Recomiendo:
0

La desinformación en los medios de comunicación y la naturaleza de la resistencia iraquí

Fuentes: CSCA

«Para los «liberales» e «izquierdistas» de EEUU es muy fácil pontificar sobre la resistencia no violenta, pero lo que tenemos entre manos es la violencia que comenten las fuerzas de ocupación. Es un caso evidente de doble rasero y de distorsión de los datos básicos. También indica una falta de solidaridad por parte de esos […]

«Para los «liberales» e «izquierdistas» de EEUU es muy fácil pontificar sobre la resistencia no violenta, pero lo que tenemos entre manos es la violencia que comenten las fuerzas de ocupación. Es un caso evidente de doble rasero y de distorsión de los datos básicos. También indica una falta de solidaridad por parte de esos grupos «progresistas» de occidente, que ponen la responsabilidad sobre el pueblo iraquí, quienes están defendiendo su tierra contra la agresión imperial de EEUU»

El flujo de noticias, hipótesis y desinformación sobre la naturaleza de la Resistencia Iraquí contra la ocupación continúa incansable. ¿Qué porcentaje de ello es propaganda contra la resistencia?

De acuerdo con los medios de comunicación de masas y con algunos alternativos, los EEUU están «construyendo democracia» y luchando contra el «terrorismo» en Iraq. La distorsión de la realidad y la falta de medios de comunicación opositores mantiene a la gente en Occidente, y concretamente en EEUU, muy mal informada. Los mass-media occidentales desvían diligentemente la atención pública de la ocupación ilegal de Iraq y de la responsabilidad de los gobiernos occidentales y de EEUU sobre los horrendos crímenes cometidos contra el pueblo de Iraq.

Los periodistas occidentales y los intelectuales asociados son los principales agentes de esta propaganda manipulada. La meta es retratar a la resistencia iraquí como una banda de «fanáticos religiosos», aislados del resto de la población, manifestándose así por continuar la ocupación. En contraste, la mayoría de la gente en todo el mundo es tradicionalmente propensa a apoyar a movimientos de resistencia para la liberación nacional. En otras palabras, retratar al movimiento nacional de resistencia iraquí como una colección de «fanáticos religiosos» y luchadores «extranjeros» con «nada que perder» es la forma que la Ocupación emplea para desacreditar la resistencia iraquí y negar al pueblo iraquí su legítimo derecho de luchar por su libertad y la soberanía nacional.

Ampliamente documentado, los pretextos para la guerra y la Ocupación estaban basados en informaciones falsas. Por eso, los EEUU y sus «aliados» se encuentran en el proceso, a través de la desinformación desde los medios, no sólo de legitimar la ocupación, sino también de crear nuevos pretextos para el mantenimiento de una presencia militar continuada de EEUU.

El pretexto más habitual en los medios es que las fuerzas de EEUU han sido invitadas a quedarse en Iraq para prevenir la guerra civil y «mantener la estabilidad». Pero al igual que el pretexto de las Armas de Destrucción Masiva (ADM), no existe evidencia que apoye estas mentiras difundidas por EEUU.

En Iraq existe una estructura de gobierno diseñada por EEUU, donde nadie dispone de una mayoría que le permita gobernar efectivamente. El «gobierno» instalado por EEUU no tiene fuerza alguna, y está dominado por los mismos grupos de exiliados que presionaron por la invasión y ocupación de Iraq. EEUU está azuzando a los iraquíes entre sí, creando un clima de miedo. A este respecto, la creación, financiación y dotación de armamento de «milicias étnicas» y escuadrones de la muerte por parte de EEUU están pensadas para crear divisiones étnicas y provocar la violencia sectaria entre los iraquíes.

Las milicias financiadas por EEUU son:

– Los peshmerga («aquellos que se enfrentan a la muerte» [N. de la Tr.] kurdos, cuyos líderes apoyaron la invasión y ocupación de Iraq. – Las brigadas Badr, entrenadas en Irán, brazo armado del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII), liderado por Ibrahim al-Yafaari, del partido Da’wa. – La milicia del Congreso Nacional Iraquí de Ahmed Chalabi. – La milicia de la Alianza Nacional Iraquí, de Iyad Alaui.

