las petroleras transnacionales o de los regímenes vecinos a Iraq. Tras ello, siempre se afirma, está sin duda el control de las reservas petrolíferas de Iraq.

Gravemente regresiva en derechos civiles y económicos, la nueva Constitución iraquí aprobada en el verano de 2005 anticipaba a su vez la nueva Ley de Hidrocarburos, aprobada a su vez por el gobierno iraquí en 2007 y aún pendiente de que un parlamento bajo fuertes presiones de Estados Unidos la ratifique. Esta nueva legislación sobre el petróleo ha sido literalmente redactada por técnicos nombrados por los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido junto con nueve compañías petroleras internacionales, y posteriormente sancionada por el Fondo Monetario Internacional, todo ello antes de llegar a las instituciones iraquíes. La Ley de Hidrocarburos confirma la ruptura del marco jurídico del Estado iraquí, sanciona la gestión local de los recursos aún no explotados (el 78 por 100 de todas las reservas, que se cifran en más de 111.000 millones de barriles) (1) y abre la puerta a la privatización del sector por medio de los denominados Acuerdos de Participación en la Producción , contratos que, respetando la titularidad formal del Estado iraquí de la propiedad del petróleo, favorecerán durante décadas su control privado por compañías inversoras extranjeras. Sectarización de las instituciones, desestructuración social, éxodo humano masivo y decapitación cultural y científica, desmantelamiento del sector público y privatización de la riqueza: estos son los recursos empleados para la dominación de Iraq.

2008 ha ser un año crucial para Iraq, por cuanto Estados Unidos, a las puertas del relevo presidencial en la Casa Blanca , ha de lograr establecer un acuerdo bilateral estratégico con los nuevos gobernantes de Iraq que sustituya a la actual cobertura de legitimación de la ocupación otorgada en 2003 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (2). Al tiempo, a lo largo de 2007 Estados Unidos e Irán han mantenido al menos tres reuniones públicas bilaterales sobre Iraq, los primeros encuentros directos tras la ruptura de sus relaciones diplomáticas en 1977, en plena crisis sobre el programa nuclear iraní. El proceso de normalización interno de Iraq dirigido por Estados Unidos ha determinado que las fuerzas hegemónicas en el gobierno y en el parlamento iraquíes sean las del campo confesional chií, con fuertes vínculos con Irán, como explicitaba la visita del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad a Bagdad los pasados días 2 y 3 de marzo (3). Así, la Administración Bush -y buena parte del stablishment estadounidense- parece haber asumido finalmente que su precaria continuidad en Iraq ha de basarse en la estabilización que Irán otorgue al campo confesional chií, como ha quedado meridianamente claro durante los últimos enfrentamientos en Bagdad, Basora y otras ciudades del sur del país entre fuerzas gubernamentales y la milicia del clérigo Moqtada as-Sáder (4).

El perfil de la resistencia

En este complejo escenario, el fin de la ocupación de Iraq se asocia necesariamente a un proyecto de reconstrucción democrático del país, basado en la preservación del principio de ciudadanía, la defensa de los derechos civiles, sociales y económicos, y la gestión social de los recursos colectivos. La plena recuperación de la soberanía de Iraq está inevitablemente vinculada al desmantelamiento de las instituciones creadas por los ocupantes y, más allá de ello, a la desactivación de la lógica sectaria, que incluye la fractura del país en áreas de influencia foráneas.

Este es el reto de la resistencia iraquí, cuya capacidad militar (EEUU pierde como media diaria a más de dos soldados y se gasta al mes 12.000 millones de dólares, tres veces más que en 2003) no ha ido acompañada de la aparición correspondiente de un claro perfil público internacional: la resistencia iraquí parece haber quedado atrapada mediáticamente entre los atentados masivos e indiscriminados de la opaca red de Al-Qaeda en Iraq y la violencia sectaria. Ello se explica por el hecho de que la resistencia iraquí -no solamente la armada, sino también el conjunto del campo civil y político anti-ocupación- ha tenido que emerger desde el escenario previo del régimen de partido único y fuerte autoritarismo de Sadam Husein a otro de ocupación militar extranjera y de actuación extremadamente violenta de los escuadrones de la muerte paragubernamentales. A ello se une, el aislamiento regional -en concreto árabe- e internacional, que ha cerrado las fronteras de Iraq a todo apoyo externo a su resistencia.

