Desde el campo de batalla de Iraq ha salido a la luz un hecho sorprendente aportando poderosas pruebas sobre el hecho de que la forma de conducir las guerras se ha transformado radicalmente durante los últimos 15 años. En la Guerra del Golfo de 1991, uno de cada cien soldados desplegados por la coalición liderada […]
Desde el campo de batalla de Iraq ha salido a la luz un hecho sorprendente aportando poderosas pruebas sobre el hecho de que la forma de conducir las guerras se ha transformado radicalmente durante los últimos 15 años. En la Guerra del Golfo de 1991, uno de cada cien soldados desplegados por la coalición liderada por EEUU eran mercenarios contratados por empresas militares privadas. Hoy en Iraq más de uno de cada cinco soldados de la coalición son mercenarios. Desde mediados de la década de 1990, el sector militar privado ha sido la industria que más rápidamente ha crecido en el mundo. Con EEUU como el mayor cliente, la industria [militar] estaba valorada entre 100 y 200 mil millones de dólares anuales incluso antes de la invasión de Iraq.
Actualmente hay 130.000 soldados estadounidenses, 9.000 británicos y 15.000 del resto de la coalición operando en Iraq. Con una estimación de más de 30.000 «expertos en seguridad» privados, los mercenarios componen ahora la segunda mayor fuerza militar en el país. Los enormes recursos petrolíferos y la incontenible resistencia han hecho del país un imán para los mercenarios. Los que se aprovechan de las guerras, como [las empresas estadounidenses] Bechtel y Halliburton, alquilan ejércitos privados para proteger sus inversiones, pagando a sus mercenarios hasta 1.000 dólares al día por trabajos especiales para sofocar los levantamientos de las ciudades iraquíes.
Sudafricanos en Iraq
El número de sudafricanos en Iraq se estima que oscila entre los 5.000 y los 10.000. Según un informe reciente de Naciones Unidas (NNUU), Sudáfrica está entre los tres primeros proveedores de personal de las compañías privadas militares operando en Iraq detrás de EEUU y de Reino Unido. Al menos diez empresas con base en Sudáfrica han estado enviado gente a Iraq. La mayoría de los reclutados trabajan como conductores o guardaespaldas, protegiendo los accesos a los suministros y a los recursos de valor. Además, a varios cientos de sudafricanos se les acusa de haber luchado junto a estadounidenses y británicos en Faluya y en otros puntos conflictivos del país. Miembros de unidades especiales de la policía, como el servicio de élite de la policía sudafricana, que protege a los altos cargos como el presidente Mbeki, han buscado la jubilación anticipada para unirse a las compañías privadas en Iraq.
Entre los sudafricanos, los más apreciados para ser reclutados son aquellos que han estado en las fuerzas especiales de élite en la época del apartheid. Muchos miembros de la época del apartheid de los grupos de seguridad, como la Oficina de Cooperación Civil, el Batallón 32, la Brigada de Paracaidistas, la Unidad 9 de Reacción, los comandos de reconocimiento Koevoet y Vlakplaas (muchos de los cuales recibieron la amnistía de manos de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación) están ahora en Iraq. Este hecho se conoció el pasado enero cuando una bomba en Bagdad mató a Francois Strydom y mutiló a Deon Gouws.
Strydom y Gouws fueron reclutados por [la empresa] Internacional Erinys para dar servicio de guardaespaldas a un general estadounidense. En la década de 1980, Strydom trabajó para Koevoet, un ala violentísima del Ejército sudafricano de cuyos miembros se supo que se les pagaban primas por los cadáveres de los activistas de la SWAPO [1] [asesinados] en Namibia. Un antiguo miembro de Vakplaas, Gouws, admitió ante la Comisión Sudafricana de la Verdad y la Reconciliación (TRC, [en sus siglas en inglés]) que él incendió las casas de entre 40 y 60 activistas anti-apartheid, asesinó a Piet Ntuli destacado del gobierno en la provincia de KwaNdebele y activista de ANC (Congreso Nacional Africano), lanzó una bomba incendiaria contra la casa de Fabian Ribiero y asesinó a nueve activistas.