Todos estos grupos están implicados en actividades terroristas contra civiles iraquíes. Los últimos, entraron en Iraq detrás de los tanques estadounidenses, sin documentos de ciudadanía válidos.

Las milicias kurdas son los colaboradores más leales de la ocupación, recibiendo armas y dinero de sus amos. Conjuntamente con las fuerzas de ocupación, son responsables de atrocidades a gran escala en pueblos y ciudades iraquíes.

Junto con los peshmerga, los agentes del Mossad israelí y las fuerzas de EEUU, los grupos paramilitares son responsables del asesinato sistemático de miles de destacados académicos, científicos, políticos y líderes religiosos iraquíes. Así mismo participaron en la destrucción salvaje y total de Faluya, lo que en la mayoría de los medios de comunicación se reflejó como «el asalto a Faluya». La ciudad fue completamente destrozada y sigue siendo una zona tabú para los iraquíes. Tampoco han escapado de esta destrucción deliberada otras ciudades y pueblos iraquíes.

Sus crímenes jamás han sido investigados, y ninguno de ellos ha sido arrestado. De hecho, la Administración Bush protege a estos elementos criminales y los anima a seguir cometiendo crímenes,

El antiguo administrador de EEUU en Bagdad Paul Bremer -por encargo del secretario de Defensa Donald Rumsfeld- junto con Paul Wolfowitz y Ahmed Chalabi, dieron inicio a la política letal nombrada «des-baazificación».

La Administración Bush no sólo está dando apoyo a esta política asesina, sino que introdujo la «Opción Salvadoreña», para asesinar a los disidentes iraquíes, con el nombramiento de John Negroponte como Embajador de EEUU en Iraq.

Chalabi, quien nunca había vivido en Iraq hasta la invasión, declaró que «deseaba levantar a Iraq del suelo y construir un ‘nuevo’ Iraq». Lo que está ocurriendo hoy día en Iraq es una atrocidad criminal instigada por los EEUU. Además de los agresivos asaltos cotidianos a viviendas privadas que los soldados de EEUU realizan, los iraquíes también son testigos de sus rutinarias patrullas diarias.

El periodista Ken Dillian, de Knight Ridder, escribe:

«Durante todo el día, los soldados apuntan con sus armas a los civiles iraquíes, a quienes llamaban «hajis»… temerosos de las emboscadas, embisten a todo vehículo que se encuentre en el camino de sus Humvees. Siempre al acecho de coches bomba, paran, gritan, registran y tiran al suelo a toda persona que conduzcan por la calle tras el toque de queda, o durante el día si parecen sospechosos».

De acuerdo con un reciente iforme del Proyecto de EEUU sobre Alternativas para la Defensa, «La mayoría de las comunidades sunní y shií se opone a la ocupación, y minorías significativas apoyan los ataques a tropas estadounidenses». Según Carl Cornetta, autor del informe, «lo que conduce a estas actitudes sobre todo es el nacionalismo, las prácticas coercitivas de la ocupación y los efectos colaterales de las operaciones militares».

El informe, titulado «Círculo vicioso: las dinámicas de la ocupación y la resistencia en Iraq», da cuenta de los abusos cotidianos de la ocupación norteamericana sobre muchos iraquíes. Los iraquíes se enfrentan cada día a «constantes patrullas extranjeras (unas 12.000 semanales), caprichosos (y a menudo mortales) puntos de control de tráfico, asaltos (8.000 desde mayo de 2003) y detenciones de ciudadanos (80.000 detenidos desde abril de 2003)». A la gente sólo le queda una opción: la resistencia.

Todos los movimientos de resistencia han tenido que recurrir a la resistencia armada para defenderse de la agresión militar y la ocupación. Iraq no es diferente.

La resistencia violenta nace de una ocupación militar violenta.

