El 27 de noviembre, el Parlamento de Iraq votó 149-35 en favor de ratificar el Acuerdo para el Estatus de las Fuerzas (ampliamente conocido como SOFA por sus siglas en inglés) con Estados Unidos. Conforme se recogía el voto, el viceprimer ministro, Barham Salih, dijo según se le cita: «les recuerdo que en Iraq las […]
El 27 de noviembre, el Parlamento de Iraq votó 149-35 en favor de ratificar el Acuerdo para el Estatus de las Fuerzas (ampliamente conocido como SOFA por sus siglas en inglés) con Estados Unidos. Conforme se recogía el voto, el viceprimer ministro, Barham Salih, dijo según se le cita: «les recuerdo que en Iraq las cosas no han ocurrido en la hora undécima sino en la decimotercera». En otras palabras, el momento clave está aún por llegar.
¿Qué ha ocurrido en realidad? El Parlamento iraquí tiene 275 miembros. Los presentes en el momento del voto fueron únicamente 198. Quienes votaron en favor del texto fueron 149, apenas una mayoría de los miembros. Los 149 incluyen a los miembros de los dos más importantes partidos chiítas (el SCIRI y Dawa, el partido del primer ministro), los dos partidos kurdos y, lo que es crucial, los miembros del Frente Iraquí de Acuerdo (IAF, por sus siglas en inglés), de base sunita.
Fue crucial el voto favorable del IAF porque el gran ayatola Sistani había dicho que no respaldaría el acuerdo a menos que tuviera un «amplio» apoyo, lo que significaba que tuviera un sustancial respaldo sunita. Así que los sunitas tuvieron un gran poder de negociación con el primer ministro Maliki, cuyo futuro político pendía de lograr el acuerdo SOFA adoptado. El IAF obtuvo dos cosas de Maliki. Una fue que en julio de 2009 habría un referendo nacional relativo al acuerdo. La segunda es el respaldo sustancial que Maliki le está otorgando a los llamados «consejos de apoyo» en las tribus sunitas. Es decir, Maliki está ofreciendo a la vez un soborno y garantías contra futuras represalias a las tribus sunitas que han prestado ayuda a las fuerzas armadas estadunidenses el año pasado a cambio de asistencia material.
Maliki ha emergido como el gran ganador político y demuestra que es más hábil maniobrando políticamente de lo que la mayoría de los analistas esperaba. Miremos qué es lo que logró al pasar el acuerdo SOFA, que los iraquíes comienzan a llamar el «acuerdo de retirada». Su primer logro fue mantener a raya a los sadristas [los seguidores de Moqtada Sadr] cooptando la estrategia sadrista -sacar a los estadunidenses de Iraq haciendo un trato con los sunitas. Tanto SCIRI (el otro partido chiíta dominante) como los kurdos, refunfuñan por la posibilidad de que se esté cocinando una «dictadura» de Maliki con el asunto, pero no tuvieron otra que ratificar el acuerdo. Los sadristas han mantenido su postura de espera votando en voz alta contra el pacto.
¿Cuál es el pacto? Los elementos clave son el requisito de que las fuerzas estadunidenses abandonen todas las ciudades y poblados para junio de 2009, y que abandonen totalmente Iraq para diciembre de 2011. Además, todas las acciones militares estadunidenses deben ahora estar coordinadas por adelantado con los iraquíes, y Estados Unidos no puede utilizar a Iraq como base para atacar a sus vecinos (es decir, Siria e Irán).
¿Por qué accedió Bush? No tenía otra opción. La alternativa era que las fuerzas estadunidenses se volvieran ilegales después del 31 de diciembre de 2008 y todo el asunto quedara en manos de Obama. El gobierno estadunidense tenía tanto miedo de la reacción de su Congreso a los detalles del pacto que rehusaron difundir una versión en inglés del acuerdo antes de la votación. No querían que el público estadunidense discutiera el pacto antes de que el Parlamento iraquí votara.
Los términos del pacto contienen algo de lenguaje vago y los militares estadunidenses dicen que confían en su habilidad para interpretar su lenguaje del modo en que lo prefieran. Por lo tanto se dice que Bush consiguió un mejor arreglo que el plan de retirada de 16 meses propuesto por Obama. Pero esto no es verdad para nada. En realidad es peor. La propuesta de Obama era que las fuerzas combatientes estadunidenses se retiraran en 16 meses, pero no fijaba fecha alguna para las fuerzas de «entrenamiento», dejando abierta la posibilidad de un estacionamiento indefinido de algunas fuerzas estadunidenses. El acuerdo SOFA hace que todas las fuerzas salgan para diciembre de 2011. Y fue Bush, no Obama, quien tuvo que firmar esto.
En la práctica todas las fuerzas estadunidenses se irán mucho antes de diciembre de 2011. Es aquí donde entra en juego el referendo. Éste se llevará a cabo en julio de 2009. Las fuerzas estadunidenses deben abandonar las ciudades y los poblados hacia junio de 2009. Si no lo hacen, con toda seguridad el referendo no pasará. Si cumplen, Maliki tiene todavía que ganar el referendo. Para lograrlo, tendrá que asumir una línea dura hacia los estadunidenses. Cualquier idea de que los militares estadunidenses podrán «interpretar» el lenguaje vago en su favor es una total ilusión. En cualquier caso, el referendo puede estar en aprietos, dado que Sistani expresó sus reservas después del voto parlamentario. Maliki sabe que si le otorga siquiera una pulgada a Estados Unidos, Moqtada Sadr estará esperando en las alas.
Así que Maliki tiene todas las fichas del asunto y Obama no tendrá ninguna. Obama tendrá que acceder graciosamente a las demandas iraquíes. Estas demandas escalarán, no se harán menores, conforme pasen los meses.
Y por cierto, los etíopes (los sustitutos de Estados Unidos en Somalia) acaban de anunciar que retirarán sus tropas para finales de 2008. Y el presidente Karzai de Afganistán anunció recientemente que quiere formalizar una fecha de retirada de las fuerzas estadunidenses y de la OTAN que se encuentran ahí. La sensación general en la región parece ser la de que no sólo es posible hablarle rudo a Estados Unidos. Resulta bien. Se acerca la hora decimotercera.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein