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El cineasta muestra en Valladolid su versión de 'El mensajero del miedo'

Jonathan Demme describe la paranoia política de EEUU

Fuentes: El Períodico

Jonathan Demme, el director de Algo salvaje, El silencio de los corderos y Filadelfia, mostró ayer en la Semana Internacional de Cine de Valladolid su lado más político. El oscarizado director presentó El mensajero del miedo, nueva versión de un thriller sobre la paranoia realizado por John Frankenheimer en 1962.  Si aquella película mostraba el […]

Jonathan Demme, el director de Algo salvaje, El silencio de los corderos y Filadelfia, mostró ayer en la Semana Internacional de Cine de Valladolid su lado más político. El oscarizado director presentó El mensajero del miedo, nueva versión de un thriller sobre la paranoia realizado por John Frankenheimer en 1962.  Si aquella película mostraba el clima político de pesadilla que se vivía en Estados Unidos en los primeros años de la década de los 60, poco antes del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, la firmada por Demme está ambientada tres décadas más tarde. Acontece durante la primera guerra del Golfo, pero lo que cuenta es perfectamente extrapolable a la actual situación estadounidense.  Aunque el filme carga contra los republicanos, el director aseguró que no pretendía complacer «a ninguno de los dos partidos». «En la actualidad –apuntó Demme–, son muchos los norteamericanos que piensan que no existen tantas diferencias entre demócratas y republicanos. En la película intentamos representar una tercera vía».

RELACIÓN TÓXICA

 La película se basa por igual en la versión realizada por Frankenheimer hace 42 años y en el libro de Richard Condon que la inspiró, «una novela muy airada cuyo fin era cuestionar a los líderes políticos», según Demme. Su película apunta también contra las multinacionales: «El comunismo global como amenaza ha sido substituido por la influencia de las multinacionales que se lucran con la guerra. Hay una relación tóxica, incestuosa, entre estas multinacionales y los líderes políticos, y éste es el contexto de la película».  El punto de partida modifica algunas cosas respecto al original. El Gobierno estadounidense lava el cerebro a los miembros de una unidad destinada en Kuwait con el propósito de convertir a uno de ellos en héroe de guerra, encumbrarlo políticamente y catapultarlo a la presidencia del país. Denzel Washington, en el papel interpretado por Frank Sinatra en la anterior versión, es el capitán que supera el proceso de manipulación e intenta esclarecer los hechos. Liv Schreiber, en el cometido desempeñado anteriormente por Laurence Harvey, es el heroico sargento que escala peldaños hacia la Casa Blanca.  Preguntado sobre el papel que ejercen algunos cineastas al aportar una mirada crítica que ha desaparecido de buena parte de la prensa de EEUU, Demme se mostró tajante: «Bush ha trabajado muy duro después del 11-S para silenciar a los medios de comunicación».