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Iraq: mejor el ejemplo de Argelia que el de Vietnam

Fuentes: Rebelión

«Quien presencia un crimen en silencio, lo comete» (José Martí) Faluya es Hué, se dice. Faluya es el Gernika (así, en euskera) del siglo XXI, se dice. Los artículos sobre la situación en Iraq proliferan en todos los ámbitos y cada vez se tienen más en cuenta elementos de la historia «occidental». Las similitudes entre […]

«Quien presencia un crimen en silencio, lo comete» (José Martí)

Faluya es Hué, se dice. Faluya es el Gernika (así, en euskera) del siglo XXI, se dice. Los artículos sobre la situación en Iraq proliferan en todos los ámbitos y cada vez se tienen más en cuenta elementos de la historia «occidental». Las similitudes entre Iraq y Vietnam son evidentes, pero también las diferencias. Aunque citarse uno mismo es una pedantería, vaya ahí el recordatorio de un artículo publicado en 4 de febrero de 2004 en Rebelión (1) que sigue siendo totalmente actual. Muy pocas cosas han cambiado desde que se escribió. Sin embargo, conviene volver a insistir sobre el tema porque, cada vez con mayor insistencia, se habla de Iraq como «el Vietnam del siglo XXI». Pero con quien habría que hacer la principal comparación es con Argelia.

1.- Faluya-Hue-Setif: La batalla de Faluya aún continúa sin que se conozca el número de bajas. Los colaboracionistas hablan de 2.085 combatientes de la resistencia, los estadounidenses de 54 marines y no hay cifras de víctimas civiles. En la batalla de Hué murieron unos 5.000 guerrilleros vietnamitas, 604 soldados estadounidenses y colaboracionistas y 5.800 civiles. En Setif (8-mayo-1945) los franceses reprimieron a sangre y fuego una manifestación nacionalista argelina que provocó una reacción anti-colonial y una feroz represión: mientras los franceses hablan de 1.165 víctimas, los historiadores la elevan a «entre 6.000 y 20.000 civiles». El impacto de la ofensiva del Tet vietnamita -un ataque coordinado a 98 ciudades, en cuyo marco se desarrolló la batalla de Hue- en los EEUU fue brutal puesto que se calcula que murieron unos 10.000 soldados estadounidenses y colaboracionistas frente a 40.000 vietnamitas; a partir de ahí la opinión pública estadounidense modificó la opinión que tenía de la guerra, fortaleciéndose el movimiento pacifista. El impacto de Sétif, como símbolo de la oleada de represalias francesas que duró más de una semana, marcó la lucha de liberación argelina puesto que a partir de entonces se creó un verdadero abismo entre la población argelina y la europea residente en ese país que condujo al inicio de la lucha de resistencia y de liberación.

2.- Coordinación y creación de frentes políticos: En Vietnam se produjo la unificación de las fuerzas nacionalistas a finales de 1960 (el Frente Nacional de Liberación) antes de constituirse las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, más conocidas como Vietnam Congsan, el famoso Vietcong. En Argelia, como consecuencia de la represión de Setif, surgió la Organización Secreta (de la que formaba parte el primer presidente de la Argelia independiente, Ahmed Ben Bella) que fue la impulsora del Comité Revolucionario para la Unidad de Acción -que el 1 de noviembre de 1954 realizó 40 ataques simultáneos en todo el territorio argelino- y, posteriormente del Frente de Liberación Nacional. En Iraq aún está por formarse ese frente político y está por ver si la Fundación Congreso Nacional Iraquí que acaba de pedir el boicot a las elecciones del 30 de enero, compuesta por 15 partidos y organizaciones y de la que significativamente no forma parte el Partido Baas, va a ser algo más que una alianza coyuntural. Lo mismo sucede con otras iniciativas como las encabezadas por Abdel Jabal al-Kubaisy, detenido por las fuerzas de ocupación el 3 de septiembre y en paradero desconocido desde entonces, y la Alianza Patriótica Iraquí en pro de la constitución de un Frente Político de la Resistencia que fue anunciado como muy avanzado en su gestación pero aún no operativo.