Gouws recientemente ha cambiado de idea sobre su actividad mercenaria y ahora está convenciendo a los sudafricanos para que no vayan a Iraq. En una reciente entrevista ha dicho: «Ir a Iraq es firmar una sentencia de muerte, es el infierno; la gente no nos quiere, no hay dinero que lo pague». Ciertamente: hasta ahora, 13 sudafricanos han sido muertos en Iraq.
El pasado abril, Gray Branfield, que trabajaba para una empresa llamada Grupo Hart, fue asesinado en la ciudad de Kut, al este de Iraq. Tras haber pasado la década de los 70 en una unidad paramilitar de élite en Rodesia, Branfield fue reclutado por el Ejército sudafricano en los 80. Como parte del Proyecto Barnacle, [Branfield] ayudó a la captura y asesinato de los principales líderes del movimiento anti-apartheid en Sudáfrica -incluido Joe Gqabi, representante de la ANC en Zimbabue. Durante una operación secreta en Zimbabue, Branfield secuestró a un oficial de policía, ató explosivos a su cuerpo y tomó a su familia como rehén para asegurar la liberación de un comando sudafricano capturado. También participó en un plan de ataque en una casa de la ANC de Botswana, en el que 14 personas, incluyendo un niño, fueron asesinados mientras dormían.
La brutalidad, demandada
La brutalidad de los soldados de la época del apartheid está muy demandada. De hecho, construida sobre una larga tradición de actividad mercenaria por toda África, los sudafricanos fueron los pioneros en la representación de la actividad mercenaria como «negocios privados legales». A finales de los 80 se creó Executive Outcomes (EO) y se impulsó con fuerza sobre miembros del Batallón Búfalo 32 y operativos de la conocida Oficina de Cooperación Civil (OCB). Durante la década de los 90, EO dirigió las operaciones de la contra-insurgencia a través de África a cambio de concesiones mineras y petrolíferas. A finales de los 90, EO se transformó en Sandline International, que más tarde cerró y reapareció como Aegis Defense Systems. El pasado junio, Aegis fue premiada por las autoridades estadounidenses con un contrato millonario por valor de 300 millones de dólares para proteger la Zona Verde en el centro de Bagdad y para coordinar las actividades de todas las empresas privadas de seguridad que operan en Iraq.
Las compañías militares sudafricanas juegan un papel predominante en Iraq. [La empresa] Meteoric Tactical Solutions tiene contratos por valor de alrededor de 3,1 millones [de dólares] con el gobierno británico para proveerle de guardaespaldas y conductores para oficiales en Iraq. La última compañía, junto con Grand Lake Trading, se ha registrado en el Comité Nacional para el Control de Armas Convencionales de Sudáfrica para operar en Iraq. Erinys International, fundada en la época del apartheid sudafricano por el oficial militar de la inteligencia Sean Cleary, tiene contratos por valor de casi 80 millones de dólares para entrenar a los soldados iraquíes para proteger las instalaciones petroleras. Con el apoyo del círculo financiero cercano al político Ahmed Chalabi, Erinys International ha contratado a especialistas militares sudafricanos para entrenar a cientos de miembros del Congreso Nacional Iraquí de Chalabi. En Iraq se especula con la posibilidad de que Erinys International esté ayudando a la creación de un ejército personal para Chalabi.
Entre los sudafricanos con pasados deleznables relacionados con Iraq están Albertus van Schalkwyk, también conocido como el Navegante, que dirigía una empresa llamada Sailor Security Services, miembro de Koevoet, fue deportado de Nueva Zelanda por acusaciones de tráfico de drogas; Brian Boucher, delatado como policía secreta en los campos de las Universidades de Wits y de Natal en los ochenta, creó después -siendo jefe de la comisaría de policía de Point Road- una empresa llamada Inversiones Shelfco. Se supone que él ha reclutado a la mayoría de los sudafricanos de la zona de Durban que han ido a Iraq.