Pese a todo ello, inmediatamente después de iniciada la ocupación en 2003, comienza a articularse en el interior de Iraq un primer frente de fuerzas que cabe identificar como nacionalistas, laicas y de izquierda, y que incluyen tanto al anteriormente gobernante Partido Baaz Árabe Socialista como a formaciones del exilio opositoras al ya depuesto régimen de Sadam Husein. En 2005 se elabora un primer documento de debate interno que lleva por título » Proyecto de creación del Frente de Liberación Nacional para liderar la lucha nacional y la resistencia a la ocupación, y para la reconstrucción del Estado central de un Iraq libre y unificado», y que haciendo suyas las experiencias del Frente de Unidad Nacional de febrero de 1957 (que favoreció la revolución republicana del 14 de junio de 1958) y del Frente Nacionalista Progresista de julio de 1973, asume «la revisión global del proceso histórico de los movimientos políticos iraquíes»:

«La valoración objetiva y la evaluación critica del proceso del Estado y de la sociedad [iraquíes] antes de la ocupación es una tarea imperativa, no solamente para delimitar las responsabilidades personales y colectivas sino para sacar lecciones y para formular el programa del Frente unido, a fin de iniciar la lucha de liberación y liderar la lucha nacional y la resistencia contra la ocupación. Ésta es una gran batalla imposible de asumir por una sola facción o un solo partido; tiene que ser asumida por todas las fuerzas patrióticas que rechazan la ocupación y que luchan contra ella: nacionalistas progresistas, religiosas islámicas, democráticas de izquierda, marxistas, además de personalidades y figuras sociales, científicas, literarias, religiosas y políticas independientes.» (5)

En este primer esbozo cabe contemplar una revisión crítica de su propia historia por parte de los baazistas del interior, una nueva dirección sobre el terreno de cuadros medios muy críticos con la dirección del régimen depuesto pero que mantienen la continuidad histórica de la organización y su reconocimiento de los máximos dirigentes en la clandestinidad. Su tarea consistirá en reconstruir el partido bajo la ocupación (se les llamara los neobaazistas ), al tiempo que formalizar su compromiso con un Iraq democrático e integrador, que reconozca los derechos nacionales kurdos. Esta posición tendrá su plasmación explícita y pública en el documento «Programa Político del Partido Baaz: el Programa de la Resistencia y la Independencia» (6), texto clave por medio del cual el partido Baaz se identifica a sí mismo como una fuerza combatiente más de la resistencia, en pie de igualdad con las restantes, sean patrióticas seculares-nacionalistas o islamistas no takfiristas (anatemizadoras).

Este proceso de convergencia entre el partido Baaz y sectores nacionalistas, kurdos no vinculados a los partidos de Barzani y Talabani, de izquierda y comunistas disidentes de la dirección del Partido Comunista Iraquí (PCI) se había iniciado no obstante con anterior a la invasión y ocupación del país. Un delegación de la plataforma opositora Alianza Nacional Iraquí (ANI) (7), fundada en 1992 y lideraba desde entonces por el baazista disidente Abdel Yabar al-Kubaysi (8), visitará públicamente Iraq en noviembre de 2002, donde se entrevistará con los dirigentes iraquíes Izat Ibrahim ad-Duri y Tareq Aziz, entonces vicepresidente del Consejo Supremo Revolucionario y viceprimer ministro, respectivamente. La ANI , a diferencia de otras fuerzas opositoras al régimen (como el PCI, muy vinculado al gobierno británico y ya bajo la ocupación integrado en las instituciones colaboracionistas), se había posicionado claramente en contra del régimen de sanciones económicas aprobado por el Consejo de Seguridad en agosto de 1990 y vigente hasta la invasión, así como a los planes de ocupación del país entonces en marcha. La visita fue el primer reconocimiento público recíproco del gobierno iraquí y de la oposición nacionalista y de izquierda a fin de iniciar un diálogo para la apertura democrática del régimen, que la invasión de 2003 frustraría pero que antes de la guerra favoreció el retorno de exiliados históricos al país, entre ellos Y usuf Hamdan, histórico dirigente comunista y en la actualidad líder de la Unión del Pueblo (comunista), quien se convertiría en parlamentario.

Tras la invasión, eliminado manu militari el obstáculo de la perduración del propio régimen de Sadam Husein y a partir del documento antes citado, se constituirá a finales de 2005 el Frente Patriótico Nacionalista e Islámico (FPNI), esencialmente articulado por el Partido Baaz y la ANI , entonces ay Alianza Patriótica Iraquí; su rama militar pasa a denominarse Consejo Militar Supremo de los Muyahidines [Combatientes] (9). Remitiéndose a distintas fuentes iraquíes, el diario independiente árabe editado en Londres al-Quds al-Arabi informaba el 27 de octubre de 2006 de la creación del denominado Mando Político Unificado de la Resistencia Iraquí , una filtración que, al incluir algunos de los 25 nombres que lo integraban, frustraba el intento de un paso más hacia la convergencia de la resistencia política y militar, dado que esta nueva estructura incluía a representantes tanto del FPNI como de formaciones de gran peso en el campo anti-ocupación, en concreto la Asociación de Ulemas Musulmanes (la máxima instancia religiosa sunní de Iraq) y ayatolás chiíes contrarios a la injerencia iraní como Ahmed al-Hussaini al-Bagdadi. Desde entonces no se han producido nuevos avances en la convergencia política del campo anti-ocupación -a ello contribuye sin duda las dificultados impuestas por los gobiernos de los países árabes vecinos, incluido el sirio-, mientras que sus formaciones armadas han formalizado hasta tres frentes militares distintos a finales de 2007 (el correspondiente al FPNI ha sido denominado Alto Mando de Combate [ Jihad ] y Liberación de Iraq e integraría a 22 grupos armados) (10).

