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Favorecen electoralmente a Bush

La CIA y agentes israelíes detrás de los secuestros en Irak

Fuentes: IAR Noticias

El líder espiritual de Irán, ayatolá Alí Jamenei, señaló la semana pasada que agentes estadounidenses e israelíes están detrás de los secuestros y ejecuciones de extranjeros en Irak. Otras hipótesis sitúan esas operaciones en el marco de una maniobra de inteligencia orientada a «sacar de escena» la ocupación militar de EEUU e instalar la «guerra […]

El líder espiritual de Irán, ayatolá Alí Jamenei, señaló la semana pasada que agentes estadounidenses e israelíes están detrás de los secuestros y ejecuciones de extranjeros en Irak. Otras hipótesis sitúan esas operaciones en el marco de una maniobra de inteligencia orientada a «sacar de escena» la ocupación militar de EEUU e instalar la «guerra contraterrorista» de Bush en el escenario mediático internacional. Drogas, armas, prostitución, dinero negro, los clásicos condimentos de infiltración de la CIA en el mundo islámico, estarían jugando un papel fundamental para la constitución de estos nuevos grupos operativos que, disfrazados de organizaciones fundamentalistas dedicadas al «secuestro terrorista», sirven a los objetivos electorales del gobierno de Bush.

Los secuestros de extranjeros en Irak han pasado a ser la «estrella» en las grandes cadenas informativas internacionales que los mantienen en primera plana, en tanto que los ataques y atentados de la resistencia han adquirido una suerte de «stau quo» burocrático en la jerarquización de las noticias.

En las dos últimas semanas, las noticias sobre el secuestro de varias decenas de extranjeros, fue el dato más significativo que desplazó a las escaladas de ataques de la guerrillas por un fenómeno que el gobierno títere de Irak pasó a denominar «la crisis de la inseguridad en Irak».

Haciendo de propagandista de Allawi, el diario La Opinión de Los Angeles, EEUU, (muy leído por la población latina) afirma que «los secuestros siguen poniendo en evidencia la inseguridad que reina en el país, donde también ayer fueron amenazados de muerte el presidente Ghazi al-Yauar y el primer ministro interino Iyad Allawi, por un grupo armado desconocido hasta ahora que se hace llamar «Brigada de los cohetes de Tabuk».

Los rehenes extranjeros, entre otras cosas, licuaron o hicieron desaparecer de escena a la ocupación militar de EEUU -un dato a tener en cuenta-, instalando como problema central el «peligro del secuestro» ejecutado por grupos islámicos contra los civiles y militares extranjeros que hacen negocios o colaboran con la coalición ocupante.

Incluso, en las dos últimas semanas las grandes cadenas informativas destinaron más espacio a las imágenes y videos de los secuestrados o «ejecutados» que a las coberturas fotográficas de los ataques y atentados de la guerrilla iraquí

Según la cadena BBC «las imágenes de rehenes aterrorizados, atados a los pies de hombres armados y enmascarados, en un anárquico país extranjero, tienen la cobertura garantizada en todos los noticieros y en las primeras planas de todos los periódicos y sitios web».

En Irak hay miles de civiles extranjeros, empleados o ejecutivos de transnacionales que participan del negocio de la «reconstrucción», en organizaciones humanitarias, o como agentes o contratistas privados de seguridad, agregado el gran contingente de la prensa internacional instalado desde el principio de la invasión.

Sin embargo -otro dato a tener en cuenta– las víctimas de los secuestros fueron, en su gran mayoría, empleados, obreros y soldados, sin que figure ningún alto ejecutivo, periodista, u oficial de alta graduación del ejército ocupante. En otras palabras, en la nómina de secuestrados solo aparecen «peces menores», sin ninguna relevancia en el esquema de la ocupación.

El diario ABC de España atribuye esta irrupción del secuestro a «las mafias económicas, unidas a grupos de insurgentes con intereses políticos, que han extendido en los últimos meses esta lacra, que no sólo afecta a extranjeros sino a iraquíes con cargos políticos o dinero».

Para la agencia cubana Prensa Latina «el continuado secuestro de extranjeros e incluso de nacionales puso en evidencia hoy el caos y la ingobernabilidad presente en Iraq, ocupado por millares de soldados occidentales, encabezados por Estados Unidos, que aporta 130 mil efectivos».

Algunos señalan que a los grandes ejecutivos los custodian grupos armados de seguridad privada, pero hay que recordar que las operaciones de la resistencia iraquí vulneraron muchas veces la zona más fortificada de Irak, la Zona Verde, en cuyo perímetro se encuentran los cuarteles centrales de la administración civil, los grandes hoteles y las residencias de los altos ejecutivos y empresarios extranjeros.

Según la BBC los secuestros de extranjeros «podrían convertirse en el nuevo azote del Irak post-bélico, como en las últimas etapas de la guerra civil en El Líbano a finales de los 80 y principios de los 90, disuadiendo a todos los extranjeros, amigos y enemigos, a poner un pie en un país que se considera demasiado peligroso.

Sin embargo, hay otras hipótesis que sitúan a los secuestros de extranjeros en Irak en el marco de una operación de inteligencia orientada a instalar la «guerra contraterrorista» de Bush en el teatro iraquí desplazando no solamente a las fuerzas militares de ocupación militar sino también a todo su emergente: el caos social, la desocupación, la emergencia sanitaria, y el hambre, la corrupción, la droga, y la prostitución extendidas como una lacra por todo el territorio.