La Resistencia según los medios de comunicación

Para los «liberales» e «izquierdistas» de EEUU es muy fácil pontificar sobre la resistencia no violenta, pero lo que tenemos entre manos es la violencia que comenten las fuerzas de ocupación. Es un caso evidente de doble rasero y de distorsión de los datos básicos. También indica una falta de solidaridad por parte de esos grupos «progresistas» de occidente, que ponen la responsabilidad sobre el pueblo iraquí, quienes están defendiendo su tierra contra la agresión imperial de EEUU.

Deberíamos tener claro que los EEUU «es el mayor proveedor de violencia hoy día en todo el mundo» y que todos los actos de violencia y destrucción en Iraq están ocurriendo bajo el radar de las fuerzas estadounidenses.

La prensa de EEUU y los medios de comunicación occidentales se centran en la víctimas civiles con el objetivo de desacreditar a la resistencia iraquí.

Lamentablemente, la mayoría de la información sobre la resistencia iraquí en los mass-media occidentales se centra en los fantasmales grupos de Al-Zarqawi y Al-Qaeda, descritos como «islamistas radicales» o «atacantes suicidas». A pesar del cliché de los media, no existe evidencia alguna que permita asegurar que estos grupos estén activos dentro de Iraq. La mayoría de los ataques sobre las fuerzas ocupantes son llevados a cabo por los principales grupos de la resistencia, y muy pocos de estos ataques afectan a civiles.

Los medios occidentales sólo se interesan cuando algún coche-bomba mata a civiles. La realidad es que a veces, los ataques yerran los objetivos previstos, que son los convoyes militares de EEUU. Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos afirma que el 77 por ciento de todos los ataques son contra objetivos militares de EEUU y de las «fuerzas de la Coalición», y que sólo un 4.2 por ciento de tales ataques se desarrollan en áreas civiles.

De acuerdo con fuentes iraquíes, en contraste con los datos de los medios occidentales, la mayoría de los actos terroristas, como los secuestros atribuídos por los medios occidentales a los «insurgentes» fueron ejecutados por milicias creadas por EEUU.

Estos informes también informan sobre el papel de los servicios de inteligencia estadounidense e israelí, quienes están implicados en un proceso de distorsión de la imagen de la Resistencia. Existe al respecto un creciente número de análisis que sugiere que muchos de los actos de violencia y secuestro atribuídos a la Resistencia son parte de un programa de propaganda, deliberado y consciente, que llevan adelante las fuerzas de ocupación para distorsionar la realidad.

La estrategia es absolver a los EEUU de cualquier crimen y legimitar una ocupación prolongada.

«Donde quiera que se hayan desarrollado las principales operaciones terroristas, lo hicieron con el conocimiento o la participación de EEUU. El Mossad israelí planeó varias operaciones terroristas a gran escala en Iraq, reclutando unos 2000 mercenarios antes de que diera comienzo la guerra, enviándoles a varias ciudades para ofrecer protección y apoyo a las fuerzas de ocupación», según afirma el semanario egipcio Al-Ahram.

La agenda oculta se centra en culpar a la resistencia iraquí por estos ataques. Es decir, la operación de inteligencia básicamente consiste en demonizar el movimiento de resistencia, y con ello debilitar el apoyo público al mismo.

¿Quién está detrás de la violencia en Iraq?. Las fuerzas de EEUU, sus agentes israelíes y los principales grupos paramilitares, que ahora forman el núcleo del nuevo ejército iraquí, la policía y las fuerzas de seguridad. A menudo se han encontrado a personas muertas que previamente habían sido detenidas por la policía o las fuerzas de seguridad. De acuerdo con Adnan al-Duliemi, líder de Patrimonio Musulman (Muslim Endowment), una organización religiosa que supervisa mezquitas y santuarios musulmanes, las fuerzas de policía iraquíes «se muestran tolerantes, incluso cómplices de estos asesinatos». Al-Duleimi hizo un llamamiento al gobierno para que se investigaran estos crímenes.

