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La conquista y el saqueo después de «Terror y pavor»

Fuentes: Znet

Traducido por Germán Leyens

Mientras la Autoridad Provisional de la Coalición desaparece hacia el ocaso, deja tras de sí preguntas sin respuesta sobre cómo gastó miles de millones de dólares de dinero iraquí. El costo de la reconstrucción de Irak y la práctica de otorgar grandes contratos a corporaciones gigantes con estrechos vínculos con la administración como Halliburton, han sido repetidamente criticados durante el pasado año. La verdad es aún peor. Mientras la economía iraquí sigue hambrienta de desarrollo y dinero, los fondos adjudicados por el Congreso [de EE.UU.] para la reconstrucción de Irak no son empleados mientras miles de millones de dólares de activos iraquíes e ingresos iraquíes del petróleo bloqueados son gastados sin responsabilidad ni transparencia, y en una acelerada demencial para quedarse con todo antes de la «transferencia».

En breve: hemos gastado miles de millones de activos e ingresos del petróleo iraquíes, en parte distribuidos en billetes de 100 dólares por equipos deambulantes de militares estadounidenses que pretenden ser generosos utilizando ese dinero iraquí, mientras en realidad gastan menos de la mitad de mil millones de dólares de los 18.700 millones de dólares que el Congreso había asignado a la reconstrucción de Irak – y hasta eso sólo en la forma de contratos a firmas estadounidenses corruptas y derrochadoras que realizaron poca construcción y que emplearon en total, en el mejor de los casos, sólo unos 15.000 iraquíes en un país de 22 millones.

Y estos son los terribles detalles: Durante el año pasado, todo lo recaudado con las exportaciones de petróleo y de gas iraquíes fue depositado en el «Fondo de Desarrollo para Irak», creado en mayo de 2003 por la Resolución de la ONU 1483. El fondo también se hizo cargo de cerca de mil millones del programa de Petróleo por Alimentos y de una suma similar en activos iraquíes bloqueados. Estos fondos fueron puestos bajo el control de la autoridad ocupante, la Autoridad Provisional de la Coalición [CPA], «para ser utilizados de manera transparente para enfrentar las necesidades humanitarias del pueblo iraquí» y debían ser auditados por la Junta Internacional de Asesoramiento y Supervisión [IAMB, por sus siglas en inglés], que la ONU estableció con este fin. La suma reunida en el fondo llegó a 20.000 millones de dólares el 26 de junio de 2004.

La IAMB ha estado tratando de auditar el Fondo de Desarrollo para Irak [DFO] durante muchos meses y debe publicar su informe en julio. El Financial Times obtuvo una copia por adelantado: resulta que los funcionarios de la coalición «se resistieron a cooperar con los auditores», se negaron a entregar «informes de auditoría estadounidenses de contratos de una sola fuente financiados con dinero del petróleo iraquí y otorgados el año pasado a Halliburton, sin una licitación competitiva», y «retardaron la finalización de las auditorías de la Organización Estatal de Marketing del Petróleo», que vende el petróleo iraquí.

Según Iraq Revenue Watch, filial del Open Society Institute, la cosa empeora: los auditores «encontraron barreras burocráticas en la obtención de los pases necesarios para entrar a la «zona verde» en la que se encuentran las oficinas de la CPA y del gobierno».

Así es. Los auditores no pudieron obtener pases para entrar a la zona verde.

Después de todo, una vez terminada la «transferencia» el personal de la CPA se dispersará y cualquier auditoría real se hará casi imposible. Así, el método cuidadosamente estudiado de la CPA para retardar, denegar y arrastrar los pies hasta haber desaparecido ha dado resultado.

Pero, sin embargo, mantuvieron su actividad hasta el último instante. La CPA se apuró en gastar todo el dinero que quedaba en el DFI, cuyo control debería haber sido entregado al Gobierno Interino el 30 de junio. Como informó el New York Times el 21 de junio: «confrontados con problemas burocráticos para gastar el dinero asignado por el Congreso para reconstruir Irak, las autoridades estadounidenses se mueven silenciosa y rápidamente para gastar 2.500 millones de dólares de una fuente diferente: los ingresos del petróleo iraquí… «

El apuro podrá haber sido reciente, pero durante el pasado año Bremer gastó dinero iraquí a diestro y siniestro. Utilizando los ingresos iraquíes la CPA adjudicó contratos exclusivos a Halliburton sin recurrir a licitaciones y luego se negó a presentar los informes de auditoría a los auditores de la ONU. La CPA había informado a esos auditores que se estaban instalando contadores para controlar la producción de petróleo iraquí, sin los que se hace imposible semejante control. Resulta que los contratos para esos contadores ni siquiera fueron adjudicados – y sin contadores todo el proceso queda abierto a la corrupción. (El comunicado de prensa de los auditores de la ONU lamenta cortésmente que los hechos hayan resultado «contrarios a las indicaciones previas» de la CPA).