Además de los sudafricanos, las empresas militares operando en Iraq han reclutado personal de seguridad relacionado con el antiguo dictador chileno, Pinochet, con el criminal de guerra yugoslavo Milosevic, así como con personal de seguridad de Israel y de América Central.
EEUU y Reino Unido han promovido sin escrúpulos la privatización de la represión y la legitimación de la actividad mercenaria. Las intenciones de los cerebros del golpe de Guinea Ecuatorial eran bien conocidas por Jack Straw, Condoleeza Rice y Donald Rumsfeld. Sin embargo, ni EEUU ni Reino Unido hicieron nada para detenerles. En 1998, cuando la empresa militar con sede en EEUU DynCorp estuvo envuelta en el trafico sexual de esclavos en Bosnia, 13 empleados fueron despedidos pero ninguno acusado. En Columbia, DynCorp está contratada por el gobierno de EEUU para fumigar herbicidas tóxicos sobre los campos sin tener en cuenta las devastadoras consecuencias sobre los campesinos y los granjeros afectados. DynCorp está también reclutando sudafricanos activamente. En Iraq, empresas militares privadas como la CACI y la Titan se suponía que estaban aportando apoyo y traducción en la cárcel de Abu Ghraib, pero por el contrario han estado implicados en la tortura, secuestro y asesinato de prisioneros. Sin embargo nadie ha sido acusado de crimen alguno. Las actividades pasadas de Erinys eran tan moralmente reprobables como las de DynCorp. En agosto de 2003, la Asociación Wassa de Comunidades Afectadas por las Minas, una organización de Ghana, hizo público un informe detallando las violaciones de los derechos humanos perpetradas por el personal de Erinys en una mina de oro de Ashanti [2]. El informe detalla relatos de testigos sobre tortura y a asesinatos de mineros entre 1994 y 2002.
La legislación sudafricana
Contrariamente a sus socios EEUU y Reino Unido, el gobierno sudafricano insiste en su oposición a la actividad militar privada con ánimo de lucro. La Ley de Regulación de la Ayuda Militar Extranjera supuestamente regula la facultad de las empresas sudafricanas y de las personas para participar en los conflictos armados en el extranjero. Sin embargo, los vacíos legales y las multas que impone la ley la hacen extremadamente ineficaz. Además, durante mucho tiempo pareció que no existió el deseo político de hacer cumplir la ley. Solo dos personas han sido condenadas en aplicación de esta ley, ambas por actividades mercenarias en Costa de Marfil: Carl Alberts, multado con 3.000 dólares, y Richard Rougetc: penalizado con una simple multa de 1.500 dólares. Esas multas son mínimas dentro del abanico monetario en que se encuentran las ganancias de los mercenarios. Los ciudadanos necesitan información mucho más clara sobre esos «perros de la guerra», en lugar del intercambio sin interés y estúpido entre la señora Taljaard, de la Alianza Democrática, y el ministro de Asuntos Exteriores:
«La señora Taljaard pregunta al ministro de Asuntos Exteriores [surafricano]:
1. Si el gobierno ha tenido algún contacto con los gobiernos suizo o británico en relación con las empresas militares privadas sudafricanas, concretamente con dos empresas (Meteoric Tactical Solutions y Erinys International), para proteger las instalaciones y a los mandos de los dos gobiernos mencionados sin haber obtenido la aprobación para los contratos [firmados] por el Comité Nacional para el Control de Armas Convencionales; si [la respuesta es] no, por qué no y si es la respuesta es afirmativa ¿cuáles son los detalles?
