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La crisis argentina, el reparto patagónico y la presencia extranjera

Fuentes: Rebelión / CLAE

Es sabido que las grandes crisis, como la actual, o las grandes guerras son las antesalas del origen y fin de países e imperios. Desgraciadamente varias circunstancias hacen que Argentina pueda padecer algunos efectos de lo que está aconteciendo.

El país cuenta con una extensa y escasamente poblada Patagonia. Su territorio abarca alrededor de 800 mil kilómetros cuadrados que, con la región Antártica e Islas del Atlántico Sur, llegan a un millón 700 mil kilómetros, con una población que apenas supera el millón de habitantes.

Se trata de una región de gran belleza y muchas riquezas, en su mayoría escasa o nulamente explotadas. Un territorio que reúne todas las condiciones para que diversas potencias mundiales posen su mirada sobre los mismos.

Hechos de estos tiempos, algunos muy recientes, fortalecen estas perspectivas. En las últimas décadas, diferentes gobiernos han favorecido la presencia de extranjeros (en varios casos violando leyes vigentes) que se han adueñado de vastos territorios patagónicos.

El Instituto de Estudios y Formación (IEF) publicó -en el 2021- un Informe sobre los grandes terratenientes extranjeros de la Patagonia. Muchas propiedades de la nómina que sigue violan la Ley 15.385 de Seguridad de Fronteras.

Algunos propietarios son: Grupo Benetton (Italia) con 900 mil hectáreas (en Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz); el Grupo Heilongjiang Beidahuang (China) con 330 mil; Somuncura Patagonia SA (Francia), con 155 mil; Rabino Elimeir Libersohn (EE UU) con 140 mil; Gold Corp (Canadá) con 130 mil; Trillum Corporation (EE UU) con 125 mil; Roberto Hiriart (Chile) con 100 mil; Anglo Ashanti Gold (Sudáfrica) con 50 mil; Grupo Burco (Bélgica) con 85 mil., Ted Turner (EE UU) con 56 mil.

Sigue una lista con más nombres, entre ellos Joseph Lewis (sexta fortuna británica) con 38 mil hectáreas. Este último saltó a la fama por cercar el ingreso al Lago Escondido y tener un Aeropuerto que está fuera del control de radares y con capacidad de recibir aviones que pueden llegar hasta las Islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido.

El expresidente neoliberal Mauricio Macri suele vacacionar en ese hermoso lugar; el kirchnerismo legitimó el uso de ese aeropuerto; Cristina Fernández de Kirchner usó -en el 2014- el helicóptero de Lewis para trasladarse por la zona y todos los gobiernos aprobaron exenciones impositivas para este “patriota”.  

Pocos días atrás aterrizó en Bariloche un enorme avión de carga. Estuvo 48 horas retenido -flojito de papeles- hasta que fue autorizado a bajar su carga: se trataba de módulos de una estación satelital que se instalará en Rincón del Diablo, a 65 kilómetros de Bariloche, en tierras de un jerarca de la familia que gobierna en los Emiratos Árabes.

Frente a estos hechos hay un interrogante ineludible: ¿Qué hace el gobierno? No faltan pruebas que actúa con una dureza cada vez mayor. Cada día que pasa reprime con mayor virulencia y agresividad a los pueblos originarios –habitantes ancestrales de esas tierras- que habitan en la región. En procedimientos recientes metió presas a siete mujeres, cuatro de las cuales continúan detenidas.

Ahora se ha desplegado en la zona una paraestatal Legión Nacional Patriótica, similar a la Liga Patriótica que asesinó a 2,700 trabajadores –en tiempos de Hipólito Yrigoyen, presidente entre 1916 y 1922)- en la Patagonia, en los Talleres Vasena y en La Forestal. En su proclama, este brazo armado de los poderosos dice: “Es tiempo de que el pueblo se levante y saquemos de una vez por todas a esta gente”.

Los gobiernos y poderes que avalan, promueven o toleran estos hechos deben saber que están jugando con fuego.

El general Julio Argentino Roca desató un genocidio para conquistar tierras que facilitaron la conformación de la oligarquía argentina. Entre 1878 y 1885, Roca conquistó grandes extensiones de territorio que se encontraban en poder de pueblos originarios pampa, ranquel, mapuche y tehuelche.

Ahora, desde el poder, se está repitiendo un fenómeno semejante con el objetivo de disponer de tierras que pasan a manos extranjeras, creando las condiciones para consolidar una fragmentación que cierre este ciclo de entrega. 

Juan Guahán. Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.