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Mientras la violencia en Iraq llega a unos niveles desconocidos desde hace años, una cantidad incalculable de iraquíes vuelve a buscar refugio en otros países

La crisis invisible de los refugiados de Iraq

Fuentes: Al Jazeera

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

Maki al-Nazzal, un iraquí de 57 años originario de Faluya, volvió a Amman hace una semana después de visitar su ciudad natal en Iraq. Como la mayoría de los refugiados, lo que más desea Nazzal, que vive en Jordania desde 2007, es volver a su país.

Ha vuelto para ver cómo están las cosas después de haber huido en 2007 al estar amenazado de muerte tras haber criticado abiertamente la ocupación estadounidense de Iraq y más recientemente tras haber sido crítico con el régimen del primer ministro iraquí Nouri al-Maliki.

«Decir la verdad acerca de lo que está ocurriendo en Iraq te pone en peligro», declaró a Al Jazeera Nazzal, un analista político que ha aparecido frecuentemente en televisión. «Abandoné Iraq después de que detuvieran a mis dos hijos en Faluya. La única opción que tenía era irme».

Como muchos iraquíes que viven hoy en Amman, Nazzal tienen problemas económicos. Al no tener casa en Amman y muy poco trabajo cuando lo tiene, lucha para salir adelante.

Según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), actualmente hay 450.000 iraquíes en Jordania. Sin embargo, de lo que no se tienen cifras es de la cantidad cada vez mayor de iraquíes que huyen de la violencia también cada vez mayor que está sacudiendo a Iraq. 

Huir de la «represión» del gobierno

«Casi todas las personas de mi ciudad en Iraq están esperando huir» dijo a Al Jazeera bajo condición de anonimato un hombre de la provincia de al-Anbar al oeste de Iraq y que llegó a Jordania hace tres semanas para tratar de arreglar las cosas para traer a su familia.

Las continuas protestas desde hace meses en todas las zonas de Iraq donde predominan los sunníes se volvieron violentas cuando las fuerzas de seguridad del gobierno de Maliki empezaron a asesinar a los manifestantes. La actual ofensiva violenta del gobierno ha provocado ataques en represalia y actualmente la violencia en Iraq es peor que en los últimos años.

La Misión de las Naciones Unidas en Iraq anunció recientemente que habían muerto más personas en ataques violentos por todo el país en abril que desde junio de 2008, lo que convierte al mes de abril en el más sangriento desde hace casi cinco años.

Las cifras de las Naciones Unidas publicadas esta semana ponen de relieve la preocupación de que la seguridad se está deteriorando rápidamente en Iraq, donde la violencia se fue disparando a medida que acababa abril.

Las Naciones Unidas afirman que registró 712 personas asesinadas el mes pasado, incluyendo 117 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes. La última vez que Iraq asistió a estos niveles de violencia fue entre 2006 y 2007, cuando el país estuvo al borde de la guerra civil.

«La situación en Iraq es tan tensa, todos tenemos los nervios a flor de piel», continuó el hombre que pidió que se le llamara Ahmed. «Hay detenciones arbitrarias, no hay libertad de expresión ni de opinión, y las fuerzas de seguridad están completamente politizadas. No podemos dormir porque estamos muy preocupados todo el tiempo. ¿Quién puede vivir en un país como es hoy Iraq?».

Las reivindicaciones de las actuales protestas en Iraq se centran en las tácticas que utiliza el gobierno Maliki en contra de las zonas de predominio sunní en Bagdad y por toda la provincia al-Anbar. Está bien documentado que el gobierno de Maliki ha realizado detenciones arbitrarias, asesinatos, y ha generalizado la tortura y la violación de las y los presos.

No solo no se está satisfaciendo estas reivindicaciones, sino que, según las personas a las que ha entrevistado Al Jazeera, tanto en Iraq como en Jordania, las fuerzas de seguridad siguen atacando a los sunníes.

«Todas aquellas personas que tienen posibilidad de marcharse están tratando de hacerlo», añadió Ahmed.