2. Si el gobierno comunicó, concretamente, el no cumplimiento de las disposiciones de la Ley de Regulación de la Ayuda Militar Extranjera de 1998 (Ley núm. 5 de 1998), por esas empresas contratando con los dos gobiernos implicados; si [la respuesta es] no, por qué no y si es la respuesta es afirmativa cuándo.
3. Si ella puede hacer una declaración sobre el asunto
Respuestas:
1. Sí. El embajador suizo en Pretoria visitó al ministro de Asuntos Exteriores el 2 de junio de 2004 en relación con la empresa sudafricana que ofrece, entre otras cosas, servicios de seguridad al personal extranjero en Iraq, incluyendo al personal de la embajada suiza en Bagdad en Pretoria. El gobierno británico no ha tenido contactos con el ministerio de Asuntos Exteriores.
2. El ministro de Asuntos Exteriores dio cuenta de este tema al Comité Nacional para el Control de Armas Convencionales para su consideración en relación con lo establecido en la Ley de Regulación de la Ayuda Militar Extranjera.
3. No. Esto podría cambiar, sin embargo, puesto que el presidente Thabo Mbeki declaró en su reciente comparencia ante el Parlamento sobre el Estado de la Nación: «En el año venidero tendremos que revisar la Ley de Regulación de la Ayuda Militar Extranjera para hacer desistir, por su bien y por el bien del país, a aquellos que buscan el beneficio en los conflictos y en el sufrimiento humano, como en Iraq.»
Una buena forma de empezar a atar las cosas podría ser volver al borrador de la Ley, que establecía que cualquier persona que fuera declarada culpable podría enfrentarse a «una multa que no llegara a un millón de rand [3], a penas de prisión por un período no superior a 10 años, o ambos, encarcelamiento y multa.» La versión final, por otra parte, dice simplemente que aquellos que fueran acusados podrán enfrentarse a «una multa, a penas de prisión, o a ambas». Nuestro gobierno además necesita ajustar los vacíos legales en la Ley; no sancionar los contratos de las fuerzas militares privadas y definir claramente lo que significa ayuda militar. Algunas empresas, por ejemplo, están registradas como empresas de limpieza de zonas minadas para saltarse la ley. Existe también el peligro de subvertir el control parlamentario permitiendo al ministro de Exteriores multar los contratos.
Aventureros militarizados
Por encima de todo, nuestro gobierno debe darse cuenta, en palabras de Michael Schmidt, que «[…] de lo que las autoridades sudafricanas están en contra no es simplemente de unos pocos aventureros militarizados, sino del equivalente en el siglo XXI de las tropas utilizadas por la Compañía de las Indias Orientales alemana: ejércitos de empresas muy ricas con un objetivo global». Es imperativo que nuestro gobierno controle a quienes buscan una rápida fortuna sobre la miseria de los otros. La prestigiosa revista [médica] Lancet estimó que al menos 100.000 iraquíes civiles habían sido asesinados desde la invasión de Iraq. ¿Cuántos sudafricanos contribuyeron a esas muertes? Como Gouws descubrió, este no es el segundo diamante Kimberly en bruto que muchos han estado creyendo. La mayoría de los vuelos del aeropuerto internacional de Johannesburgo a Dubai en estos días llevan como mínimo algunos mercenarios de camino a Bagdad. Algunos iraquíes afirman que en las calles de Bagdad se oye frecuentemente hablar afrikáans.
Durante los pasados diez años la sola mención del nombre de Sudáfrica llenaba a muchos de orgullo, un símbolo de cómo el pueblo fue capaz de librarse de la opresión con la resistencia y la solidaridad humana más allá de las fronteras nacionales. En las calles de Bagdad, este legado está siendo dilapidado muy deprisa.
Traducción para IraqSolidaridad de Paloma Valverde
Notas de IraqSolidaridad:
1.Organización creada en 1959 en el Oeste de Sudáfrica, ahora Namibia, para oponerse al régimen sudafricano.
2. Región situada en la zona central de Ghana.
3. Aproximadamente, 150.000 dólares.