EEUU y sus aliados tienen mucho que ganar de un Iraq dividido e inmerso en la violencia sectaria. No se ha desarrollado ninguna investigación acerca de estas muertes y las fuerzas de ocupación y los mass-media han cargado sobre la resistencia iraquí está política de violencia organizada. Tales historias prefabricadas son parte de la cadena occidental de noticias. Se utilizan para mostrar a los EEUU luchando contra un grupo de iraquíes fanáticos musulmanes que ven a los EEUU más bien como «infieles», antes que como ocupantes.

Los informes de los mismos medios sobre Iraq se ligan a historias sobre el 11-S, destacando que los EEUU fueron atacados en esa fecha, y que estamos ante una guerra «justificada». Este tipo de informaciones, basadas en el intento de deshumanización de la resistencia, están destinadas a audiencias occidentales, que comparten con las fuentes los mismos referentes culturales, para así explotar el distorsionado clima de miedo y prejuidcio, y en el mismo proceso alimentar el racismo y la islamofobia.

Parte de los medios alternativos parece haber subido al mismo carro. Ciertos columnistas de los medios alternativos describen la resistencia iraquí de la misma forma. De acuerdo con una información sobre Iraq remitida por Patrick Cockburn, quien está «incrustado» en una milicia peshmerga:

«La fuerza de la resistencia se interpreta mal fuera de Iraq. Siempre ha estado fragmentada. A diferencia del Frente de Liberación Nacional en Vietnam o el IRA provisional y el Sinn Fein en Irlanda del Norte, no está bien organizada. No tiene un brazo político. Los fanáticos fundamentalistas sunníes, habitualmente denominados salafistas o wahabbíes, ven a los shiíes y cristianos iraquíes como infieles que merecen la muerte tanto como un soldado americano. Cuando las fuerzas norteamericanas dañaron un par de mezquitas durante los combates en Mosul el pasado noviembre, la resistencia volaron dos iglesias cristianas. Tal sectarismo hace imposible que la resistencia se convierta en un auténtico movimiento nacionalista, pero sí que existen alrededor de cuatro o cinco millones de árabes sunníes que ofrecen una base suficientemente sólida para la insurgencia.» (CounterPunch, 13 de mayo de 2005)

Sin corroborar evidencia alguna, sin nombres, sin documentación concreta; de esta forma parece que sí se puede hablar de la naturaleza «fragmentaria» de la resistencia iraquí paralelamente a recortes anecdóticos de noticias, lo que invariablemente tiende a rebajar el nivel de violencia de la Ocupación, por no mencionar los crímenes y atrocidades cometidas por las fuerzas de EEUU.

Es mas… ¿Por qué debería la resistencia iraquí seguir el modelo del FLN vietnamita o del IRA, a quienes los periodistas occidentales tienden a idealizar, para minusvalorar por comparación a la resistencia iraquí? También el FLN y el IRA estuvieron relacionados con innumerables actos de violencia, que también resultaron en bajas civiles.

Mientras las tareas del imperialismo siguen una lógica similar, las circunstancias de los países y sus pueblos varían. La resistencia iraquí considera objetivos a los iraquíes colaboracionistas que se alinean con la ocupación liderada por EEUU, porque son considerados lógicamente «espías y traidores». Curiosamente esta misma pauta de ejecuciones de «colaboracionistas» también fue seguida por la resistencia francesa durante la IIGM.

Es importante recordar que sin apoyo popular, lo que supone la base de cualquier movimiento de resistencia nacional, la resistencia iraquí no sería operativa. Es significativo que después de dos años de brutalidad y violencia estadounidense, los grupos de la resistencia iraquí han sido capaces de integrar y modificar sus métodos, luchar de forma efectiva contra la mayor máquina militar de la historia.

Si bien es cierto que existen voluntarios extranjeros luchando junto con los iraquíes, no existe evidencia alguna de que «luchadores extranjeros» como sectas salafistas o wahabbíes (de Arabi Saudí) participen del movimiento de resistencia. Eso es parte del mito que los EEUU han creado alrededor de Al-Zarqawi, que es mucho más útil que el de las ADM [Armas de Destrucción Masiva].

