Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Según un nuevo informe de la Unidad de Análisis e Información entre Agencias de la ONU, la mejora de la repesentación política de las mujeres iraquíes contrasta fuertemente con su pérdida de poder, como pone de relieve la persistencia de la violencia doméstica y de los matrimonios tempranos.
Las mujeres pueden tener el 25% de los escaños del Parlamento iraquí, pero una de cada cinco mujeres entre 15 y 49 años ha padecido violencia física a manos de sus maridos. Los casos de los que se tiene conocimiento parecen indicar que «muchas mujeres está siendo secuestradas y vendidas para la prostitución» y que la mutilación genital sigue siendo común en el norte, según señala el informe.
«La situación a la que se enfrentan las mujeres y las jóvenes iraquíes está más allá de lo que se pueda expresar con palabras», dijo a IRIN la periodista iraquí Eman Khammas en una entrevista telefónica. «Antes, yo era periodistas, una profesional; ahora no soy nada».
Eman Khammas señaló un clima subyacente de intolerancia que se ha hecho cada vez más pernicioso para las mujeres. Se vio obligada a huir de Iraq tras recibir amenazas de muerte que, al igual que a miles de otras mujeres iraquíes, en efecto, hicieron que dejara de trabajar. Actualmente vive en Cataluña.
Quedarse en casa
La participación de la mujer en el mercado laboral ha caído en picado desde 2003. Antes de la invasión el 40% de los trabajadores del sector público eran mujeres, según un informe del BRussels Tribunal, una organización en contra de la guerra. En algunos sectores, como en el de la enseñanza, practicamente todo el personal eran mujeres, afirmó Eman Khammas.
Citó las «nuevas ideas fundamentalistas», que emergieron después de la invasión de Iraq en 2003 y que fueron impuestas agresivamente por las milicias, grupos armados privados que afirmaban respetar la ley religiosa.
El colapso de los servicios públicos también ha limitado el acceso a la educación, a la sanidad y al trabajo, mientras que un alto nivel de inseguridad ha obligado a las mujeres a salir de la vida pública y las ha llevado a recluirse en sus casas, además de que un sistema judicial ineficaz ha creado una atmósfera de impunidad, señaló Eman Khammas.
Según un informe de la red internacional de recursos de mujeres, MADRE, las actitudes conservadoras de los altos cargos del sector público se han visto reforzadas por un gobierno que apoya mantener a las mujeres en casa.
«En 2006 el ministerio del Interior iraquí publicó una serie de noticias advirtiendo a las mujeres de que no salieran de sus casas solas y haciéndose eco de las directrices de los dirigentes religiosos que urgía a los hombres a imperdir que las mujeres de la familia trabajaran», señalaba el informe.
«Así, la violencia que llevan a cabo las milicias en las calles es respaldada por los más respetables dirigentes políticios que apoyan el llamamiento a una esfera pública sin mujeres».
El vertiginoso aumento de la pobreza ha empujado a las falimias iraquíes a priorizar la escolarizacion de los niños, lo que acaba con las futuras oportunidades para las mujeres.
«Por cada cien niños matriculados en las escuelas primarias de Iraq, hay menos de 89 niñas», señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en un informe publicado en septiembre de 2010. Las cifras de matricula de las niñas han ido descendiendo progresivamente, mientras que las cifras de abandono de los estudios han ido aumentando cada año académico.
Salir de Iraq
Los factores que empujan a las niñas fuera de la escuela incluyen «la falta de seguridad, las actitudes de las niñas hacia la educación, el estado en el que están las escuelas de la nación, lo que se enseña y cómo se enseña, la capacidad y la actitud de los profesores, la pobreza de la familia», indica UNICEF.
Como Eman Khammas, muchas otras mujeres han decidido abandonar Iraq, pero el asilo no acaba necesariamente con sus dificultades. La vecina Siria acoge a la mayoría de lo que la Agencia de los Refugiados de la ONU (UNHCR) considera «personas iraquíes motivo de presocupación», personas que han huido de su país ya que temían por su seguridad, pero que no se adecúan a la definición legal de «refugiado».
De las 139.000 personas iraquíes motivo de preocupación registradas en Siria, el 28% son familias cuya cabeza de familia es una mujer, señaló en una entrevista por correo electrónico el Agente de Protección de la UNHCR en Siria, Aseer Al-Madaien.
Muchas de estas personas no tienen permiso de trabajo, lo que agrava las dificultades a las que se enfrentan las familias cuya cabeza de familia es una mujer en los países vecinos [a Iraq], donde luchan para ganarse la vida, «especialmente para pagar el alquiler», mientras siguen «haciendo frente a las presiones familiares, sociales y de la comunidad», comentaba al-Madaien.
Su vulnerabilidad puede llevar a la explotación. «Existe tráfico [de personas] entre los refugiados iraquíes, [pero] todavía desconocemos su alcance y modalidades», afirmó al-Madaien.
Según el informe de la Unidad de Análisis e Información entre Agencias de la ONU, «se trafica con las víctimas internamente y con los países vecinos, incluyendo Siria y los Estados del Golfo».
Fuente: http://www.irinnews.org/Report.aspx?ReportID=91218