Afirmó que en su ciudad si alguien tiene un invitado para pasar la noche en su casa, ahora se le exige que registre a esta personas en la policía.

«Esta es ahora la política del gobierno en todas las ciudades del oeste de Iraq, que resulta que son predominantemente sunníes», afirmó. «¿Quién puede vivir bajo este tipo de represión?», añadió. «Es incluso peor que bajo Sadam Husein».

Ahmed afirmó que la situación es tan desesperada que está deseando dejar su trabajo en el gobierno en Iraq y vender su casa para marcharse, a pesar de saber que su dinero acabará acabándose en Jordania y que estará en la misma situación que Nazzal.

«En estos últimos diez años mi familia y yo hemos vivido en esta terrible situación», afirmó Ahmed, que estaba claramente exhausto por la falta de sueño y por el estrés. «Hemos estado esperando que las cosas fueran mejor pero ahora están empeorando». 

«Preso en mi propia casa»

Al Jazeera habló con otro iraquí que acababa de llegar a Amman, también en condiciones de anonimato porque teme las represalias del gobierno por hablar con los medios.

«Me voy porque me siento preso en mi propia casa», declaró a Al Jazeera este hombre que había pedido que se le llamara Rashid. «La vida ya no es vida. Cuando empezaron las detenciones y asesinatos basados en la identidad sectaria de cada uno, supe que era el momento de marcharse. Cuando vinieron los gorilas de las fuerzas del ministerio del Interior y me maldijeron por ser sunní y maldijeron a nuestras mujeres por ser sunníes, supe que era el momento de marcharse».

La semana pasada tres de los amigos de Rashid de su ciudad natal, Bagdad, vendieron sus casas y se fueron a Jordania. «Conozco a muchos iraquíes que están tratando de marcharse», añadió.

Un iraquí de Ramadi que llegó a Jordania hace diez años fue allí a buscar casa y trabajo porque también temía que las cosas no iban sino a empeorar en Iraq. Habló en condición de anonimato y pidió que se le llamara Mohammed. «No sé muy bien qué hacer porque no es fácil pensar en abandonar tu país», declaró a Al Jazeera. «Allí vivíamos bien, pero ahora luchamos para sobrevivir debido a nuestra terrible situación económica y también debido a que las fuerzas del gobierno nos atacan. Vivíamos dignamente, pero es peor año tras año y ahora tememos lo peor».

Como Ahmed, Mohammed afirmó que todas las personas que conocía en Iraq que tuvieran dinero suficiente se estaban marchando a Jordania. 

Otro desplazamiento de enormes proporciones

En el peor momento de las matanzas por todo Iraq de los años 2006 y 2007 las cifras oficiales de ACNUR señalaban que había 750.000 iraquíes en Jordania y más de un millón en Siria.

Aunque lo que está ocurriendo ahora no sea comparable a aquel nivel, los iraquíes con los que ha hablado Al Jazeera temen que continúe y empeore esta tendencia de desplazamientos.

«Este es o tro desplazamiento de enormes proporciones de sunníes», afirmó Mohammed. «En Bagdad, Anbar, la gente o bien viene a Jordania o se está convirtiendo en desplazados internos».

Ahmed asintió: «Mientras el régimen de Maliki esté en el poder se nos reprimirá. Sin derechos humanos, sin seguridad y sin respeto. Ahora se ha cerrado la frontera con Jordania y obviamente Siria no es una opción, y esto nos asusta aún más porque tememos un castigo colectivo y la imposibilidad de huir».

Ahmed, que seguía con la cabeza entre la manos y de vez en cuando miraba por la ventana, continuó tras encender otro cigarro: «El estrés es constante. Es un estrés generado por el continuo empeoramiento de la situación y alimentado por el temor a lo que puede ocurrir después. Un terror a lo desconocido».

Nazzal afirmó que el destino ya no está en sus manos. «Cientos de veces al día personas iraquíes me preguntan personalmente, por teléfono o por internet qué me parece que va a ocurrir después», declaró a Al Jazeera. «Les respondo que no se sabe. Está en manos de la comunidad internacional. Pero creemos que tarde o temprano va a haber una importante guerra interna en Iraq que afectará a toda la zona y destruirá el tejido social iraquí. Puedo decir que al menos el 85% de los jóvenes iraquíes con los que he hablado creen que sin lucha la situación no puede mejorar».