De hecho, aún estamos esperando que las fuerzas de ocupación presenten evidencias concretas sobre estos «luchadores extranjeros», aunque sólo sea para dar un poco de substancia a la existencia de Al-Zarqawi. Desde una perspectiva iraquí, los «extranjeros» en Iraq son los soldados y mercenarios de EEUU, Gran Bretaña, Italia, Austria, Corea del Sur, Japón, etc…

Al respecto hemos de señalar la clara distinción entre «insurgentes» y «resistencia». El término «insurgentes» que emplean asiduamente tanto los periodistas corporativos como los alternativos, parece querer denigrar a la resistencia, mientras que se afirma la legitimidad de la ocupación, quien se emplea contra los «insurgentes».

En una información desde Iraq, Cockburn escribe:

«Muchos de los grupos de la resistencia son cerriles arabes sunníes fanáticos que ponen a los shiíes al mismo nivel que a los soldados norteamericanos, al de infieles a los que hay que eliminar por deber religioso. Otros están liderados por oficiales de las brutales fuerzas de seguridad de Saddam. Pero Washington jamás apreció el hecho de que la ocupación estadounidense fuera tan impopular que hasta los grupos más desagradables llegaran a recibir apoyo popular…La enorme capacidad de fuego de [las fuerzas de EEUU] les da la victoria en cualquier enfrentamiento convencional, pero también significa que han matado a tantos civiles iraquíes que estaban actuando como oficinas de reclutamiento de la resistencia». (CounterPunch, 16 de mayo de 2005).

¿Qué evidencias se ofrecen para apoyar tales afirmaciones? Mientras que la ocupación liderada por EEUU está intentando fomentar las divisiones sociales y el enfrentamiento religioso, existe una amplia evidencia sobre un movimiento de masas donde sunníes y shiíes, de hecho, han unido fuerzas para oponerse a la ocupación.

Este máquina militar híperarmada es impopular porque mata a muchos civiles iraquíes «accidentalmente». Recordemos que mas de 100.000 iraquíes, la mayoría de ellos mujeres y niños inocentes han sido asesinados y continúan siendo asesinados «accidentalmente»,

La total destrucción de la pletórica ciudad de Faluya, y la matanza de más de 6000 civiles, usando bombas de napalm intencionadamente diseñadas para eliminar grandes cantidades de civiles en áreas densamente pobladas, es sólo un «accidente». La tasa de muertes de civiles en Iraq bajo la ocupación estadounidense es mayor que toda la que haya podido darse bajo el régimen de Saddam Hussein.

Las fuerzas de EEUU disponen de «inmunidad» frente a posibles acusaciones, con lo que les resulta muy fácil matar a los iraquíes, dotados de impunidad institucional, como si los iraquíes ni siquiera fueran seres humanos. La misma práctica criminal emana del Pentágono, y está pensada por el gobierno de EEUU para animar al reclutamiento en mas guerras de agresión.

Todos los iraquíes, incluyendo los líderes de la resistencia, y los de la influyente Asociación de Ulemas Musulmanes (AUM), junto con otros, han rechazado los ataques contra civiles y han culpado a las fuerzas de EEUU y sus aliados por orquestar la violencia.

El señor Harith al-Dhari, líder de la AUM, culpó públicamente a las brigadas Badr de la reciente ola de asesinatos de clérigos musulmanes sunníes en el país. «Los responsables que se encuentran detrás de la campaña de asesinatos de predicadores en mezquitas y santuarios son las brigadas Badr. [Ellos] son los responsables de la escalada de la tensión», declaró Al-Dhari a Al-Jazeera. » ¿Qué religión permite a nadie matar a más de 100 iraquíes, destruir 100 familias y derribar 100 casas?» El clérigo Ahmed Abudul Qafur Samarri ya se preguntaba en una entrevista con el periodista Edward Cody, del Washington Post en 2004 «¿Quién han hecho esto? ¿De dónde vienen? [Esto] es un conspiración para difamar la reputación de la resistencia iraquí, llevando sus ropas y usurpando su nombre «. En palabras del líder Muqtada al-Sadr para AFP «toda acción contra civiles está prohibida bajo cualquier circunstancia (…) Los ocupantes está intentando sembrar la división en el pueblo iraquí, pero aquí no hay ni sunníes ni shiíes; sólo hay iraquíes. No es aceptable que sobre los sunníes se dirijan las acusaciones sobre actos reporchables cometidos por el ocupante contra los shiíes».