Informaciones que circulan por Bagdad desde hace meses, dan cuenta que los servicios de inteligencia anglo estadounidenses e israelíes, o empresas privadas de seguridad, se infiltran y reclutan jóvenes en el submundo del hampa y de las drogas que han generado las mafias que se instalaron tras la ocupación del país por los marines estadounidenses.

La figura del «marginal» o lúmpen surgió como consecuencia de la desocupación que afecta masivamente a la población iraquí, y está alimentada por el precepto individualista del «sálvese quien pueda» que torna vulnerables y pasibles de ser corrompidos por los dólares estadounidenses a amplias franjas de la población, sobre todo a los más jóvenes.

Drogas, armas, prostitución, dinero negro, los clásicos condimentos de infiltración de la CIA en el mundo islámico, estarían jugando un papel fundamental para la constitución de nuevos grupos operativos que, disfrazados de organizaciones fundamentalistas dedicadas al «secuestro terrorista», sirven a los objetivos norteamericanos en Irak.

Una extensión del caos y de la violencia con los secuestros como protagonistas principales, permiten a la administración Bush salirse de la mira mediática y colocar en su lugar al terrorismo musulmán dirigido contra los ciudadanos extranjeros no estadounidenses.

Los ataques y atentados políticos, con su larga lista de muertos y heridos estadounidenses, repercuten negativamente para Bush en las encuestas y pone su figura en el centro de las críticas tanto en EEUU como en el resto del mundo.

En cambio los secuestros de civiles y soldados extranjeros traslada ese problema a los gobiernos aliados y a las empresas (no norteamericanas) afectadas por los secuestros de sus efectivos o empleados.

Este dato, presente en todos los sondeos de opinión elaborados hasta ahora, es un detalle que hay que tener en cuenta, y mucho, para preveer lo que pueda pasar de aquí a la fecha de las elecciones en noviembre.

Según lo expresó la semana pasada el líder supremo de Irán, Ayatola Ali Jamenei, agentes estadounidenses e israelíes están detrás de los secuestros y ejecuciones de extranjeros en Irak.

«Seriamente sospechamos que agentes de Estados Unidos e Israel llevan a cabo estos actos terroristas, y no podemos creer que la gente que secuestró al filipino, por ejemplo, o quienes decapitaron a estadounidenses, sean musulmanes», dijo el líder supremo iraní.

Las sospechas de Jamenei respecto a la ola de secuestros en el vecino Irak fueron manifestadas durante su reunión con el primer ministro de Singapur, Goh Chok Tong, en Teherán, y fue informado por la Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA).

La presencia de agentes de inteligencia israelíes en Irak está largamente documentada en las investigaciones llevadas a cabo por los casos de torturas a presos iraquíes, particularmente en la prisión de Abú Ghraib en Bagdad.

La general de brigada Janis Karpinski, que estaba al mando de la citada prisión hasta que fue suspendida de su cargo en el mes de mayo, cuando estalló el escándalo de las torturas y abusos, declaró a principios de julio a la BBC que había un cierto número de agentes israelíes que participaban en el interrogatorio de los presos y que ella misma fue testigo de ello.

Por otra parte, el gobierno sionista de Ariel Sharon, y el lobby que lo representa en Washington, comparten los mismos objetivos que EEUU en Medio Oriente y están atados a los mismos intereses políticos y económicos que impulsan la reelección de Bush en noviembre.

Israel y Washington están fusionados en una agenda común para el Medio Oriente, cuyos pasos siguientes (invasión de Irán y acordonamiento militar de Siria) dependen de que George W. Bush continúe al frente de la Casa Blanca después de noviembre.

El viernes pasado el clérigo chiíta integrista Muqtada al-Sadr, que lideró un alzamiento contra las fuerzas de la ocupación iniciado el 2 de abril, condenó a los insurgentes que han decapitado a extranjeros en Irak las últimas semanas.

«Condenamos lo que algunas personas están haciendo con la decapitación de prisioneros y es ilegal de acuerdo con la ley islámica», manifestó al-Sadr en la mezquita de Kufa, ubicada en el sur de Bagdad, donde encabezó las plegarias del viernes por primera vez en dos meses.

En general todos las organizaciones islámicas niegan que los secuestros y las decapitaciones a rehenes extranjeros tengan que ver con sus creencias o su metodología operativa, y señalan que los mismos son ejecutados por mercenarios al margen de los grupos que integran la resistencia iraquí contra las fuerzas invasoras de EEUU.

En el mundo árabe se habla de una combinación de secuestros políticos con secuestros extorsivos con reclamo de dinero, que se complementan en una misma red clandestina y operativa.

En algunos medios se señala que, además de las decenas de secuestros políticos conocidos, más de un centenar de capturas de rehenes con pedidos de dinero a cambio de su liberación se han realizado en la misma fecha, y sin que trascendiera a la prensa.

De acuerdo a estas versiones esos secuestros (generalmente de familiares de empresarios o ejecutivos residentes en Bagdad) se realizan en «zonas liberadas» por las fuerzas norteamericanas e iraquíes.

Lo que se interpreta como un «pago de servicios» a los grupos que operan los secuestros políticos.