Mohammed señaló que también está preocupado porque «vemos a los dirigentes iraquíes mandando a sus familias fuera de Iraq y construyéndose casas en otros países, así que, ¿qué mensaje nos envía esto? Ninguno bueno. ¿Cómo se supone que vamos a tener esperanza alguna?» 

«Mejor en Bagdad»

Saleh al-Kilani es el coordinador de asuntos de los refugiados en el ministerio del Interior jordano. «La crisis de los refugiados de Iraq nunca ha terminado», declaró Kilani a Al Jazeera en su despacho. «La mayoría de los iraquíes que viven aquí están buscando asilo y no tienen intención de volver a sus casas».

Sin embargo, con el gobierno jordano haciendo frente a la monumental tarea de gestionar al flujo masivo de refugiados desde Siria, tiene poca capacidad para abordar esta nueva oleada de refugiados iraquíes.

Cuando se le preguntó a Kilani qué estaba haciendo su gobierno acerca de los iraquíes recién llegados, no pareció esperanzado. «Es mejor que busquen asistencia en Bagdad», afirmó.

El Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), una ONG que trabaja para ayudar a los refugiados y desplazados internos tanto en Iraq como en Jordania, está ocupándose de la gran cantidad de desplazados internos en Iraq.

Ned Colt, miembro del IRC, declaró a Al Jazeera que tenía conocimiento de la cantidad cada vez mayor de iraquíes que están tratando de nuevo de ir a Jordania, aunque desconocía que hubiera cifras oficiales disponibles debido a que es una situación muy reciente, además de que está muy eclipsada por la crisis siria. «Sabemos que hay lo que denominamos ‘refugiados invisibles’ que no están registrados en la ACNUR, con lo que no están recibiendo ninguna ayuda», afirmó Colt. «Con todo, las personas refugiadas provenientes tanto de Siria como de Iraq a Jordania o las que son desplazadas internas en su propio país vienen desde una experiencia traumática a una nueva experiencia y, evidentemente, esto es extremadamente difícil para ellas».

El dr. Mohammed al-Haddad es un iraquí que huyó a Amman en 2006 durante el peor momento de las matanzas sectarias. Ahora es voluntario de la ONG International Relief Development donde trabaja para ayudar a otros refugiados iraquíes. «Creo que se puede afirmar que en los últimos seis meses al menos 10.000 iraquíes han venido a Jordania procedentes tanto de Iraq como de Siria», declaró Haddad a Al Jazeera. «No pensaba que el sectarismo, que antes de 2003 nunca había existido en Iraq, pudiera llegar a ser peor de lo que fue en 2006, pero ahora parece que está ocurriendo precisamente eso».

El pripio hermano de Haddad está desaparecido desde 2008 y teme que esté muerto o «en una de las cárceles de Maliki».

«Conozco personalmente a muchos iraquíes en Iraq que están tratando de venir a Jordania», añadió Haddad. «Muchos suníes están tratando de salir porque temen ser asesinados por las fuerzas de Maliki. Es una guerra y está empezando a explotar. Y Maliki está detrás de ello».

Nazzal no tiene esperanza acerca del futuro de los y las iraquíes que han tenido que dejar su país. «Nosotros los iraquíes tenemos unas opciones muy limitadas», afirmó. «Es una cuestión de supervivencia con unas opciones muy limitadas. Nuestro pasaporte nos perjudica porque es casi imposible conseguir visados para cualquier parte. O bien nos quedamos en Iraq y nos arriesgamos a morir, o bien sufrimos en cualquier otro lugar. Sentimos que nos estamos malgastando y sin propósito alguno».

Sigue a Dahr Jamail en Twitter: @Dahrjamail

Fuente: http://www.aljazeera.com/humanrights/2013/05/20135109413806217.html