Como ya he dicho en ocasiones, la resistencia es un movimiento local de varios grupos iraquíes siguiendo las directrices de representantes de sus distintas comunidades. Sea cual sea la afiliación política o religiosa de la resistencia, el principal objetivo es la liberación de Iraq de las fuerzas de EEUU.

Samir Haddad y Mazin Qazi escribián en el semanario bagdadí Al-Zawra: «Las tendencias intelectuales de [la resistencia] son normalmente descritas como una mezcla de ideas islámicas y panarabistas que están de acuerdo en la necesidad de poner fin a la presencia de EEUU en Iraq. (…). Estos grupos tienen varios comunes denominadores, de los que los mas importantes quizás sean el objetivo de matar soldados estadounidenses, condenando el secuestro y asesinato de rehenes, el asesinato de policías iraquíes, y el respeto a las creencias de otras religiones».

De acuerdo con Molly Bingham, del Boston Globe, periodista y colega de la Universidad de Harvard, quien ha pasado algún tiempo con un grupo de guerrilleros de la resistencia en Iraq: «Encontré a sunníes y shiíes combatiendo juntos, mujeres y hombres, jóvenes y viejos. Encontré a gente de toda condición económica, social y educacional… El motivo original que impulsaba a casi todos los que entrevisté era de naturaleza nacionalista».

Periodismo ‘incrustrado’

El periodismo incrustrado es un evidente fuente de desinformación. Impulsa un falso optimismo sobre la presencia militar estadounidenses. Parece que los periodistas sólo están presentes cuando las tropas de EEUU se ponen en marcha, aunque los efectivos estadounidenses no se aventuran mucho por Iraq. Los corresponsales incrustrados cubrieron con valentía el asalto a Faluya por los marines norteamericanos el pasado noviembre, y lo describieron como una «éxito militar» de EEUU (Counter Punch, 16 de mayo 2005)

Otros defensores de la Ocupación son esos que se «opusieron» a la guerra, pero están a favor de la visión imperial de la «democracia» a la americana. El engañoso argumento empleado por los medios occidentales es que la ocupación conducirá a la «democracia» y ayudará a los iraquíes. Esta línea de razonamiento también es seguida por diferentes medios alternativos. En un reciente artículo en Alternet -quien asegura «proporcionar a los lectores hechos básicos y opiniones apasionadas»- el destacado editor de AlterNet, Lakshmi Chaudry escribe:

«No podemos simplemente dar la espalda al millón de iraquíes que carecen de las necesidades básicas como agua, electricidad, alimento o cuidados médicos… es inmoral para nosotros dejarlos morir en el fuego cruzado de una violenta [guerra] civil alimentado por extremistas que hemos creado… debemos forzar al presidente a que cumpla su promesa de llevar la democracia» (AlterNet, 8 de enero de 2005).

En otras palabras, los «progresistas» confían en la «misión mesiánica» de George Bush, «manteniendo el rumbo» en Iraq para «promover la democracia» y «prevenir» la guerra civil»; algo menos que esto «sería inmoral». Este embuste forma parte del propio paquete de mentiras de bush, que no sólo parece ser apoyado por las lumbreras de la derecha y los abogados pro-guerra, sino que también está en el discurso del movimiento liberal «antiguerra» de EEUU, quien apunta a los «insurgentes» como la principal fuente de la violencia en Iraq. La realidad es que la llamada «ocupación democrática» de EEUU no es sino un eufemismo para definir la ocupación y opresión imperialistas.

A modo de conclusión

El pueblo de Iraq se niega a vivir bajo la ocupación de EEUU y votó en contra de la presencia de EEUU en su país.