Cantidades incalculables de dinero iraquí han sido también gastadas por equipos militares errantes «famosos en Irak por el modo como se repartieron por el país, ordenando reparaciones y pagándolas con billetes sacados de bolsas repletas de billetes de 100 dólares». Esos billetes de 100 dólares, a propósito, son activos iraquíes capturados. Increíble pero cierto: los militares estadounidenses han estado distribuyendo dinero iraquí como si proviniera de los militares de EE.UU. Según el artículo del New York Times del 21 de julio, un funcionario de la administración declaró que «Quisiéramos contratar a todos los que están en la calle, poner dinero en sus bolsillos y lograr que nos quieran. Siempre hemos gastado dinero iraquí para eso» y, no es sorprendente, «los comandantes militares adoran ese programa, porque les compra amigos».

Después de todo, ¿qué es la vida sin amor?

Sin recibos, transparencia o cualquier tipo de informes detallados según los auditores. Así es, no existe una contabilidad detallada de esos activos iraquíes capturados gastados en efectivo por los comandantes militares estadounidenses. El New York Times también informa que «por lo menos 1.000 millones de dólares han sido distribuidos de esta manera, otros cálculos hablan de más de 2.000 millones de dólares». Ya ves, sabemos de cuánto dinero estamos hablando, mil millones de dólares, más o menos.

La falta de transparencia no sorprende si se considera que la contabilidad de la CPA respecto al Fondo de Desarrollo para Irak «carece de un sistema de contabilidad de doble entrada y consiste sólo de planillas y tablas mantenidas por un solo contador, lo que lleva a que los documentos sean propensos a errores». Así es: la CPA nombró un solo contador para un fondo que últimamente informó sobre más de 20 mil millones de dólares en ingresos del petróleo iraquí. Mientras menos documentos existan, menos dolores de cabeza te podrán ocasionar.

La poca información publicada a regañadientes por la CPA sobre este fondo para el que tenía el mandado de utilizarlo «de modo transparente para enfrentar las necesidades humanitarias del pueblo iraquí» muestra una vergonzosa falta de transparencia. Hay ítems de una sola línea que totalizan hasta 7.400 millones de dólares, sin dar más detalles.

Más escandaloso todavía, en cierto modo, el ingreso iraquí pagó al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. $367.297.119 desde su comienzo hace un año. Compárese con los miserables 1.100.000 dólares asignados al Ministerio de Educación de Irak. Uno de los programas que distribuye efectivo iraquí de la manera anteriormente detallada, el Programa de Reacción de Emergencia de Comandantes, recibió la friolera de $391.825.786. ¿El Ministerio de Justicia de Irak? $1.000.219. ¿El Ministerio de Cultura? $20.000. Así es, el Ministerio de Cultura de Irak recibió VEINTE MIL DÓLARES en total durante el año pasado.

Esto no quiere decir que la economía iraquí no haya necesitado una inyección de emergencia de efectivo y de fondos de desarrollo. Ciertamente es así y uno podría suponer que los 18.700 millones de dólares que el Congreso le adjudicó tendría algo que ver con el asunto. Y que un poder ocupante podría, como lo obliga el derecho internacional, por lo menos simular que trata de mostrarse sensato y transparente respecto al gasto de los recursos del país ocupado, mientras que por lo menos trata de mostrarse moderadamente dispuesto a hacer algo con los suyos propios.

No retengas el aliento.

Aunque algunos grandes contratos han sido asignados a compañías estadounidenses, el Washington Post informó recientemente que, según un funcionario de la administración familiarizado con los planes de transición: «sólo han gastado unos 500 millones de los 18.700 millones de dólares» que el Congreso autorizó para la reconstrucción. El 29 de junio, el New York Times calculó la misma cifra en «menos de 400 millones de dólares». Y la mayor parte de estos gastos ha beneficiado a corporaciones estadounidenses, mientras, según el Washington Post, sólo «unos 15.000 iraquíes han sido contratados para que trabajen en proyectos financiados con 18.600 millones de dólares de ayuda de EE.UU.»

Mientras tanto, se gastan cientos de miles de millones de dólares en los crecientes costos militares de ocupar un Irak cada vez más hostil. La cifra tan frecuentemente mencionada de 87.000 millones de dólares, que ha aumentado considerablemente desde entonces, cubre sobre todo costos militares de la ocupación y jamás fue asignada a la reconstrucción, con la excepción de la parte de los 18.700 millones de dólares. Lo que quede de esa suma será controlada ahora por el «Embajador» Negroponte, agregándose a los múltiples medios de control que Estados Unidos tiene sobre cualquier gobierno iraquí.


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Zeynep Toufe publica el blog http://www.underthesamesun.org. Su correo es: [email protected].

Link original: http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=15&ItemID=5796