En un círculo vicioso de causa y efecto, l a destrucción de las instituciones, el empobrecimiento generalizado y la desintegración social alimentan la expansión de corrientes disruptivas, las cuales -alentadas o toleradas por Estados Unidos y Reino Unido- han recurrido al terror para controlar el territorio iraquí. Nuevas leyes rompen el marco jurídico unitario, suprimen el concepto de ciudadanía y someten la legislación a la religión. L a denominada violencia sectaria es, antes que nada, política, social y económica, y prefigura la fragmentación efectiva del país, una lógica derivada del fracaso de la propia ocupación y que sirve por ello, antes que a Washington o Londres, a los regímenes vecinos a Iraq, todo ellos -Israel, Irán, Arabia Saudí, entre los más poderosos- satisfechos de ver destruida la potencia regional que pudo haber sido. El reto de resistencia iraquí, de aquélla que es portadora de valores universales reconocibles por todos los pueblos y todas las culturas, es frenar e invertir esta marcha hacia la destrucción de su país y de su sociedad, una destrucción que el conjunto de la comunidad internacional parece ignorar.

1. K. al-Mehaidi, Geographical Distribution of Iraqi Oil Fields and Its Relation with the New Constitution , Revenue Watch, 2006.

2. Este acuerdo se basaría en el documento suscrito por los presidentes de ambos países en noviembre de 2007 Declaration of Principles for a Long-Term Relationship of Cooperation and Friendship Between the Republic of Iraq and the United States of America , 26 de noviembre de 2008, documento disponible en la web de la Casa Blanca. que incluye explícitamente el compromiso de Estados Unidos de garantizar la seguridad de Iraq a cambio de ventajas inversoras para las empresas estadounidenses en el país, particularmente en el sector de los hidrocarburos.

3. Varea C.: http://www.iraqsolidaridad.org/2008/docs/09_03_Nota_Varea.html .

4. Dreyfus R.: http://www.iraqsolidaridad.org/2008/docs/09_03_Iraq_Iran.html y

http://www.iraqsolidaridad.org/2008/docs/01_04_Basora.html .

5. Véase: http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/docs/ceosi-iraq_fln_17-05-05.html .

6. Al-Basrah , 22 de octubre, 2006, en árabe: http://www.albasrah.net/ar_articles_2006/1006/ba3th_221006.htm , traducido al español en IraqSolidaridad: http://www.nodo50.org/iraq/2006/docs/ocup_31-10-06_baaz.html .

7. Compuesta por la otra rama del Partido Baaz Árabe Socialista, el Partido de la Unidad Socialista (nasserista), el Partido del Trabajo Árabe (nacionalista árabe y marxista), el Movimiento Socialista Árabe (derivada de Movimiento Nacionalista Árabe, mayoritariamente inclinado al marxismo), el Ejército Islámico Kurdo, el Partido Kurdo por la Paz (integrado por una elite de intelectuales y periodistas kurdo-iraquíes), dirigentes disidentes del PCI y figuras políticas e intelectuales independientes.

8. Tras la ocupación de Iraq, al-Kubaysi volvió a Bagdad después de 20 años de exilio, donde funda y dirigeel periódico Nidal al-Watan ( Lucha Nacional ) . En septiembre de 2004 fue detenido por los estadounidenses. Encarcelado sin juicio ni cargos en el campo de internamiento estadounidense del Aeropuerto Internacional de Bagdad permaneció preso hasta diciembre de 2005, teniendo que abandonar de nuevo Iraq.

9. Al-Quds al-Arabi , 18 de noviembre, 2005.

10. Puede leerse la entrevista a su portavoz, Abu Mohamad en español en: http://www.iraqsolidaridad.org/2007/docs/22-10-07-Entrevista_Abu_Mohamad.html

* Carlos Varea es coordinador de la Campaña Española contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq, CEOSI (www.iraqsolidaridad.org).

http://www.hojaderuta.org/