Los mass-media occidentales distorsionan lo que está ocurriendo en Iraq para así dar legitimidad a la agenda de Washington.

La mayoría de los iraquíes (alrededor del 98%) quieren que las fuerzas de EEUU abandonen su país, y el 92% de los iraquíes ven a los norteamericanos como ocupantes antes que como «liberadores».

Claramente, los periodistas y tertulianos occidentales han demostrado que carecen de una comprensión adecuada de la historia de Iraq y de la sociedad iraquí.

La mayoría de los informes que salen de Iraq lo hacen desde una perspectiva occidental, y muy pocas veces desde una perspectiva iraquí.

Les va a llevar a los occidentales un tiempo largo entender la situación en el Iraq de hoy, incluyendo la relación general entre Islam y política. Históricamente, Islam y política en Iraq y en otros muchos países han permanecido inseparables. «Por eso, la petición de separar religión y Estado en los países árabes es algo mas que una cuestión secularista; es abiertamente [opuesto al Islam]», escribió el académico francés Gilbert Achcar. Incluso Saddam Hussein identificó al Islam como parte de la batalla contra el Imperialismo.

El Islam de hoy día, sin embargo, es mayormente secular y se centra más en cuestiones sociales y políticas antes que religiosas.

Desgraciadamente, la linea común de los medios, tertulianos y políticos occidentales es siempre igual: una sólida incomprensión de la sociedad y política iraquíes. Tampoco mencionan el papel de las fuerzas de ocupación, de la CIA y del Mossad a la hora de orquestar la violencia que se está desarrollando contra el pueblo iraquí.

Las fuerzas de EEUU y sus aliados han asesinado sin necesidad a decenas de miles de iraquíes inocentes, Hombre, mujeres y nios iraquíes son encarcelados agredidos y torturados rutinariamente por las tropas estadounidenses en las investigaciones casa por casa, actos humillantes que ejecutan estas tropas.

Los incesantes ataques y bombardeos aéreos de las tropas de EEUU han destruido la infraestructura de Ira, las propiedades de la gente. El sistema de educación iraquí ha sido eliminado y los servicios de salud están al borde del colapso constantemente como resultado de la guerra y ocupación estadounidenses.

Para defender su país, el pueblo iraquí dispone del legítimo derecho de la resistencia, y de usar todas las formas de la misma frente a la guerra y la ocupación. Toda resistencia contra la actual agresión imperialista es legítima.

«La ley internacional garantiza que un pueblo que combate una ocupación ilegal disponga de todos los medios necesarios a su disposición para acabar con la misma, y los ocupados están autorizados a buscar y recibir apoyo».

Según escribo estas líneas, las fuerzas de EEUU están bombardeo a civiles iraquíes que se encuentran en sus casa. En la ciudad de Qaim, en el borde sirio, las tropas de EEUU llevan asediando la población desde hace muchos días. Los abusos incesantes de los soldados estadounidenses han provocado que la gente se enfrente a las tropas ocupantes. «Los guerrilleros simplemente es población local que se niega a ser tratado como perros», dice un vecino. «Nadie quiere aquí a los americanos», añade otro. Muchos civiles inocentes han sido asesinados y el centro de la ciudad ha sido «destruído casi por completo», incluyendo escuelas y el hospital de la ciudad. «[Los americanos] están empleando bombarderos, morteros y tanques para bombardear indiscriminadamente la ciudad, herir a los ciudadanos…bombardean las casas con aviones de guerra». Al igual que cuando la atrocidad de Faluya, el silencio de los medios occidentales es ensordecedor, mientras las ciudades y pueblos de Iraq son destruídos uno a uno.

Parece que la agenda común de los gobiernos occidentales liderados por EEUU y Gran Bretaña es recuperar el viejo colonialismo occidental revestido de la falsa retórica sobre «democracia» y «liberación». Al igual que sus gobiernos, los media occidentales invocan a la llamada «federación de Iraq», un eufemismo para dividir Iraq en colonias controladas por las potencias occidentales.