3.- Apoyo de organizaciones y gobiernos amigos: En Vietnam la dirección político-militar era única, combinando perfectamente los tres frentes de lucha, el político, el militar y el diplomático. Se contaba con apoyo exterior gracias al reconocimiento que del FNL hizo la República Democrática de Vietnam (del Norte) y de países como Cuba, China y otros de los entonces denominados «del socialismo real» del Este de Europa. En Argelia, nada más constituirse el CRUA se inició un ingente trabajo diplomático que llevó a delegaciones políticas a las reuniones de los países No Alineados, se enviaron memorándums sobre la situación en el país a líderes como Nasser, Nehru y Tito y se logró constituir en 1958, con el apoyo tácito de algunos de estos países, el Gobierno Provisional de la República Argelina. Un hecho crucial para la independencia argelina puesto que en 1960 diecinueve países ya habían reconocido, de hecho o de derecho, al GPRA y al FLN, que en su Declaración de Sounmmam, establecía que su lucha era «nacional, para destruir el régimen anárquico de la colonización y no una guerra religiosa (…), es la lucha para el renacimiento de un Estado argelino, en la forma de una república democrática y social, y no la restauración de una monarquía o una teocracia obsoleta». En Iraq la situación es totalmente diferente: la conferencia celebrada los pasados días 22 y 23 en el balneario egipcio de Sharm el Sheij ha terminado con el apoyo expreso al gobierno colaboracionista iraquí por parte de 16 países y organizaciones multinacionales como la ONU, la EU, la Liga de Estados Árabes y la Conferencia Islámica; se ha catalogado a la resistencia como «terrorista» y se otorga una mayor legitimidad a la ocupación de Iraq y a la situación neocolonial que se vive en Iraq, con un gobierno impuesto, rechazado por su pueblo y asistiendo impávidos al genocidio que se comete diariamente contra Faluya y otras ciudades. Algunas organizaciones de la resistencia, como el Baas, tienen su programa político pero no se ha lanzado una proclama semejante, salvando las distancias. En Argelia no se podía negar la importancia del islam como factor de reacción nacional contra la ocupación extranjera, pero ese extremo quedaba relegado a un segundo plano en las proclamas del FLN.

4.- La reacción de la opinión pública en el mundo: La situación en Iraq es de una clara polarización de fuerzas, lo que intensifica la brutalidad de la lucha pero, también, pone de manifiesto que el debilitamiento -aún es pronto para hablar de derrota- de los planes geoestratégicos del imperialismo estadounidense es posible a largo plazo. El caso de las torturas en Abu Ghraib ha sido paradigmático. En los EEUU apenas ha habido reacción alguna, en cualquier caso nada comparable con lo acontecido en Vietnam. Se ha dicho que ha sido un exceso que, en cuanto se ha controlado, ha permitido un mejoramiento de la cuestión de los prisioneros. No se ha cuestionado en ningún momento que ello haya sido un resultado lógico del sistema de ocupación, un aspecto inevitable del neocolonialismo que conlleva la intervención estadounidense en Iraq. En los EEUU han estado más interesados en la corrupción moral de los soldados que en los efectos de la tortura en los iraquíes. En el caso de Argelia, los casos de tortura también fueron minimizados por los franceses, resaltando casos similares protagonizados por militantes del FLN y proyectando una imagen de los argelinos combatientes como «bárbaros» con la finalidad de evitar un enfrentamiento directo con los hechos políticos. No obstante, la brutalidad colonial francesa provocó un sentimiento generalizado entre la población argelina de que la moderación en las acciones no era conveniente ni pertinente y convirtió a muchos ciudadanos de la considerada mayoría silenciosa en partidarios del FLN aún cuando no respaldasen algunos de sus métodos de lucha. En Vietnam la opinión pública salió a la calle deseando el triunfo del Vietcong frente al imperialismo estadounidense. En Argelia, la opinión pública francesa se mantuvo al margen, cuando no apoyó a su ejército, con la notable excepción de la red Janson. En Iraq, la opinión pública sólo se ha manifestado por las mentiras que condujeron a la ocupación y mantiene un sorprendente silencio e inacción ante matanzas como la de Faluya, por ejemplo.

5.- Las repercusiones en los EEUU: La reelección de Bush ha puesto de manifiesto que aún queda mucho camino por recorrer en el movimiento pacifista estadounidense. El hecho de que tras la batalla de Faluya, aunque ya hubo otras significativas renuncias antes, se hayan producido algunas deserciones, o rechazos a incorporarse a filas por parte de los reservistas que han sido llamados recientemente, no significa que haya un antes y un después en lo único que puede provocar una reacción contraria a la guerra en los EEUU. En Vietnam, se dijo que había que destruir Hue para poder salvarla del comunismo y no fue hasta la matanza de My Lai, donde fueron ejecutados los 400 habitantes de la aldea sin importar que fuesen viejos o niños, cuando se marcó profundamente a la sociedad estadounidense y se reforzó el sentimiento anti-guerra. De forma especial, ese sentimiento comenzó a desarrollarse en el interior del Ejército. A partir de ahí, se inició una sorda revuelta de los soldados que terminó siendo crucial para el masivo movimiento anti-guerra que se desarrolló a partir de 1971, una rebelión que comenzó con el eslogan «cuida tu culo», vinculado al hecho de sobrevivir -y donde hay que encuadrar el primer conato de rebelión que protagonizó una unidad de reservistas que se negó a proteger un convoy alegando falta de equipamiento y de seguridad- y que terminó con el asesinato de oficiales estadounidenses por parte de las propias tropas por medio de la «fragmentación», es decir, el uso de las granadas de fragmentación contra los oficiales y que llegó a ser de un caso a la semana. En Iraq el grueso de los 140.000 soldados son profesionales, no reservistas. El día en que la situación cambie y el número de reservistas sea superior al de profesionales se habrá comenzado a retornar a la historia de Vietnam. Por el momento, aún está lejos.

(1) «Iraq y Vietnam: similitudes y diferencias», 4 de febrero de 2004.