Una vez mas, los medios de comunicación han fracasod a la hora de informar sobre la política de limpieza étnica desarrollada por EEUU, ejecutada por grupos terroristas kurdos en el norte de Iraq, concretamente en la ciudad de Kirkuk. Miles de familias iraquíes (árabes y turcomanas», que llevaban vivendo desde hacía generaciones en la zona, han sido forzadas por las milicias armadas de los Peshmerga para que abandonen sus hogares y busquen refugio al sur. Hoy, la limpieza étnica de iraquíes comparable a la que se cometió contra el pueblo palestino en 1948 por el terrorismo sionista. El hecho de que comandos israelíes operen en el norte de Iraq entrenando a las milicias kurdas en el arte de la desposesión de tierras no es algo gratuito.

El sectarismo y las tensiones étnicas en Iraq «no son el producto de diferencias culturales. Son el producto de una historia de imperialismo y colonialismo en la región y en la política interior iraquí». «Esto sirve tanto para la tensión árabe-kurda como para la sunní-chií», escribe Rami el-Amin de la revista Left Turn (‘Giro a la izquierda’). La sociedad de Iraq es un mosaico. «No hay registros de guerra civil o luchas comunitarias en Iraq, y el grado de integración socioeconómica y unidad anímica en Iraq va más allá de las religiones o la etnia», afirma el doctor Sami Ramadani de la Universidad Metropolitana de Londres.

Los iraquíes están unidos frente a la ocupación. Si existe una división, esta «división, en realidad mas estecha en Iraq que en otras partes del mundo árabe, se empequeñece cada día cuando los iraquíes llegan a la conclusión de que su problema más inmediato es la ocupación», escribe el corresponsal del Washington Post, R. Chandrasekaran. Hace sólo dos años, los cristianos y musulmanes iraquíes vivían en armonía a pesar de sus diferencias religiosas y políticas. Si existe una división entre los iraquíes hoy en día, es que ha sido creada deliberadamente por la ocupación estadounidense.

La manifestación de 19 de abril de 2005 -más de 300.000 manifestantes sólo en Bagdad- fue la mayor de las últimas décadas, fue conjuntamente organizada por el movimiento de al-Sadr y la AUM, mostrando que todos los iraquíes están unidos contra la ocupación de EEUU y el terrorismo. Esta unidad contradice la percepción occidental que se tiene en occidente de los iraquíes en tanto sociedad dividida, y rechaza la política imperialista de los ocupantes del «divide y vencerás».

Tristemente, ni los medios «alternativos» ni los corporativos tienen el corage de George Galloway para enfrentarse a esa guerra injusta y decir la verdad acerca de Iraq y los crímenes cometidos contra el pueblo iraquí.

Como resultado de la desinformación de los mass media, mucha gente en Occidente, sobre todo los norteamericanos, continúan apoyando una guerra ilegal de «crímenes contra la humanidad» perpetrados en su nombre.

Los medios occidentales deberían seguir una ética de responsabildiad moral para con el pueblo iraquí, y proporcionar información precisa e imparcial al mundo exterior. En lugar de servir de agentes de propaganda para la potencia imperial y para esta guerra injusta contra el derecho del pueblo iraquí a la autodeterminación, los medios occidentales harían mejor en señalar a los gobiernos tras las coalición liderada por EEUU como responsables de este acto ilegal de agresión.

Todos aquellos que sean responsables de este crímen asesino contra el pueblo iraquí deberían hacer frente, junto con sus cómplices, a los cargos de crímenes de guerra, similares a los que generaron el tribunal de Nüremberg.

La única solución pacífica al caos en Iraq es la completa retirada de las tropas de EEUU.

Los iraquíes de a pie y los grupos de la resistencia iraquí continuarán resistiendo a la ocupación hasta que EEUU abandone Iraq. Por muy grande que sea la capacidad militar de EEUU, no se podrá eliminar el derecho del pueblo iraquí a alcanzar la soberanía y la independencia nacional.

Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb